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Capítulo 20


Billy observó la pila de cosas que había sobre la mesa de la cocina. Había un cuadernillo de copias, papel de plano, y una bolsa de librería.

Sobre la pila de cosas había una nota adhesiva en verde manzana que ponía:

Por si cambias de opinión


Con amor
J”


Con amor, Billy saboreó esas palabras mientras acariciaba el papel con la yema de sus dedos.

Jack siempre lo trataba “con amor” pero ni una sola vez en cuatro meses le había dicho que lo amaba.

Casi podía jurar que estuvo a punto varias veces pero no lo había hecho, ni siquiera durante el sexo. 

Que hasta a Billy se le había escapado, vamos,  que en el fervor del momento sentías que podías amar al mismísimo Lord Voldemor.

Jack era muy reacio a la palabrita con A, lo hubiera entendido si se tratara de un hombre con miedo al compromiso o algo de eso, pero Jack parecía todo lo contrario, nunca habían hablado de qué  era lo que quería de la vida, más allá de unas palabras vagas, pero parecía la clase de hombre que le gustaba la rutina tranquila, volver a casa y tener alguien que lo esperara con la comida caliente en la mesa y fuera a acurrucarse con él en la cama o el sillón.

De hecho, eso era bastante parecido a lo que habían hecho el último tiempo y Jack parecía sospechosamente cómodo con eso, no había tardado en darle la llave de su casa y hacerlo parte de su rutina , y no parecía molesto cuando alguien insinuaba que estuvieran en una relación de noviazgo.

Nunca lo oyó negarlo...

Ni confirmarlo...Sí, eso tampoco.

Jack no era muy claro sobre nada en cuanto a ellos, vamos,  que dentro de las 4 paredes de su departamento, era como estar en una burbuja mágica donde nada importaba, sólo estaban ellos y  si las líneas de su relación eran borrosa no había nadie para verlas, pero afuera...

... fuera estaba la realidad, una a la que debía decidir como enfrentarse.

Y últimamente no sabía si contaba o no con Jack para eso, a veces parecía tan apegado a él y otras parecía apartarse como si no quisiera tenerlo cerca.

Su actitud hacía que quisiera andarse de puntillas con él. Que ya se había quemado mucho en la vida como para querer tirarse a caminar por fuego sin recaudos.

Pero cuando pensaba que debía poner distancia  y darle espacio salía con trastadas como esa.

¿Por qué se ocuparía tanto de él si lo quisiera lejos?

Dejó la nota adhesiva en la encimara y miró la bolsa de librería, a simple vista distinguió el paquete de las notas adhesivas, plumas, lápices, reglas y estilográficas de diferentes calibres.

Su móvil sonó y dejó la bolsa a un lado.

Brandon.

Billy se tensó, había ignorado sus llamadas y mensajes desde que había salido del hospital.

Al principio porque le aterraba todo lo que tuviera que ver con él, luego porque le aterraba lo que pudiera seguir sintiendo por él.

Se negaba a verlo, no confiaba en si mismo, que había fallado demasiadas veces de forma épica como para aceptar reunirse con el egipcio. No importaba lo que tuviera para decirle, no quería oirlo, ni verlo, no quería sus disculpas, ni la tentación de sucumbir a sus encantos.

No. Billy lo ignoró, sabía que había ido un par de veces a buscarlo a casa de sus tios, puede que fuera  parte de la razon de que empezara a pasar tanto tiempo en el departamento de Jack ocultándose de Brandon y del mundo.

No habría manera de seguir ocultándose de Brandon si decidía retomar la Uni.

Miró de nuevo la bolsa que le había dejado Jack.

¿Cómo demonios le explicaba a Jack que su miedo no iba solo de Brandon y sus amigos sino que también tenía  miedo de si mismo?

Miedo de lo estúpido que podía ser.

Miedo de lo que Brandon podía hacer con él.

Que todo lo que había construido con jack en ese tiempo tambaleaba cuando el mulato estaba cerca.

Mordió sus labios inseguro.

¿Qué era de todos modos lo que estaba construyendo con Jack?

Por experiencia sabía  que era de los que apretaba el acelerador y creaba castillos en la arena.

¿Estaba haciendo lo mismo con el Inglés?

¿Que demonios hacia jugando a la casita feliz con él?

  Billy suspiró sin saber donde estaba parado.

Tal vez el ingles tuviera razón y fuera hora de crear cimientos solidos antes de empezar a pensar en castillos.

