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❛ 03 ❜

B U N H E A D
tres
❀̸
𝓣rato
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❝ Y sé que dijiste que no hablaríamos más, pero te echo de menos, lo siento.

I miss you, I'm sorry, Gracia Abrams.

02 DE JULIO, 2019.
11:28 am.


❪ ❛ PARK JIMIN ❜ ❫

 
       CARAJOS, estaba nervioso. Del tipo "voy a vomitar" nervioso. Me sentía fatal. Esta mañana cuando desperté, no tenía ni puta idea de que hoy sería el día en el que iba a tener que lidiar con las repercusiones de mis inconsecuentes actos. Mierda, en serio la había cagado. No, decir que la había cagado sería quedarse corto, la verdad era que lo había llevado un poco más lejos, ¿por qué? Pues porque crucé la línea más prohibida de todas las líneas prohibidas al dormir con la hermanita de uno de mis mejores amigos. Ah, y lo hice justo después de confesarle a mi otro mejor amigo que estaba enamorado de su esposa. Maldita sea, yo en serio era una persona horrible. No, no una horrible persona, lo que le seguía.


Todos los días trataba de fingir que esa noche jamás ocurrió, querría borrar cada recuerdo de principio a fin, había estado tratando de enmendar mi error, no podía seguir de esa manera así que hice las paces con Jeongguk, sepulté mis sentimientos por Haye, o al menos en eso estaba, y quise convencerme de que lo estaba haciendo bien. Pero estaba este no tan pequeño detallito con Aera, este no tan pequeño detallito que regresaba justo ahora para recordarme que no podía ir por ahí cagándola monumentalmente sin sufrir alguna consecuencia.


Tal vez decir que lamentaba haber estado con Aera me convertía en un patán, pero esa era la realidad. Dormir con Aera fue un error, eso jamás debió ocurrir, ella merecía mucho más que lo que obtuvo de mí esa noche, y me sentía como la peor basura de todas por tomar algo que era importante para ella y convertirlo en un mal recuerdo y un gran arrepentimiento. Porque eso era lo que significaba para los dos: arrepentimiento. Ella ni siquiera quiso hablar conmigo sobre lo que pasó esa noche. No, ella literalmente salió huyendo en cuanto se despertó, y luego...simplemente me ignoró. Una y otra vez. Aera rechazó cada intento de acercamiento por mi parte, pero...debí insistir más. No lo hice porque creí que si ella podía pretender que nunca ocurrió, entonces yo podría hacer lo mismo.

  
Pero al parecer había cambiado de opinión.

Bien, tan sólo se había tardado casi dos meses.

No quería sonar como un resentido de mierda, pero ¿por qué se había tardado tanto? ¿Y por qué ahora? Creía que todo había quedado en el pasado, me había hecho a la idea, esto era...volvía a cambiar las cosas.

Mierda.
Discúlpate, imbécil.

Bien, eso no podía ser bueno, ¿qué podía ser tan...? No, no iba a permitir que mi imaginación volará lejos.

Carajo, ahora estaba enfermo de los nervios.

¿Qué?
¿Debería...?
¿Qué demonios significaba eso?

De ninguna maldita manera, no podía sólo decirme algo como eso y luego esperar que no perdiera la maldita cabeza. No me gustaba el misterio, no soportaba el puto suspenso, Aera tenía que decirme de qué carajos se trataba antes de que sacara las más fatídicas conclusiones. Iba a exigirle una respuesta, pero entonces el Sr. Lee regresó a la sala en donde lo esperaba. Había olvidado donde estaba y por qué estaba aquí en primer lugar.

 
—Lo siento por hacerte esperar —se lamentó, cerrando la puerta detrás de él. Había dicho que quería que conociera a alguien, pero venía solo.

 
—Descuide, no tengo prisa, ¿está todo bien? —me puse de pie, tratando de enviar mis preocupaciones con respecto a Aera lejos de mi cabeza.


—No, lo lamento, quería presentarte formalmente a tu nueva compañera, pero se siente algo indispuesta en este momento, tendrá que ser para otra ocasión.


Perfecto, porque ahora mismo no tenía espacio en mi mente para esto. No es que me preocupara demasiado, no importaba quien fuera, sabía que no sería como Haye. Había tenido muchas compañeras a lo largo de los años, ninguna se compara a ella. Y lo decía desde un punto de vista muy objetivo, mis sentimientos por ella no me impedían ser imparcial, Haye era increíblemente talentosa, ella era...perfecta...en todos los sentidos. Quien sea que viniera después de ella, difícilmente podría igualarla, aún más superarla.


—¿Eso estaría bien? Las prácticas comenzarán pronto así que sería bueno que pudieran conocerse un poco antes de que demos inicio.

