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capítulo 3

Hola aquí nuevo cap, estaré desaparecida un tiempo hasta que pasen los finales pero prometo reponer el tiempo perdido en vacaciones, notita corta en fin. Advertencia +18 en este cap. Creo que esta historia tiene mucho +18 jajajajaj  

Billy llevaba su buen rato oyendo a sus compañeras hablar del nuevo inquilino. Trabajaba limpiando cuartos de hoteles los fines de semana, sí, no era el mejor empleo de todos, pero le ayudaba a pagarse los estudios. Y en sí, no era tan malo, a veces veía cosas interesantes, a veces asquerosas, pero lo peor de la jornada era oír a sus compañeras cotorras hablando de algún tipo que esperaban enamorar y que las sacara de pobres.

Ilusas.

Las oyó pelear un buen rato por la llave de la habitación B203, hasta que la regenta (así era como llamaban a la jefa de mucamas) hizo acto de aparición sacando la llavecilla de las manos hormonadas de las jovencitas para dejársela Billy.

Genial.

Se obligó a si mismo a no sonreír con suficiencia a sus compañeras antes de agarrar la dichosa llave y arrastrar su carrito de limpieza hasta el cuarto del conflicto.

Cuando llegó hasta la puerta, se paró frente al marco blanco y le dio varios golpecitos.

—Servicio de limpieza—Dijo.

No recibió ningún tipo de respuesta por lo que deslizó la llave en el ojal de la cerradura hasta que un pequeño clic le informó que ya era libre de empujar.

Y vaya sorpresa que se llevó al entrar.

Porque no sólo la habitación no estaba desocupada. El inquilino se veía particularmente sexy durmiendo despatarrado sobre su cama con el cabello oscuro revuelto en todas direcciones y un par de auriculares conectados en sus oídos saliendo de un pequeño MP3 arrojado a un costado de su cuerpo.

Jack Harrel dormía ignorante de su nuevo acosador.

Y Billy no tenía la más remota idea de que hacer, vamos,  que se tomó su tiempo para apreciar las vistas, el hombre iba con una camiseta blanca y pantaloncillos holgados de andar por casa,  pero aun así lucía, a ojos de Billy, como todo un dios griego.

Sin darse cuenta se apoyó en el trapeador para observarlo mejor, haciendo que este se cayera y provocara  una cacofonía de aspersores y mierdas de limpieza cayeran del carrito.

—¡Carajo! —Soltó, y al alzar la vista,  un adormilado Jack Harrel lo miraba como si no acabara de entender qué demonios hacía el chiquillo pelirrojo ahí.

¿Acaso lo estaba soñando?

Jack frunció el ceño de mal humor y se frotó los ojos para despejarse, que esa no había sido una buena noche, de hecho, había pelado con Claude la tarde anterior, cosa de que su medio hermano intentaba decirle como vivir su vida. Se creía que porque tuviera un par de años más y por estar a cargo de la empresa de su padre podía amenazarlo de cortarle los víveres.

Por jack, bien podían meterse todo el dinero donde no le daba el sol. Que si no tenía ganas de volver a  casa Sefton, el hecho de que lo amenazaran con cortar todas las cuentas para acorralarlo había hecho que quisiera quedarse aún más en Illinois.

Aquella ciudad al menos le daba la libertad que en Liverpool no tenía. Aunque estaba bastante seguro de que cuando sus ahorros personales se agotaran, le quitaría otras libertades, pero de momento no tenía planes de hacerse problema por ello.

Dicho sea de paso, ni siquiera sabía lo que era hacerse problemas por dinero porque nunca los había tenido así que aunque quisiera, no sabría como preocuparse por ello de momento.

—¿Qué haces aquí?—Gruñó.

—Trabajo aquí. —Se excusó el chico con sorpresa—. Pensé que estaba vacío, golpeé y...

Los ojos de Jack le recorrieron el cuerpo notando por fin el uniforme, tenía una pequeña inscripción bordada en el pecho con una estrella del lado izquierdo donde ponía el nombre del hotel, y unos pantalones de un verde oliva a juego con la fea casaca que parecía haberle pertenecido antes a alguien 5 veces más grande que Billy.

