Taehyung había pasado los mejores años de su vida entregándose a su familia, había conocido a Hoseok a muy temprana edad y había decidido embarazarse de la misma forma, creía que estaba haciendo bien, pues estaba con el hombre sus sueños y tenía la vida perfecta, por lo que se encontraba conforme con todo a su alrededor. Había estado tan conforme con toda su vida que en ningún momento se cuestionó si realmente necesitaba o quería algo más, si quizás aspiraba a ser algo mucho más que un ama de casa... si quería trabajar o ejercer nuevamente su profesión.

Los años habían pasado para él, ahora casi no había nada de lo que alguna vez fue el Taehyung de veinticuatro años, incluso mientras miraba sus fotos de joven se decía que extrañaba mucho aquello, se extrañaba, pues en el proceso de ser madre y esposo se había olvidado completamente se ser él, lo cual según su terapeuta era normal, mas no algo definitivo.

El omega había decidido llevar terapia hace ya algunas semanas atrás, para ser exactos dos, todo esto debido a que ya no podía controlarse, ni siquiera sabía cómo sobrellevar la convivencia con Hoseok. Su terapeuta le había aconsejado cortar con todo de raíz, incluso, al igual que sus familiares, le había animado a denunciar a su esposo y divorciarse, ya que aquello era lo más sano y obviamente lo más normal en aquella sociedad. Sin embargo Taehyung todavía estaba buscando el momento adecuado, creía que aún no lo era y no precisamente porque esperaba algún cambio repentino en su aún esposo, sino porque su hija estaba pasando los mejores días al lado de su padre y no quería quitarle aquella felicidad, no ahora.

Sus pasos también habían sido sigilosos, pues creía que si levantaba sospechas en Hoseok este vería la forma de evitar a toda costa el divorcio y sobre todo, quitarle la custodia de Hani, lo cual era muy importante para el omega. Así mismo había tratado a toda costa de ocultar su segundo embarazo, pues esto solo sería un impedimento para la separación o incluso, más papeleo.

— Ya puedes limpiarte, Taehyung. — le indicó su doctora, pasándole un paño para que pueda limpiar su vientre.

El omega suspiro y asintió, tomando el pañito y pasándolo por su vientre, ya prominente, que solía cubrir con grandes polera o blusas.

— Todo parece indicar que está bien, Tae. Los latidos, el tamaño, el peso, realmente este bebé se encuentra bien...

— ¿Y no hay problema con respecto a... — Taehyung no quería decirlo, pues sabía que tener un embarazo después de un aborto espontáneo era muy peligroso, incluso había casos en los cuales el útero se encontraba tan débil que sin querer expulsaba al feto.

La doctora negó con la cabeza y con una gran sonrisa, igual de aliviada que el pelicastaño. — No, Taehyung, no hay ningún problema con respecto a una pérdida, ni siquiera hay algún tipo de amenaza. Te puedo asegurar que ese bebé se está aferrando a la vida.

Y sí que era así, pues después de todo lo que había pasado el omega creía firmemente que aquel niño o niña realmente quería nacer y conocerlo.

— Nos vemos el siguiente mes, cariño. — la doctora Yuang era muy buena, ella le tenía un gran aprecio, fue su doctora en su primer embarazo, también llevó el embarazo de los gemelos, al igual que la pérdida de estos y el omega creía que no había una mejor persona que recibiera a ese niño.

— Así será, doctora. — asintió Taehyung, colocándose de pie y tomando su bolso.

— Espero a Hoseok en la siguiente cita, Tae.

Y aunque la doctora no era una mala persona, Taehyung tomó aquello como algo parecido a una advertencia. Hoseok aún no lo sabía y no quería decírselo, pero las leyes indicaban que todo padre alfa debía estar al tanto del embarazo de su omega y si este se lo ocultaba podría pagar una gran multa o peor, se le podría quitar al bebé. Taehyung no quería eso, pero tampoco quería que su bebé compartiera o siquiera conociera el nombre de ese alfa.

Taehyung salió de la consulta despidiéndose, pero sin decir absolutamente nada sobre la presencia de Hoseok. No tenía por qué.

Cuando llegó a la casa de sus padres se encontró con su pequeña al lado de su hermano. MinHo se encontraba muy feliz jugando con su pequeña sobrina y haciéndole caso en todo lo que decía o hacia.

— Creo que ya es hora de que busques un omega y tengas a tus propios cachorros, hermanito. — le aconsejó Taehyung, aunque más parecía querer burlarse de su hermano mayor, quien se encontraba con la cara pintada con plumón, una obra de arte hecha por Hani, quien reía feliz.

— No quiero. — dijo de inmediato MinHo, importándole muy poco las burlas de Taehyung. — Soy feliz con mi única sobrina.

El omega sonrió y sacando las fotografias de su ecografía se las enseño a MinHo.

— Muy pronto dejara de ser la única. — Taehyung sonrió, enseñando con mucho orgullo aquellas fotos. Había esperado mucho para hacer eso, quería contárselo a todos, pero la pérdida anterior había dejado un pequeño temor en él, por lo que había esperado a que la doctora le indicara que todo andaba bien para recién hacerlo.

MinHo se colocó de pie de inmediato, cargando a la pequeña Hani con un brazo y con la otra mano, tomando las fotos.

— ¿Es enserio?

Taehyung asintió, sumamente feliz por la reacción de su hermano mayor.

— ¡Voy a ser tío de nuevo! — MinHo no evitó gritar y llamar la atención de Hani, quien también miraba con algo de curiosidad las fotografías. — ¡Hani, tendrás un hermanito!

La pequeña no entendía nada, pero le hacía mucha gracia ver a uno de sus tíos sonriendo y con la cara pintada, por lo que comenzó a reír.

Taehyung por un momento fue feliz, realmente apreciaba a su familia, especialmente a sus hermanos mayores, quienes siempre lo apoyaron en todas su decisiones y sobre todo, celebraron tanto sus logros como sus embarazos.

Su terapeuta le había dicho que siempre se valiera de los buenos momentos, recordara estos siempre que se sintiera mal y evitara a toda costa sobre pensar, pues eso solo podría llevarlo a retroceder muchos pasos en el pequeño, pero significativo avance que estaban teniendo en todas esa sesiones, que eran interdiarias.

El omega creía estar viendo una pequeña luz al final de ese túnel tan oscuro.

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El siguiente capítulo es muy importante, porque ya estamos a nada, absolutamente nada de llegar el mejor momento.

Nos vemos.