Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ocho

ㅡQuiero hacerte un nido ㅡsus palabras rompieron la tranquilidad que estaban compartiendo.

ㅡ¿Qué... un ni- ㅡJennie pareció pensarlo por un momento, frunciendo el ceño en la penumbra. ㅡ... un nido? Pero Rosé, eso no se hace más, hace mucho tiempo ㅡrecordó, un poco divertida.

Rosé sonrió. Estiró el cuello, besando suave los labios de Jennie. Se separó a penas, para hablar desde ahí.

ㅡYa sé que no, omega ㅡdijo en un murmullo. Volvió a besar la nariz, cada párpado cerrado y su frente. ㅡPero quiero que tengas uno. Que tengan uno. Aquí, justo en la habitación. Será tu lugar, vas a poder anidar allí ㅡenumeró, bajando por la piel de la omega hasta la mandíbula, saboreando el gusto de su piel. Era el mal dulce, un néctar que le daba vida.

ㅡN-no sé cómo funcionan ㅡmurmuró, dejando que la alfa le llenara de caricias el cuerpo y le bese el alma. ㅡNunca vi uno, alfa ㅡcerró los ojos, cuando la mayor paso su mano por su pequeña pancita, que prácticamente no se notaba aún.

Estaban en la cama de Rosé. Acurrucadas una a la otra. La desazón que sintió a la mañana, cuando la madre de Rosé supo que estaba embarazada había quedado atrás, el malestar de estar ocultando, el miedo y la incertidumbre se fueron, cuando Rosé le aseguró que no le importaba y que quería ser su alfa, que quería cuidar de ambos.

Sentía perfectamente la palma de la alfa en su piel, cálida y segura.

ㅡVamos a comprar mantas ㅡmurmuró cerca de su oído. ㅡMuchas de ellas, las que tú quieras y más te gusten. Almohadones y cojines, cuánto más mejor. Lo voy a armar allí, justo en la esquina de la habitación, el lugar es muy grande y cabrá perfectamente. Va a ser suave, y mullida. Tiene que ser cómodo para ti, para el cachorro y ㅡse lamió los labios, antes de dejar un beso en la sien de la omega. Jennie flotaba entre nubes. ㅡSi... tú me dejas, también los puedo acompañar, si quieres. Normalmente los alfas la llenan de su aroma, para que los omegas se sientan tranquilos cuando estos no están. Es privado, y tú vas a decidir allí adentro. Va a ser tuyo. De nadie más. Ni siquiera mío.

Jennie se mordió el labio.

No creía lo que estaba escuchando.

ㅡ¿Cómo no voy a dejar que entres, alfa? ㅡPreguntó incrédula. ㅡEs lo más hermoso que me ofrecieron jamás. Tú... tú ¿lo marcaría con tu aroma al nido? ¿Para mí? ㅡLa duda instalada en su voz.

Rosé sonrió inconsciente.

Si. Por supuesto que lo haría.

ㅡSí... sí a ti te parece bien la idea, Jen ㅡmurmuró. Sus cuerpos eran cálidos juntos, bajo las frazadas. Jennie asintió rápido. Fuera, una tormenta de aguanieve se libraba paso. ㅡSé que esto es antaño, pero quiero hacerlo. Y también quiero hacerte un cortejo, omega ㅡJennie abrió la boca, grande, se le aguaron los ojos. ㅡQuiero que tú te sientas especial, te voy a comprar todo lo que quieras. Te voy a cocinar, y preparar cosas especiales. No tengo mucha idea, pero podemos inventar nuestro propio cortejo. ¿Te gustaría?

Jennie calló unos momentos.

ㅡSi, alfa ㅡmurmuró. Rosé se elevó con un codo, para ver el rostro de la rubia. La menor evitó su mirada.

ㅡ¿Estás bien, Jennie? ㅡPreguntó, preocupada. ㅡ¿Te sientes bien? ¿No te gusta la idea? Yo solo quería te-

ㅡNo, no, Rosé ㅡconsiguió decir. Las malditas hormonas otra vez jugando con ella. ㅡMe encanta. Me encanta la idea Rosé, es que nunca me imaginé que me... me harían sentir así, especial. Es una tontería, debe ser el embara-

Rosé la besó. Con ternura. Con suavidad. Saboreando lo salado de sus lágrimas.