Sí, definitivamente el chiquillo pelirrojo trabajaba ahí. No podía decir que conociera a ese chico, pero por lo poco que había visto del muchacho,  le resultaba imposible creer que se vistiera de aquel modo si no fuera por otra cosa que por obligación.

Parecía que la suerte quería que se cruzara al mocoso hasta en la sopa.

Subió nuevamente los ojos por el cuerpo del chico hasta su rostro y notó como lo miraba mordiéndose los labios con aquella cara que Jack había bautizado como cara de "fóllame duro", sus ojos clavados en aquella zona de la anatomía del mayor donde el tronco se unía a las piernas.

Jack siguió la mirada del chico hasta su entrepierna y diablos, tenía una erección, no recordaba que había estado soñando antes que lo despertara, pero estaba claro que de no haber sido interrumpido por aquel chiquillo hubiera sido un sueño húmedo. Y que le interrumpieran esos sueños lo ponían de mal humor, y un Harrel de mal humor nunca era buena cosa.

Billy no pudo evitar que un estremecimiento le recorriera el cuerpo.

Anticipación.

La mirada en el castaño frente a él lo decía todo.

Jack Harrel quería follarse al muchacho y para hacer honor a la verdad, Bill también lo quería.

Se había pasado varias tardes fantaseando con el inglés desde la mañana en la que había descubierto que era su profesor ¿Quién no había fantaseado con acostarse con uno de sus profesores alguna vez?

Billy Brennan no era la excepción.

Se removió en su sitio y le sostuvo la mirada como una cobra que intenta seducir a su presa y en cuanto estuvo seguro de que aquellos ojos oscuros estaban puestos en él, se inclinó a recoger las cosas que había tumbado con una lentitud impropia de alguien inocente.

Que Billy se había asegurado que el hombre pusiera los ojos en su trasero antes de regalarle una primera plana de sus atributos, se había estirado lo suficiente para que el horrible mameluco se abollara lo suficiente para dejarle una franja de la piel de su cintura a la vista y los ojos de Jack no tardaron en agradecerle el gesto.

—Lo siento. —Se disculpó con una voz falsamente suave.

Sí existían los pantalones feos, Jack estaba bastante seguro que aquella mierda verde oliva era parte del stock principal, definitivamente no le hacía honor a la verdadera figura del pelirrojo, que en opinión de Jack, desnudo era como mejor se veía.

Casi de forma inconsciente su mano viajó a su propia entrepierna mientras veía como el chico pelirrojo pasaba un pañuelo amarillo sobre una de las superficies cercanas.

Jack no tenía idea de quien demonios ponía una mesa cerca de la puerta solo para ponerle un florero con el que te chocarías al entrar, pero al momento en que vio como el chico prácticamente apoyaba su abdomen en ella con su trasero parado y en pompa le pareció el objeto más práctico del planeta.

Billy lanzó una mirada sobre su hombro y le regaló una sonrisa cómplice al ver como el mayor había sacado su erección y se la masajeaba a la vista, diablos que ver al hombre masturbándose sin el mínimo reparo era caliente, se preguntó cuanto más debía provocarlo para que reaccionara.

Su respuesta le llegó al momento en el que frotó su trasero contra el trapeador como si fuera un bailarín de caño.

Sí, puede que estuviera actuando como una perra, pero es que las ganas que tenía de que ese hombre lo follara, lo estaban llevando al límite. Ya no tenía idea de cómo provocarlo.

Lo próxima opción era desnudarse y echársele encima, pero para su suerte no fue necesario porque en menos de tres pasos ese hombre ya estuvo sobre él y Bill sintió como el calor le subía por el cuerpo en cuanto puso su mano entre sus omoplatos empujando su pecho sobre la mesa.

Una correntada de adrenalina atenazó su corazón en cuanto sintió como las manos del mayor se deslizaba por su cuerpo haciendo que su piel ardiera en cada punto donde lo tocaba.