Miró el cuadernillo de copias, era la teoría de las materias que debía rendir. Jack le había traído copias de los apuntes. Maldita sea ¿Por qué tenía  que ser tan jodidamente atento  con el?

¿Como demonios se suponía que luego no quisiera ponerle su cara a los bebés de su imaginación y elegir moños para las invitaciones de la boda?

Sí, tal vez Brandon tuviera razón sobre él. Tal vez si estaba demasiado desesperado por afecto y eso asustara a las personas.

Demasiado  necesitando… Tal vez fuera demasiado demandante.

Pensó de nuevo en lo que le había dicho Jack sobre el amor…

Se prometió que iría despacio. Dios, que eso era jodidamente difícil, el pasaba de cero a 180 en segundos.

Tal vez él se llevara todo por delante.

Jack le había dicho que era el demonio de Tasmania, vamos, eso no era lindo. Pero Jack siempre era lindo con él,  no parecía molestarle su forman de ser.

Apretó sus labios pensativo.

Agarró la copia de “historia  de la arquitectura” y tras rebuscar en la bolsa encontró un par de resaltadores.

Se acomodó en el sillón de la sala y comenzó a leer.

Tal vez era hora de comenzar a pensar con la cabeza y dejar la polla de lado.

De momento lo único que tenía claro, era que necesitaba la beca, Brandon, Jack, todo podía volverse confuso, pero lo unico claro que tenía era que al final del día solo estaría él y lo que consiguiera por si mimso...

Brandon había sido dolorosamente claro con él, lo odiaba, Jack simplemente no lo amaba. Sus padres lo habían rechazado, la gente en la calle lo miraba como si fuera un bicho raro, los más discretos desviaban la vista, los prefería, los que no,  podían murmurar y los que lo “apoyaban” lo discriminaban sin darse cuenta por creer que merecía más cuidado y apoyo que el resto.  Pero no, en realidad, el solo era él, como cualquier persona normal… que quería una jodida vida normal, con alguien que lo amara y sin ojos puestos en su nunca porque se vistiera diferente al resto.

Billy suspiró, no le había importado antes, no le daría importancia ahora, si había algo malo en el, estaba demasiado orgulloso de si mismo para intentar cambiarlo.

Siempre que no andes de arrastrado  por alguien…

Cuando Jack llegó al departamento lo que encontró fue una de las imágenes más  bonitas que hubiera presenciado en su vida.

Billy durmiendo en el sillón de la sala con uno de los apuntes sobre su vientre, llevaba una sudadera Nike de flores que se le había arrollado a la cintura por lo que gran parte de la piel de su abdomen y cadera se encontraba expuesta. Sus ojos recorrieron su cuerpo hasta el borde de su ropa interior blanca.

Rayos,  de solo verlo se sintió casi culpable, el no merecía poder robarse el tiempo de ese niño. Pero ahí estaba, tan dispuesto a perder su tiempo con él y que dios lo perdone,  él era egoísta.

Dejando su portafolio en la entrada y con cuidado de no despertarlo se acercó al sillón arrodillándose a su lado para que su rostro quedara a la altura del de Bill.

Se veía tan jodidamente pequeño e inocente, dios… Tan delicado y precioso. 

Llevó su nariz al ángulo de la mandíbula del pequeño  y aspiró llenándose de su olor a rosas y canela. Olía tan malditamente bien, que casi de forma inconsciente se encontró  a si mismo acariciando su nariz por la suave piel de la mejilla del chico.

Una ligera risita lo trajo de vuelta a la tierra y al abrir los ojos se encontró con esa pequeñas perlitas celestes que lo veían adormiladas y risueñas.

Lo único que Jack podía pensar era que aquello debía ser ilegal.

Era un crimen para su autocontrol que existiera un chico como Bill en el mundo. 

—Eres tan hermoso…—Murmuró haciendo que la sonrisa de Billy se ampliara. Sus labios rosados y regordetes lo invitaban a besarlo. Llevó su mano a la mejilla contraria del chico y lo presionó ligeramente para que lo viera—tan perfecto—besó la comisura de la boca  de Billy ganándose un ronroneo de aceptación de parte del menor que lo tuvo sonriendo de sobre sus labios.

—¿Quieres que te lleve a la cama?—le preguntó con suavidad acariciando su pelo. Tan suave…

—es un poco temprano para dormir, Jack.—dijo Billy juguetonamente.—Además siento como si  llevara buen tiempo durmiendo.

