09| Recordando el pasado
Categoría: T
Nota: Tuve leves equivocaciones pero aquí las solucionaré: María => Marla. Sohette => Sonette.
Me llamo Lina. No he tenido una vida muy alegre desde que mi familia me hizo a un lado por su amor a la música. Mamá y papá nunca habían planeado tener un hijo... ¿Cómo sé esto? Fácil, ellos me lo dijeron.
Solo fui una carga para ellos en el resto de su supuesto escalada hasta la cima de la fama. Algo que creo que nunca sucedió, ya que desde el momento en el que me dejaron en medio de la carretera, supe que quedé a mi suerte, y no he oído hablar más de ellos.
Mis padres eran del tipo de personas que no les importaba ni un poco el bienestar de su propia hija sino el suyo. Mamá bebía constantemente y papá siempre se metía en problemas cuando debía. La razón por la cuál mis padres cuidaron de mí por un tiempo, si se puede llamar así, fue porque mis abuelos se negaron a seguir haciéndose cargo de mí a los tres años de edad. Los próximos cuatro años eran viajes agotadores de bar en bar. Cuando llegamos a Detroit, a mis padres les pareció buena idea dejar las deudas a mi cargo, sirviendo de sirvienta o niñera a una corta edad donde incluso, otras personas me agredían por no ser de mucha ayuda.
Cerca de la carretera para ir en dirección a Reed City, mis padres se hartaron de mí. Para ellos no era más que una boca más que alimentar y un cuerpo que cuidar sin ganar nada a cambio.
El resto del camino sólo pude llorar al ver el auto alejarse, esperé a que esto solo fuera un sueño, una pesadilla de la que estaba segura que iba a despertar. Pero las horas pasaron y la luna llegó para iluminar mi camino en un sendero baldío. Luego de horas de caminar y aceptar que ya no iba a ver a mis padres nunca más, llegue a cierta ciudad, esperando poder conseguir ayuda para reunirme con mis padres sólo encontré gente mala que ni la palabra me dirigían. Seguro fue por mi aspecto todo sucio y maloliente por vivir en un auto por varios años. Olía a alcohol y a algo más, al parecer mis papás se drogaban también.
Me sentía fuera de lugar, sentía que muy pronto moriría de frío en las noches sin un lugar donde dormir. Pero cuando pensé en lo peor. Una niña me ofreció $100 dólares de la nada. ¿Sintió pena por mí? No lo sé, al menos pude sobrevivir por algún tiempo con ese dinero, hasta que por fin me encontré con Lyra quien me ayudo mucho.
[...] Antes de quedar en el estado deplorable en el que Lincoln nos sacó a todas nosotras, yo, Leia Smith, vivía junto a mi padre en una mansión en Chicago. Eran pocas las que habían ahí. Vivía muy feliz con mi padre, pero eso solo era un año antes de cumplir seis. Luego de que mi papá me dejó al cuidado de las sirvientas del lugar, una en especial, me cuidaba como si fuera su hija. No negué que en verdad me gustaba pasar tiempo con ella, pero extrañaba a papá, siempre en juntas de trabajo o viajes de negocios. Las sirvientas no podían jugar conmigo todo el tiempo ya que tenían tareas que hacer, y en una enorme mansión como esta, el silencio se volvía muy molesto.
Las semanas pasaron y papá volvió a casa, un poco cansado se lanzó en la cama así que lo deje en paz. Llegué a su habitación horas después para poder saludarlo, pero... lo oí hablar con una de las criadas, era Milena. Pude escuchar como mi padre la regañaba por acercarse mucho a mí, que fue un error de él el haber dejado a Milena embarazada. Mi papá solo me cuidó por que era su única hija, a pesar de que mintió al decir que mamá era una mujer prestigiosa que abandonó la casa para buscar su propio camino ocultando la verdad de mi verdadera madre. Esa noche me retiré de la puerta cuando Milena intentó reclamar su derecho de estar cerca de mí. Sólo escuché gritos en aquella habitación.
Al día siguiente planeaba ir a hablar con mi papá y Milena. Por desgracia... había mucha gente dentro de la casa esa mañana. Médicos, policías y bomberos, todos reunidos en el centro del salón. Cuando un bombero extendió la escalera hasta el techo del lugar, la pude ver...
Pude ver a Milena colgada de una soga desde el candelabro.
Mi cerebro y mi cuerpo no pudieron resistir lo que mis ojos estaban viendo. Sin pensar nada más, corrí hasta la habitación de papá para hablar con él. Pero cuando lo intenté, solo recibí una respuesta ambigua, "Es una pena lo de esa sirvienta. Queriendo manchar el nombre de nuestra familia." Ahí entendí que fue culpa de papá que pasara todo esto. Ni todo el dinero del mundo traería a mi madre de vuelta.
Con furia y asco cerré la puerta enfrente mío. Tomé todo el dinero que tenía guardado y un poco del escondite de papá. No sabía lo que estaba haciendo, pero sentía que debía hacerlo. Si papá hizo que mi madre se suicidara por una diferencia de clase, entonces qué me haría a mí, a mí que soy hija de esa mujer. Cuando una sirvienta se percató de mis intenciones de salir de la mansión sin permiso de mi padre, me sentí atrapada, cerré lo ojos esperando que llamara a mi padre... pero... ella me dio una carta, sorprendida la tomé y ella me dio el paso libre. La carta era... era de mi madre.
Me explicó lo tanto que me amaba, y la razón del porqué tuvo que irse de mi vida, que si ella no moría, la que no estaría viva sería yo. Ya decidida tomé valor para irme de lejos de aquí, muy lejos de aquí.
Las primeras semanas fueron difícil de pasar, ya que no estaba acostumbrada a esta vida de independencia. Tenía mucho dinero pero debía saber manejarlo, preferí tomar un bus que me llevará hasta otro lugar, ya que al parecer encontré folletos míos de se busca. Debía ser papá. Pero no me importaba más, me quitó una parte de mi vida, que no sé si podré recuperar.
