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capítulo 18


Jack llevaba los últimos días distante.

Billy había intentado hablar con él un par de veces, pero el hombre había sido evasivo.

Ocultaba algo, Billy no era tan tonto para no darse cuenta, que acostumbraba jugar el rol de chico lindo y tonto,  la vida le había enseñado que ser un tonto lindo era la estrategia más conveniente para alguien como él, podía parecerlo, vamos, pero no lo era. No tanto al menos. Que en lo que leer personas se trataba, tenía un sexto sentido y su intuición le decía que Jack ocultaba algo...

Se lo estaba gritando como si llevara un cartel de neón en la frente.

—ya estamos.

El pelirrojo pestañó un par de veces y concentró sus ojos en el doctor frente a él. Acababa de quitarle el yeso. Billy movió su muñeca. Se sentía ligeramente entumecido a pesar de que había movido los dedos esas últimas semanas.

—no tan rápido. —el hombre lo agarró por la mano deteniéndolo en sus movimientos, sus dedos delinearon la piel de su antebrazo con pereza hasta detenerse  en los huesos de su muñeca. —Haremos una placa para ver que todo esté bien.

El hombre le sonrió.

A Bill no le gustó su sonrisa. 

Lo miraba de la manera en la que ves un pastel de tu sabor favorito en la vidriera.

Del mismo modo en el que te ve Jack… susurró su inconsciente, pero no le molestaba la manera en la que Jack lo miraba… no lo hacía sentir un trozo de carne expuesto, que el inglés lo miraba como si quisiera comérselo la mayoría del tiempo, pero había algo distinto ahí, algo que lo hacía sentir cómodo.

Jack intentaba fingir que no se sentía tan atraído por él como lo hacía y eso era lindo, vamos, a Bill le gustaba molestarlo, era casi como jugar a cazarlo.

¿Un conejito pelirrojo cazando al fuerte y feroz lobo inglés? Sí claro...

Bien, de acuerdo, no era la mejor analogía, si lo pensaba sonaba ridículo,  pero Jack... Jack podía verlo como si quisiera desnudarlo sin hacerlo sentir expuesto, era todo lo contrario, se sentía seguro a su lado... como... como si fuera Billy quien tuviera el control incluso cuando no fuera cierto.

La mano del Dr,  fue hasta su mejilla trayéndolo de nuevo a la realidad. Últimamente lo que más hacía era abstraerse pensando en Jack. Él inglés últimamente estaba extraño y eso lo preocupaba.

—Has sanado bien, Billy—El pelirrojo alzó la vista con sus amplios ojos  celestes intentando parecer indiferente  mientras el Dr. Hacía  presión sobre los huesos de su cara—¿Duele?—Billy negó, había repetido aquello la semana anterior, y la anterior, y la anterior a la anterior...

—Quítate la ropa. Por favor.

Billy hizo una ligera mueca de incomodidad, pero obedeció dejando que el hombre inspeccionara y palpara su cuerpo.

Sí, entendía que hacía su trabajo, pero se suponía que un Dr. No debería mirarte como si de verdad quisiera tocarte.  Billy concentró su mirada en la pared detrás de su médico.

Sus últimos controles habían sido cuanto menos incomodos, dios, Billy hasta había pensado en cambiar de médico, pero eso hubiera sido grosero, y si lo pensaba, no hacía más que dejar una que otra mano descansando en su cuerpo por más tiempo del estrictamente necesario.

—Estamos—Le acarició ligeramente la mejilla en un gesto que había acostumbrado a hacer desde que sus morados empezaron a sanar. —Iremos por esa placa y quedarás libre.

Billy asintió apresurándose a vestirse de nuevo. Normalmente no se sentía tan inseguro de su cuerpo, pero algo había cambiado desde el incidente en los baños.

Desde entonces no hacía más que llevar sudaderas y pantalones de chandal  oscuro, donde su cuerpo pudiera  perderse, no quería que lo vieran y que los ojos de su medico no se apartaran de él, en vez de elevarle el autoestima , como hubiera hecho en otro momento, hacía que quisiera ocultarse más duro del mundo.

El dr. Acher hizo la “excepcion” de acompañarlo en persona hasta la sala de rayos. El hombre siempre hacia eso, de hecho se pasaba todo el rato sacándole conversación hasta que lo llamaban para tomarle la placa.

No era mal tipo, Billy estaba seguro que no debía de serlo, pero no fue hasta que por fin la técnica radióloga le dio la placa de vuelta y el dr le dio el visto bueno de que podía marcharse que se encontró suspirando de alivio.

Afuera Angie lo esperaba. La pelirroja lo había acompañado a cada uno de sus controles.

