diez
Rosé la miraba con dudas en los ojos, pero aun así había un destello de lujuria en ellos.
Las manos de la alfa instintivamente fueron a parar al vientre de Jennie, lo acarició con los pulgares.
ㅡEl... pero, el cachorro ㅡbalbuceó.
El peso de Jennie la estaba perdiendo, estaba haciendo que su cordura desapareciera.
Sentía su cercanía, y las ganas palpitando bajo su tacto. Jennie estaba ardiendo, y ella seguía el mismo camino.
ㅡNo va a suceder nada malo ㅡse había agachado, y susurrado contra sus labios. ㅡSé que nos vas a cuidar, a ambos. Por favor Rosé, necesito... te necesito más cerca, más. Más todo.
Cuidar.
Cachorro.
Jennie y cachorro.
Asintió.
Estaba perdida.
ㅡSi, si ㅡse apresuró a decir, sacándole la prenda para quedar con el torso desnudo. Buscó su cuello, oliendo. ㅡSi, los voy a cuidar. Cuidar al cachorro ㅡmurmuró, perdida.
Jennie rio.
ㅡSi Rosé, el cachorro ㅡle dijo. Rosé asintió. Seria. Le estaba tocando la espalda, toda su extensión, mientras Jennie empezaba un sutil movimiento de cadera.
Dentro de la habitación empezó a levantar temperatura.
Un gemido bajito, cuando la dureza de la alfa se hizo notar a través de la tela. Jennie jadeó, una corriente eléctrica le recorrió la columna vertebral.
Algo empieza a palpitar en su entrada, cuando siente a la alfa bajo suyo tocar su cuerpo, cuando su aroma de excitación está inundando el ambiente.
La desesperación empieza a hacer mella, y Rosé lo está sintiendo en todo su cuerpo. Quiere tomar y comer. Consumir por completo el cuerpo de Jennie, hacerla suya. Besarla y lamerla, que su nudo las dejes unidas por horas porque total es allí donde quiere estar.
Con un movimiento fluido y delicado, Rosé quedó encima de Jennie. Se miraron fijo unos segundos, y sonrieron sintiendo el mismo calor nacer en su estómago y consumirlas por completo.
La alfa delineó el cuerpo bajo suyo, y éste se retorcía con su toque cuidado. Su cintura, y su vientre a penas visible, su ombligo que empezaba a saltar. Su pecho, su piel, su mentón, sus pómulos y sus labios.
Los labios que sabían a un pedacito de cielo terrenal, y dónde quisiera ahogarse por siempre. La besó, suave en los labios, pero a la vez hambriento.
No podía tener suficiente de ella.
ㅡVamos a ir despacio. ¿Si, dulce omega? ㅡSusurró, quedándose cerca de los labios de la omega. ㅡCualquier cosa que sientas, cualquier dolor o molestia en cualquier momento me dices, y pararemos. Por favor, Jen ㅡrogó. Jennie veía como los ojos miel iban siendo consumidos por el negro, como la respiración iba siendo más densa y pesada.
ㅡSí, alfa. Si, si ㅡla quería más cerca. Más todo. ㅡPor favor, bésame más. Bésame ㅡRosé la besó, impetuosa.
Jennie sentía que se moría de sed, hasta que los labios carnosos de Rosé tocaron los suyos, de nuevo. Gruñidos y jadeos bajitos. Rosé empujó y ambos sexos rozaron, gimiendo con ganas.
Las sábanas estaban hechas jirones. Eran todo besos y manos tocando experimentalmente.
La entrada de la omega estaba empapada, como nunca antes lo había sentido. Estaba segura de que su ropa estaría mojada a ese punto.
Rosé la besaba tan bien, tan suave por momentos y desesperada por otro, oía el rumor del gruñido en su interior nacer desde el fondo de su garganta, y le hacía vibrar. No supo en qué momento estaban sin ropa porque en su mente era solo RoséRoséRosé y en la de la alfa JennieJennieJennie. No había más que la otra, la piel de la otra, los labios de la otra y el aroma de la otra.
Sintió, como los dedos de la alfa se empaparon con su lubricante cuando la rubia tocó su entrada. Rosé gruñó sobre su garganta y Jennie le dio más acceso, levantando las piernas y rodeando la cintura de la mayor.
