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➷ décimo noveno capítulo

Lo que menos esperaba Hoseok era levantarse en la madrugada de aquel mes de febrero con la noticia de que Jennie se encontraba en el área de emergencias de la clínica a la cual asistían para llevar los controles de su hija. El alfa jamás imaginó que la historia se volviera a repetir, por lo que no dudó en asentir a todo y decir que estaría lo más pronto posible junto a su omega.

— Cariño, tengo que salir, ha surgido un imprevisto con JiWoo y tengo que ir al hospital por ella.

Hoseok era muy bueno mintiendo, tanto así que si Taehyung no supiera nada de lo que estaba ocurriendo, probablemente le creería. Sin embargo, la situación era distinta, por lo que el omega solo asintió a las palabras de su esposo, fingiendo que no había escuchado aquella llamada, cuando claramente pudo identificar el nombre de una mujer... de aquella mujer.

El alfa salió apresurado de la casa, importándole muy poco la ropa que llevaba o que no se había lavado la cara, poco o nada importaba su apariencia en ese momento tan decisivo, el cual no debería estar pasando, pues la bebé estaba programada para dentro de un mes, no para ese día, no exactamente aquella noche, en la cual tuvo que irse y dejar sola a Jennie. Hoseok se arrepentía de haberse ido, quizás si se quedaba a su lado ahora mismo su hija no estaría adelantándose.

Al llegar a la clínica se le indicó que Jennie daría a luz por cesárea ya que la bebé no venía en una buena posición, además de que parecía haber un problema con el cordón umbilical. Hoseok se maldijo, pues nuevamente creía que todo esto se debía a su maldito karma, a todo el daño que le había hecho a la persona que más amaba: Taehyung.

— Solo puede esperar a que la señora salga de cirugía. — le indicó una enfermera, tratando de reconfortarlo con aquellas palabras, que en realidad para el alfa no tenían nada de alentador.

Hoseok se dejó caer en una de las sillas de la sala de espera y bajó su mirada, comenzando a rogar que todo salga bien con Jennie y su hija, pues no quería perder a ninguna de las dos, ni siquiera se imaginaba una vida sin la mujer o su segunda hija.

Los minutos pasaron y sin darse cuenta también las horas, las cuales parecían hacerse mucho más eternas de lo común. El alfa estaba entrando en desesperación cuando un doctor finalmente salió, para luego situarse a su lado y extenderle la mano en saludo.

— ¿Cómo se encuentran ellas, doctor? — Se apresuró a decir al alfa, tomando la mano del doctor en el proceso.

El hombre ya mayor suspiró y entonces las cosas no parecían ir tan bien como lo pidió en algún momento de aquella noche Hoseok. Sabía que algo andaba mal.

— Las cosas han salido bien, la niña es un poco prematura, la tenemos en observación, pero lamentablemente la señora Kim pasó por un gran momento de estrés, sumándole a eso que la niña venía en una mala posición, con el cordón atado a su cuello...

Y aunque HoSeok quería prestar atención, su mente comenzó a divagar en una sola frase que incluía el cordón umbilical y a su pequeña. Siempre existían esos problemas, eran muy comunes y si se actuaba rápido casi no había ningún problema, sin embargo este no era el caso. Parecía que no habían actuado de manera rápida.

— La niña estuvo sin oxígeno por varios minutos, el cerebro no recibió oxígeno y aquello en una bebé puede ser más que fatal. Sin embargo está en observaciones y vamos a estar preparados para cualquier situación...

Hoseok seguía sin creer todo lo que estaba pasando su pequeña en ese momento, en ese preciso momento, donde solo era una solo una bebé, un pequeño ser que había llegado sin culpas a ese mundo, pero que parecía cargar con mucho por el simple hecho de ser su hija. No sabía cómo se lo diría a Jennie, pues hasta el momento la bebé no podría estar al lado de su madre, aunque suponía que ella lo veía venir.

Cuando el alfa ingresó a la habitación en la cual se encontraba la omega, ya despierta, no dudó en sonreirle, tratando de transmitirle un poco de tranquilidad con esa simple acción, aunque fuera imposible, pues la situación no era tan buena y obviamente Jennie lo sabía.

— ¿Cómo está ella? — preguntó de inmediato la joven, tomando la mano de su alfa. Hoseok le dio un leve apretón y sonrió nuevamente.

— Está en observaciones, amor, el doctor me dijo que me llamaría una vez que pudiera verla.

— Yo también quiero verla. — dijo de inmediato la mujer, rogando porque se le fuera concedido su pedido.

— Hablaré con el doctor, cariño, pero no creo que sea posible, aún estás un poco delica-

— No importa, quiero ver a mi hija, Hoseok.

El alfa estaba a nada de refutar cuando su móvil sonó, pensó por un momento que se trataría de Taehyung, pues ya eran pasada las ocho de la mañana, sin embargo para su buena suerte se trataba de NamJoon.

— Por favor, quiero verla. — insistió nuevamente la chica, esperanzada en que podría hacerlo.

— No puedes cariño. — susurró el alfa, colgando la llamada para luego abrir su mensajería y decirle donde se encontraba a NamJoon, pues este al parecer le había mandado mensajes desde muy temprano para preguntarle si pensaba llegar a su oficina. — Pero en cuanto estés mejor, hablaré con el doctor para que visites a nuestra pequeña. — Jennie estaba a punto de entrar en una pequeña crisis sino fuera por su alfa y la pequeña propuesta que tenía para ella. — ¿Qué te parece si por ahora buscamos un nombre para nuestra hija?