ㅡSiempre voy a querer que te sientas especial, porque lo eres. La omega más especial de todas, la más hermosa y linda, la más buena. ㅡAseguró.

Su voz era un susurro, a Jennie le calaba hasta los huesos. Su voz le daba paz.

ㅡDetente, Rosé ㅡrogó, escondiendo su rostro en el cuello de la alfa. ㅡNo digas eso, me da vergüenza.

Rosé aspiró lo dulce de su aroma, y sonrió, pasándole una mano por la nuca con delicadeza.

ㅡHermosa omega, la más vergonzosa ㅡrio, cuando Jennie le dio un pequeño golpe en su hombro.

Apoyó su cabeza en el hombro de la mayor.

Batía sus largas pestañas, y le hacía cosquillas en la piel a la alfa. La estrecho más a su cuerpo.

Suspiró.

ㅡMañana es tu cumpleaños ㅡle recordó. Jennie asintió, aceptado de buen grado como le acariciaba la espalda. ㅡY yo no sé aún que regalarte ㅡadmitió apenada.

Quería darle todo, todo lo que la omega quisiera. Cualquier cosa, quería hacerla feliz, que no se sintiera mal por nada y que nada le faltara. Ni a ella, ni al cachorro.

Jamás.

ㅡN-no hace falta ningún regalo, nada más ㅡle dijo. ㅡYa suficiente haces con tenerme aquí, en tu casa y brindarme todo alfa. No puedo pedir más nada.

Rosé gruñó.

ㅡSí, sí que puedes Jen. Quiero darte algo, por favor omega ㅡsusurró casi al oído. Jennie siseó bajito, pero asintió. ㅡAsí me gusta, buena chica. Me habías dicho que te gustaba tocar piano cuando eras más chica. ¿No es así? ㅡConsultó.

Jennie murmuró algo que no logro oír, y luego asintió, con un pequeño dolor en el pecho. Punzante. Caliente, que le recorrió el esófago.

ㅡSi. Me gustaba mucho, pero dejé de tocar h-hace años ㅡsu voz se desinflaba a medida que hablaba. Recordar lo que había sido su niñez, y temprana adolescencia siempre era difícil. Y dolía. Sí que lo hacía, tal como el primer día que los había perdido para siempre.

Rosé lo percibió, en cómo su cuerpo temblaba. Se maldijo a sí misma por hacerle sentir mal a la omega.

Frotaba suave a la pequeña omega, y un rumor le nacía del pecho.

ㅡLo lamento ㅡse disculpó. Jennie evitó un sollozo. ㅡNo quise traerte malos recuerdos, Jen ㅡella negó, despacio.

ㅡMe hace bien recordar ㅡaceptó la omega. ㅡNo me deja olvidar que en algún momento fui otra persona. Otra distinta a la que soy ahora ㅡse encogió de hombros. ㅡQue tal vez, que quizás... una que fue feliz alguna vez.

Rosé se mordió las mejillas internas.

Le dolió. Profundo.

No quería decir algo que le hiera. No la quería hundir más en ese pensamiento.

ㅡEntiendo ㅡle dijo, suave. ㅡEs bueno recordar, pero no dejes que eso te consuma. ¿Si, omega? Y si necesitas hablar, siempre puedes contar conmigo, te voy a escuchar y jamás juzgar omega ㅡprometió, Jennie se limpió las lágrimas y murmuró un silencioso gracias. Rosé lo entendió. ㅡMañana también vamos a ir al médico, quiero saber que todo está bien, contigo y el cachorro.

ㅡSi, alfa ㅡsusurró. ㅡG-gracias. Por todo, no tengo como devolverte tanto.

Rosé sonrió, satisfecha.

ㅡSolo quiero que me dejes ser tu alfa. Tu compañera ㅡJennie sonrió, sus dientes brillaron a penas en la oscuridad. ㅡ¿Y sabes... qué te gustaría que fuera? El cachorro, digo.

Jennie se encogió de hombros.