Tiró del cuello de aquella prenda verde oliva y prácticamente la arrancó a pedazos, las hebras de los hilos rompiéndose mientras Jack jaloneaba de ellas hacia abajo para dejar a la vista la piel de aquella espalda pálida y pecosa.

Bill prácticamente había quedado maniatado por la chaqueta,  a completa disposición del mayor, sus manos sujetas a sus costados por aquella prenda que se había atascado al final de sus codos. La parte de Bill que razonaba le reprochó por quedarse a completa merced de aquel casi desconocido, por lo que Bill sabía, bien podía ser un asesino.

Morirás por puto, pensó reprochándose a sí mismo, pero en cuanto sintió los labios del otro en ese punto detrás de su oreja que lo volvía loco, la parte de Bill que se aceleraba cuando Jack estaba cerca le aseguraba que valía la pena el riesgo.

Jack se detuvo un momento a observarlo, El chico se veía diminuto entre todo aquel montón de tela demasiado grande para él. Su piel pálida cómo leche roseada de canela entre sus omóplatos. Demonios, Jack no pudo evitar pasar su lengua por aquella superficie cremosa, otra vez ese olor a rosas con el que había fantaseado desde aquella noche en el bar, el chico era tan suave...

Sus manos se deslizaron por debajo del uniforme del menor subiendo por los costados de la cintura hasta las costillas del chico mientras su boca se deleitaba besando sus hombros, cuellos y mandíbula.

—Abre las piernas.—Le pidió con la voz ronca contra su mejilla y se apartó lo suficiente para bajarle los pantalones en un solo movimiento.

—oye, espera, antes tienes que...oh, ah.—Gimió Bill a sentir como el hombre a su espalda separaba sus nalgas dejándolo completamente expuesto.

Quiso explicarle que debía dilatarlo antes o acabaría de nuevo con un dolor en el trasero, pero antes de que pudiera abrir la boca sintió algo que nunca pensó sentir.

La lengua de alguien subiendo por sus muslos, en años de relación Brandon nunca había hecho algo como eso por él. Era "demaciado gay" para él.

Carajo, se sentía tan bien que sintió como sus músculos se iban atenazando a medida que la lengua de Jack los iba consintiendo de caricias.

Billy gimió y tuvo que aferrarse a la mesa para no caerse mientras las manos calientes de Jack en consonancia con aquella lengua diligente, apretaba su trasero haciendo que las piernas le temblaran amenazando con fallarle.

Diablos.  Diablos, diablos, Jesús...

Un dedo, otro dedo, el mayor comenzó a deilatarlo con sus manos a un ritmo suave y certero, entrando y saliendo de él mientras observaba con cierto morbo como aquella entrada roja se preparaba para recibirlo.

—No tengo mucho tiempo.—Le recordó el menor con cierta pena, que por mucho que le gustaran los juegos del mayor no podía permitírselos en ese momento.

—Creo que ya estas listo.—Le dijo viendo lo dilatado que estaba el muchacho, le dio una fuerte nalgada que enrojeció aquella carne pálida y se acomodó por detrás del muchacho alineando su pene en la entrada de Bill y sin preámbulos arremetió contra él.

—Jack.—Sollozó Billy  estirando la A,  sonaba más como un "Jaaack" como el piido agudo de un pajarito, mezcla de dolor y placer mientras las manos del mayor lo sujetaban por las caderas marcándole un ritmo casi furioso.

Billy tuvo que sujetarse a la mesa para no caerse,  sus nudillos blancos por la presión que ejercía sobre la madera para no perder el equilibrio, ese hombre iba a destrozarlo, pero le gustaba, eres perra y masoquista, pensó, pero se encontraba muy ocupado intentando que su respiración forzosa no resonara demasiado fuerte en aquellas paredes.

Su cuerpo demasiado receptivo en ese momento ardía cada vez que el inglés se clavaba en él con estocadas firmes y profundas que tocaban aquel punto en su interior que hacía que se sintiera muy capaz de vender hasta a sus propios padres por unos segundos más de aquello.