Llegué a una ciudad algo mediana, lucía más como un pueblo en comparación a donde solía vivir. Allí la vi, sin saber que más adelante nos llevaríamos tan bien como si fuéramos hermanas de verdad, le ofrecí cien dólares a aquella niña albina, parecía que los necesitaba más que yo. No pude ofrecerle más por que no sabía cuánto era mucho o poco para personas que tuvieron mi estilo de vida. Pero al menos mi acto de bondad fue recompensado meses después cuando ya no tenía a donde ir y ni dinero que gastar.
Lyra, Lina, Laika, Hiromi y Sonette la recibieron con gusto a pesar de estar en las mismas condiciones que ella.
[...] Soy Lyra Green, mi hermano menor se llama Tom, y mi papá y mamá son Paul Green y Kayle Green. Extraño a mi hermano desde que nuestros padres se separaron, yo me fui con papá y mi mamá se encargó del pequeño Tom.
Vivía con mi padre en Holland. En una casa muy pequeña que para solo dos personas era más que acogedora. Mamá y papá se dejaron por que mi mamá descubrió que papá la engañaba con una mujer mucho más joven que ella. Celosa, una noche discutió con papá, y mi hermano y yo no pudimos dormir esa noche. Al día siguiente la noticia de su ceparamiento nos golpeó como un balde con agua congelada. Les pedí por favor, que no lo hicieran... pero al cabo de unas horas papá ya tomaba sus maletas sin antes pedir que también yo lo hiciera. Antes de ir a Holland, vivíamos cerca de Greenville donde papá y mamá nacieron y se conocieron. Era un pueblo acogedor, pude llevarme bien con los niños de mi edad, en especial con una niña llamada Hiromi. Lamenté mucho no poder decirle adiós a mis amigos.
Holland era un ciudad concurrida, papá ya tenía una casa si alguna vez ya no podía vivir más en Greenville, y así pasó. Día a día fue labores del hogar mientras papá trabajaba y llegaba tarde en la noche oliendo a alcohol, y cuando revisaba sus cosas, solo encontraba tarjetas del burdel más cercano. Todo eso estaba en mis límites, nada me decía que esto era una mala vida, hasta que... papá intentó abusar de mí al no tener dinero para gastar en los burdeles.
Pude escaparme de él al tomar un florero y golpearlo con dicho objeto dejando a papá tumbado en el suelo. No supe si despertó o en realidad lo maté... tampoco quiero saberlo de todas formas. Con miedo busqué más ropa, mi papá había rasgado la que llevaba puesta. Sabía que si me mantenía aquí no solo esto podía volverse a repetir, sino que llegaría a peores.
No me acuerdo como fue que logré llegar a Royal Woods sin dificultades, después de todo, estaba muy lejos de Holland. Casi podría decir, que esta ciudad o pueblo se sentía el centro de Michigan, algo me lo decía, me decía que este era el lugar donde debía estar, pero simplemente era tener fe en ese sentimiento.
Sin hogar, comida, ni dinero, me tocó que buscar entre la basura hasta que un milagro sucediese.
Extrañó a Tom, a mamá... y a papá, a pesar de todo lo que ha hecho sigue siendo mi papá. Justo pensaba en rendirme cuando una niña de cabello blanco apareció al frente de mí, veía en sus ojos un reflejo de mi misma y creo que ella también veía su propio reflejo.
[...] El padre de Lyra se había acostado con la viuda de mi madre. Desde la muerte de mi padre no me gusta que me llamen Hiro, así me llamaba mi papá. Incluso con Lyra, solo le permití llamarme Hiromi. Vivía en Greenville, a unas cuantas calles de la casa de Lyra.
Aún me acuerdo, fue en una noche de julio, mamá había dejado pasar a un invitado a altas horas de la noche... pero, no sabía que desde ese día se tacharía a mamá de una ramera. Según los rumores que escuché del vecindario, el papá y la mamá de Lyra se habían separado, su mamá se quedó con el hermano de Lyra y su papá se fue de Greenville con Lyra.
Resultó ser que el invitado de mamá en aquella noche, era el padre de Lyra. No sabía con quien estar más decepcionado, si de mi madre, o de la clase de hombre que engaña a su esposa.
Los siguientes días, hombre tras hombre solo venían a la casa a molestar mamá, diciendo cosas como: ¿Cuánto cobra o, debo estar casado para que me de el servicio gratis? Mamá se había cansado de esas molestas acusaciones. Yo aún creo que mamá no hizo nada malo, esa noche solo escuche a mamá hablar en la sala con aquel hombre, según mi sentido de lo correcto, nada más pasó.
No tuvimos más opción que mudarnos a un pueblo no tan cercana... Royal Woods, así decía el cartel después de bajarnos del bus. Pensé que por fin comenzaríamos de nuevo, pero, la vida es cruel.
Un hombre nos había seguido desde Greenville, aparentemente se obsesionó con mamá, hasta el extremo de amenazar a mamá con dispararme si no le obedecía... Y lo peor pasó, no supe que pasó en aquella habitación, solo pude escuchar a mi mamá gritar: "¡Corre!". Mis piernas no me respondían, mis oídos escuchaban un zumbido hasta escuchar un estruendo que despertó todos mis sentidos y me hizo correr hasta quedarme sin aliento.
¿Dónde estaba? No me acuerdo, pensé que viviría felizmente con mi mamá en otra casa, pero... no estaba preparada para valerme por mí misma.
Aguanté hambre por tres días, creo que el cuarto día sería mi fin... o al menos eso esperaba, pero la vida quería seguir conmigo. Lyra me extendió la mano al verme tumbada en el suelo, me sorprendí al verla por aquí, me hizo tan feliz volverla a ver. Lloré en su hombro, al despejar mis dudas y llenar mi estómago con un poco de comida que llevaba Lyra, llegamos hasta cierta casa abandonada, hay supe que no fui la única en sufrir un golpe en la vida.
