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capítulo 6

jijiji yo aquí con un poco de estos dos, amo a esta pareja, no sé por que me tardo tanto en actualizar, siento que va en suuuuuppper suuuuuper camara lenta esta historia. jajaj en fin lamento eso, pero al menos espero que la disfruten tanto como yo disfruto escribiendo sobre estos dos, los amo mucho. 

—Oye, hermano, lo siento.—Iba diciendo Harry apenado.—Pero ya sabes,  es que pensé que le estabas haciendo daño ¿Si lo entiendes no? con los 20 centímetros que lo despegan del suelo no se defiende ni de una mosca y tu todo gigante mientas el niño lloraba...

Harry se encogió de hombros. No parecía arrepentirse del todo y algo le decía que si lo tuviera que volver a hacer, el chico ondulado volvería a defender a Billy. Solo por eso a Jack el muchacho le cayó bien independientemente de que le hubiera adormecido la mandíbula de un puñetazo.

Aunque si era otro de sus amantes...

No. Jack no quería pensar en eso. Paseó su vista de uno a otro, no parecía haber más química entre ellos que la de dos colegas y eso lo tranquilizó un poco.

¿Pero que demonios te importa cuantos amantes tenga? Se reprendió a sí mismo.

Habían arrastrado al inglés hasta la cocina luego de que Bill les explicara que no había ningún peligro con él y en esos momentos se encontraba sentado sobre un banquillo destartalado mientras Paris le sujetaba una bolsa con hielo al rostro donde el puño de Harry había impactado.

—Hey—Se quejó Bill, se cruzó de brazos e  infló las mejillas de manera tierna antes de ir a ocupar el puesto de la chica.

Que no quería admitirlo, pero que tocara a Jack lo molestaba. En especial conociendo la mente calenturienta de su amiga del pollo frito.

Para sorpresa de Billy, Jack se quedó aguardando a que completara el turno que le había prometido cumplir a su amiga y fue a eso de la media noche que se levantó de donde lo habían dejado, esperó a que el pelirrojo dejara su delantal en su casillero y lo siguió hasta la salida.

— ¿Quieres que te lleve?—Le soltó de pronto.

—No tengo ganas de acostarme con nadie hoy. —Lo cortó Billy.

Auch, Jack no  había esperado eso. No el que no se quisiera acostar con él, el que lo dijera tan abiertamente.

Ese muchacho no dejaba de sorprenderlo.

¿Qué acaso lo habían criado los monos?

El pelirrojo a su lado no parecía tener filtro alguno entre lo que pasaba por su cabeza y lo que salía de su boca.

—De verdad. Solo un aventón. Es muy tarde para que andes solo por la calle. —Dijo el Inglés mirando la hora. —Tomalo como mi manera de disculparme por los problemas que te traje con tu... pareja

Diablos, esa palabra sonaba a veneno en sus labios. —No sabía que salías con alguien.

—No salgo con nadie.—Le aclaró.—Brandon y yo...

—¿Es tu ex?

Asintió. Sí,  eso sonaba mejor a decirle la verdad. Que ni a folliamigos habían llegado y se sintió estúpido por haberle gritado a Jack horas atrás cuando el inglés no había hecho más que intentar ayudarlo.

Eres un idiota malagradecido, se dijo y no le quedó más remedio que aceptar la invitación. Además que sí, era tarde, y no vivía en una mala zona, pero tampoco era de las mejores para andar por allí a altas horas.

Ninguno dijo nada mientras el mayor conducía, por lo que Billy acabó encendiendo el estéreo sin permiso para acabar con el incómodo silencio.

Que Billy odiaba los silencios, jugó con las emisoras hasta encontrar una en la que sonaba crazy in love.

Al principio intentó mantener la compostura, pero al diablo, al segundo estribillo se encontraba cantando y moviéndose como todo un poseso.

Que Billy amaba a Beyoncé. ¿No era su culpa no?

— Uh oh, uh oh, uh oh, oh, no, no no — comenzó a cantar el pelirrojo al menos hasta notar la mirada del inglés puesta en él —¿No te molesta cierto?

—En lo absoluto. —Dijo viendo al chico poner sus piernas en el salpicadero. Sí, Billy parecía de los que se tomaban confianza con rapidez y sorprendentemente a Jack eso no le había molestado, al menos no viniendo del pequeño pelirrojo. De hecho, le gustaba de una manera extraña, una que no sabía cómo explicar, verlo holgazaneando en el asiento del acompañante como si aquello fuera lo más rutinario del mundo... sí, se podía imaginar a si mismo acostumbrándose a ello.

