Capítulo 29
—¿que demonios haces aquí intentando conquistarme en vez de ir por tu hombre?—Cameron llevó su tasa de café a los labios antes de dejarla en la mesita de al lado.
La cita con Cameron no había salido estrictamente hablando como Billy había planeado pero eso no impidió a que se siguieran frecuentando y hablando a diario.
Cameron no era nada de lo que Billy se esperaba. Era mil veces mejor. Era ingenioso, era amable, era veterinario, y tenía un perro pequeño llamado Olly y un pez dorado llamado Ron. Amaba los libros de Harry Potter, pero no había visto las películas porque tenía la creencia de que no hacían más que arruinar una buena historia. Le gustaba el café negro con dos de azúcar, salir a bailar días entre semana y pasarse horas viendo C.S.I. los domingos. Su departamento era un pequeño oasis de paz lleno de cuadros familiares por todos lados, sin perder ese toque que gritaba "hombre" por todos lados.
En esos momentos se encontraban viendo una serie de criminales en su vieja TV del salón. Ambos descalzos con los pies del otro en su regazo mientras se masajeaban simultáneamente. Bromeaban con que ese era su 69, que eso era lo más cerca que iban a estar de follar. Vamos, no era que Cameron no fuera guapo, lo era. Su cabello oscuro caía a los lados de su cara desenfadado, facciones masculinas sin ser rústicas y ojos de un gris claro. Era un tipo alto, y atlético.
¿Qué si a Billy le parecía Guapo? Endemoniadamente que si.
El problema... Era que era tan o más pasiva que Billy.
—No lo entiendes. No hay nada para hacer, el se fue y...
—Lo que entiendo, es que tu aún lo amas y muy probablemente el a ti también. Si yo pudiera recuperar a Mat viajaría al mismísimo infierno por él. Tu aún lo tienes, en alguna parte del mundo el aun respira.—Cameron se encogió de hombros.— Ya sabes, mientras viva hay esperanza y eso.
Billy abrió la boca arrepintiéndose de inmediato de haber abierto la boca. Miró al chico frente a él con culpa. Se sentía tan tonto por haber dicho eso frente a Cam. ¿Qué case de come mierda estúpido era?
—Lo siento.—murmuró.
Cameron se encogió de hombros.
—Hay cosas que no se pueden cambiar y solo queda llorar, pero hay otras cosas por las que no vale la pena llorar antes de haberlo intentado. —Destapó el frasco de aceite que estaban usando y aplicó otra buena cantidad en los pies de Billy antes de volver a sus masajes.
Billy ronroneó de placer consiguiendo que Cameron riera.
— ¿De verdad no te gusto ni un poquito?—se lamentó Billy mirando con ojos de cachorro a su amigo. Si, que Billy y Cam luego de haber intentado enrollarse ya podían considerarse amigos. Que se habían metido mano la primera noche sin llegar a nada más que algo de trabajo manual, eso como que creaba intimidad entre dos personas ¿no?
—No me mal entiendas. Eres lindo, pero es eso, eres demasiado lindo para mi, si quisiera salir con una chica lo haría.
—¡hey no soy una chica!—Billy le dio una patada juguetona haciendo reír al pelinegro.
—no, claro que no, pero estas cerca. Demasiado cerca pelirroja. Además, entre nos—le dijo en tono de secretismo—No me va ir de activo. Demasiado trabajo, prefiero ir de flojo.
—¿ y cómo es que aceptaste salir conmigo? Vamos, no a los estereotipos, pero grito pasiva por todos lados.
Cameron recorrió al pelirrojo de pies a cabeza con la mirada.—supongo que es cierto. Mala mía. Supongo que a fin de cuentas no quería salir con alguien realmente. El inconsciente y eso. Lamento hacerte perder el tiempo.
—¿perder el tiempo? Pff. —Billy le sonrió amablemente.—no todos los días encuentras un buen amigo Cam. Salir contigo fue lo mas productivo que hice en el último tiempo.