ㅡSiempre quise un niño, pero me da igual. Lo único que espero es que esté bien ㅡdeseó. Era todo lo que su omega le pedía, que su cachorro estuviera a salvo. ㅡQue sea sano, y tenga una vida distinta a la mía. Quererlo no importa que costo sea, amarlo y que lo sepa. Siempre.

Rosé tenía la boca pastosa y los ojos llenos de agua. Tragó saliva y cuando vio que la voz iba a salir cortada, carraspeó.

ㅡAsí será. Así será Jen ㅡle besó el mullido cachete. ㅡYo voy a velar por ambos.

Rosé busco a tientas su mano, la delineó en la oscuridad. Llevó el dorso hasta sus labios y besó con delicadeza.

Se durmieron después de eso, sumidas en un silencio tranquilizador. Envueltas en el aroma de la otra, de su calor y compañía.

···

Jennie miraba con cara de asombro, y a la vez de horror, la pila inmensa de mantas, frazadas, colchas y cojines que Rosé estaba encargando al empleado del lugar.

Estaban en una tienda departamental, rodeadas de inmensos rodillos de telas por doquier. Pilones de ropas de camas de todos tamaños, de todos colores, tipos y texturas, para adultos y niños, con estampas y lisos, de temporadas y más.

La menor se sentía bucear en todo ese lugar, y Rosé le hizo elegir los que más le gustaran, lo terso y suave.

Uno azul con patitos grandes y pequeños le gustó mucho. Rosé pidió 5 de esos.

ㅡEs mucho, Rosé ㅡle susurró, cuando la rubia estuvo a su lado. El brazo protector de la alfa siempre está en su cintura. Rosé la miró, le besó la coronilla y sonrió.

ㅡNunca es suficiente, omega ㅡle dijo bajito. ㅡVamos a necesitar muchos, tiene que ser grande, y cómodo para ti y el cachorro, querrás estar ahí cuando crezca la panza, y después de tenerlo ㅡle comentó, mirando sus brillantes ojos. ㅡNo vas a querer salir ni que el bebé tampoco lo haga, va a ser hermoso. Cómodo. Te lo prometo.

Jennie tragó saliva. Asintió. Desvió la mirada.

ㅡGracias, alfa. Estoy segura de que va a ser hermoso ㅡconfesó, con un nudo en la garganta. Aceptó el suave beso que la alfa dejó en sien.

ㅡQuiero que estés bien, los dos ㅡvolvió a repetirle. ㅡEs lo único que me importa.

ㅡVamos a estar bien, y va a ser gracias a ti ㅡsusurró.

Rosé se había tomado ese día en el trabajo. Se lo comunicó a Wendy temprano, cuando todavía Jennie dormía tranquila entre las frazadas de su cama.

Se levantó tarde.

Se dio cuenta que Jennie últimamente dormía más, y solo lo tomó en cuenta después para saber, quería creer que era por el embarazo, pero le preguntaría al médico de todos modos.

Rosé se le había quedado mirando desde el marco de la puerta, varios minutos. Respirando lenta, pero profundamente, llenándose los pulmones. Una y otra vez, sin poder quitarle la vista de encima, y se imaginó... se imaginó por primera vez una casa grande, con Jennie embarazada de ella y varios niños corriendo por el lugar. Se vio llegando del trabajo, y alzando a sus cachorros y besando a su omega embarazada.

Se imaginó una familia, una hermosa y grande. Llena de amor, y ese pensamiento le calentó el cuerpo, el alma y el corazón. Una sonrisa se le había dibujado, cuando salió para preparar lo que sería el día junto a la omega.

ㅡ¿Puedo... ehm podemos llevar de eso? ㅡLa suave voz de Jennie la trajo a la realidad. Rosé la miró sin comprender al principio. ㅡEsos... esos almohadones verdes.

La alfa miró hacia donde indicaba la menor. Eran grandes, de color verde entretejidos con formas raras y diversas.

ㅡSi, por supuesto. Los que tú quieras, Jen, después de todo es tu cumpleaños omega ㅡJennie le sonrió tan bonito, que se grabaría su rostro en las pupilas.

Para cuando terminaron, Rosé encargó que se lo llevaran directo al penthouse. Era demasiado, según Jennie. A Rosé le parecía poco.