 
—Sí, estoy de acuerdo —asentí, pero podía esperar, ahora tenía otro asunto que resolver—. Y no tengo problema en dejarlo para otra ocasión, dígale a...disculpe, ¿cuál es su nombre?


—Oh, ¿no te lo han dicho aún?


—No, me parece que no.


Es Hannie —respondió él con una cálida sonrisa y yo dejé de respirar.


Mi estómago cayó a mis pies y yo sentí como que alucinaba. ¿Él había dicho...?


—¿Disculpe?


—¿Sí?


—¿Cuál...? Uhm, ¿cuál dijo que era su nombre?

 
—Ah —se rió tontamente. Yo no reí, yo ni siquiera podía moverme—. Han Yeeun, ese es su nombre, pero todo el mundo la llama Hannie. ¿No has escuchado de ella? Es bastante conocida.

 
No había forma en el mundo de que él no estuviera jodidamente confundido. No podía ser Yeeun. Al menos no mi Yeeun. Esta tenía que ser una broma. Una broma muy enferma.

 
—¿Jimin? —habló él, pero yo no podía despabilar, sabía que tenía que decir algo, pero no podía, ¿por qué me sentía así? ¿Por qué sí sabía que era "imposible" mi cuerpo reaccionaba de esta manera? Después de todo este tiempo, ¿acaso seguía convirtiéndome en esta cosa toda patética y penosa cada vez que alguien mencionaba su nombre—. ¿Está todo...? ¿Te sientes bien?


—Sí, sí, muy...muy bien —mentí, aclarando mi garganta, tragando el asfixiante nudo que de pronto la obstruía, ¿qué carajos me pasaba? sentía todo mi cuerpo tenso, sentía como que necesitaba aire, , eso era, necesitaba malditamente respirar aire fresco—. Es sólo que...la chica, Yeeun, ella...¿sabe de mí?

  
O era otra Yeeun, o ella no sabía que estaría trabajando conmigo, de otra forma, nunca hubiera aceptado. Me odiaba, ella ni siquiera soportaba respirar mi mismo aire, esto no podía ser, tenía que ser una equivocación, ella jamás compartiría escenario conmigo. Ella jamás volvería a compartir nada conmigo.


—Yo esperaría que sí, su agente debe de haberle dado todos los detalles —no, definitivamente no le dio todos los detalles—. ¿Por qué? ¿Sucede algo malo?

 
—No, nada, sólo...¿cree que sea posible que pueda hablar con su agente?


















  


🥀




















 
GO HEERAN era la agente de Yeeun, y durante todo el tiempo que el señor Lee se ausentó yendo en su búsqueda, yo traté de convencerme de que cuando regresara, lo haría junto a alguien más. Si ese era el caso, entonces el nombre y el apodo no serían más que una cruel coincidencia. Eso sería lo mejor. Si se trataba de otra chica, entonces las cosas seguirían igual. Yeeun no tendría que lidiar conmigo y yo no tendría que lidiar con lo doloroso de su rechazo.


Para mi desgracia, y la de ella, eso no fue lo que ocurrió, porque el señor Lee regresó, y lo hizo junto a Go Heeran. Su agente.


—Park Jimin —me saludó ella, cortés pero distante, escudriñándome con la mirada desde la cabeza hasta los pies en cuanto el señor Lee nos dejó solos. No me intimidaba con facilidad, pero ella logró alterar mi ya bastante perturbado estado con su actitud, pues mientras tendía una mano en mi dirección, parecía que me miraba como si buscara encontrar algo malo en mí. Por supuesto que ella no parecía feliz de verme, y eso me dijo todo lo que necesitaba saber—. Es un gusto conocerte. Mi nombre es Go Heeran, la agente de Yeeun.

 
—El gusto es mío —acepté su mano cordialmente, a pesar de que estaba seguro de que ni ella ni yo nos sentíamos particularmente a gusto aquí—. Disculpe que la haya hecho venir hasta acá, el señor Lee me dijo que Hanni...digo, que, uhm, Yeeun estaba indispuesta, ¿ella...se encuentra bien?

 
Hannie. Yo le decía así, yo fui quien comenzó llamarla así y ahora no tenía permitido dirigirme a ella de esa forma. El universo funcionaba de formas muy jodidas.

 
—Sí, Yeeun se encuentra perfectamente bien, de salud al menos —ella hizo una breve pausa, viéndome directamente como si buscara leer la expresión en mi rostro—. Pero algo me dice que tú sabes qué es lo que realmente la tiene un poco indispuesta.

 
Sí, bueno, era una mujer directa. Tenía sentido, fingir demencia aquí no iba a llevarnos a ningún lado.


—Sí, creo...uh, que puedo hacerme una idea.


—¿Y bien? —inquirió ella—. ¿Cuál es tu postura al respecto?