[...] Mi nombre es Lacy... eso es lo que me dijeron mis abuelos. Mis padres me dejaron a su cuidado cuando tan solo era una bebé, nunca los conocí y mis abuelos no mencionaron nada sobre mamá y papá.
Mis días eran de los más tranquilos, leía libros con mi abuela, y ayudaba en la tienda del abuelo los fines de semana. Ingresé a la escuela primaria de Elkhart, me entretuve con los deportes. Las tardes jugaba con mis amigos, y luego ayudaba en casa.
Mis abuelos tenían 64 años, más los seis años en los que se hicieron cargo de mí. Comparados conmigo, estaban muy débiles para seguir cuidando de su nieta ellos solos. Tenía esperanzas que muy pronto mis padres vendrían por mí y los abuelos al fin descansarían. Pero su descanso vino más rápido de lo que esperé. Mamá y papá nunca volvieron, aunque quisiera verlos incluso por unos segundos... los abuelos y yo, nos íbamos de viaje hasta otra ciudad cerca del bosque.
Royal Woods, así se llama la ciudad, la casa estaba un poco deteriorada, pero era suficiente como para cinco personas adultas. La razón del viaje era buscar a mis padres. La casa a la que llegamos resultó ser el lugar de mi nacimiento, al parecer, mamá y papá no eran las personas adecuadas para hacerse cargo de un bebé, mucho menos cuidarlo.
Los días pasaron y pude conocer nuevos amigos... amigos que no tenían una familia a la cual acudir. Mi abuelo les permitió pasar algunas noches en la casa, aunque era poco, era lo menos que podíamos hacer. Pero nunca entenderemos el mundo de los adultos, y enseguida supuestos vibradores vinieron a sacarle dinero a mi abuelo, y con mi abuela enferma, no era nuestra mejor situación... pero el tiempo se llevó todo lo que me quedaba en la vida.
Por suerte tenía amigas, hombros en los que podía descansar y abrazos que nos mantenían calientes en las noches más frías.
[...] Hola, Lincoln nos explicó como hablar con ustedes y bueno... me llamó Lupa Deep, o bueno, no me gusta usar mi apellido.
Comenzando desde el principio, lo que puedo recordar en mi vida fue haber terminado como un vagabundo junto con otras personas. Pero antes de que Lincoln nos sacara de eso y de haber conocido a Lina y a las demás, yo no era lo que uno consideraría normal.
Mi familia era conocida en Cleveland, no por ser unos buenos vecinos, más bien... éramos como la hierva mala del jardín. Deep, un apellido que solo traía temor. Desde luego que me tocó que contarle a Lincoln sobre mi pasado, como el resto de nosotras.
Resultó ser, que mi familia no anduvo en buenos negocios, sí, hubo muchos problemas en mi infancia, nadie quería acercarse a mí porque temían que mis padres les hiciera algo a sus familias. Es algo exagerado, pero reconsiderándolo, por algo están en la cárcel. Los amigos de mis padres cuidaron de mi por un tiempo, pero eventualmente también fueron capturados.
No creo en la suerte o en los milagros, pero no consideraría abandonar alguien a su suerte como última opción para escapar. Soy la próxima en heredar el negocio de mi familia, aunque todavía no sé muy bien en que estoy metida, aseguraron mi seguridad por bastante tiempo. Ellos vendrán por mí cuando tenga la edad en la que pueda manejar un negocio en el mercado negro, o eso creo yo.
Si sobrevivo soy apta, y si muero por frío o falta de alimento solo buscarían a alguien más, ¿no? Así son ese tipo de personas. Bueno... al menos mis amigas si logran comprenderme, llegamos a ser tan unidas que ya nos avergonzaba contar nuestras historias de como terminamos en una casa que se caía a pedazos, hasta un basurero lleno de drogadictos.
Pero de lo que estoy agradecida, es que gracias a nuestras miserables vidas hasta ahora, pudimos conocerlo a él y a sus mascotas. Jeje, unas de nosotras sentimos ese calor amigable de confianza que solo la familia logra dar. A pesar de ser unas totales desconocidas para él, a llevado su cuerpo a sus límites cuidando y preocupándose por nuestro bienestar.
Si... si en verdad existe Dios... y esto fue obra de él... bueno, me cuesta decir esto pero... g... gra... gracias.
[...] Me llamo Marla, como Lacy, me gusta hacer deportes, desde que tengo memoria siempre he estado jugando en campos de fútbol o baloncesto con niños del vecindario.
No tengo ni idea de porqué mi familia pasó de tener una buena vida a una mala. Aunque haya escuchado la respuesta, actuó como si nunca la hubiera oído.
Es mi culpa, que los gastos aumentarán, fue mi culpa... que su tiempo fue acortado, las horas de trabajo aumentaron, su estrés aumentó, todo lo malo que sucedió en sus vidas fue culpa mía... eso es lo que mamá dijo una noche cuando bebía con papá.
Y realmente nunca lo entendí, mis padres llegaban cansados a casa, pero no los molestaba, para no ser una molestia para ellos, prefería salir a jugar y dejarlos descansar. Sin hacer nada malo, seguía siendo yo el problema. Pero no me deprimí por eso, sé que no soy la única que sufre, y mucho menos teniendo amigos que me apoyan.
Un día en Reed City se formó un equipo de fútbol, me uní de inmediato, los meses de práctica comenzaron y muy pronto también los partidos. Con esfuerzo llegamos al campeonato regional. Me adentré más al deporte, soy un fan de Lynn Loud, una de las mejores deportistas de Michigan y ahora incluso representa a los Estados Unidos en los juegos Olímpicos, y nada más me hizo feliz que saber que llevaríamos a cabo la final, el equipo Reed Fox de Reed City contra The Piranhas de Toledo, en la ciudad de Royal Woods, donde nació y creció la gran deportista Lynn Loud.