La omega sonrió, tratando de olvidar todo lo que había pasado horas antes, sino fuera que aquel recuento la llevo a recordar todas las palabras de la señora Kim y por sobre todo, el embarazo de Taehyung, que claramente no era de conocimiento de Hoseok. Quería preguntarle directamente al alfa si seguía acostándose con su esposo, si realmente se pensaba separar de este, incluso si sabía de su embarazo, sino fuera por todo lo que iba a conllevar revelar aquel secreto... Quizás Hoseok decidia no divorciarse y por tanto el anillo en su dedo anular pasaría a perder validez. Todo podría cambiar si realmente decidia abrir la boca, por lo que prefirió quedarse callada y seguirle la corriente a su futuro esposo.

Hoseok se quedó con la omega hasta que finalmente decidieron nombrar a su hija: JiYu, Jung JiYu, un nombre con mucho significado para ambos y por sobre todo, que les gustó a ambos. Se pasaron casi toda la mañana en esa habitación, hasta que el doctor ingresó y llamó a Hoseok, indicándole que habían traslado a la bebé a los cuneros, donde podría verla desde fuera. El alfa no dudó en asentir y prometerle a Jennie que tomaría muchas fotos para mostrárselas, ella solo asintió y lo dejó ir.

Ambos hombres iban caminando por los pasillos rumbo a dónde se encontraba la pequeña JiYu, todo iba a estar bien se decía mentalmente Hoseok o así fue hasta que se encontró con NamJoon, quien tenía un semblante serio y su maletín en mano.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó un tanto extrañado el pelinegro, deteniéndose y provocando que el doctor también lo hiciera.

NamJoon miró al doctor y luego a Hoseok, como diciéndole silenciosamente que necesitaban hablar a solas, aunque este último no entendiera absolutamente nada, ni siquiera la presencia de su mejor amigo en la clínica.

— ¿Sucede algo, señor Jung? — preguntó el doctor.

Hoseok quiso decir que no sucedía absolutamente nada, sino fuera por las palabras de NamJoon.

— Doctor, discúlpenos, pero necesito hablar con el señor Jung.

El mencionado se quedó atónito, sin saber exactamente qué decir, pues no esperaba a NamJoon y mucho menos deseaba hablar con este, solo quería ver a su hija. Sin embargo su amigo no esperó la respuesta del doctor para tomarlo del brazo y llevarlo lejos de aquel hombre.

— ¿Qué rayos te sucede, Kim? — gritó Hoseok, apenas fue soltado por NamJoon, en la pequeña zona de descanso de la clínica, donde se encontraban algunos otros pacientes en compañía de enfermeros. — ¡Quiero ver a mi hija y tú estás aquí, haciéndome perder el- — y antes de siquiera continuar, un portafolio fue lanzado contra su pecho. — ¿Qué rayos es esto? No pienso atender ningún caso en este momento, NamJoon, y creo que tampoco-

— No es ningún caso para ti, Jung Hoseok. — NamJoon no esperaba hacer esto, ni siquiera se lo imaginó en algún momento de su vida, pero ahí se encontraba.

Hoseok abrió el portafolio, encontrándose con las grandes letras de: DEMANDA DE DIVORCIO. Todo parecía estar bien, hasta que leyó el nombre del denunciante y al denunciado.

— ¿De qué mierda se trata esto, Kim NamJoon? — dijo más que exaltado, lanzándole el portafolio a su mejor amigo.

NamJoon suspiró y finalmente hizo su trabajo. — Jung Hoseok, mi cliente Kim Taehyung ha presentado una denuncia en tu contra, solicita el divorcio y en el portafolio que acaba de lanzarme se presentan todos las condiciones que ha impuesto. Esperamos su pronta respuesta y en cualquier caso, yo, su representante estaré al tanto de-

— ¡Cállate, maldita sea! — gritó el pelinegro, llamando la atención de algunas personas. — ¿Qué rayos significa esto, NamJoon? ¿Por qué rayos estás representando a mi esposo en una demanda de divorcio en mi contra?

NamJoon quiso realmente golpear a Hoseok, sin embargo ahora mismo estaba haciendo su trabajo, por lo que no podía hablar más allá de lo que normalmente lo haría al estar con un demandado.

— Mira Hoseok, tu esposo es mi cliente y ahora mismo esta solicitando el maldito divorcio. Te dije desde un inicio de que esta tontería de jugar a la casita con una de tus amantes traería consecuencias, la primera fue ese bebé que no debió de nacer y la segunda fue haber permitido que Taehyung se enterara de tu maldito juego. — Hoseok simplemente se quedó atónito, comenzando a encajar de a poco todo lo que había sucedido en esos últimos meses. Ahora todo tenía sentido. — Tu maldito esposo vino a mi oficina hace dos semanas y me pidió que lo representara en este caso, solo estoy haciendo mi maldito trabajo, algo que debiste de hacer bien desde un inicio, idiota.

Y sin esperar respuesta, Kim NamJoon dio media vuelta para irse de aquel lugar, dejando a un alfa de treinta dos, casi treinta tres años sin palabras.

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Les dije que iba a estar picante 🤫

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