El chico bostezó con delicadeza para ilustrarlo  antes de volver a sonreírle sin que Jack se perdiera ni un solo gesto en su rostro.

No pudo contenerse, besó su frente y sus mejillas,  primero una y luego otra, Billy volvió a reírse, le hacía cosquillas pero no se quejaría, cuando el hombre por fin se decidió a besar sus labios el contacto fue tan fugaz que tuvo al pelirrojo haciendo un puchero.

—¿Quién  habló de dormir?

—oh—Billy lo miró por debajo de sus pestañas con una mueca de falsa inocencia antes de pasar  sus brazos alrededor del cuello del mayor.

Pasando una mano por la espalda del chico y otra por detrás sus rodillas Jack lo cargó como princesa haciendo que Billy riera.

Demonios.

Esa risa aceleraba tanto su corazón que lo creía capaz de detenerse en cualquier momento.

¿ Como era posible que una maldita risa pudiera hacer eso con él?

Dejó caer al chico en su cama y tiró de su pie para arrastrarlo al borde de la cama antes de  comenzar a besar los dedos pequeños de sus pies, sus tobillos,  recorrió la cara interna de sus pierna hasta la parte posterior de sus rodillas con besos y caricias mientras iba subiendo por la piel de su amante con pereza.

Billy abrió sus muslos para él  de forma inconsciente mientras disfrutaba las atenciones de Jack. Le gustaba la manera en la que el mayor adoraba su cuerpo, sintió el rastrojo de la barba del inglés rosando su piel  mientras subía por sus muslos y gruñó insatisfecho cuando siguió de largo por su cadera ignorando deliberadamente su zona sensible.

Los besos de Jack subieron por su vientre, manos cálidas acariciaron su pecho recordándole donde estaba,  Billy ronroneó y arqueó   su cuerpo en busca de más  contacto mientras el mayor se acomodaba entre sus piernas.

  Dios, no importaba cuan pegado estuviera de Jack, nunca parecía suficiente cuando lo tenía cerca. Podía sentir como su piel ardía por ese hombre como si necesitara fusionarse con Jack, con todo lo que ese hombre era, con la jodida tranquilidad que hinchaba su corazón de felicidad cuando lo tenía sobre él sonriéndole.  Con la tranquilidad de su mirada...su seguridad, Billy quería empaparse de él, contagiarse de su manera suave de amarlo.

Jack llegó hasta la clavícula del menor. Besó su cuello,  su mandíbula  y por fin lo besó en los labios  antes de apoyar la barbilla en su pecho para verlo a la cara.

—Hola—murmuró con su voz ronca.

—Hola.—susurró bajito el pelirrojo como si fuera un secreto. —¿Cómo estuvo tu día?

Billy llevó sus manos al cabello crespo del castaño y enredó sus manos en el con una mezcla de pereza y calidez. Dios. De pronto se sentía todo cálido por dentro, su estomago y su cuerpo estallando sutilmente por el contacto de ese hombre sobre él.
Su corazón acelerado, acompasándose al de Jack.

Estúpido, se dijo al darse cuenta de que no paraba de sonreír al verlo, eso no era ir despacio.

Miró los labios de Jack, el mayor le sonreía.

—Mejoró bastante en los últimos 5 minutos.

—¿mal día entonces??

—Nunca si te tengo esperando en casa—susurró hundiendo su nariz en el hueco del cuello del muchacho y el pecho de Billy se hundió de felicidad

¿ como podía decirle esas cosas tan a la ligera?

Jack no le dio tiempo a que lo sobrepensara, Sorbió ligeramente la piel de su cuello antes de volver a besarla, y Billy no pudo más que estremecerse debajo del castaño y empujar  sus caderas  hacia arriba.

—¿Alguien está ansioso?

Billy se ruborizó pero no lo negó.

Podía sentir sus bolas apretando en ese momento, Dios, Billy siempre estaba ansioso, era un adolescente, hormonal,  acostumbrado a los revolcones apresurados donde todo era piel, sudor y olvidar. Donde todo era correr y tomar lo que pudieras, adrenalina, miedo y necesidad…

Donde  Billy quería ser clavado en el colchón para aliviarse la picazón del cuerpo sin que se tuviera que involucrar demasiado,  Jack se tomaba todo el jodido tiempo del mundo. Con Jack todo era diferente.

Jack era el orden y la tranquilidad que le faltaba a su vida.