—awww.... Cosita tierna. No te me enamores.
—No te creas tan especial.
—¿qué dices? Si fuera solo medio activo ya estarías rogando por mi.
Billy rodó los ojos pero no lo negó.
—Si fueras medio activo tu estarías rogando por tener tu pene en mi, créeme todos lloran por esta "cosita tierna" en su cama.
Cameron soltó una carcajada por el autoestima del pelirrojo y desvió la vista a la pantalla donde estaban a punto de descubrir quién era el asesino.
—Tu también tienes pene, ¿lo sabes?—Comentó Cameron al rato.
—¿Qué?
—Que podrías ir de activo.
Billy se río.—¿te das una idea de lo ridículo se vería si intento follarte?
Cameron lo pensó y luego se río con Billy.—De acuerdo—admitió con su carcajada facil que resonaba en todos lados—. Sería como un Chihuahu intentando montar un gran danés.
—Créeme, tu no tienes nada de gran danés, como mucho llegas a cocker.-Le ladró Billy imitando terriblemente, en opinión de Cameron, un ladrido canino.
—uhh y tu si que sabes de gran daneses ¿eh?
Billy le regaló una mirada sugerente antes de ocultar una sonrisa traviesa en su tasa. Cameron le lanzó un almohadón divertido.
-¡Ey! ¡Estaba caliente!-Billy dejó los restos de café en la mesita mientras se secaba con la almohada que Cameron le había tirado.
—Si fuera solo un 5% más activo te follaria, Pelirroja.—admitió Cam alzando su taza de café hacia Bill en un brindis. —Por qué encontremos dos machos activos rompeculos sin muchos conflictos mentales, colega.
Amen a eso pensó Billy alzando los restos de su taza.
Las cosas para Jack no resultaron como había esperado, no pretendía que fueran "fáciles" pero toda la situación lo estaba superando.
De un día para el otro se despertó en una especie de mundo alterno dirigido por su padre, donde tenía un trabajo que no le gustaba, una esposa que no le gustaba, un hijo... que bueno, a Nathan le comenzaban a salir los dientes y no había manera de que parara de llorar, ni las mejores nodrizas lo conseguían. Lo llevaron al pediatra a que lo revisaran pero no había nada malo con él, solo tenía unos buenos pulmones, y vaya que le gustaba demostrarlo, día y noche, el bebé lloraba y lloraba y Jack ya no sabía que hacer con él, en más de una ocasión lo había cargado y habían llorado juntos.
Luego estaba Elisa con la que no paraban de discutir cada maldita noche. Como si de por sí ya no durmiera poco por el llanto del bebé, también tenía el de la madre, sus peleas iban de gritos a llanto y a la inversa.
Jack casi se sentía aliviado de huir a su trabajo por las mañanas incluso si eso representaba pasar unas cuantas horas al lado de su padre haciendo todo lo que él le ordenara, que Lord Harrel le había conseguido un puesto en la cámara de lores donde debía apoyar todo lo que dijera, así que sí, prefería pasarse el día oyendo todo lo que debía hacer y no hacía a ojos de su padre.
Jack últimamente sentía que lo presionaban de todos lados, su padre, Elisa, Claude, el bebé, las malditas nodrizas que no conseguían que se callara, los ojos del personal y la prensa, Tom, hasta Tom no dejaba de molestarlo en el último tiempo juzgando todas sus decisiones. Estaba harto de oír que todo lo que elegía estaba mal para uno o para otro, no tenía un solo momento de paz, ya no recordaba lo que era dormir 4 horas seguidas y su padre que no paraba de presionarlo para que fuera una notable figura pública que elevara el nombre de los Harrel y siempre estaban todos mirándolo, todo el maldito tiempo. Estaba harto de ser el centro de discusión de todos, como si todos pudieran vivir su vida y hacerlo mejor que él.
El último tema de discusión era un segundo hijo.