La omega se sentía apenada de que Rosé gastara todo ese dinero en ella, y en su pequeño bebé. Pero, la alfa tenía una mirada encantada, casi soñadora cuando Jennie elegía lo que le gusta o le llamaba la atención. A su alfa interna le hacía sentir orgullosa poder proveer para su omega.

Porque inevitablemente es su omega. No podría, ahora, negarlo y siente ese tirón en el pecho cada que la veo sonreír, dormir o simplemente comer.

Y comía bastante, Rosé se ocupó de comprar un desayuno casi monstruoso ese día por la mañana. Jennie al principio se negó, pero cuando olió la variedad sobre la mesa se le hizo agua la boca y se permitió probar de todo un poco, y más también.

Cargaron al auto de Rosé las cosas más pequeñas. La alfa insistió en que Jennie decorarse el interior de su casa, así había comprado muchas chucherías.

Jennie se inclinó por un par de jarrones, algunos cuadros de lugares que no conocía pero que se había quedado observando. Era muy pronto, pero Rosé le dijo que cuando supieran que todo estaba bien podrían empezar a comprar ropa para el cachorro y todo lo que hiciera falta, y a la omega se le llenaron de lágrimas los ojos.

Rosé la besó suave, la tranquilizo.

También eligieron cojines para el living, una alfombra nueva los pies de la cama, una lámpara de pie. Todo eso iba con ellas, directo al médico obstetra que iba a atenderla para verificar que todo estuviera en orden.

Rosé no se había olvidado del cumpleaños de Jennie, claro que no. Lo celebraron con un bonito pastel de muchos colores, y brindaron con bebida sin alcohol.

Pero la alfa había visto algo que le gustó, cuando estaban en la enorme tienda y sin que Jennie se diera cuenta, la rubia lo compró.

···

ㅡMuy bien, omega ㅡhabló la beta obstetra, Yoo Jeongyeon, que estaba atendiendo a la joven. ㅡQuiero que te acuestes en la camilla, por favor ㅡsu voz era clara y firme, pero a la vez dócil y amable.

Rosé había pedido expresamente que no fuera un alfa quien las atendiera, cuando llegaron a los consultorios del hospital. No quería que Jennie se sintiera invadida por un alfa desconocido, claro que era solamente eso. Nada tenía que ver con el gruñido que evitó al pesar que la pequeña omega sea atendida por uno. No eran celos, se repitió a sí misma.

Jennie miró a Rosé, estaba nerviosa. Le sudaban las manos y eso que hacía frío. La alfa le tendió la suya, y dejó que la apretara con fuerza, y ella le sonrió cálido.

ㅡTodo va a estar bien, omega ㅡle susurró al oído, y la menor cerró los ojos. ㅡNo te preocupes, el bebé va a estar bien ㅡla tranquilizó. Rosé veía el temor en sus ojos cristalinos. No necesito palabras para saber que tenía miedo.

ㅡSi, alfa ㅡRosé sonrió.

Caminaron hasta la camilla y la ayudo a acostarse encima.

La doctora se sentó del otro lado, antes corriendo el monitor delante de ambas para que pudieran ver.

En el ambiente ese respiraba olor a desinfectante.

ㅡMuy bien ㅡclamó la beta. ㅡPor esa pantalla, vas a poder ver lo que voy a ir señalando ㅡles comentó. Ambas asintieron, y se dedicaron una mirada. ㅡLisa, ¿puedes levantarle la ropa hasta casi el pecho, por favor? ㅡPidió amable.

Rosé lo hizo. Le subió la remera y el buzo hasta donde indicó la doctora. La campera estaba colgada en una silla al costado.

ㅡ¿Así, Dra? ㅡPreguntó, nerviosa la alfa. Ella sintió.

ㅡSi, te voy a colocar un gel, y va a estar muy frío, pero no pasa nada. ¿Sí? ㅡJennie tenía su vientre, casi nada, hinchado a la vista. Siseó cuando el gel tocó su piel, y un estremecimiento le recorrio el cuerpo. Rosé no le soltaba la mano. ㅡBien, empezamos. Respira tranquila, omega.

