🍭V E I N T I C U A T R O🍭
Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando me levanté y pise el suelo con mis pies desnudos. Se me había olvidado ponerme calcetines.
Miré mi reloj que estaba en mi mesita. Eran las ocho de la mañana, hice una mueca al ver que aún era muy temprano y yo, ya estaba despierta.
Estaba un poco adolorida, subirme en la montaña rusa había sido agotador, hace dos días de eso y yo aun sentía el dolor de haberme sujetado con todas mis fuerzas a donde fuese.
Hoy estaba inusual mente frio, bueno, que se puede esperar, ya esta a la vuelta diciembre.
Busque mis pantuflas debajo de la cama, sintiendo frío en mi estómago por estar boca abajo, casi me meto debajo de la cama, creo que las había pateado sin querer, odiaba éso.
Me dirigí al baño, lo juro, creo que con el frío en mi estómago, las ganas de mear me superaban.
Ya más relajada volví a mi cama, sólo para ponerme unas calsetas, volví a ponerme las pantuflas y salí dirigiéndome a la cocina.
-Buenos días - saludé a las dos mujeres que estaban hablando animadamente.
-Buenos dias cariño, ¿cómo dormiste?-
Mi madre mientras hablaba me servía el desayuno.
- Bien, hoy hace más frío, me lleve una sorpresa cuando me levanté - engulli una tostada con la fruta que estaba ahí.
-Bueno, ¿Qué esperabas? Es casi diciembre - mi madre me sonrió divertida.
-Graciosa- sonreí también.
-Hablando de éso, ¿Por qué no empezamos a decorar? La casa de la vecina ya tiene luces también y algunos adornos-
Miré con alegria a la abuela.
- ¿En serio podemos empezar ya?-
- Si, ¿Por qué no? Solo falta una semana para diciembre, así que, qué más da-
Le sonreí alegre a la abuela, ella también lo estaba.
Este año, seria una navidad diferente, pues no estaríamos amargadas por culpa de aquél hombre, esta vez estaremos tranquilas y disfrutaremos de una verdadera navidad, tal y como lo hacíamos cuando papá vivía.
Comí rápido mi desayuno, pues con el entusiasmo que tenia, sólo quería empezar a decorar ya.
[...]
- Esas cajas tienen adornos, pero el año pasado no puse nada, pues no había quien me ayudara, así que seguro están llenas de polvo- la abuela miraba con disgusto las cinco cajas de cartón que estaban por la sala.
Cuando terminamos de desayunar, nos dirigimos al sótano, donde mamá y yo habíamos bajado y subido con cajas en mano, pues queríamos ahorrarle la fatiga a la abuela de bajar escaleras. Ella nos había dicho que estaban marcadas, y así era, las cinco cajas tenían por nombre 'navidad' así que quedaba claro de que eran.
- No importa, sacudiremos todo- hablé sonriendo, abriendo una de las cajas.
En esta habían esferas de muchos colores y guirnaldas, algunas estrellas de papel brilloso. Abrí otra, donde tenían figuras de navidad, repleto, por eso pesaba, todas las figuras envueltas en periódico y con cuidado. En otra habían manteles y cosas para sillones y sillas de navidad, mi madre también había abierto otra, encontrándose con más guirnaldas y adornos para puerta y ventanas.
Una de las cajas llamó más mi atención, pues estaba el pino de navidad ahí, era uno blanco, con pequeños brillos.
- ¿ Podemos empezar con el pino?- pregunté emocionada.
- Claro cariño, sólo tenemos que armarlo.
Asentí feliz.
Con cuidado fui sacando las partes eran cuatro partes, las fui poniendo una encima de otra según el orden que tenían, mi madre sonreía al verme feliz y emocionada, la abuela me decía como podía ponerlo y donde.
Creo que era la primera vez, desde hace mucho, que me siento así, tan feliz por algo tan pequeño como esto, pero amaba la navidad, y sí, había olvidado lo que se sentía adornar así.
Poco a poco el pino de navidad fue tomando forma, llenándolo de esferas y moños, además de guirnaldas y lasos, una serie de luces de colores fueron rodeando el pino de navidad, dándole más vida.
De un momento a otro la abuela desapareció, cuando estaba por preguntar por ella, apareció con una pequeña caja de color blanco en sus manos.