Jack se negó. No quería otro hijo. No había querido uno en primer lugar, con Nathaniel tenia más que suficiente.
No se arrepentía, vamos, a veces hubiera deseado que naciera en otras circunstancias, y a veces se sentía tan superado que querría arrojarlo por la ventana y salir huyendo o dejarlo en una estación de bomberos. Cuando pensaba esas cosas se sentía mal consigo mismo, pero que el pequeño debía tener los mejores pulmones de todo Gran Bretaña y Jack sentía que todo lo superaba, que un día sucumbiría a la presión, perdería todo el autocontrol que tenía y saldría en las noticias como esos hombres que se levantan y asesinan a toda su familia.
Pero entonces el niño abría sus ojitos y lo miraba con esas mejillas rojas y llenas de lágrimas o envolvía sus pequeñas manitos en sus dedos y a Jack le movía algo.
Debía ser ese famoso instinto paterno del que todos hablaban aunque Jack todavía no estaba muy seguro de reconocerlo como eso. Cuando dormía, y eran escasas y preciosas horas, a Jack le gustaba verlo. Se sentaba en la mecedora y se relajaba al lado de la cuna hasta que Nathan abría los ojos y se transformaba de nuevo en el pequeño demonio berreante que lo atormentaba en pesadillas.
Como si fuera poco su abuela, lo único que lo mantenía cuerdo cuando sentía que se caía a pedazos había fallecido hacia dos semanas. Ni siquiera le dieron tiempo a que hiciera el duelo y Jack sentía que últimamente lo estaban rompiendo y llevándose pedazos de el. Cuando quisiera volver a levantar la cabeza y rearmarse ya no quedaría nada.
Jack hundió como tantas veces sus dedos en la tierra, refugiandose en el invernadero de su abuela, la extrañaba tanto, seguro ella hubiera sabido aconsejarle, si solo le hubiera pedido ayuda... Jack concentró la vista en la maceta que tenía frente a él y pestaño para no derrumbarse en llanto, cada maldito rincón de ese sitio tenía un recuerdo cálido con su abuela, un té, una caricia en su mejilla. Una explicación de botánica o una canción. Su abuela era lo más parecido a una madre amorosa que había tenido. Se había pasado toda la infancia al lado de esa mujer. Jack reconocía que era muy mayor, pero eso no quitaba que sintiera que le habían quitado un pedacito de él la tarde del entierro cuando por última vez la vio siendo sepultada por siempre para el mundo.
Jack quería echarse sobre el cuerpo de su abuela, abrazarse a él y llorar. No lo había hecho, ni una maldita vez. Su padre no tenía especial afecto por la mujer que le dio a luz por lo que la ceremonia se había hecho rápido y sin demasiadas consideraciones. Jack se había mantenido todo lo entero que podía mientras sujetaba el paraguas negro sobre su cabeza y cuando las palabras del cura se volvieron demasiado para él fue Tom quien lo sacó de la ceremonia y con alguna excusa vaga se escaparon a fumar como cuando eran adolescentes.
Definitivamente nunca había visto algo más triste que los fumadores fuera de un cementerio. Miradas vacías y asentimientos de pésame.
Habían sido semanas malas desde entonces. Jack se sentía completamente fuera de lugar sin poder correr a pedirle consejos a su abuela. Completamente solo sin su complicidad y completamente desbastado en ese momento mientras acariciaba el suave pétalo de una de sus orquídeas.
Jack solo quería olvidar ese día y fingir que nunca ocurrió.
Para Jack, se sentía como si en cualquier momento volviera a salir por esa puerta a contarle alguna historia sobre sus plantas mientras tomaban el té de las 4. Jack casi lo esperaba y sin embargo sabía que su abuela nunca volvería a salir por ella.
La que si salió en su búsqueda fue Elisa.
Jack hizo una mueca automática al verla.