Mis expectativas decían que iba a ser un gran día... y una mierda para lo que terminó siendo.
Perdimos el partido, la lluvia causó que se acortara el tiempo de juego del partido. No tuvimos oportunidad para retomar el juego que íbamos perdiendo. Y lo peor... solo es algo que yo creo, es que mis papás ya planeaban abandonarme aquí. Se suponía que debía irme con el equipo, pero ¡sorpresa! El autobús no estaba, fui a buscar a mis padres que me habían acompañado, y... ¡sorpresa! Tampoco estaba su auto.
No voy a actuar como una chica fuerte, ahora estoy viviendo con mis amigos y un hombre muy apuesto y no le voy a mostrar mi lado débil pero, cuando me sentí solo, sin opciones, con nada que hacer, lloré junto a la lluvia por horas. Era la peor lluvia en la que he estado debajo, siempre me divertía bajo la lluvia, y en ese día, solo me acompañó en mi desahogo.
[...] Mi nombre es Reina, crucé la frontera con otros mexicanos, pero la seguridad estaba muy fuerte esos días, la mayoría de nosotros fueron capturados por la policía fronteriza. Vikki y yo nos refugiamos entre los arbustos durante la conmoción.
Qué tal, soy Vikki, y aunque no sea mexicana de nacimiento, crecí junto a Reina en la ciudad de Juárez. No conocemos cómo son los problemas en cada parte del país, y mucho menos sabemos de los problemas en otros países, hablan del sueño americano y todo eso.
Vikki y yo tomamos la decisión de ir y cruzar la frontera con otras personas que también lo querían hacer. Sentimos la adrenalina al ser perseguidas por los policías.
Pero en realidad era muy divertido. No me acuerdo muy bien en cuantos trenes o camiones nos colamos, o las veces que hice que Reina hiciera una distracción al gerente de varias tiendas para poder sobrevivir.
Una cosa llevó a la otra, Vikki no le gustaba hacer eso, menos yo. Robar solo fue nuestra última opción al no poder conseguir dinero antes de llegar aquí. Los viajes en tren eran los más peligrosos pero nos manteníamos lejos de los oficiales del Estado. En cambio, en camión, si nos tocaba suerte, viajamos por ciudades diferentes sin costo, en otras, nos toca caminar o acostarnos con un señor gordo.
El sueño americano solo era eso, un sueño. Las personas que en verdad perseveraban conseguían lograr. No soy aguafiestas, pero ese sueño americano solo es publicidad para que vengan a vivir en E.E.U.U y gasten su dinero haya. Lo único bueno que nos pasó a Reina y a mí, fue conocerlas a ellas, quienes han sufrido incluso más que yo o ella, pero que supieron seguir con sus vidas a pesar de no tener nada por lo que vivir. Miran hacia atrás, y como las cosas están ahora. Solo diera que estoy muy bien con la vida que tengo ahora.
Y no solo eso, Vikki en realidad está muy feliz, luego de que Lincoln llegara a nosotras como un ángel guardián, nuestra visión de las personas ha ido cambiando. Yo estoy muy agradecida y feliz.
[...] Mi nombre es Liena, fui ayudante en una guardería cuando solo tenía siete años, solo duré dos años más ayudando en la guardería de South Bend.
A pocas calles de la guardería, quedaba el orfanato donde crecí y aprendí todo lo que hoy sé. Me llevo bien con los niños, pero por alguna razón, a los adultos les molestaba mi presencia, sus caras de asco al verme jugar con sus hijos decía mucho de lo que pensaban de una niña de ocho años sin padres o estudios. Pero no me preocupo de eso, tenía como compañía a Lani, una niña de cinco años del orfanato. La encontré vagando afuera del lugar, y cuando pregunté por qué no la habían dejado entrar solo me mencionaron un montón de normas y reglas que no entendí, pero insistí tanto que dejaron que se quedara conmigo.
El odio de los adultos hacia mi persona solo aumentaban. Lani me dijo una vez que eso se debía a que estaban celosos de mi apariencia, no le presté atención, no hasta el momento que una señora tomó mi cabello y logró cortar gran parte con unas tijeras. Gracias al cielo hoy en día vuelvo a tener mi cabello como antes, y Lani sigue al lado mío como si fuera mi hermana menor.
El orfanato de South Bend cerró, y aún no habíamos sido adoptadas por una familia, me tocó que ser la familia de Lani, y hasta ahora lo sigo siendo pero con más integrantes de lo que me esperaba.
Dormíamos en unos de los salones de la guardería cuando esta cerraba en la noche. Tenía una copia de la llave de la entrada y de unos salones. Conseguí refugio durante la noche, pero no conseguí comida. Los días de volvían más pesados sin energía, lo poco que teníamos eran las sobras que dejaban los niños del lugar.
¡Hola, soy Lani...! Ahora yo contaré lo que nos pasó desde aquí. Las personas de la guardería descubrieron que usábamos los salones como dormitorios, eso no les gustó mucho viniendo de Liena. Le prohibieron seguir irrumpiendo en la guardería de noche, pero ahora le pagaban por ayudar, solucionó la cuestión de la comida pero sin poder refugiarnos de la noche, quedamos en la misma situación.
Liena es muy bonita, su mamá tuvo que ser una modelo de seguro, pero la belleza en una niña solo traía desgracia. Muchos celos en los adultos y chicos de su edad iban tras ella. No mencionó nada de las chicas por que eran una escoria como para gastar mi aliento en ellas.
Cuando descubrieron lo que hacía Liena, vandalizaron la guardería. ¡Y adivinen qué! Esos estúpidos adultos no escucharon nada de lo que Liena les decía, su mejor respuesta fue decir que ella mentía, y que esto lo provocó ella por resentimiento... resentimiento a qué, imbéciles.
