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Luke suspiró en cuanto entró en el supermercado junto a su madre, no había mucha gente, lo que no era una sorpresa.

-¿Tienes la lista cierto?-el rubio asintió mientras su madre comenzaba a empujar la silla.

-Huevo, leche, pollo, pan, harina de hot cakes, vainilla, arroz, cereal, jabón para ropa, cloro.-leyó con rapidez.

-Bueno, primero iremos por la comida, por cierto, tu padre también me pidió este juego de mesa-entrecerró los ojos mientras se detenía en el pasillo de juguetes, intentando recordar el nombre.

-No es mi padre.-susurró en un tono tan bajo que su madre ni siquiera lo escuchó.

-¿Cómo es que se llama?-preguntó revisando los estantes.

-Dudo mucho que lo encuentres en esta parte, aquí solo hay Barbies y muñecos.-murmuró mirando todas las cajas de tonos rosados y azules, demonios, nunca había visto así de organizada esa sección.

-Cierto-respondió asintiendo.-¿Que quieres hacer hoy? Podríamos comprar un montón de dulces y frituras para pasarnos el resto del día viendo películas o esa serie que te gusta.-dijo sonriente.

-Si quieres-respondió aburrido, mirando al piso.

-Luke, me duele verte así, tan desganado y enojado, la madre de Jason Ferguson me dijo que tuvo una fiesta el viernes y que había esperado verte ahí, ni siquiera lo mencionaste.-susurró triste.

-Si bueno, su mamá es una chismosa.-dijo serio, mientras entraban en el siguiente pasillo de juguetes, ahí habían juguetes para niños menores de 3 años.

-Luke...-advirtió su madre, con voz calma.

-Es la verdad, ¿por qué tenía que decirte eso? Dudo que haya salido un tema relevante relacionado a la estupida fiesta de su estúpido hijo, si no fui es porque no me apetecía estar entre un montón de personas que solo me miran con lástima, tuve suficiente de eso las ocho horas en la escuela, gracias.-dijo con voz pasiva pero aún se podía sentir el enojo en sus palabras.

-Está bien, tal vez es un poco metida.-admitió la mayor, ocasionando que Luke riera levemente.-Entonces...¿qué quieres hacer hoy?-Luke se encogió de hombros.

-No lo se, lo que tú quieras hacer.-el siguiente pasillo era un desastre, habían un montón de cajas de los juegos de mesa en el piso, al igual que un chico que tarareaba una canción de cuna en voz baja, sentado con las piernas cruzadas.

-Pero ¿qué rayos?-murmuró la mayor, llamando la atención del pelinegro, que sonrió al ver a Luke, el rubio hizo una mueca.

-No por favor, Dios-susurró, confundiendo a su madre.

-Hola-saludó el pelinegro-Yo estoy acomodando las cajas, así que no pueden pasar.-dijo serio.-las personas no respetan el trabajo de los que acomodan, por eso les estoy ayudando mientras mi mamá hace las compras, ella se tarda mucho y me deja aquí para que lo organice todo, me gusta hacerlo.-ambos rubios asintieron.-Ah, si, le hablé a mi hermano pequeño de ti y me dijo que debía disculparme por llamarte inválido-dijo mirando a Luke fijamente.

La madre del rubio arrugó la frente.

-Aunque no se porque-miró el piso pensativo-Bueno, ahora que lo pienso si es una palabra algo mala, porque parece que no tienes validez como persona, pero dijo que tampoco puedo llamarte discapacitado, aunque es lo que eres.

Ambos lo miraron entre sorprendidos y ofendidos.

-Así que lo siento por decirte inválido, vales mucho, no importa que no puedas caminar.-dijo mientras sonreía de forma fugaz.

-Esta bien-susurró Luke, haciendo lucir su respuesta más como pregunta.

-¿Vendrás a nadar a mi casa algún día?-preguntó después de un corto silencio.-Los domingos no están el resto de mis hermanos, es aburrido, solo venimos a comprar la comida y vamos a casa a jugar juegos de mesa aburridos, siempre le gano a mamá, por eso es aburrido.

-No creo ir a tu casa...Eddie-susurró el rubio.

-Ah, bueno, si alguna vez cambias de opinión debes avisarme, tiene que estar alguien más en casa.-susurró mirando al piso-El año pasado fui con un chico que conocí en el parque, el dijo que jugaríamos videojuegos pero me amarró y robó nuestras cosas, se llevó mi vaso favorito.

Luke y su madre sólo asintieron algo desubicados, era impresionante la inocencia de ese chico.

-Eddie, cielo-llamó una mujer de cabello negro y piel morena, tenía dos carritos llenos y un niño de un año o dos en el asiento del carrito, tomando agua de un vaso entrenador.-¿Ya terminaste de acomodar? Recuerda que tenemos que ir por Sam a sus clases.

El pelinegro negó.

-Estaba hablando con el de silla de ruedas de mi escuela.-la morena frunció la nariz y miró con disculpa a Luke y su madre.

-Él tiene nombre cielo.-murmuró la mujer.

-Pero no se como se llama.-respondió obvio.

-Me llamo Luke-respondió el ojiazul, mirando a Eddie, quien solo asintió.

-¿Como el de Star Wars?-Luke asintió con una pequeña sonrisa.-Ah, no me gustan esas películas, son aburridas.-respondió recogiendo varias cajas, para ponerlas en el lugar adecuado.-A Tommy le gustan mucho, es raro.

-Oye cariño, ¿por qué no vas por un helado? Yo terminaré de acomodar.-dijo la mujer acercándose a su hijo.

-Pero es por..

-Orden alfabético, lo se, lo se-dijo con ternura.-Anda ve, lleva a Demian contigo, el pelinegro solo tomó al niño en brazos y se fue con rumbo a los refrigeradores.-Siento mucho si te hizo sentir incómodo, no lo hace a propósito.-murmuró comenzando a recoger todas las cajas.

-No importa-respondió Luke.

-Bueno...¿buscaban algún juego?-preguntó sin dejar de acomodar las cajas, solo que a diferencia de su hijo, ella lo hacía mucho más rápido.

-Si, no recuerdo el nombre.-dijo la madre de Luke, ya luciendo más tranquila.

-Bueno, nosotros tenemos muchos juegos, seguro si me dice de que trata sabré cual es.

-Ah, es sobre un tablero, lleno de dibujos creo, y debes encontrarlos o algo así.

La morena asintió, buscando rápidamente la caja que ya conocía, la tomó del montón y se la tendió a la madre de Luke.

-¿Es este?-la mujer leyó el título «el lince»

-Si, muchas gracias.

-No, gracias a ustedes.-dijo con una sonrisa hermosa, Luke creyó enamorarse de esa mujer.

-¿Nosotros por qué?.-preguntó la madre del rubio confundida.

-No todos suelen ser muy pacientes con Eddie, a veces lo tratan mal, así que gracias.-miró a Luke.-En especial a ti, me contó lo que pasos el viernes, de verdad gracias, mi Eddie nunca se defiende.-suspiró con tristeza.-Me tocó un niño demasiado bueno.-sonrió con alegría-Sólo...muchas gracias.-dijo sincera.

Los Hemmings asintieron y tras despedirse con amabilidad de la mujer se alejaron de ella para continuar con sus compras, Luke pudo ver a lo lejos como Eddie miraba fijamente los refrigeradores mientras abría y cerraba la puerta una y otra vez, mientras el niño en sus brazos cabeceaba contra su hombro.

Tal vez si podría intentar ser su amigo.

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