—¿Cómo ha ido rabanito?—Preguntó poniéndose de pie para acompañarlo hasta la salida. 

Billy le mostró su brazo libre de yeso y la chica soltó un gritito emocionado antes de estrecharlo en un abrazo.—Todo se pondrá bien cariño, ya verás como todo vuelve a la normalidad.

La normalidad.

Media hora después Billy se preguntaba si la normalidad era algo a lo que quisiera acostumbrarse.

Miró el edificio de su facultad,  le había pedido a Angie que lo dejara allí luego de la consulta, la chica se había mostrada entusiasta cuando le dijo que pasaría por secretaría   para averiguar como estaba su situación académica en esos momentos,  hasta se ofreció a acompañarlo pero Billy se había negado. Eso era algo que debía hacer por si mismo.

Suspiró, odiaba tener que decepcionarla, llevaba una buena media hora observando la entrada oculto en la capucha de su sudadera.

Normal hubiera sido que cruzara las rejas  que lo separaban del campus, y sin embargo se encontraba allí de pie, observando el flujo de estudiantes ir y venir.

No. No era normal. Nada se sentía normal. Por mucho que lo intentara se sentía falso.Era como un impostor escurridizo en su propio cuerpo.

Decepcionado  de su propia cobardía emprendió el caminó hasta su antiguo trabajo.

Harold’s Chicken  lucía mucho más  acogedor desde la puerta de clientes, era gracioso que en todo el tiempo que llevaba trabajando allí, no hubiera ido ni una sola vez a comer al local.

—sin capucha—Billy alzó la vista al muchacho que le habló señalando el cartel que ponía que se prohibía el ingreso al local con gorros—amigo si no te la quitas tendrás que irte. 

Billy lo observó, el chico era nuevo. Claramente estaba mirando a su remplazo a la cara, tenía cabello rizado y piel oscura y lo observaba como si fuera tonto. Fácil,   fácil debía pisar el metro ochenta de altura, se jugaba la vida a que el tipo jugaba baloncesto.

—¿entiendes lo que digo?

—lo siento.—Billy obedeció y no pasaron ni dos segundos antes de que una alegre rubia  gritara y corriera a estrecharlo en sus brazos.

—¡oh dios! Nos enteramos de lo que pasó pero no teniamos como dar contigo. Carlos dijo  que estabas bien pero… —Carlos era el empleador, sus tíos  habían tenido que avisar del incidente por el que no se presentaría a trabajar en una buena temporada-— Harry ha estado loco de preocupación por ti ¡¿Cómo es que nunca nos diste tu número?!

—Paris…—Billy la apartó un poco y le sonrió de lado.

La chica se acomodó el cabello detras de las orejas y le sonrió de nuevo tirando de su mano.

—¡Harry! ¡Harry! ¡mira quien vino a vernos!—la chica no esperó a que el pelirrojo reaccionara, lo arrastró a la cocina donde el cocinero no tardó en levantar la vista.

—Billy.—dijo con cariño el aludido, sacó una bandeja de frituras de la freidora y la dejó en la mesada antes de limpiarse las manos en el sucio delantal y correr a abrazarlo, el olor a fritura rancia golpeó su nariz en el momento justo en que el chico mayor lo alzó y lo hizo girar como a un muñeco antes de que lo dejara de  nuevo  en el suelo. Billy se quejó un poco pero Harry lo ignoró—Es bueno verte en una pieza chico, las cosas que decían los estudiantes de tu universidad cuando venían a almorzar eran a cada una más aterradora. Un grupito hasta dijo   que habían encontrado un cadáver sacrificado por una mierda satánica.

Auch, sí. Billy esperaba que hablen del asunto, el también hubiera hablado si le pasaba a algún compañero pero no esperaba que el asunto traspasara los muros de la facultad de ese modo.

—Estoy bien, no ha sido nada.

Si claro, nada… Billy ignoró  su propia cabeza odiosa y concentró sus ojos en  sus compañeros.

—¿y entonces cuando vuelves?—pregunto Harry retomando su tarea en la freidora.

¿Volver? Billy no había  pensado en ello.

—Seguro que a Carlos no le importaría devolverte el puesto.

Billy paseó sus ojos de sus compañeros al nuevo. “Chad. G.” como ponía el pin en su pecho, lo miró ligeramente incómodo al darse cuenta de la situación.

—De momento solo vine a almorzar—dijo y vio como Chad suspiraba de alivio antes de evitar  la mirada de sus compañeros y lanzarse a atender las mesas.

Claramente no estaba cómodo en su presencia.