Un chico nos ayudó, nos dejo dormir en su auto, era mayor que Liena por unos cuatro o cinco años, pero tenía un auto propio, no le preguntamos si era robado o no. Aceptamos su consideración, teníamos que viajar con él por distintos lugares de Michigan, era una mala persona pero sólo por necesidad. Robaba en las gasolineras para gastar en otras gasolineras. Liena no le gustaba este estilo de vida pero era la única manera de mantenernos con esperanzas de que algo nos sacaría de esta situación.
Nuestras sospechas dieron en el clavo cuando la Policía le quitó el auto a Robert. Liena y yo estábamos comprando suministros, vimos como se llevaban el auto y a Robert con ellos. Con comida para una semana, algunas frutas, refrescos, Liena y yo supimos administrarla por unas semanas más. Semanas que pasamos con miedo, y en soledad. Y incluso con ese pensamiento, conocimos a más personas que ahora consideramos parte de nuestra familia.
[...] Hace once años me alejé de casa, mis tíos Miller trabajan en la exportación de menores para venderlos como alimento para los viejos más adinerados. Si supieran que les conté esto a Lincoln, seguramente me matarían y luego a él. Pero solo le conté a mis amigas en un principio.
Mis tíos me dieron el nombre de Laika Miller. Fui secuestrada por ellos, pero por lástima de uno de los jefes, me cuidaron como si fuera parte de su familia. No voy a negar mi desprecio por haberme apartado de mi familia. Mis tíos, así querían ellos que los llamara, viajaban secuestrando niños de familias endeudadas, aunque me quisieron explicar que lo que ellos hacían era un tipo de advertencia, muy en el fondo, sabía que estábamos haciendo mal.
Los años pasaron, y mi tío recibió el nuevo "objetivo" que debían buscar, una tal Lily, creo que ese era el nombre.
Como sea, pasamos por países de un frío mortal, a países muy calurosos. Al parecer la tal Lily salía de Michigan y llegó a Hollywood, mis tíos no tuvieron la oportunidad de completar su trabajo a tiempo.
Mientras hablaba de ello, noté el rostro de Lincoln, expresaba sorpresa y miedo. Me permitió seguir contando y él se quedó en silencio.
A mis tíos los llamaron de vuelta a casa, y con una mirada de tristeza uno de ellos me dijo que no podía ir, que iba ser su última vez juntos. Me dieron un abrazo como si se estuvieran despidiendo para siempre, acaso ya sabían lo que le iban a ser cuando volvieran a casa... No lo sé, pero espero que estén bien.
Ellos me abandonaron para no tener el mismo destino que ellos, y eso es la muerte. Me dejaron dinero, mucho dinero para un año entero. Pero no duro como se esperaba que debía hacerlo, después de todo, las buenas acciones siempre son recompensadas. Ayudar a mis amigas, nos mantuvo hasta que nos topamos con Lincoln.
[...] Esto es v-vergonzoso... me llamo Loan Bull... ¡No puedo hacer esto...! Eh, ¿q-qué sucede Betty? E-Está bien... igual que las demás, también tengo una historia que contar.
Vivía en Gladwin, de pequeña sufrí un accidente que me provocó amnesia, en unos períodos de tiempo olvidaba donde estaba o quién era yo. Gracias a una libreta que mantenía conmigo, recordaba varias cosas, como que cuando sea un poco mayor, ya no padecería de esta amnesia momentánea.
P-Por desgracia, una noche habría despertado desorientada y asustada... por q-que cuando entre en sí, estaba muy lejos de casa. No sé cómo pude caminar tanto, mucho menos sabía cómo volver. Andaba en pijamas en esos momentos. Vi el sol salir muchas veces y la luna ocupar su lugar cada que el sol se ocultaba. Sin saber que hacer, y el miedo de volver a caminar y alejarme más de casa, p-preferí quedarme donde e-estaba.
Mi estómago no dejaba de pedirme c-comida. Luego de un día, vi dos chicas montadas detrás de un camión, ambas eran morenas, no d-dejé de verlas hasta que desaparecieron del camino. Me di por vencida de que alguien vendría a buscarme. Así que quise intentar lo mismo que ellas, por suerte pasó un camión a baja velocidad y pude montarme en la parte trasera, tapé mi rostro con la pijama para no sentirme observada por las personas del camino.
No tenía la más remota idea de adónde me dirigía, pero no sé nada de mí, ahora que puedo mantener mis memorias frescas, pueda estar feliz de haber visto a Reina y a Vikki en esos momentos. Si no f-fuera por ellas, seguiría vagando hasta m-morir.
[...] Soy Lari, y ella es mi hermana Rinn. Somos rubias por parte de mamá. Nuestra madre se llamaba Jocelyn, la madre más amorosa del mundo. Los cuatro vivíamos cerca de Royal Woods, en una casa lejos de la ciudad. Mi papá Kobe, nos cuidaba cuando mamá iba hacer negocios a otros lugares.
Lari jugaba conmigo, prácticamente hacíamos todo juntas. Dormir en la misma cama, bañarnos juntas, incluso estudiar en la misma escuela y salón. Parecíamos gemelas, pero Lari es un año mayor. Una día papá se preocupó más de lo normal con el trabajo de mamá, siempre le exigía que se tomara algo de tiempo para él y para nosotras. Todo no salió como papá lo quería.
Comenzó a pensar que mamá lo engañaba, y que el trabajo solo era una excusa para salir con su amante. Intentamos convencer a papá de que nada de eso es verdad, ambos se aman y ninguno le haría daño al otro. Solo fue un pensamiento de una niña mimada... papá estaba dispuesto a lastimar a mamá si descubría que en verdad lo engañaba.
Las clases habían terminado, Lari y yo esperamos a mamá donde siempre. Pero los minutos pasaron y ella no llegaba. Decidimos caminar a casa, un olor a madera quemada y una señal de humo nos alertó que algo había pasado. Suponiendo que tuvo que ser un incendio forestal, corríamos entre los árboles buscando nuestro hogar, pero entre más cerca más calor y humo veíamos, incluso pensé que nos perdimos.