—¿Disculpe...?


—Seré brutalmente honesta contigo, Jimin, ¿puedo llamarte Jimin? Porque verás, Yeeun está siendo sumamente obstinada con respecto a esto, ella dice que no quiere trabajar contigo bajo ninguna condición, ¿tú te sientes del mismo modo?


—No.

 
Sus ojos se abrieron grandes y confundidos con mi respuesta. ——¿No?

 
Sí, sabía que era patético, sabía que querer estar cerca de alguien que no quería verme ni por accidente era ridículo, pero yo nunca podría no quererla cerca. Había pedido muchas veces por algo como esto: una oportunidad para poder acercarme a ella, una oportunidad para remediar las cosas, para poder llegar hasta ella, así que por supuesto que no me sentía del mismo modo en el que ella se sentía con respecto a esto. Yo lo veía como una oportunidad. Ella seguro lo veía como un castigo.

 
—No. Yeeun, a ella...no le agrado, pero el sentimiento no es mutuo —expliqué vagamente, aunque eso era quedarse muy corto. Yeeun me odiaba, yo la amaba.

 
La amaba, aunque por alguna razón ya no me sentía tan convencido de eso.

 
Su agente me miró como si no pudiera comprender absolutamente nada. ——¿Qué ocurre realmente entre ustedes dos?


Larga historia.


—Fuimos compañeros en el pasado y eso no resultó muy bien, eso...uhh, eso es todo.

 
Ella no me lo creyó, o al menos no le pareció una explicación lo suficientemente buena, su mirada recelosa la delató.

 
—Bueno, sucede que hubo una confusión con los bailarines. Yeeun creyó que su compañero sería Minhyun, aceptó el trabajo por eso.


—¿Minhyun? —ahora, eso no tenía sentido—. ¿Y por qué creería eso? Él nunca consideró quedarse en Corea.

 
—Porque la otra muchacha audicionó junto a ti, Yeeun vio su audición y dio por hecho que ustedes trabajarían juntos.


¿Ella nos vio?

 
—De todos modos, eso no es lo importante, el asunto aquí es que ella no quiere trabajar contigo. Se niega a hacerlo. Y me pidió hacer algo al respecto.

 
—¿Y qué podría hacer? Porque yo tengo un contrato firmado...así que si Yeeun quiere que yo renuncie, lo siento, pero no puedo hacerlo.


—Los dos están de manos atadas, yo lo sé, es por eso que ella quiere saber si la chica con la que audicionaste, ¿Haye, no?


—Sí.


—Pues quiere saber si Haye estaría dispuesta a intercambiar papeles.


—No.


—¿No?

  
No. Y no iba a involucrar a Haye en esto, no iba a dejar que lo hiciera. Me importaba Yeeun, lo suficiente como para mantenerme lejos de ella a pesar de que todo lo que deseaba era estar cerca, la respetaba y había tomado la decisión de dejar de intentarlo por su bien, pero Haye era importante para mí también, su bienestar significaba mucho para mí, ella no merecía todo lo que estaba pasando, y si en algo podía ayudarla, iba a hacerlo.


Mucho había cambiado en el último tiempo, Yeeun ya no era mi única prioridad, Haye tenía un lugar especial en mi corazón, pero no se trataba sólo de eso, le hice una promesa a Jeongguk, él no podía estar en su vida ahora y me pidió cuidarla, eso iba a hacer. Haye estaba pasando por un infierno en este momento, lo que menos necesitaba ahora era que alguien apareciera y volviera a hacerla cuestionarse sobre si había tomado la decisión correcta al marcharse. Yo estuve con ella, yo la contuve desde que puso un pie en el avión, y era el único que sabía lo mal que realmente lo estaba pasando lejos de Jeongguk. Durante el tiempo que estuve a su lado, no hubo día en que ella no se cuestionara el haberse marchado. No hubo día que no se despertara llorando. Ella no estaba bien, no iba a estarlo hasta que todo se aclarara y tuviera las respuestas que necesitaba, pero había tomado una decisión y quería dejar de lamentarse por ella. No necesitaba que alguien apareciera y la pusiera en otra encrucijada.


—¿Dices que no estaría abierta al diálogo? —instó.


—No, digo que ella no intercambiará su papel con Yeeun.


—¿Y cómo lo sabes?


—Es mi amiga. Estuve con ella hace unos días, la gira por Europa es una oportunidad única para ella, no va a desaprovecharla.


—Tal vez pueda convencerla.

   
—No, créame, no puede, y le pido que no lo intente. Haye no está pasando por un buen momento, si usted hace esto...sólo hará las cosas más difíciles para ella. Y será en vano. Ella no volverá a Corea en un futuro cercano.


—Como agente de Yeeun, tengo que intentarlo.