Jennie inspiró, cuando apoyó el aparato en su vientre. Instantáneamente, en la pantalla apareció la imagen. Borrosa, y oscura. Se movía todo, y no se entendía absolutamente nada.

Esperaron.

Silencio.

La doctora se movía y miraba con detenimiento, y Rosé sentía el corazón en la boca. Jennie ni ella quitaban la vista de ahí.

ㅡBien ㅡhabló por fin. ㅡ¿Ven allí? ㅡIndicó, con un cursor en la pantalla. Era a penas un puntito, con algo al rededor. ㅡEstá en perfecto estado ㅡRosé tragó saliva. ㅡEl tamaño es el adecuado, miren ㅡindicó algo que no entendieron. ㅡMide lo justo, y se ve todo normal. El corazón late fuerte y así tiene que ser ㅡmiró a ambas, cuando apretó un botón y el fuerte latido sonó en la habitación.

Rosé tenía los ojos brillosos, y Jennie tenía lágrimas en la mejilla.

ㅡ¿Saben de cuántos estás? ㅡPreguntó ella.

Jennie negó.

ㅡ¿D-de cuánto estoy? ㅡpreguntó, con voz trémula, atragantada en la garganta.

ㅡEstas de dos meses y medio ㅡdijo. Quitó la mano del vientre y apagó el visor. ㅡ¿Tienen alguna pregunta? ㅡConsultó, mientras le tendía un paño. Rosé lo tomó, con manos temblorosas.

ㅡ¿En serio está todo bien? ㅡpreguntó Rosé, todavía no entendiendo del todo. ㅡQuiero decir, está bien ㅡsentía la boca seca.

Jennie le seguía apretando la mano.

ㅡSí, si está todo perfecto ㅡella anotaba cosas en una ficha. La dejó sobre la mesa. ㅡSu omega y su cachorro están muy bien, de todos modos, vamos a quedar en una cita para dentro de dos semanas, para ver que todo siga en orden ㅡa Rosé se le detuvo el corazón con esas palabras. ㅡIgual, también, le voy a recetar unas vitaminas prenatales, porque estas un poco delgada ㅡdijo a la omega. La menor asintió, mientras la alfa le terminaba de limpiar el vientre. ㅡVas a tener bastante apetito. Necesito que te alimentes bien, y que duermas todo lo que necesites. Vas a estar cansada, y con sueño. Es totalmente normal ㅡmiró a ambas que no decían nada. Carraspeó. ㅡVoy a buscar unas muestras de vitaminas, y después les daré las recetas. Las dejo un momento solas.

Ella salió por la puerta. Se quedaron en silencio un instante, luego de que Jennie se bajara la ropa y se sentara en la camilla.

Rosé se quedó mirando el suelo, bajo los pies colgados de Jennie. Se agarró la cabeza, y se hizo más pequeña.

ㅡRosé ㅡdudó en hablar, tenía miedo de lo que pudiera oír. ㅡRosé... ¿Estás bien? ㅡPreguntó, todavía en su lugar. Rosé no contestó. ㅡSi... sí es mucho para ti, lo entiendo. Entiendo, en serio...

La alfa no dijo nada, pero negó la cabeza despacio.

Salió del escondite entre sus manos. Jennie vio que tenía una sonrisa húmeda. Se levantó y se acercó a la menor.

Jennie se quedó pasmada, cuando Rosé se pegó a su cuerpo y le besó con ternura el cuello. Sintió la humedad de la piel de la alfa, y al mismo tiempo la abrazó por la cintura.

Se quedaron en silencio unos momentos, y Rosé besaba chiquito su piel, escondida en el hombro de la omega.

Jennie la abrazó con fuerza, y se apoyó en ella.

ㅡGracias, gracias, gracias ㅡdejaba besos donde podía, y le acariciaba la piel de la espalda con ternura, bajo la ropa. ㅡGracias por dejarme compartir contigo, y por ser parte. Gracias omega, es hermoso ㅡla voz le salía entrecortada.

La omega sollozaba en silencio, y si oyó que Rosé hacía lo mismo... no dijo nada.

lamento la demora, es q me pase llorando mientras editaba el cap 🥹

gracias x leer y voten ♡.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro