Mi alarma me despertó, eran las diez de la mañana, quería dormir hasta más tarde, era sábado y solo quería seguir durmiendo.

Perezosa me levante y me dirigí al baño, donde lave mi cara, después de eso baje para desayunar, mi madre estaba trabajando, llegaría a las dos de la tarde, la abuela me preparo un rico almuerzo, el cual comí con gusto.

— Cariño, ¿empezaras a alistarte desde ahorita? —  la abuela me miraba soñadora.

— ¿Desde ahorita? Pero es muy temprano aun, tengo hasta las cinco —  mastique la comida del tenedor.

— Pero que niña, en mis tiempos tardaban hasta ocho horas para solo peinarse, deberías empezar a arreglarte, tienes que bañarte y humectarte tu piel, exfoliar tu cara y más, creo que tengo algunas cosas, iré por ellas —

La abuela salió caminando a paso rápido hasta su habitación, donde se escuchó como removía cosas y murmuraba algo. Realmente estaba sorprendida.

Al terminar lavé mi plato y vaso, subí hacia mi cuarto, donde la abuela estaba ya ahí, con varios productos en la cama.

— ¿Qué es todo eso? —  pregunte sorprendida.

— Esto, cariño, son cremas para tu cuidado, vamos ven, te ayudare, me podrás ver vieja, pero se como se cuida muy bien el cuerpo de una mujer — ella sonreía.

Solo asentí, me deje que ella me hiciera de todo, puso mascarillas y cremas, después ella me mando a bañar, y cuando termine de bañarme siguió otra ronda de mascarillas y más cremas para el cuerpo, ella dio pequeños masajes en mi rostro. La verdad es que sentía una gran diferencia, ahora sentía más  suave mi piel. Tiempo después mi madre se unió a ella, ayudándome a pintarme las uñas de un color rosa claro, ya eran las cuatro de la tarde cuando terminaron de exfoliarme, ahora solo me vestí.

Primero me puse unas medias de color piel, me puse el vestido, el cual mi madre me ayudo a ponérmelo, pues tenia un cierre por detrás, puse mis zapatillas, me quede realmente sorprendida cuando me mire al espejo, me veía hermosa, ahora solo faltaba el peinado, mi madre me hizo rulos, después sujeto un mechón de cada lado de mi cabeza y lo sujeto en un moño con un listón del mismo color que el vestido.

— Te maquillare, pero en verdad que así te vez hermosa— hizo una mueca.

— Entonces solo hazlo al natural — aconsejo la abuela.

Así lo hicieron. Me maquillaron al natural, solo un poco de polvo, rímel y un labial de color rosa. Mi madre puso un poco de rubor en mis mejillas, acentuando mas el rosa de mis mejillas.

— Te vez tan hermosa hija — mi madre limpió una pequeña lagrima.

— Parece como si te fueras a casar— hablo la abuela.

— ¡Pero que cosas dicen! Claro que no me casare— hable rápidamente.

— Ya lo sabemos, pero eso no quita que te veas hermosa — ambas sonrieron.

El timbre de la casa empezó a sonar. Por inercia miré el reloj. Faltaban cinco minutos para las cinco. Rodé los ojos al ver lo puntual que era.

Mi madre salió en su busqueda. La abuela me sonrió con ternura. Ambas bajamos las escaleras, no sin antes tomar mi bolso y el regalo, el cual había comprado  ayer por la tarde antes de regresar a casa.

Al bajar las escaleras por completo, vi como mi madre hablaba animadamente con el chico que estaba parado en el marco de la puerta.

Por un instante me paralice, pues, a pesar de verlo seguido con ropa casual, hoy lo veía más arreglado que nunca.  Sus labios rosados esbozaron una sonrisa cuándo se dio cuenta de que lo miraba.

—Diviertanse, cuidense mucho —

— No sé preocupe, yo mismo la traeré a casa — Jimin le sonrió a mi madre, sabía que eso bastaba para que mi madre cediera.

—Estoy tranquila porque la cuidas tú, pero en serio, no hagan muchas locuras, mira que también fui joven y... —

— Santo Dios, vamonos ya, regreso más tarde — salí de ahi avergonzada.

Pude escuchar la risa suave de mi madre y de la abuela.

Caminé a grandes zancadas, pues quería alejarme de ahí lo antes posible.

—Oye, espera, no vas sola — Jimin sujetó mi brazo para detenerme.

Lo miré a los ojos con ese gesto de su parte, estaba aún avergonzada y sentía mis mejillas arder.

—Espera, ¿quieres? Vas en la dirección contraria, tomaremos un taxi, aun no saco mi licencia así que no puedo manejar aún — hizo un gesto de fastidió.

Solo asentí y deje que me llevara a la dirección indicada. El taxi no tardo en llegar a lo que era una casa grande, una casa blanca y lujosa. Estaba realmente sorprendida.

Cuando bajamos del taxi, ambos nos dirigimos hasta la puerta de la gran casa. Se podía escuchar la música a todo volumen así como algunas risas y gritos. La puerta estaba abierta, así que pude ver como, variedad de personas, estaban por ahí caminando o bailando.

Era aún temprano pero ya había una gran cantidad de personas.

—Pensé que solo serían ustedes — murmuré cerca del oído de Jimin.

— En un principio así era, pero creo que a Taehyung se le escapó algo sobre la fiesta y... bueno, ya te imaginaras, una fiesta por parte de nosotros no es una simple fiesta — sonrió.

Tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos. Lo miré sorprendida, él solo sonrió alzando sus cejas. Para él era algo tan sencillo de hacer, pero para mi era algo que hacia que mi corazón palpitara a mil por hora.

—Trata de no alejarte mucho de mí o de los chicos — susurró en mi oído, haciendo que un escalofrío me recorriera al sentir su aliento.

Fue el primero en dar el primer paso, yo lo seguí. Mirando todo con lentitud a mi alrededor, pues estaba sorprendida, si por fuera era enorme la casa, por dentro lo era más. 

La casa estaba decorada con globos y girnaldas, además de un letrero que decia: "Feliz cumpleaños Namjoon ".

¿Así es como era una fiesta? ¿Así se celebraba a alguien que cumplía años? La verdad no lo sabia, pues nunca había celebrado mi cumpleaños después de la muerte de mi padre, y la verdad es que las únicas veces que me celebraron no los recordaba.

Jimin se abría paso por entre la multitud que, a pesar de que había mucho espacio, se acumulaban en un solo lugar.

—Hey, pensé que nunca vendrían —

Mire a Hoseok, quien hacia un puchero mientras nos reprendia.

—Sí, pero ya estamos aquí, enserio que ya esta llegando mucha gente —

— Y lo que falta, al parecer llegarán algunos universitarios, lo escuche por el pasillo — musito con amargura Yoongi.

—Mierda, Taehyung, si algo le pasa a mi casa, tú vendrás a reparar todo — Namjoon miro al aludido arrugando la nariz.

Taehyung sólo se limitó a sonreír, haciendo que varios también sonrieron ante la eminente preocupación del chico.

— Feliz cumpleaños, toma — hable yo para tratar de aligerar un poco el ambiente.

—Un regalo, ¿para mí? — Namjoon me miro sorprendido.

Asentí : —Tal vez es algo pequeño pero... enserio, es de corazón — le sonreí un poco.

— ¿Puedo abrirlo? — me miró de una manera como si de un niño se tratara.

—Claro, es tuyo —

Namjoon no tardo en rasgar el papel con el que había envuelto la pequeña caja.  Cuando vio el contenido su boca se abrió sorprendido, miro el obsequio y después a mí.

— ¿En serio? —

— Tal vez no te guste, si quieres puedo cambiarlo y... — hable algo apenada.

—¿Que dices? Pero si me encanta, nunca tengo suficiente si de lentes se trata, muchas gracias —  me sonrió.

En varias ocasiones había visto como un hoyuelo se le formaba cuando sonreía, era muy tierno.

—¿Por qué  no me dijiste que le habías comprado algo? — Jimin me reprocho haciendo un puchero, el cual era adorable.

—Era... sorpresa, además no estaba segura si dárselo — me encogí de hombros.

—Bueno, ya dejen eso, vamos a disfrutar el día de hoy, ¡Que empiece la fiesta! — habló animado Hoseok.

— La fiesta ya empezo, tarado, pon más atención — Yoongi lo miro rodando los ojos.

—Uf, entonces Hyung, ven conmigo, vamos a bailar —

Taehyung se llevó a rastras a Yoongi, quien empezó a blasfemar de una y otra forma. Podía ver que el baile no era del agrado de él.

Los restantes sólo miraban a ese par moviéndose de manera extraña, Jin en un momento me ofreció algo de beber, obviamente no era alcohol, aunque había visto que algunos de los de ahí si que estaban bebiendo.

Jimin y Namjoon hablaban animadamente, mientras Hoseok y JungKook grababan a sus dos amigos que estaban bailando.

Todo era tan divertido, tan diferente de como me lo había imaginado, y eso que la fiesta apenas empezaba.