—Bueno, como agente de Haye, le digo que sólo pierde su tiempo —repliqué. Y no, no era su agente, pero con Haye formábamos parte de la misma compañía ahora y ella confió en mi la tarea de encontrarle un representante. Estábamos en eso, mientras tanto, yo podía encargarme.


—¿Tú eres su agente? —cuestionó divertida—. ¿En serio?


Le sonreí. ——Le conseguí la oportunidad de su vida en menos de seis meses, sé muy bien lo que hago, no debería subestimarme.


—No te ofendas, pero sigues siendo un niño.


—No se ofenda, pero si no fuera por mí, usted no tendría una artista a quien representar —escupí impulsivamente, arrepintiéndome al instante por ello. Carajo, eso había sido...ah, mierda, ¿por qué tuve que abrir la boca?


Yeeun había llegado hasta donde estaba por su talento,  todo era su mérito, yo sabía eso, pero mi maldito ego habló por mí.


—Bueno, creo que empiezo a entender porqué Yeeun no te soporta —declaró, y sí, yo también comenzaba a entender, había caído bajo—. Creí que lo que decían sobre ti eran todo exageraciones, ya veo que no.


—Sí, bueno, todavía no ha visto nada —viré mis ojos y tomé una respiración profunda, no quería ser un idiota, pero sí tenía que serlo, entonces lo sería—. Escuche, antagonizarnos el uno al otro no va a llevarnos a ninguna parte. Si quiere que arreglemos esto, entonces...déjeme hablar con Yeeun.

 
Sabía lo que Yeeun sentía con respecto a mí, la última vez me lo dejó muy en claro, pero esto...no tenía absolutamente nada que ver con nosotros, se trataba de trabajo, teníamos obligaciones y esta era una de ellas, por más que ella odiara la idea, la realidad era que nadie la obligó a firmar el contrato. Y si ella no era capaz de separar la cosas, entonces sólo había una cosa por hacer.


—Intentaré solucionar esto. Creo que puedo llegar a un acuerdo con ella, sólo deme la oportunidad de intentarlo.


Ella sacudió su cabeza, rechazando la idea. ——No creo que sea una buena idea. Se supone que tengo que mantenerte lejos, no organizarles una reunión.


—No tiene que hacer eso, sólo dígame donde puedo encontrarla "por casualidad" y yo me encargaré del resto.


—Eso sería traición. No puedo tenderle una trampa.


Resoplé. ——Bueno, no tiene otra opción, no va a hablar con Haye.


—¿Por qué no? ¿Hay alguna razón en particular por la cual no quieres que la chica regrese a Corea?


¿Que no quería...? Todo lo que quería era que ella regresara, que todo se solucionara y que volviera a ser la Haye de siempre...junto a Jeongguk. Pero hasta entonces, no quería a nadie perturbando su frágil estabilidad.


—Eso no le incumbe. ¿Me dirá donde puedo encontrar a Yeeun o no hay trato?


—¿Qué si digo que no hay trato?


—Entonces está por su cuenta. De todos modos, si Yeeun decide romper el contrato es su problema, no él mío, usted tendrás que asumir las consecuencias, ah, pero no olvide que nadie quiere trabajar con personas poco profesionales.


¿Disculpa?


—Lo que escuchó. Lleva un tiempo trabajando en esto, ¿no? El talento es una cosa, pero el compromiso, la dedicación y el profesionalismo...bueno, ya sabe como funciona esto, la disciplina es lo más importante en este trabajo, sin eso, no hay nada. Pero bueno, si quiere que la imagen de Yeeun resulte perjudicada por una falta como esta, adelante. Buena suerte.


—¿Acaso estás...? Por Dios, sí que eres un imbécil de talla mundial. Yeeun tiene un historial intachable, esto no podría afectarle.


—De acuerdo, entonces esto sería todo. Ah, pero asegúrense de informarles al resto del equipo que se retirarán lo antes posible, necesitáremos hallarle un reemplazo pronto —sugerí a modo de despedida, abriendo la puerta de la habitación.


—¿Es en serio?

 
—Bueno, ese es su trabajo, ¿no? Dar cara en situaciones como estas. No debe ser agradable, pero es lo que es.


—¿Harás que ella renuncie?


—No, usted hará que ella renuncie. Yo le ofrecí mi ayuda. Lo que sigue es responsabilidad suya.


Espera —alzó la voz en el momento que di un paso fuera de la habitación—. Espera, sólo...agh, no puedes decirle que yo te dije donde encontrarla —advirtió, regalándome una mirada de desprecio puro.


—No lo haré.


—Hay un restaurante de comida italiana a unas seis cuadras de aquí, ella estará allí a eso de las tres de la tarde. Puedes verla ahí.

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