Día 30: Angst/Fluff
Atsushi sentía que su corazón en cualquier momento se le escaparía por la boca y saldría corriendo por la ciudad.
Estaba nervioso, DEMASIADO nervioso. Lo que sentía ahora no se comparaba ni a una milésima parte a lo que experimentó cuando tuvieron su primera cita oficial, o los días anteriores a su boda, mucho menos cuando ambos se fueron a vivir juntos por fin y comenzaron su nueva vida de casados.
No. Eso era una burla a sus sentimientos respecto a lo que ahora sentía.
Chuuya lo veía entre preocupado y divertido.
—No te alteres demasiado, Atsushi—le habló este mientras terminaba de ayudar al menor a preparar la gran cena que había planeado—no te hace bien en... tu estado—murmuró aquello último.
Atsushi se encrispó y miró a todos lados rápidamente, aunque era imposible que alguien más estuviera en el lugar.
—No diga nada por favor, Chuuya—dijo nervioso en el mismo tono.
—Tranquilo, tranquilo. Ryuunosuke llegará en una hora con Osamu y Sakura—trató de tranquilizarle.
Atsushi respiró hondo y asintió. Lo sabía, pero no podía evitar sentirse igual de intranquilo.
—¿Tienes todo listo?
Este asintió.
—El regalo lo tengo sobre la mesa, se lo daré antes de la cena...—le comunicó.
Chuuya movió su cabeza afirmativamente y ayudó al otro a terminar con los últimos detalles.
Tal y como Chuuya lo había dicho, Osamu había llegado junto a su pequeña hija de dos años y Ryuunosuke al hogar de este último cerca de una hora después.
Cuando sintieron la puerta principal ser abierta y ambos anunciándose, Atsushi sintió que perdía toda la fuerza de sus piernas.
—¡Suerte!—le animó Chuuya, pasándole el pequeño paquete en sus manos y dándole un empujón.
Ryuunosuke apareció en el comedor. Su rostro lucía extrañado.
—¿Atsushi? ¿Chuuya?—los miró a ambos, para luego mirar a Osamu a su lado. La situación pintaba extraña—¿Qué es lo que...?
—Ryuu, hay algo que debo decirte—le interrumpió Atsushi con voz temblorosa.
Chuuya tomó distancia, yendo hacia su esposo y recibiendo a la pequeña en sus brazos, quien venía durmiendo.
—¿Qué pasa?
Atsushi levanta su mano donde tenía el paquete (que era un poco más grande que su mano) y se lo entregó.
—Ábrelo.
En silencio cumplió la petición.
El rostro de Ryuunosuke era un verdadero poema y Osamu se habría reído a carcajadas si no fuera porque Chuuya le regaló a tiempo una mirada de advertencia.
—Atsushi, esto...—dentro del paquete se encontraba un test de embarazo y un par de zapatos de bebé.
Este asintió enérgico y con las mejillas sonrojadas.
—Seremos padres.
Y para Ryuunosuke el concepto de felicidad cambió completamente, adquiriendo un nuevo significado que estaría entre ellos dentro de siete meses más.
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Hola que tal. Me demoré más de lo acostumbrado, pero por fin logré traerles el drabble de hoy.
Ya mañana es el último día.
Nos leemos entonces, saludos a todos☆
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