Era nuestro hogar, ardía como una hoguera y humeaba como una chimenea. Para cuando los bomberos llegaron, el fuego se extendió mucho más. El fuego bloqueó los caminos que nosotras conocíamos, y para no rostizarnos nos alejamos lo más que pudimos del lugar.
Ya es la hora, y aún no sabemos nada de mamá o de papá. Y tampoco queremos saber, no quiero escuchar que fue de ellos, si es que estaban dentro de la casa en llamas o no. Pero todo es muy extraño... no imaginamos lo tan mal que podía terminar una familia que parecía vivir tranquilamente su día a día.
Nuestro camino solo nos llevó a un solo lugar, donde estaban ellas y donde luego terminaríamos viviendo una mejor vida. Pero esa solo es mi manera de pensar, espero que las otras también puedan superar todo su dolor que llevan consigo por perder familias, hogares o amigos.
Oye Lari, ¿ya le diste la zanahoria de las doce a los conejos?
¡Dios Santo! ¡Casi lo olvido! Gracias Rinn, ven, acompañame un momento, creo que hay unas zanahorias en la despensa. Ayúdame a cortarlas.
[...] Se suponía que esto debía ser algo serio, pero la mayoría de nosotras a superado su pasado. Hemos vivido en nuestros lamentos y errores, pero el tiempo, para bien o para mal, trae muchas sorpresas para uno.
Aprendí a reírme de la vida. ¿Considero la vida un chiste? Para nada, es más bien, un espectáculo en el que puede suceder de todo. No por nada pensaba que las personas a mi alrededor me querían para luego darme cuenta que no era así.
Mi nombre es Liby, mi apellido solo fue algo momentáneo, después de todo, soy una niña adoptada. Y en primer lugar, ¿qué pareja adoptaría a una niña que sólo tiene cuatro años para realizar los quehaceres del hogar? Creo que los que consideré una vez mamá y papá.
De pequeña lo único que hacía eran los deberes de mamá o satisfacer la tranquilidad de papá con largos masajes. Tuvieron que pasar tres años para enterarme que lo que estaba haciendo no era vida. Vivía por otros y ellos por ellos mismos.
Ya hasta parece cliché el asunto de huir de casa por ciertas circunstancias. Sin embargo, esa es la realidad que me produce gracia. Más sin embargo, algo me produce miedo de todo esto, eso es nuestra situación actual. ¿Cómo es posible que personas que han sufrido de lo mismo o cosas peores terminen en el mismo lugar y conociéndose hasta el punto de llegar a considerarse hermanos? Destino o no, es algo de lo que no logró reírme, y bueno, tampoco es que quiera, es lo único bueno que me a pasado, y espero mantener este sentimiento conmigo.
Ahora bien. ¿Cómo llegué aquí? Sencillo, gracias al dinero y un mapa. Una niña de siete años emprendiendo un viaje sola, ¿es eso posible? Solo le doy gracias a esa pareja por hacerme madurar mentalmente más rápido de lo normal. Solo era una niña y ya conocía el estrés, la fatiga, la frustración y hasta el dolor muscular e incluso tuve ojeras. Con mis problemas dentales era la burla de todos, al menos pude conocerlas a ellas y a él.
Lincoln pagó por un aparato que me ayudará en arreglar mis dientes, estoy muy agradecida, hoy a los 17 años puedo sonreír sin temor a que se burlen de mis dientes. Y no solo yo estoy agradecida.
[...] Ya llegó mi turno... soy Sonette, me parezco en personalidad a Hiromi y a Lupa, menos a Gloom, ella solo viste de negro. Como sea, contarles sobre mí es abrir mis heridas... Lincoln me pidió que le contara todo sobre mi pasado, no pude negarme así que lo hice.
Fui muy breve, le dije que mamá mató a papá en un ataque de celos. Me causó una leve risa ver la expresión de Lincoln al decirle eso sin vacilar ni un poco. Como no quería causarle lastima, preferí iniciar así. Él suspiró para luego verme a los ojos y decirme que si era un tema muy difícil de tocar para mí, podríamos dejar la charla para otro momento. Justo ahí, me di cuenta de algo, mi sentido cínico de las cosas me hacía ver la muerte de mi padre como algo que sucede de una en cincuenta familias.
No había expresado mi tristeza como se debía al frente de la tumba de papá. Mucho menos intenté perdonar a mamá por lo que hizo, solo dije; era lo que debía pasar en mi vida. Que pensamiento más estúpido, ¿tal vez podía haber evitado su muerte? ¿Hablar con mamá fuera evitado que su odio saliera por el agujero del arma? No intenté nada, igual, no esperaba nada de nadie, o eso pensaba.
Al parecer los celos de mamá eran ciertos, pero no del todo. La mujer con la que papá se veía, tenía una hija, por supuesto no era por parte de papá. Para la mala suerte de Lizy, mamá también se desquitó con aquella mujer. Privó a Lizy de su madre y de la única persona que había visto como un padre. No estaba triste por ella, eran celos de que papá pasara el tiempo con ella en vez de... olvídenlo... Incluso odiándola, me hice responsable de ella. Pero al final la terminé queriendo como si fuera mi propia hermana.
Sí, fue una total sorpresa amarga cuando Sonette me contó toda la historia. Ahora tengo dieciséis, ya puedo sacar mis propias conclusiones acerca de cómo es la vida de un adulto y de los males que pueden golpear a los inocentes. Según Sonette, mi mamá me puso de nombre Lizy Evans, pero prefiero Lizy Loud, me gusta mucho más. No es que niegue mi verdadero nombre, pero es un recordatorio oscuro que prefiero olvidar para dormir con tranquilidad. De lo que puedo recordar vagamente, es que Sonette y yo terminamos viviendo en un basurero por cuestiones de dinero y alimento, cosas que no teníamos. Pero agradezco que Lincoln llegara por nosotras y nos sacara de ese lugar, aunque me hice amigo de unas ratas.