Los tres dedos no eran suficientes. Se iba ahogar en necesidad. En calor, tan fuerte como el infierno y tan placentero como el cielo.
El interior de la omega era ardiente, y abrasador. Le succionaba sin ningún tipo de permiso y Rosé se sentía desfallecer en ese mismo momento. Era una delicia, el aroma y la piel de Jennie.
Su miembro le dolía, palpitaba en necesidad de tomarla.
La miró, cuando sacó sus dedos y oyó el dulce quejido que soltó. Se llevó los dedos a su boca, y Jennie gimió de anticipación cuando la vio lamerse uno por uno. Rosé gruñó de gusto.
Quería asegurarse de que estuviera bien preparada, ya que ella no era precisamente pequeña y lo que menos quería era hacerle daño. Es por eso que se tomó un poco más de tiempo en prepararla, por más que su miembro estuviera rojo y palpitante de anticipación.
ㅡVoy a entrar ㅡanunció después de unos minutos bebiendo los gemidos de la omega, luego de masturbarse con los restos cálidos del dulce lubricante de la menor. La entrada de Jennie estaba roja, y goteaba. Abrió más las piernas.
ㅡSi, sí, sí. Ya, ya por favor, alfa ㅡbalbuceó. ㅡNecesito, te necesito.
Rosé se alineó, y ejerció un poco de presión. Penetró apenas, y el ardor la envolvió.
Soltaron un gemido ronco, cuando sentían cómo se abría al paso del enorme y gran miembro de la alfa, y la rubia al ser devorada por completo.
Pelvis con pelvis estaban, sus respiraciones agitadas. Jennie se abrazó a la alfa por el cuello, respirando con fuerza y Rosé esperando a que la menor se adaptara a su tamaño.
Oía y sentía la respiración de la omega en su oído, mientras intentaba no aplastar el vientre de Jennie. Se mordió con fuerza los labios. Tenía el cuello de Jennie a plena disposición, solo faltaba hundir sus dientes ahí, y serían una por siempre.
Percibió que Jennie decía algo, pero no entendió hasta que ella misma empezó a moverse.
Fue lo mejor que ha sentido nunca en su vida.
Empezó a embestirla, con suavidad. Lento. Entrando y saliendo, y robando suspiros de la omega.
ㅡMás, alfa ㅡgimió.
Le besó el rostro, mientras empezaba a embestir más fuerte, perdida por las paredes de la omega comprimiendo perfectamente su miembro. Besó sus descoordinados labios, su mandíbula y detrás de su oreja.
Jennie jadeaba con fuerza. Arañaba su espalda y más le gustaba, que deje sus marcas, así como ella las dejaría en la omega.
ㅡAhí, alfa. Ahí, no pares no te detengas ㅡgimió, cuando dio justo en su punto más dulce.
ㅡJennie, por dios ㅡgimió la alfa.
Rosé se sostuvo por su cintura, y acomodó los pies en su hombro y la penetró más fuerte. Cada gemido era tener la gloria en las manos.
Se acomodó, con ambas manos sosteniendo el cuerpo de Jennie. Su interior era todo lo que alguna vez soñó. Su calor abrasante le quemaba. La piel como terciopelo. El sonido de los cuerpos chocando uno con el otro, la entrada de Jennie recibiendo todo lo que le estaba dando.
El miel y el marrón desaparecieron. El negro ocupada sus lugares, mientras la cama hacia ruido en cada movimiento. Las pieles hacían un sonido sordo, producto del choque y el sudor.
La habitación estaba colmada de gemidos, gruñidos, jadeos y palabras entrecortadas. De besos perdidos, de piel probada, de saliva. De rasguños.
Rosé miraba la expresión de la omega. Buscaba cualquier signo de malestar o dolor, pero la castaña solo tenía el rostro envuelto en sus cabellos despeinados y pareciendo que tocaba en cielo con las manos. Los labios entreabiertos, soltando suspiros bajitos, y por momentos altos. Pidiéndole más con la mirada.
Jennie tenía a la alfa encima suyo, y era todo lo que jamás había sido. Puro. Intenso. Cuidado.