Billy comenzaba a asustarse por tener ese tipo de pensamientos cada vez más seguido en cuanto a Jack se refería , eso tenía  que ser malo, eso sonaba como algo que su cabeza asustada no quería experimentar,  pero su corazón maldito golpeado duro contra sus costillas parecía pensar diferente.

Un jadeo involuntario arañando su garganta lo hizo olvidarse de sus debates mentales.

La boca del mayor rozando ligeramente sobre su piel sin tocarlo del todo lo estaba torturando. Sus caricias demasiado suaves en todo su cuerpo, sentía sus hombros ardiendo, su piel quemando donde los labios de Jack trazaban patrones. Su erección era más que considerable incluso entre la ropa que los separaba, Billy separó mas sus piernas intentando que encajara en él,  necesitaba más  de Jack, más calor, más piel, más de sus besos, más de él.

¿Por qué Jack seguía con ropa?

Billy gruñó y tiro del cabello del mayor  para llegar a su boca  y besarlo,  profundo y descarado. Jack siguió el beso indulgentemente  pero sin alterarse lo que hizo que Billy quisiera bufar.

¿En que momento había pasado de sentir que tenía el control a sentirse bajo el control de Jack?

Como si fuera capaz de leerlo con una sola mirada el mayor le sonrió de nuevo antes de quitarle la sudadera y bajar por su abdomen con besos húmedos que tuvieron la piel de Billy erizándose.

La lengua de Jack delineó  la línea media de su abdomen, hasta su ombligo, trazando círculos alrededor de él mientras  terminaban de desnudarlo despacio  arrastrado la ropa interior  del pequeño por sus muslos hasta que el propio Bill la pateó fuera.

—Jack…—la voz de Billy tembló, para ese momento su polla dolía tanto, que hasta el rose del viento sobre ella podía hacerlo acabar.

Necesitaba que lo tocara.

Necesitaba quitarse aquella chorreante  erección que comenzaba  a doler entre sus piernas, quería el pene  de Jack jodiendolo hasta que sus sesos se derritan pero contra todo pronostico Jack parecía no tener intensiones de  tomarlo en un futurlo los suficientemente cercano como  le gustaría.

Desesperado intentó llevar la  mano a su miembro para aliviar algo de la tensión  que se acumulaba en su abdomen pero Jack se lo impidió  enredando sus dedos en los suyos para apartarlo de su objetivo.

Claramente ese hombre deseaba torturarlo.

—Se un buen niño, mocoso—le advirtió en tono ronco aun con sus labios sobre su piel. Billy se estremeció y clavó sus ojos en Jack pidiéndole con la mirada que hiciera algo pronto.

—Se paciente…volvió a bajar los labios a su piel.—vas a correrte sin tocarte, y vas a hacerlo solo cuando yo esté  dentro de ti.

Billy jadeó ante sus palabras sintiéndose de pronto con la garganta seca.  sentía una Jodida puta lija dentro de ella.

  Jack recorrió con sus besos el hueso de su cadera hasta su ingle donde se acumulaba una escasa mata de vello pelirrojo. Hundió su nariz en el y se llenó los pulmones del suave olor de Billy mientras el chico empujaba de nuevo hacia arriba moliéndose contra su rostro.  Dios, la desesperación del muchacho elevaba su  ego, Jack ya estaba jodidamente duro pero en ese momento disfrutaba más  del placer del niño que del suyo propio. 

Sacó su lengua y jugueteó con ella  en el tronco  de Billy  casi de forma descuidada , antes de bajar a su  verdadero  objetivo. Sus manos abrieron los muslos de Billy para acomodarse  mejor entre ellos y con su boca comenzó a chupar  y lamer, su lengua acariciando la entrada del chico, Jack  nunca había  tenido especial problema en hacer un rimming si la ocasión lo ameritaba pero nunca había  sentido tanto placer al hacérselo a alguien como el que le causaba oir los gemidos de Bill mientras se lo follaba con la  lengua.

El chico encogió sus piernas hacia su abdomen para darle mayor  acceso a su cuerpo, en ese momento las sentía como si fueran gelatina, se sentía incapaz de sostenerlas por si mismo asi que las  dejó descansar  en los hombros de Jack  mientras se dejaba que  lo dilatara con paciencia. 

Para  ese momento no era más que una bolsa de jadeos descoordinados.

Que  Billy era escandaloso y obsceno durante el sexo, dejando en claro lo mucho que le gustaba como lo tocaba y jodidos infiernos si aquello a Jack no lo encendía.  Jodidos infiernos si a Jack no lo prendía cada maldito gesto del desvergonzado crío.