[...] ¿Qué tal? Soy Panther, pero mis amigas me dicen Pan.
Y yo soy Terry. Jeje, antes que nada, pedimos quedar casi de últimas, esto porque nuestra historia a contar no es triste, es más, nosotras estamos aquí por nuestra propia decisión.
En cierta medida, Terry está en lo correcto. Nos sentimos mal escuchando las historias de nuestras amigas que se nos hizo un hoyo en el estómago.
Todas tuvieron que pasar por algo doloroso en el transcurso de su vida. Y venos aquí, a ambas, fingiendo entender sus dolores. Me siento muy desagradable.
Aja... nosotras nos conocíamos de antes. Éramos ese tipo rebelde de jovencitas que preferían hacer solo lo que ellas quisieran. Es un poco incómodo ser las únicas que abandonaron su hogar solo por capricho, por querer sentir ese deseo de libertad.
Sí ~, no pensamos muy bien sobre eso... imagínate a unas niñas que le cumplen sus pedidos. Pero cuando le niegan algo, crean un caos donde sea que estén. Le cause mucho estrés a mi padre por mi comportamiento, y Pan también. Nos volvimos amigas por el mismo motivo, por ser niñas caprichosas.
Aunque Ahora no sirva de nada decir que hemos madurado y comprendido nuestros errores, eso no hará que nos vean de otra forma. Destruí unos proyectos importantes de papá en la computadora, por Dios, que no me dijo ese hombre por su ira. Por suerte no me golpeó, pero cuando dijo que nunca quería tener una hija como yo, sentí que mis estomago se hundía más y más. Sé ahora que mi papá solo dijo eso por el enojo del momento, pero yo me lo tomé muy personal. Y toda esa mierda solo por que no me dejaron ir a un parque de diversiones junto a mi tía. Una total estupidez que recordaré toda mi vida. Me disculpó por mis amigas que en verdad tuvieron que pasar un verdadero infierno para terminar en las calles.
Totalmente cierto, ellas no merecían terminar aquí, y porque de pequeñas teníamos un orgullo asqueroso, perdimos muchas cosas que sencillamente las dejamos ir. Yo era igual que Pan, con la diferencia que ahora ella es muy madura y sería, en cambio, estar animada y imperativa es mi estilo actual. Ser una amiga con la cual puedas divertirte un rato cuando estés aburrido. Y, resumiendo mi mala actitud de pequeña, solo puedo decir que era muy irresponsable e irrespetuosa... el amor que mi madre me daba lo trataba como algo que no me serviría para nada, a ella le gustaba la música clásica y a mi la más moderna, por pura diversión molestaba a mamá por escuchar música de viejos, pero a ella no le parecía importarle, sin embargo... la sonrisa que veía en su rostro era una acumulación de años de estrés sin tratar. Un día mamá explotó, decía que no podía seguir con esto, culpaba a su familia por no apoyarla en nada, en dejarla sola. Su esposo, o sea, papá... nos había dejado en el día de parto... de milagro mamá pudo resistir el abandono de su amor. Con las fuerzas que les quedaban tomó responsabilidad de mí y no es que no haya agradecido a mamá por eso. Hoy en día mamá trabaja en una empresa telefónica, tiene su propia línea de llamada, Marlyn Queen, así se llama mi madre. Conozco su número, pero soy incapaz de llamarla, no sé cómo reaccionaría después de fugarme de casa con Panther. Ambas pensamos que éramos las peores hijas que un padre podía tener. Pero lo que en verdad pienso de nosotras, es que buscamos alguna manera de decirle a nuestros padres... lo sentimos.
[...] Hola a todos, soy Gloom. Me gusta el color negro y púrpura. También uso vestidos cortos y largos dependiendo del clima. Esto antes no lo podía hacer, era la hija de un millonario que vivía cómodamente en Detroit. Teníamos casas en Chicago y Lansing, además de pequeñas casas de vacaciones en Roscommon y Ann Arbor. El nombre de papá era Zach Hoffman. Mi madre es una modelo que trabaja en Las Vegas, me dejó al cuidado de papá.
Incluso teniéndolo todo, papá no me dejaba tener algo sin antes merecerlo. Me enseñó a como las cosas hay que ganárselas con esfuerzo. Aprendí las labores de una sirvienta a una corta edad, sé preparar una grandiosa cena y mantener una habitación súper brillante. Todo le que sé, se lo debo a mi papá; Zach.
Mamá muy pocas veces venía de visita pero papá me impedía verla. Papá sacaba mucho dinero cada vez que mamá venía de visita. No salían a comer o a platicar, simplemente ella se iba a los minutos. Los problemas llegaron cuando papá no realizó la misma rutina de ir y buscar dinero cuando mamá nos visitaba. Por fin había escuchado a mamá hablar a través de la puerta, pero lo que escuchaba eran gritos de enfado y amenazas.
Un día, cuando descansábamos en una de nuestras casas vacacionales, unos sujetos vinieron a buscar a papá, desde lejos papá me hizo señas para que fuera a la habitación de inmediato. No sé lo que sucedió con papá luego de eso, pero lo único que puede ver fue a una mujer de cabello oscuro, de una estatura muy alta, su voz golpeó mi cabeza, era mamá, pero su expresión neutral no mostraba felicidad al verme.
Uno de los sujetos preguntó sobre lo que harían conmigo, y ella dijo que me dejaran, que ya no le servía más, después de todo, ese hombre ya no puede dar más dinero por ella. Me asusté, ¿le hicieron algo malo a papá y también me lo harían a mí, incluso siendo su hija?
La casa fue saqueada, no había nada de valor. Y yo, ya no valía nada para nadie... excepto para ellas y él.
[...] Antes que nada, Darna es mi nombre y soy demasiado torpe. La razón tal vez sea que no le temo a intentar cosas nuevas y siempre terminó causando un desastre o lastimando mi propio cuerpo.