De la nada Jack se detuvo y salió por completo del muchacho, ver ese trasero enrojecido por la fricción era la imagen más erótica que había visto en su vida, ese chico era exquisito, el olor de su cuerpo, la humedad de su piel sudada y enrojecida, cada maldito jadeo que salía de aquella pequeña boca lo ponía.

—Voltéate.—Le pidió..

—Uhmm...?

Bill aturdido, tardó demasiado tiempo en reaccionar por lo que el mayor impaciente lo volteó sentándolo en aquella mesa y le quitó una de las piernas del pantalón para tener un mejor acceso. Por instinto las manos del pelirrojo se enredaron en el cuello del mayor recibiendo de recompensa un reguero de besos desde sus muñecas hasta sus hombros.

—Me gustas tanto...—Le dijo antes de besar su boca y volverse a clavar en el muchacho quien enredó sus piernas a la cintura de Jack, sus jadeos y el ruido de la mesa debajo de él como único testigo.—Eres.tan.caliente. —Gruñó soltando las palabras al ritmo que se clavaba en el chico.

Jack no metía, Billy con las mejillas rojas y la boca semiabierta de tanto suspirar, era suficiente para que el pene del mayor vibrara advirtiéndole que se correría en cualquier momento. Llevó sus manos al trasero del pelirrojo para clavarse con más fuerzas en el chico haciendo que sollozara y hundiera su rostro en el hueco entre su cuello y su hombro.

"Encaja perfecto" Pensó sin darse cuenta el inglés al sentir el cuerpo del pequeño acoplándose al suyo. Pero antes de que pudiera replanteárselo la voz de Bill lo trajo de nuevo a la tierra.

—Alto—Se quejó Bill entre jadeos —Espera es –la-regenta.

Seguido oyó los gritos de la severa mujer a lo lejos, y sin entender que pasaba miró al chico entre sus brazos.

—Es mi jefa.

—¿Es así como trabajas siempre? —Le preguntó en el oído volviéndose a clavar en el menor de forma profunda antes de comenzar a moverse de nuevo con un poco más de fuerza de la necesaria. Que la idea de que el muchacho se acostara con todos los que se hospedaban en el hotel no le sentaba de las mil maravillas, pero se encontraba demasiado caliente en ese momento para replanteárselo.

—Auch, oye, ah no—Bill mordió el hombro se Jack para no gemir y segundos después se oyeron los golpeteos de la mujer en la puerta.

—¿Brennan?—Se oyó la voz autoritaria de la mujer.

Bill alzó la vista hacia Jack con aquellos ojos aguados suplicándole que se detuviera, pero aquello era imposible, verlo así todo sumiso y con sus ojos celeste tornasol llenos de lágrimas de placer, era demasiado, despertaba una satisfacción morbosa en el castaño que lo tuvo moliendose  en el interior del chico a pesar de sus ruegos silencios..

—¡Brennan!

—Diablos—Susurró bajito Bill como un lamento resignado mientras se aferraba al mayor como si intentara esconderse en el cuerpo de este.

Aquel acto tan inconsciente hizo que algo ardiera en el pecho de Jack y su instinto protector hizo que se apiadara del muchacho, por lo que dándose cuenta de que el chico ya no aguantaría los quejidos se estiró hacia la aspiradora y la encendió para ahogar en ella los sollozos del muchacho.

—Ya no aguanto, por favor.—Lloró el pelirrojo a quien Jack no tenía planes de darle tregua.

Lo tomó por la cintura para salir del chico y antes de que reaccionara volvió a clavarse en su interior haciendo que ahogara un grito de satisfacción mientras se corría.

Definitivamente acabarían despidiéndolo. 

¿Opiniones? 

No es porque Jack y Bill sean tan sdjkfkdjsj

pero como pareja creo que son mis favoritos jajaja 

en fin ustedes me diran cuales son sus parejas favoritas, los amo

Red_Queen 

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