La lengua de Jack golpeó de nuevo en su interior llevando  una descarga directa a su polla que dio una sacudida amenazante por la tensión acumulada. 

—Dios, oh…Jack—susurró demasiado pesado y dificultoso, ronco a sus propios oídos , diablos el hombre se estaba tardando una eternidad, la piel de Bill ardía por tenerlo, lo estaba volviendo loco.

NECESITABA tenerlo sobre él.

Jack se alejó de su entrada.

Dioses y jodidos infiernos,  Para ese momento su corazón bombeaba tan jodidamente fuerte en su pecho que había conseguido despejarlo por completo. Había descubierto con el tiempo  que el hombre mayor era un tipo muy paciente durante el sexo, y joder si eso no lo volvía loco.
Apretó sus labios y ojos por un momento y volvió a abrirlos solo cuando sintió los labios de Jack besar la cara interna de sus rodilla derecha  que  ahora descansaba en el hombro del mayor, su pierna izquierda caía muerta a un costado de la cadera de Jack. En ese momento Billy se sentía completamente deshuesado mientras el mayor tomaba completo control de su cuerpo.

—Por favor…

—¿Qué quieres, bebé? —Le preguntó con calma  ahora mirándolo directamente a la cara con aquellos ojos oscuros y profundos taladrándolo como si quisiera ver a través  de el.

—A ti, Jack favor...—Volvió a rogar.

Billy se mordió el labio inferior hasta enrojecerlo. Oyó como  Jack se bajaba la cremallera  de sus pantalones y otra vez sus ojos se encontraron en la distancia. La mano de Jack  fue a su propia boca, escupiendo en ella antes de comenzar a masturbarse  bajo los ojos atentos del pelirrojo que para esos momentos se lo comía con la mirada.

Había   algo morboso en el hecho de estar completamente desnudo frente a él cuando Jack seguía completamente vestido y con su polla al aire,  Billy  sabía  que aquello era lo único que debería importarle  del hombre  pero en esos momentos en los que su cuerpo entero temblaba con una mirada,  dudaba que aquello fuera cierto.

Cuando Jack estaba sobre él dudaba de todo lo que creía.

¿Era posible sentirse así de atraído, así de desesperado y necesitado por él cuando creía estar enamorado de otro hombre?

Billy no tenía esa respuesta y Jack no le dio tiempo a que la buscara, se reacomodó entre sus pierna  masturbándose a si mismo con una de sus manos mientras con la otra trazaba círculos alrededor de la apretada piel de su ano.

—¿donde me quieres, pequeño? solo pídelo.—Susurró suavemente a la vez que introducía uno de sus dedos en su interior.

Volvió a escupir en sus dedos y luego fueron dos, entraba y salía a un ritmo constante, calmado, dilatándolo, preparándolo para el platillo fuerte. Billy volvió a gemir fuerte  cuando lo sintió acariciar con ellos sobre  su próstata  dios, si Jack no le daba pronto lo que quería acabaría desecho en suspiros.

—Jack...  ya no aguanto, por favor.—Lloriqueó.

—Pídeme donde me quieras,  Bill. Haré todo lo que tu quieras.

Billy pestañeó y lo observó, su corazón dio un latido fuerte, una parada que lo dejo sin aire y una extraño dolor en su pecho lo recorrió al oír su nombre de los labios de Jack.

Nunca pensó que podía gustarle tanto su nombre de la boca de alguien como lo había hecho  de los labios de Jack, hacía todo el acto mucho más íntimo,  Jack estaba con él,  Jack estaba pensando en él, siempre creyó que no le importaría un detalle como ese, que sus amantes podrían pensar en quién quisieran mientras ambos se llevaran un orgasmo. Pero saber que Jack estaba con él en ese momento, hizo que algo dentro de él se rompiera, su pecho dolió y se sintió  confundido.

De pronto quería  llorar mientras sentía como jack se acomodaba tentativamente en su entrada.

Cuando volvió a hablar su voz salió vergonzosamente aguda.

—Por favor,  Jack, por favor te necesito dentro de mi. —rogó.

En vez de irse sobre el pelirrojo, Jack lo tomó por las caderas y tiró de él, todo su cuerpo siendo movido en dirección del mayor mientras el glande del castaño se deslizaba en su interior, rompiendo su resistencia .

