➷ décimo quinto capítulo
Lo que menos esperó Taehyung al llegar a su casa, ya dos días después de año nuevo y su cumpleaños, fue encontrarse con su esposo y algunos amigos en común, entre ellos NamJoon y SeokJin junto a sus pequeños, dándole una gran sorpresa de cumpleaños y bienvenida.
— Felicidades, cariño. — lo abrazó SeokJin, quien tuvo mucho cuidado pues cargaba al pequeño MinSeok. — Espero que esos veintinueve años te entreguen mucha sabiduría.
Taehyung sabía perfectamente a lo qué se refería, por lo que solo se lo agradeció con una sonrisa, para luego recibir un abrazo de NamJoon, quien también lo felicitó y le pidió no crecer más. El omega solo rio y asintió, para luego recibir a su esposo, quien lo abrazó fugazmente. De inmediato se estremeció.
— Felicidades, mi amor. — Hoseok sonreía grande, como si realmente estuviera feliz de estar junto a él. Taehyung solo lo odiaba cada vez más, especialmente por el cinismo que cargaba. Era un alfa tan horrible. — Realmente quise ir con ustedes, pero tenía que ver algunos casos.
El omega solo asintió, sin decir absolutamente nada con respecto a esa mentira, pues aunque deseara no saberlo, era más que obvio que todo lo que decía su aún esposo era una mentira, un maldito engaño para encubrir su infidelidad y sobre todo, para proteger a aquella omega.
Los demás invitados eran conocidos, en su mayoria de Hoseok, antiguos compañeros de trabajo con los cuales en algún momento interactuó en sus días de practicante y poco después como profesional. Taehyung solo saludó a unos pocos y con la excusa de llevar a su pequeña a descansar se dirigió a la segunda planta, siendo seguido por SeokJin, quien también se excusó con cambiarle el pañal a MinSeok para acompañar al pelicastaño.
— ¿Cómo estuvieron las cosas por allá? — preguntó el omega mayor una vez que se encontraron dentro de la habitación de Hani, a puertas cerradas, pues debían ser cautelosos con ese tema.
— No pensé que me haría una bienvenida. — Taehyung trató de cambiar de tema, pues aunque la hubiera pasado bien junto a su familia en la casa de playa, hubieron momentos un tanto tensos por parte de SeoJoon, quien era el que menos toleraba a Hoseok y ahora ya entendía el porqué del odio de sus hermanos hacia su esposo.
— En realidad sí fue algo planeado, ayer nos llamó e invito. — SeokJin sabía que ese cambio repentino de tema solo significaba algo y aunque quisiera saberlo, por el momento prefería simplemente no hostigar a su amigo.
— ¡Wow, sí que se esforzó! — dijo con total ironía el pelicastaño, dejando a su pequeña en su cuna con mucho cuidado pues no quería levantarla.
SeokJin se quedó en silencio por un momento, sin saber qué decir al respecto, Taehyung parecía haber llegado con más seguridad que antes, pero no quería adelantarse y mucho menos decir algo que quizás podría alterarlo, no en su estado.
— No tienes que guardarte nada. Sé que quizás tienes muchas preguntas, SeokJin, pero solo te puedo asegurar que ya sé qué es lo que quiero hacer y cómo lo voy a hacer.
— ¿Entonces lo denunciarás? — de inmediato pregunto el omega mayor, viendo de reojo al pequeño MinSeok, quien parecía demasiado ajeno a todo lo que su padre omegaba hablaba.
Taehyung por fin dio media vuelta y miró a su amigo, y sonriéndole asintió.
— Ya no tengo nada qué perder y lo único de lo que estoy seguro es que no lo quiero en mi vida, menos en la de mis hijos.
Esa determinación con la cual se le veía a Taehyung fue más que suficiente para SeokJin, quien de inmediato se acercó para abrazarlo, felicitándolo por dar un gran paso, pero sobre todo, por ser tan valiente, pues era conocimiento de todos que la sociedad no te recibía bien al saber que eras un omega divorciado. Así como todos se encargaban de proteger a los omegas y crucificar las acciones de los malos alfas, así mismo se encargaban de señalar a todas las víctimas omegas, no era del todo justo, pero era lo que había y se tenían que aguantar.