Rosé la cuidaba. La miraba y sabía que le estaba preguntando en silencio si estaba bien, y mierda si no estaba. Jamás había estado mejor en toda su vida. Quería llorar.
Derramó un par de lágrimas de gozo. Rosé se lo secó con besos, sin dejar de penetrarla todo el tiempo, de tocarla y entrelazar sus dedos.
Sintió el principio de su nudo, y Jennie también pudo sentirlo.
ㅡ¿Quieres... quieres que te... anude? ㅡGemía ronco en medio de cada palabra. Nunca antes había anudado a un omega, ni siquiera en sus celos, y pensaba que quizás sería mucho para Jennie. ㅡJen ㅡla llamó. No aguantaba más.
ㅡ¡Sí! ㅡGimió. ㅡSi, si, alfa. Lo quiero por favor ㅡinstintivamente corrió su cuello en señal de sumisión.
Quería que la mordiera. Que la marque. Que la haga suya, sentía la necesidad avasallando en su interior, quemar como un río de lava.
Los caninos de Rosé crecieron, viendo semejante imagen. Jennie completamente rota debajo suyo, sudada. Con piel brillante llena de gotitas plateadas, y su glorioso cuello que la llamaba a ser mordido. A hundirse ahí, romper y lamer.
Su nudo les tomó por sorpresa a ambas, creciendo de repente. Rosé se inclinó y mordió a penas la clavícula de Jennie. La omega gritó de placer.
No puedo.
No está consciente.
Jennie sentía que se iba a romper. Que se iba a partir al medio. Rosé era inmensa, y su nudo gigante.
Se corrió, cuando sintió a la alfa derramarse dentro. Fuerte y cálido.
Su propio orgasmo la sorprendió. Nunca antes había tenido uno tan fuerte, y tan genial. Era algo increíble, magnifica. Único.
Rosé la besó, tan suave como siempre hasta que el nudo bajó, unos minutos después.
ㅡ¿Te encuentras bien, omega?
ㅡMejor que nunca, alfa.
Se quedaron dormidas luego de eso, plácidamente. Con el pecho de la alfa en su espalda y la sensación de un mundo nuevo y desconocido abriendo las puertas para ambas.
···
Todo a su alrededor era muy silencioso. Solo se oía el rumor de las respiraciones, y algún movimiento bajo las mantas.
El cóctel perfecto de calor mezclado de ambos cuerpos, la pesadez justa y la piel contra piel.
Era uno de esos silencios simples, sencillos. Armonioso. Entendedor. Lejos de toda incomodidad, era la perfección luego del pecado.
Rosé acariciaba con calma el cabello de Jennie, quién estaba prácticamente acostada sobre su pecho. Podía sentir su respiración en la piel, y toda la extensión de la omega justo a su lado. Pegada. Cómo si siguieran siendo una.
Plantó un beso en la esquina de su ojo, que en la oscuridad buscaba ser su frente. Jennie ronroneó, complacida.
Respiraron a compás, más que satisfechas. Con el pecho lleno de esa calidez que solo te brinda el hogar, y para ellas su hogar ya no era un lugar bajo algún techo, sino entre los brazos de la otra. Ahí habían hallado lo mejor, ese pedacito del mundo en dónde estaban aprendiendo a pertenecer, pero que sin duda ya no habría otro donde quisieran estar.
Sintió a Jennie pegarse más a su cuerpo, con más fuerza. De repente, como si quisiera asegurarse de que estaba todavía ahí, buscando su calor y cercanía.
Rosé sabía, que los omegas después de anudar por primera vez con sus alfas necesitaba toda la contención, la compañía y cercanía pues algunos podrían sentirse vulnerables, y querer el olor de sus alfas envolverlos por completo.
No pensaba irse por nada del mundo.
Sonríe, el pequeño vientre de Jennie le toca en la cadera y le encanta, ahora que ya pasó el momento, vuelve a sentir miedo de haberla lastimado. No podría perdonarse hacerle algo malo al cachorro, primero perdería la vida sin duda.
Y ese temor se intensifica, cuando oye un pequeño sollozo por parte de la omega y es entonces que se le cierra la garganta, y sus músculos se tensan, pero intenta no demostrarlo. Ahora no, debe saber qué le sucede a su hermosa chica.