Le prendí fuego al excusado dos veces, confundía la azúcar con la sal y viceversa. Me tropezaba con mis propios pies, me muerdo la lengua al hablar. La última cosa que me acuerdo haber dañado, fue el traje de Lincoln, el que usa para ir al trabajo... pensé que era mejor irme de la casa de Lincoln por estar causando tantos problemas. Pero al haber caminado varias calles fuera de la casa, a lo lejos vi a Lincoln correr detrás de mí hasta atraparme en un abrazo y no para de preguntar porqué.
Le comenté, que desde mucho antes de conocerlo, yo era quien metía a las chicas en problemas constantemente. Peleas con vándalos, o perros callejeros. No entiendo cómo es qué me siguen queriendo cerca después de saber todo el caos que ocasiono al caminar.
La casa donde vivía, quemada por un incendio, familia desaparecida en un viaje al que no fui. Parientes cercanos me veían como un objeto maldito que sólo trae desgracias a las vidas de los demás.
Mi única buena acción fue encontrar una caja metálica en el basurero donde me escondía. La caja tenía señales de peligro, y de no abrir, claramente no lo iba hacer. En eso, toqué la caja y se abrió sola, una pantalla de humo casi me deja sin oxígeno. Al fijarme luego de que el humo se disipara al cielo, noté a un bebé vistiendo una especie de traje de pruebas de color azul. A un costado de su cuello se veían unos números; 180-301, y abajo de ellos, cuatro letras L.U.L.U, supongo que es su nombre.
Nunca había cuidado a un bebé antes, con miedo a que le pasara algo por estar conmigo, busque personas que se pudieran hacer cargo del bebé. No hubo suerte... por algún tiempo. El agujero que abrí en la reja del recinto de basura, creció más y pedazos de telas se veían en las puntas del alambre metálico.
[...] Jijiji, me llamo Lulu, según mi papá, mi cumpleaños es el 5 de julio, un día que el decidió por mí al no saber mi fecha real. Gracias a Darna, ahora vivo con muchas personas y con papá, aunque se que Lincoln no es mi verdadero padre, lo considero como uno, como una pequeña mayoría de nosotras. Bien, lo que dijo Darna es cierto, al parecer, no era sólo ella la que usaba el basurero como un refugio del frío gracias a la cantidad de basura útil que nos servía a todas nosotras... ¿Cómo sé esto si solo era una bebé? Simplemente lo sé, recuerdo cada cosa que hicieron luego de haber salido de aquel contenedor donde me tenían encerrada. Papá dijo que tengo una memoria muy privilegiada, pero yo creo que debe ser algo más, en ocasiones siento que mi cuerpo puede hacer muchas más cosas que cualquier otro no podría, pero al momento de averiguar que es ese extraño sentimiento, una descarga eléctrica recorre cada músculo nervioso de mi cuerpo dejándome muy cansada.
Cuando Darna se enteró que ya no era la única en ese lugar, se unió al grupo junto conmigo de inmediato, le fue de mucha ayuda al tener a Liena ahí para que pueda atenderme y que Darna al fin suspirara con alivio.
Nuestra "familia" si es que la podemos llamar así, es muy grande con pasados conflictivos y dolorosos, pero cada dolor lo sabemos llevar, nos relajamos con las mascotas esponjosas de Lincoln, conejos. Oh, disfrutamos tiempo juntos viendo películas, o ayudando a realizar actividades escolares o del hogar.
La mayoría de nosotras está en la escuela secundaria de Royal Woods. Pocas tienen un trabajo a medio tiempo para ayudar en los gastos de Lincoln. Y hablando de él...
(. . .)
"Mira Lynn, estoy muy ocupado ahora, si querían saber cómo ha estado mi vida, podían haber llamado hace muchos años atrás." respondió Lincoln por la línea.
"Lo sé Lincoln y lo siento. Perseguí mi sueño por los deportes y ahora no logró tener mi tiempo para la familia." contestó ella.
Lincoln suspiró. "Y no eres la única que perdió su tiempo para la familia..."
"Ta-Tal vez pueda visitarte luego de terminar las competencias."
"No lo digas, eso es lo mismo que decía Lori y Luna hace años, y ni siquiera he visto sus caras por aquí. No prometan cosas que no pueden cumplir." explicó Lincoln caminando por la sala mientras bebía algo de café. "Tengo que salir. Me saludas a tu hijo."
"L-Lincoln yo-". Lincoln colgó la llamada y terminó de arreglar su corbata.
Ahora Lincoln es el vicepresidente de la compañía de envíos en la que hace diez años trabajaba como repartidor en una camioneta. Aún mantiene la camioneta como un pedido por su parte, la usa para buscar a las chicas en la escuela y dejar a otras en sus trabajos de medio tiempo. Lincoln insistió que ya no debían buscar trabajo, eso porque Lincoln gana mucho más ahora que no es un simple repartidor, pero incluso así, ellas insistieron. Después de todo, era un ingreso extra que debía servir de algo.
"Oh, Betty, no te había visto." dijo el hombre al ver una de sus mascotas. "Dejé unas zanahorias para cuando vuelva ok, no tardo." Lincoln salió de la casa entrando a la camioneta.
"Míralo, ¿no te parece más feliz?". Preguntó Belinda a su hermana Betty. "Cuando llegamos aquí, tú misma lo decías, ese sujeto da una vibra de soledad y tristeza. ¿Y ahora?"
Betty movió sus bigotes. "¿Ahora...? Ahora veo a un sujeto totalmente diferente."
"¿A qué se deberá?" Belinda caminó hasta el sofá. Betty la observó para luego sonreír.
"Si aún fuera orgullosa, diría que fue por nosotras, pero sólo fuimos el comienzo de su búsqueda". Betty caminó hacia el resto de sus hermanas comentándoles que cuando su dueño vuelva, tendrán un grandioso festín de color naranja en su bocas.
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