- Esto es un regalo de mi difunto esposo, lo compró para mí cuando recién nos casamos, él decía que esta estrella la pondríamos cuando tuviéramos hijos... pero ellos nunca llegaron, ahora, teniéndolas conmigo, es como tener hijos, he ganado una familia, se que es el momento de ponerla-
La abuela abrió la caja dejándome ver una hermosa estrella de color tornasol, brillaba como si una verdadera estrella fuese. Era hermosa.
Me la entregó, la sujete con cuidado y la puse en la punta del pino, ayudándome con una silla, pues no alcanzaba.
- Se ve tan hermoso- dijo mi madre, juntando sus dos manos en su boca.
Miré el pino, sí, era hermoso, parecía tener vida y gritar 'navidad' por todos lados. Nunca había visto un pino tan hermoso como éste.
- Quedó realmente hermoso, tienes razón mamá, creo que esta navidad será diferente- la miré.
Ella asintió, pues sabía a lo que me refería, esta navidad no habrían golpes como regalos, ni gritos o insultos, esta vez solo seremos nosotras tres, pues la abuela era como una de verdad, sólo pasaríamos la navidad tranquila y disfrutando de alguna comida típica.
Estuve por abrir la boca de nuevo, pero mi teléfono me interrumpió, mire la pantalla, era Jimin.
Mire a mamá.
- Contesta, seguro es Jimin, tu cara cambió -
- Es el amor- la abuela le palmeo el hombro a mi madre.
Sonrojada conteste.
- ¿ Sí? -
-"Dani, ¿estas ocupada?"- su voz en mi oído me hizo estremecer, a pesar de que estaba detrás de un aparato.
- Pues... un poco, ¿Paso algo? -
- "¿Podemos vernos? Necesito de tu ayuda, en verdad, es de vida o muerte-
Ese comentario me asustó, ¿Qué pasaba ahora? ¿Se había metido en problemas?
- Sí, dime dónde e iré ahora mismo -
- "En el parque que está a unas cuadras de la escuela, voy para allá"-
- Sí, igual yo, no tardaré -
Ambos colgamos la llamada, mi madre y la abuela me miraban curiosas.
- Jimin quiere verme, no sé que pasó, pero dice que necesita de mi ayuda- hablé nerviosa.
- Entonces apresurate, llámanos si pasó algo, estaremos al pendientes del teléfono -
Asentí hacia mi madre.
Solo tomé mi abrigo y me lo puse en el camino, el pans de pijama de color gris era pasable, pero mi blusa de borregos no, así que la tapé de inmediato, estaba nerviosa, ¿Y si había pasado algo realmente malo?
¿Los chicos estaban bien? Rayos, Jimin y su afán de no decir nada más, ahora solo tenia la opción de apresurarme en llegar hasta él, así que corriendo por las calles fue como llegué al parque lo busque con la mirada y con el aliento entre cortado, no lo veía, me empezaba a poner realmente nerviosa y me estaba asustando.
Saqué el teléfono para marcarle y saber donde estaba, pero cuando lo hice sólo escuche una música detrás de mí, sorprendida me giré, viendo como Jimin estaba parado y sonriendo detrás de mí.
Colgué de inmediato, lo observé por completo, serciorandome de que estuviese ileso, no tenia ningún rasguño, y no parecía preocupado en sí. ¿Que rayos pasaba?
- ¿Que pasó? - mi voz sonó más preocupada de lo normal.
-¿De qué? - parecía confuso.
Sus manos estaban dentro de su chaqueta.
- Me pediste ayuda, pensé que pasaba algo peligroso ¿Estas bien? ¿Los chicos?-
- Todos están bien y yo igual, no entiendo porqué sacas eso - ladeo su cabeza.
Frunci el ceño, apreté mis labios. ¿Me estaba volviendo loca?
-¿Entonces para que me querías ver?-
- Ah, sobre eso, necesito tu ayuda... no sé que regalarle a los chicos de navidad, y aun faltan unas semanas, pero estoy perdido en eso, ¿Podrías ayudarme?-
¿En serio?
No sabia si irme de ahí y dejarlo hablando sólo, o golpearlo. Me había preocupado tanto que salí en pijama, ¡En pijama! Y él solo pedía mi ayuda en unos regalos, ¿A caso no podía decírmelo desde un principio? Casi me daba un infarto.
- En verdad, Jimin, en ocasiones como estas, sólo quiero ahorcarte-
Lo fulmine con la mirada y solo me di media vuelta para ir a sentarme, necesitaba un respiro.
Un día de estos, él me mataría. Ya sea por hacer que mi corazón se acelere por su sexy figura, o por un susto de muerte como éste.
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