Oh, no. Quería acostumbrarse a ello.

—Es bueno saberlo porque no pensaba detenerme así me lo rogaras.—Le dijo Billy devolviéndolo a la realidad.

El castaño lo observo intentando retomar el hilo de la conversación que había perdido, Billy en esos momentos le estaba regalando una sonrisa de suficiencia que tuvo Jack le sonriéndole de vuelta.

—No me atrevería siquiera a pedírtelo. Cantas bien. ¿Te lo han dicho?

—Deberías verme en el Berlín. Trabajo algunos sábados por la noche allí, no te imaginas como la rompimos con ese tema. Fue genial.

 — ¿El Berlín?

— Es un bar. De ambiente, de hecho. Es un buen sitio. Rosie trabaja allí conmigo, deberías verla en el escenario.

—Déjame ver si lo entiendo, vas a la universidad, luego trabajas doble jornada sirviendo pollo frito, limpias hoteles los sábados por la mañana y por la noche trabajas en un bar haciendo ...que exactamente?

—Shows, y sí. Pagar una matrícula no es nada barato. —Se encogió de hombros.

—Waoh.

Jack estaba honestamente sorprendido.

—Oh dios, esa cara, crees que soy un Drag, ¿cierto?

—¿No lo eres? Digo, lo siento. Quiero decir, haces Shows en un bar de ambiente ¿no?

—Lo hago sí, pero no me van las bubies, ni siquiera si las llevo yo. —Se defendió el pelirrojo rodando los ojos antes de ponerse a la defensiva. Que el que estuviera acostumbrado al rechazo no significaba que le doliera menos. — Olvida lo que dije. Borra los últimos cinco minutos de charla, no soporto que me veas como si fuera un fenómeno. Y solo para aclarar, solo le hago los coros a Ross.

—Oye, hey, lo siento. —Jack se volteó a mirarlo en uno de los semáforos, Billy miraba al suelo con una expresión en el rostro que tuvo al inglés furioso con quien sea que hubiera hecho creer al muchacho algo como que era un fenómeno, y si lo era, vaya que era el fenómeno más increíble que sus ojos habían captado. —No me parece que sea malo lo que haces, no quise ofenderte. Soy ingles ¿de acuerdo? insultarte de alguna forma sería como avergonzarme de mis raíces. Ya sabes, tenemos a Elton Jone, a Freddie, a Oscar Wilde. Algunos dicen que Nosotros creamos a los Drags con Shakespeare. Es casi como decir que nací en la cuna del sida y los gays.

— De acuerdo, ya para, querido, eso ha sido lo peor que has dicho por mucho en toda la noche. Incluso ha sido peor que llamarme fenómeno. —Le advirtió Billy.

—No te llamé fenómeno.

— Pero es lo que piensas. Has puesto esa cara.

— No. Claro que no. Solo me pregunto en qué momento estudias. Me preocupa que tanto trabajo afecte tus calificaciones. Solo es eso Bill.

—Oh dios. —Billy puso cara de dolor. —¿Has visto los exámenes cierto?

Jack le sonrió de lado como si se disculpara.

Sí, claro que los había visto.

—Tenía la esperanza de que no los viera. —Admitió Billy desviando la vista. —No soy tan mal estudiante, lo juro. Es solo que ha sido duro, aun no me acostumbro al cambio, tenía buenas calificaciones en la escuela, gané media beca, no soy un as para los números, pero juro que me pondré a estudiar. Además, ese profesor me odiaba, te lo juro. Seguro no estaba tan mal.

—De hecho, yo lo corregí. —Admitió Jack.

—Oh. Bueno. Eso es aún más vergonzoso.

Billy desvió la vista concentrándola en el vidrio del coche.

Sip, eso era jodidamente vergonzoso, que su profesor-¿amante? Ahora pensaría que era un puto retrasado. ¡Que había sido sorpresa! Él no tenía la culpa de que le fuera tan mal ¿no la tenía no? Apoyó la frente en el cristal sintiéndose frustrado. No solo era un fenómeno libertino, además a ojos de ese hombre ahora era un retrasado, definitivamente había comenzado mal.

—Llegamos.