Billy gimió. El movimiento fue cuidadoso pero los suficientemente fuerte para dejarlos  sin aliento. Las manos fuertes de Jack viajaron  a su cintura  brindado el calor que combatía  con aquella molesta punzada de dolor que sabía  desaparecería en cuanto Jack comenzara a moverse.

—Jack—Volvió a pedir con un gemido tembloroso.

¿Por qué Jack no empezaba a moverse ya?

Cada jodida  célula de su cuerpo parecía doler con el rose del castaño, había llegado a su propio limite, demasiadas sensaciones y emociones contradictorias  acumuladas en su cuerpo. Se sentía como un jodido muñeco desarticulado entre su manos.

—Por favor...por favor Jack, hazme el amor.—lloró, sus mejillas se humedecieron. Por un momento Billy se sintió ridículo al oir aquellas palabras saliendo  de su boca.

¿Realmente ese era el?

Rogando, de verdad rogando, porque aquello no era parte de ningún  juego, su voz salió temblorosa y patética.

¿Dónde demonios se había ido la seguridad que lo caracterizaba durante el sexo?

Billy quiso alejarse, borrar los últimos segundos de su mente, pero  el castaño no le dio tiempo a que lo procesara, se inclinó sobre él  en un beso suave y profundo, labios y lenguas enredadas, Jack tomó por completo el control y Billy simplemente abrió sus labios dejando que ese hombre lo tomara.

Que tomara lo que quisiera de él,  en ese momento se sentía completamente suyo.

Jack se empujó hacia adelante clavándose por completo en Billy que solo atinó  a tomar su corbata y  lo mantuvo sujeto en su sitio para que no se apartara, aunque aquello no era necesario,  incluso si el chico lo soltara Jack no pensaba moverse de donde estaba,  demasiado concentrado en  absorber cada jadeo roto  que escapaba de su boca con cada golpe de su cadera chocando en el cuerpo de Billy.

Todo se transformó en deseo y desesperación, calor, y necesidad, los puños de Billy se aferraron mas fuerte a la ropa del castaño, sus lenguas conectaron, sus almas conectaron,   demasiado desesperados por completarse,  dejaron caer las barreras que lo separaban a uno del otro. Billy gimió, Jack volvió a golpear en su interior, Billy lloraba, las paredes de la habitación volviéndose borrosas a su alrededor, por un momento solo eran ellos, eran dos cuerpos en una habitación, eran sudor, eran almas gemelas, solo sus ojos conectando, sus bocas, sus cuerpo y entonces Billy se corrió, su cerebro nublado por la marea de emociones lo dejó fuera de juego por un momento.

Cuando volvió en sí Jack también había acabado, su interior se sentía húmedo,  sus mejillas se sentían húmedas, todo su cuerpo se sentía húmedo, empapado de Jack por completo.

—Bill, pequeño…—lo llamó el mayor besando sus mejillas donde las lágrimas  habían creado ríos. —ya no llores.

Lo envolvió en un abrazo apretado de sentimientos hasta que el chico se calmó lo suficiente  para limpiarlos a ambos de los restos de su orgasmo, lo metió en la cama, lo arropó en ella y se tumbó a su lado,  estrechándolo en  entre sus brazos mientras el niño se ocultaba en su pecho.

Se quedaron un buen rato tumbados en la cama, Jack acariciando la espalda del niño  en un gesto cálido  hasta que Billy paró de llorar, no muy seguro de por que había empezado a hacerlo  en primer lugar, y ligeramente avergonzado por ello se mantuvo con sus ojos fijos en el firme pecho de Jack mientras lo acariciaba.

—¿Estas bien? —Pregunto Jack al rato recibiendo un asentimiento  como respuesta de parte de Bill.—¿Quieres decirme que  pasó?

Billy negó, ni él lo sabía, en cambio alzó la vista y preguntó otra cosa

—¿Irás a la cena de navidad? Oí que mi tía te invitó.

—Lo hizo.—confirmó Jack.—aun no le he pensado realmente.

—Oh—Bily se encogió un poco.

—¿Quieres que vaya?

Billy se encogió de hombros intentando apartar la vista, pero los fuertes dedos de Jack se clavaron en su mentón obligándolo a que lo vea a la cara.

—Dime la verdad Bill ¿quieres que vaya? —Volvió a demandar en un tono casi de reproche y  Billy asintió .—Entonces estaré allí tomándote la mano.

🖤🖤🖤🖤

Fin del capítulo mis amores, capitulo super super largo (el doble de lo normal) espero no  se hayan cansado de leer.

Los amo, besotes sabor a chocolate.

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