—oh.—Paris hizo un puchero. —De cualquier modo deberías pasar a saludarlo antes de irte.

Billy lo hizo.

No era que   esperara almorzar en la cocina de su viejo trabajo sentado sobre una bolsa de patatas cuando llegó allí, esos no eran sus planes cuando entró por las puertas del local. Pero lo hizo y no estuvo mal ponerse al día con sus compañeros.

Los extrañaba, por un momento se olvidó de el estigma que se auto había puesto. Harry y París no lo veían con lástima, tras los 5 minutos de rigor era de nuevo Billy, su compañero del pollo frito. 

Y estuvo bien.

Dos horas después se iba de Harold’s chicken con el estomago lleno y  la oferta de volver cuando se sintiera listo.

Dios... Extrañaba sentirse solo como un chico normal. No el chico al que trataban con guantes de sedas y algodones por miedo a que se rompiera.

Ya lo habían roto de cualquier modo y no había mucho que pudiera hacer al respecto.

De camino a la parada de buses se miró en el escaparate de una tienda.

Entonces se dio cuenta de que no lucía como él  mismo. Ese chico pecoso y asustado que le devolvía la mirada no lucia como él.

No era él.

En 18 años de vida nunca se había avergonzado por quien era,  ni se había  ocultado,  no empezaría ahora.

Media hora después se encontró a si mismo frente al espejo de la habitación de su prima, la ropa de “hombre" aburrido que había llevado el ultimo tiempo,   remplazada por una camisa rosa brillante, pantalones blancos y botas.  Verse en el espejo era como reencontrarse con un viejo amigo luego  de mucho tiempo. Dios, como si respirara de nuevo.

—¿Esa camisa es mía?—preguntó su prima entrando a la habitación.

—sí. —Billy se giró a verla y entonces notó el delineador de ojos y las uñas esmaltadas en lavanda. Billy nunca usaba color en las uñas y mucho menos maquillaje a plena mañana—¿no te molesta que la tome prestada no?

—de acuerdo…—Angie se sentó a la cama a observarlo con ligera preocupación en su rostro—¿Qué es esto?

—¿De que hablas?

—¿Piensas salir así  a la calle?

—¿Por que no?

—Llevas ropa de mujer… creí que no te iba lo de ser trans.

—Sigue sin irme. ¿Pero sabes? Me gusta esta camisa y he pensado duro en que era de mujer para que dejara de gustarme. Y no ha funcionado. Me gusta que sea rosa y me gusta  que sea brillante. Así que dije… ¿por que no?—Billy se encogió de hombros.

—Okey… no es que no me guste el cambio. Pero …

—Ahórratelo. Siempre que hay un “pero” quiere decir que dirás algo que la otra persona no quiere escuchar—se atajó Billy a la defensiva.

—¿Te das cuenta que si sales así a la calle es como si te pusieras un cartel que diga patéame?

—Me patearán de todos modos. Me han pateado toda la vida Angie. Que use ropa rosa no me hará menos hombre, y esa ropa horrible de tu padre que estuve usando las últimas semanas, sin ofender, pero no me hará menos gay. Solo hace que me vea como una mezcla entre emo y vagabundo, sigo siendo igual de gay que siempre, ¿y sabes qué? estoy cansado de esconderme. Soy gay me gustan las pollas, no soy marica, ni un cobarde, ni menos persona por eso. Me cansé de esconderme.

—Bill, entiendo tu punto. Estoy orgullosa de ti pero…

—Ya me golpearon, ya me han insultado, humillado, abandonado, discriminado y me han hecho las peores  cosas que creí que podían hacerle a una persona solo por ser yo.¿ Y sabes qué? me equivoqué. Lo peor que pude pasarte es verte a un espejo y nos saber quien eres. No encontrarte en tu propio cuerpo porque a la sociedad no le gusta lo que ve. Eso es lo peor. Lo peor es cuando ellos consiguen convencerte de que estas tan mal que empiezas a odiarte porque ellos son los que te odian.

Billy volvió a girarse al espejo y se pasó gloss en los labios para que se vean mas húmedos y rellenos.

Sí. El era gay, el no estaba enfermo y el estaba orgulloso de serlo.

A la mierda el resto.

Fin del capítulo.
Dios, yo aquí  amando a Billy. Jajja

De acuerdo, quería comentarles que Jack y Billy ganaron como mejores personejes secundario en
D.R.E.A.M, y la mejor frase segun una reseña que le hicieron a la historia es una frase que le dice Jack a Billy, creo que eso habla de lo mucho que amo a esta pareja jajaja

Jack y Billy se robaron D.R.E.A.M
Jaja :3

En fin eso es todo. Los amo. 🖤

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