—Sí, eso parece, gracias por el aventón y por la preocupación por mis calificaciones o lo que sea. —Se encogió de hombros el pelirrojo desprendiéndose el cinturón de seguridad antes de bajar del auto sin atreverse a mirarlo, que no quería saber que iba a encontrarse al voltearse. —Ya... bueno. Me voy. Buenas noches. —Dijo lo obvio .

—Bill.

El pelirrojo se giró de un salto, por poco y no suelta un "Yay" de alegría al oir al inglés llamarlo de nuevo. Sí definitivamente Billy quería más de él auqnue no estaba muy seguro de que era lo que estaba esperando. Ese hombre hacía que el revoltijo de su estómago se revolviera de la forma buena. Lo cierto era que el tiempo al lado del inglés le había resultado demasiado corto y no quería que Jack se fuera.

— ¿Que ocurre? —Preguntó apoyándose contra la ventanilla del coche para verlo mejor.

—Puedo ayudarte. Si quieres. —Billy alzó una ceja. —A estudiar. Para el parcial.

—¿Eso no sería favoritismo?

—Pues... no todos mis alumnos me invitan a una cita en un bar de ambiente. —Le dijo el inglés con una ligera picardía.

—Yo nunca hablé de ninguna cita. Oh... —Billy sonrió al darse cuenta.

—¿Piénsatelo sí? No tienes que decidirlo ya.

Claro que ya lo había pensado, o no pensado,  para ser honestos, pero de cualquier modo su respuesta iba a ser la misma pasara lo que pasara. Que la pequeña diva que vivía en él había gritado "SIIIIII" apenas las palabras abandonaron los labios del castaño, solo que no quería lucir demasiado desesperado.

—Bien. Te aviso luego. —Le dijo intentando parecer todo lo desinteresado que podía pero por la sonrisa del castaño algo le decía que había fracasado olímpicamente. — Adiós.

—Adiós, Bill.

Billy se giró y quiso gritar de espaldas al ingles "AAAAHHHHHHG"

¿Lo había invitado a una cita? ¿A una cita real? Su cerebro parecía a punto de entrar en cortocircuito.

Se volvió a despedir del castaño y deshizo sus pasos hasta la entrada poniendo todo de si para no correr hasta la entrada como alma en que se la lleva el diablo ni voltearse a echarle una última mirada. Que las películas le habían enseñado que nunca debía de ser el primero en voltearse, claro que no ¿Pero estaría Jack mirándolo marcharse?

Billy no lo sabía, pero en todo su camino a la entrada el castaño no había apartado su vista ni un solo segundo de su figura esperando a que se volteara para regalarle una sonrisa.

Pero Billy no había volteado, ni una sola vez, y no había visto a Jack mirarlo con sus ojos oscuros, ni había visto el momento en el que el inglés suspiró por él antes de encender su coche de alquiler.

Billy solo había caminado con dignidad por el pasillo de la entrada, al menos toda la que podía conservar cuando sus piernas le gritaban que avanzara más rápido aquellos agónicos metros de tentación indigna que lo separaban de la casa de sus tíos.

¡Que Tenía una cita! ¡Una cita real!

Con su profesor.

De acuerdo, eso no era del todo bueno, pero... ¡Tenía una cita!

Y No fue hasta que cruzó la puerta de madera que se permitió girarse desesperadamente para ver por el ojal de la entrada como el inglés se alejaba dejando una nube de polvo donde antes había estado.

—¿Se te perdió algo o qué? —Angie lo veía desde la puerta de la cocina con una bata de franela morada y un vaso de leche en la mano.

—¡Me invitó a una cita! —Chilló de pronto Billy corriendo a abrazar a su prima que lo miró sorprendida antes de reírse y compartir su alegría. Que Billy hasta la hizo dar un par de pasos de vals antes de hacerla girar sin música y la volvió a abrazar.

Estaba casi tan emocionado como en  aquella ocasión en la que estúpidamente creyó que Brandon lo invitaría al baile de graduación. Se había emocionado tanto aquella vez que cuando supo que había sido una confusión que el mismo había armado se había sentido tan fatal que ni siquiera había asistido al baile.

El recuerdo hizo que tan súbitamente como apareció, su alegría desapareciera. ¿Y si estaba cometiendo el mismo error? ¿Tal vez se estaba dejando llevar demasiado por el momento, que lo conocía de... Nada?

—¿Qué ocurre rabanito? —Le preguntó su prima notando el repentino cambio de actitud del chico.

—¿Soy muy tonto por emocionarme por esto?  

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