Este recuerdo me inundó de lleno a altas horas de la madrugada, no me podía dormir asique decidí luego de mucho tiempo. Volver a escribir, este recuerdo va ligado al anterior, al por qué dije que mi hermano no siempre fue ese "hermano" que yo quería y necesitaba. Mi padre había dejado de golpearme, para ese entonces yo ya tenía 9 años, el abra dejado de hacerlo, pero alguien más tomó su lugar...

Mi rutina era levantarme tomar el té, ir a la escuela, volver a casa, comer y salir de nuevo ir a mis clases de inglés y volver a casa, esconderme de mi hermano. Si, debía esconderme. Últimamente trataba de evitarlo, aunque él siempre me encontraba.

Recuerdo un momento grabado en mi mente, volví de inglés y corrí para llegar a las escaleras y de ahí a mi cuarto. Sentía los pasos de mi hermano cerca, cerré la puerta con llave y trabe la ventana así el no pudiera entrar. Pero fue en vano, el término abriendo la puerta y se acercó a mí, yo me encontraba en un rincón de mi cuarto, abrazándome las piernas, empecé a llorar, sabía lo que me esperaba.

– ¡Deja de llorar maldita! – grito mi hermano mientras me agarra del pelo y me levanta. Me dio una bofetada demasiado fuerte. Eso provocó que siga llorando, dolía demasiado. – Ya me cansaste – susurro él. Me tiro al piso y me empezó a patear el estómago. Mis lágrimas seguían cayendo. No entendía el por qué, porque él debía ser así conmigo, se supone que los hermanos se cuidan, y se protegen en todo momento. Pero para mí mala suerte este no era mi caso. – Espero que aprendas que conmigo no podrás nunca, yo soy más grande. Me debes respeto. – Me dio una última patada y se fue. Me dejó ahí, tirada en el piso, llorando. Me levanté como pude y me arrastré hasta mi armario. Ahí tenía un botiquín de primeros auxilios, lo abrí y me limpie la sangre y heridas que tenía. Dolía demasiado, luego de terminar, me fui a acostar. Quería desaparecer. Ya no quería seguir aguantando todo esto. Es demasiado para mí, nada estaba bien en mi vida, mi familia es un desastre. Todos estamos tan dañados, tan jodidos, que sólo sabemos dañar a otros. No conocemos otra cosa.

Mi madre vino a verme, me tape con la frazada así no vea los golpes que tenía en las piernas y Me hice la dormida, sabía que venía a que vaya a comer. Pero hoy no quería, no tenía ánimos para verle la cara a mi hermano...