—¿Cómo va todo?—Chuuya hizo el amago de querer entrar a la cocina, pero cuando la puerta de esta fue abierta unos centímetros, un rotundo y gran "¡No!" Por parte de Osamu, Sakura (su pequeña hija de cinco años) y Hikari, la hija de Ryuunosuke y Atsushi, quién tenía dos años (a su edad, ya podía decir pequeñas frases) se escuchó.

Chuuya se detuvo a medio camino y suspiró cansino.

—Necesito un vaso de agua—reclamó tras la puerta. La paciencia no era su mejor virtud, pero intentaba hacer lo posible cuando se trataba de las niñas.

Un momento después, la pequeña Hikari se asomaba por la rendija sacando solo su cabeza y la mitad de su cuerpo.

—Toma—le pasó un vaso con agua. Chuuya lo recibió—abue Chuuchuu no puede entrar—y cerró la puerta, dejando al otro con la palabra en la boca.

Resignado, Chuuya se devolvió a la sala de estar, donde Atsushi estaba sentado.

—¿Cómo te fue?—le preguntó con una sonrisa pequeña.

—No me dejan entrar—se sentó a su lado, dejando el vaso de agua en la pequeña mesa—ni siquiera pude sacar un vaso de agua, Hikari salió a dejarlo.

Atsushi al escucharlo, rio.

—No quiero ni imaginarme cómo estará mi cocina...—se lamentó. De todas formas, pondría a Osamu a limpiar el supuesto desastre o no volvería a entrar ni dormir en su cuarto por el resto de su vida.

—No creo que pase algo malo, Dazai las está cuidando.

Chuuya lo miró enarcando una ceja, su rostro demostraba incredulidad en todo su rostro.

Atsushi lo pensó un momento.

—... O eso quiero creer.

Atsushi y Chuuya suspiraron.

Desde hace un par de años, desde antes que Chuuya y Osamu tuvieran a Sakura, tenían como tradición almorzar juntos una vez a la semana por lo menos, dándose un tiempo para compartir como la extraña familia que eran. Luego, con la llegada de las niñas, cinco años después seguían con la misma tradición.

Esa semana, ambas niñas habían pedido preparar el postre, pero debía ser una sorpresa. Chuuya y Atsushi no estuvieron de todo de acuerdo, pero al saber que Osamu las estaría cuidando los dejaba un poco más tranquilos.

Solo un poco...

El sonido del teléfono de Atsushi sonó y al momento de verlo, leyó un mensaje proveniente de Ryuunosuke.

—Ryuu ya viene—dijo a Chuuya, tecleando una respuesta en el teléfono.

—¡Listo!—en ese momento Hikari y Sakura llegaron corriendo hasta ambos. En sus caras y pelo solo había restos de crema y chocolate.

Oh no...

—Tenemos tiempo para bañarlas antes de almorzar...—soltó en un suspiro Chuuya, colocándose de pie y tomando la mano de su hija.

—Bien—Atsushi le siguió. Gracias al cielo le había traído una muda de ropa.

Porque la vida familiar y con niños era un mundo totalmente nuevo, del cual aun iban aprendiendo.

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Les traigo algo más largo que los días anteriores, como forma de redimirme jaja.

Por cierto, ayer por el apuro leí mal los prompts y no me di cuenta hasta ahora que el que tocaba ayer era para hoy. Así que el del día 6 lo escribí ahora en el 7.

Espero que no vuelva a suceder.

De todas formas, aquí está. Nos leemos mañana.

Saludos a todos☆