ㅡ¿Jen? ㅡPregunta con cautela. Acaricia su espalda desnuda con delicadeza. En su piel, el rastro de sudor y su aroma más fuerte e intenso, como una fruta de estación perfectamente madura. ㅡ¿Estás bien? ¿Te duele algo? Omega ㅡla llama, con voz dulce y suave.
Jennie se restregó sus ojos aguados contra la piel pálida bajo su mejilla.
Sonrió húmedo.
ㅡEstoy bien, muy bien alfa ㅡmurmuró, asegurando nuevamente. Rosé la trajo más contra su cuerpo. Besó su coronilla, cerrando sus ojos. Aspirando su aroma. Deseaba con todas sus fuerzas que fuera cierto.
ㅡ¿Es... es porque...? ㅡCarraspeó, intuyendo. ㅡNo lo hice porque pensé que... sí, pensé que quizás estabas presa por tu instinto y yo noㅡ
ㅡNo, no ㅡla cortó suave. Elevó su cuerpo por encima y picoteo los labios de la alfa. Rosé se relajó. ㅡNo es por eso, Rosé. Está bien, tampoco estaba pensando demasiado.
ㅡPronto ㅡle prometió, besándola suave en los labios gruesos y dulces. ㅡSi a ti te parece, puede ser pronto Jen.
Asintió.
ㅡMe gustaría, me gustaría mucho alfa ㅡse sinceró. ㅡNunca he querido una marca. Siempre pensé que te hacía dependiente, y que uno deja de pensar por sí mismo, pero... ahora. contigo, es todo distinto. Raro. Pero un buen raro.
Rosé gruñó bajito, complacida.
ㅡ¿En serio querrías mi... mi marca? ㅡJennie asintió, con una sonrisa. ㅡSerá pronto, chiquita. Te lo prometo, yo sólo quiero que estés segura. De mí. De nosotras, y de qué nunca te voy a hacer daño.
ㅡLo sé, alfa. Sé eso desde que te conocí, y es grandioso no temer a nada cuando estás a mi lado ㅡRosé quería llorar ahí mismo. Se aguantó las lágrimas. ㅡPero no era por eso que... ya sabes ㅡsiguió. Y la sonrisa boba de la mayor cayó al abismo.
ㅡ¿Y entonces? ㅡSusurró. Jennie, lentamente, se separó de su cuerpo. Rosé sintió frío.
ㅡEs la primera vez que... ㅡgimoteó, y llegó hasta lo más profundo a la alfa. La joven se acostó boca arriba, mirando el techo. No hablo por unos minutos. Rosé se dio vuelta sobre su costado, y acarició delicadamente el seno de la menor, esperando. La oyó suspirar.
ㅡ¿La primera vez de que, omega? ㅡPreguntó con suavidad. Jennie desvió la mirada hacia abajo, ahí donde Rosé hacía formas sin sentido sobre su seno. Sentía cosquillas.
ㅡEs la primera vez ㅡrepitió. ㅡEs la primera vez que... que me siento bien después de... después de hacerlo, Rosé ㅡa Rosé se le escurrió el corazón entre los dedos. Calló. ㅡEs raro porque por primera vez en toda mi maldita vida, no soy yo la que debe dar placer al otro ㅡapretó sus labios, en una fuerte línea, cerró los ojos con fuerzas y los abrió, volviendo su mirada a los ojos más bellos que jamás vio. Paz y bondad. Intentó ahuyentar los fantasmas del pasado. ㅡPorque siempre... siempre fui yo. Quien se ocupaba de todo, y esta vez fue la primera vez que disfruté alfa ㅡse llevó una mano a la boca y sollozó.
Quiso, pero no pudo evitar pensar. Alfas grotesco, desconocidos. Usando y desechando su cuerpo frágil.
Rosé se apresuró a encarnarse encima de ella, con un deseo incontrolable de calmarla. De borrar esas huellas en su corazón, y colmar todo su ser con besos, y caricias, y hacer desaparecer todo lo malo. Sentía la imperiosa necesidad de lamerla, de susurrarle palabras, pero también de matar a todo aquel que abusó de una omega tan pura y pequeña como ella.