Últimamente no paraban de pelear. Si era sincero, no tenía idea de cuál era la razón de la mayoría de las discusiones. Jack no la escuchaba, se limitaba a fingir que nada le importaba y lo tenía todo bajo control, incluso entonces, cuando se sentía completamente perdido, Jack pretendía mantener la calma.
Dejaba que Elisa chillara y o empujara de vez en cuando y luego volvía a ignorarla. Hubiera sido solo otra de sus peleas en la que solo ella participaba si no hubiera tomado una de las macetas de sus abuela.
—¡NO!.—le advirtió prestando por fin atención a la chica que sujetaba la maceta con sus dos manos en forma amenazante sobre el suelo.—Elisa. Para.
Jack habló entre dientes.—Bájala. Ahora.
Y la chica lo hizo, estrellándola contra el suelo.
—¿Qué hiciste?!!—Gritó Jack yéndose sobre ella, por un momento se olvidó que era una mujer, que era su mujer y la madre de su hijo. Jack estaba furioso. —¿qué mierda hiciste?
—¡tu me obligaste!—Gritó la chica a su vez sintiendo las manos de Jack sobre sus brazos. Elisa no era una mujer pequeña, pero en comparación, Jack si era un hombre demaciado grande, y su violencia al sacudirla le estaba haciendo daño.
Por un segundo Jack no era él, sino su padre golpeando a su madre. Se vio a sí mismo indefenso en el suelo entre los cristales intentando poner su cuerpo en medio para que no la siguiera lastimando, casi pudo ver al pequeño niño que había sido golpeado impotente a la furia de su padre, sin poder hacer nada y se sintió tan aterrado de si mismo como lo había estado antes de su padre.
Jack la soltó y dio un paso hacia atrás.
—Déjame en paz... —Susurró horrorizado al ver la marca roja en los brazos de su esposa. El no era así. Se prometió a sí mismos arrojarse debajo de un tren antes de hacerle algo así a su esposa o a su hijo. —por favor...Ya no sé cómo hacerlo. Ya no puedo.—Jack se agarró el cabello y tiró de él.—Deja de presionarme ¡Ya me tienes! ¡hice todo lo que querías!! ¿Qué más quieres de mi?
—¡Quiero un esposo de verdad! No uno de puertas para afuera que finja para las cámaras ¡nunca me tocas Jack.
—¿Qué?—Jack tardó un momento en comprender lo que la chica le estaba reclamando esa vez.—¿Es por el sexo? ¿toda está discusión es por eso? ¡Mi abuela murió hace dos semanas!
—¡Antes tampoco me tocabas!
—¡Tuvimos un hijo hace menos de un año!
—¡Y desde que te fuiste a América ni siquiera te has volteado a verme! ¡ni siquiera cuando discutimos! ¡Hoy ha sido lo más cerca que has estado de mirarme en meses!
—¡HOY HA SIDO LO MAS CERCA QUE HE ESTADO DE GOLPEARTE! ¡maldita sea Elisa ¿qué demonios está mal contigo?!—Le gritó Jack frustrado.
Elisa lo miró y lágrimas empezaron a salir de su rostro.
—Tu nunca nos quisiste, nunca vas a querernos. ¡SOLO QUIERO QUE NOS QUIERAS! —Lloró —¡Me iré, me llevaré a Nathaniel y nunca más volverás a saber de nosotros! ¡¿es lo que quieres, Jack?! Es lo que querías desde el principio ¡que desapareciéramos! ¡lo haré! ¡ya no tendrás que preocuparte por nosotros! ¡ya no tendrás que esforzarte en querernos!
—Eli...—Jack suspiró derrotado ¡Maldita sea! Acortó las distancias y se obligó a envolverla en un abrazo, la chica se resistió por un momento pero al final se dejó.—Lo siento. Tu ganas. Lo haré mejor solo.... Solo no te lo lleves.—le pidió apoyando la barbilla en la cabeza de su esposa.
¿Por qué siempre él era el jodido villano de la película?
🖤🖤🖤🖤
Ante último capítulo 😱
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