Taehyung no disfrutó del todo aquella fiesta, que más parecía una parrillada organizada por su esposo para sus empleados, pues todos conversaban de negocios, de algunos casos que llevaban y como les había ido el año anterior con respecto a cifras y casos ganados. El omega se sentía tan fuera de lugar, a pesar de entender muy bien aquellos temas, sin embargo en algún punto todas las conversaciones que escuchó lo llevaron a recordar sus momentos de gloria, aquellos en los cuales se encontraba en una corte, defendiendo los derechos de sus clientes y haciendo de todo para ganar un juicio. No sabía cómo expresarlo, pero creía extrañar todo eso, sus días siendo un abogado, defendiendo a inocentes y sobre todo, sintiendo esa satisfacción propia de un ganador cada vez que su cliente salía invicto.
— ¿Cómo estás cariño? — y la sola voz de Hoseok le arruinó todo aquello. — Pensé que te divertirias con esta reunión.
El alfa apestaba a alcohol y aunque no estaba ebrio, se podía sentir en su aliento que había pasado más de cuatro o cinco cervezas. Hoseok a veces tenía una resistencia admirable, lo descubrió la primera vez que tomaron juntos y poco después con el tiempo se percató de que aquel alfa era muy buen bebedor.
— Estoy bien. — contestó apenas, tratando de alejarse de su esposo.
— No sabes cuánto te extrañe. — susurró el mayor, acercándose peligrosamente al cuello de Taehyung, donde trató de dejar unos besos. Trató, pues el omega se alejó, sabiendo también que Hoseok siempre solía tener ganas cuando tomaba.
— Yo también. — contestó, aunque realmente solo tuviera ganas de vomitar, lo cual era normal en su estado, mas no en él, ya que sus embarazos siempre fueron tranquilos y sin muchos síntomas.
— ¿Qué te parece si despedimos a todos, nos aseguramos de que Hani esté bien dormida y tú y yo...
— No lo creo, Hoseok, estoy muy cansado y creo que me iré a dor-
— ¿Dónde está tu anillo? — y antes de siquiera poder huir de aquel momento, Hoseok lo interrumpió, tomando su mano izquierda y buscando el anillo de compromiso y matrimonio que Taehyung solía utilizar siempre.
Solo hasta ese momento, Hoseok pudo comenzar a pensar con más claridad, incluso parecía que todo el alcohol había salido de su sistema, pues su mirada solo estaba puesta en la delicada mano de su omega, una mano completamente vacía, como si en realidad no estuviera casado.
— ¿Dónde están los anillos, Taehyung? — y la seriedad en la voz de Hoseok le hizo entender al omega que todo esto era enserio. Hoseok no estaba bromeando y tampoco parecía querer dejarlo ir sin tener una respuesta concreta con respecto a sus anillos.
— Los mandé a la joyería. — dijo de inmediato, tratando de no ponerse nervioso ante la atenta mirada de su esposo. — Necesitaban una limpieza y los mandé...
— Taehyung, no quiero que estés andando por ahí sin los anillos, menos alrededor de tantos alfas. — Hoseok sonó amenazante y es que Taehyung lo conocía muy bien como para saber que si era así. El alfa era muy celoso, especialmente con lo que era suyo, como una vez le dijo cuando aún no eran nada más que salientes.
Taehyung se soltó del agarre y tras un suspiro asintió. Sabía que tenía que fingir bien delante de su esposo, aunque muy dentro quisiera decirle que era un maldito cínico y un idiota machista que creía que todo el mundo era igual que él de infiel y mentiroso. El omega no tenía por qué serlo, mucho menos caer tan bajo e igualar el comportamiento de su esposo. Él tenía mucho por ofrecer y un ejemplo que darle a su hija.
— No te preocupes, cariño. Trataré de recogerlos el día de mañana a más tardar. — Al omega no le costó mucho decir aquello, pues en su tono había mucha burla, demasiada a decir verdad, pero Hoseok era tan despistado que no se percataba de aquello, al igual que tampoco se percató de que Taehyung había dejado de utilizar los anillos hace ya varios días o incluso, que este ya sabía sobre sus mentiras.
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Otro capítulo más.
Nos vamos acercando al clímax de esta historia
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