ㅡNo, no hermosa omega. Mi hermosa omega ㅡrogó, besando por encima de los dedos que cubrían su boca. ㅡNo llores, le hace mal a mi alfa verte así.
Estaba encima de ella, sin apoyar su peso en Jennie. Solo viéndola desde ahí y queriendo amarla como se merece.
Jennie hipó.
ㅡNadie n-nunca se ocupó de mí, como lo hiciste tú, alfa ㅡtrató de tranquilizar su voz. Rosé estaba histérica. ㅡNunca me sentí tan querida, ni amada como hoy. Antes, cuando trabaja en el Burdel ㅡrecordó, mientras la alfa olía su clavícula y dejaba suaves besos y ella acariciaba el cabello de la mayor. ㅡMe sentía sucia después de cada cliente. Me sentía asquerosa. Teníamos como un tiempo muerto entre cada cliente. Para asearnos, y estar listos para el próximo, y lo juro alfa, lo juro que ㅡRosé miraba los intensos orbes marrones. Dejó que hablara, exorcizar lo que tenía dentro, que lo escupiera. ㅡMe metía en la ducha, y me debía lavar el cuerpo entero, tres veces. Todas las vueltas, todos los días, por-porque sentía, sentía, su olor en mi piel y no me gustaba. Sentía sus aromas, impregnados en mi nariz y no se iban, alfa. Yo me lavaba una y otra vez, y no se iban. Seguían ahí, acechando.
Rosé era capaz de ofrecer su corazón en una bandeja. Sacarlo y darlo así, sin miramientos. No tenían aún un lazo, pero le dolía cada célula del cuerpo con lo que Jennie contaba, y hasta podía verla ahí. En ese lugar, y quería prender fuego todo.
ㅡSh, sh ㅡla calmaba, besando su mejilla. ㅡYa no estás más allí, ya no Jen. Estás bien, estás a salvó... conmigo.
ㅡY yo... y yo tenía que salir, después ㅡestaba como en un trance. ㅡHacer como si realmente me importara quien estaba ahí, esperándome. Tenía que aparecer fresca, como si nada hubiera pasado. Cómo si una parte de mi alma... como si una parte de ella no se escurría con cada lavado, y se perdía en el agua.
La rubia no podía. No podía contener las lágrimas. La tocaba por todos lados, todo el cuerpo. La besaba, y susurraba palabras con desesperación.
ㅡPero ㅡle oyó decir, luego de varios minutos. ㅡLlegaste tú, un día. Y cambió todo. No me tocaste, no pediste nada a cambio y por primera vez en la vida, pensé... que existían las buenas personas. Gracias. Gracias, Rosé, por rescatarme y regalarme tantas cosas ㅡsu voz había dejado de ser plana, y había emoción cargada en ella. ㅡY ahora no puedo... no pensar en no tener tu aroma. Es lo único que me tranquiliza. Tenerte a ti.
Jennie tenía una mezcla de emociones. Quería llorar, reír, salir corriendo. Quería morir y renacer en ese momento, porque estaba tan llena de sensaciones nuevas que la colmaban. Podía hacer todo eso junto.
Correr mientras llora y ríe. Porque es otra persona y porque Rosé la cambió.
ㅡNo, no me agradezcas ㅡpidió, con los labios pegados a los de Jennie. ㅡNo son regalos. Es todo lo que te mereces, es todo tuyo omega.
ㅡSi. Si es un regalo, porque me regalaste una vida nueva Rosé ㅡla sentía dormirse más con cada palabra.
Luego de eso, Jennie se tranquilizó y por consiguiente Rosé también. Le besó el cuerpo entero, y la envolvió en su aroma. La castaña olía tanto a ella que su alfa interior se sintió satisfecha.
Con poca fuerza, la tendió casi encima de su cuerpo y dejó que durmiera allí. Que durmieran así. Las tapó a ambas y dejó que la piel sea una y el calor las rodee por completo.
Durmieron, con sus cuerpos desnudos, pero también sus almas y corazones.
siempre chille con este cap 😭, imagínense como chille peor mientras la editaba.
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