capítulo 16
Hola mis amores! Como están?
Me extrañaron?
Por qué yo sí, muchisisisisismo.
Los amo 🖤
Billy llevaba un buen rato esperando a Jack en la cocina.
Se había pasado todo ese tiempo limpiando y haciendo colada, vamos ya no había una sola copa a la que pudiera sacarle brillo.
No había mucho más que pudiera hacer en casa, sus tíos habían quitado todos los objetos cortopunzantes de su alcance, por lo que ni siquiera podía hacer manualidades para pasar el tiempo.
Su tía había dicho que los necesitaba con una escusa demaciado ligera y se había llevado todo, ni siquiera le habían dejado una tijera ¡Nada!
No importaba cuanto les repitiera que aquello había sido un impulso que no se repetiría, algo de su mente probablemente aún atontada por los calmantes y la desesperación del dolor.
Pero no, él no era de ese tipo de personas. O al menos eso había creído hasta que el filo del cutter exacto consiguió seducirlo.
Honestamente ya no se sentía tan seguro de sí mismo, había días en los que sentía miedo de…
Como fuera, estaba seguro que decirles eso a sus tíos no iba a ayudar a que le devolvieran sus cosas.
Así que lo que repitió, una y otra vez para ellos y para si mismo fue: que él no era de ese tipo de personas.
Él no se daba por vencido tan fácilmente, él era el chico que había salido del clóset a los 14 y había enfrentado las consecuencias con la barbilla en alto incluso cuando se quedó en la calle, él era el mismo que había tomado 3 empleos para pagarse la matrícula de la carrera de su sueños.
Carrera que estás abandonando...
Ese no era el punto.
Él era el mismo que había guardado la incansable esperanza de que un día su amor se despertara y descubriera que de verdad si lo prefería a él y no se había rendido ni una sola vez en su vida.
Siempre hay una primera vez...
No.
Él podía ser un poco idiota y no discutiría eso. Pero se dijo a sí mismo que era un idiota que no se daba por vencido. No tiraba la toalla. O al menos eso era lo que quería creer.
Los días se estaban pasando demasiado lento. Había jugado al buscaminas, pero honestamente no entendía cómo funcionaba, y con tanto tiempo hasta había encontrado su viejo gameboy, entre sus cosas, vamos.
Lo de quedarse tumbado en la cama le había durado poco más de una semana más luego de que Jack fue a verlo.
El inglés era demasiado testarudo para dejar que Billy se siguiera revolcando en su auto desprecio que hasta se había sumido en una huelga de hambre.
Literal.
Cuando Billy no quiso levantarse de su cama, se tumbó junto a él y jugó a no me muevo hasta que tu no lo hagas.
A Billy aquello le había parecido una gillipollez y se había apretado más a su postura de no moverse hasta que el estómago de Jack rugió por cuarta vez y no tuvo más remedio que comer para que el otro lo hiciera.
Había sido una técnica bastante rastrera de parte de Jack. Pero lo cierto fue que al segundo bocado Billy fue consiente de lo hambriento que se sentía.
El mareo de las últimas horas había desparecido y por qué negar, se sintió ligeramente de mejor humor.
Jack ayudaba bastante a eso.
Miró el reloj de nuevo.
¿Por qué no estaba llegando?
No era como si tuviera la obligación de ir a verlo cada tarde.
Nunca habían quedado en ello pero Jack IBA cada tarde.
No deberías acostumbrar a alguien a esperarte para luego desaparecer ¿no?
Billy comenzaba a molestarse por el retraso del castaño.
Media hora después, la molestia se transformó en preocupación.
¿Y si le había pasado algo?
Billy volvió a ver la hora y olvidando su orgullo le envió un mensaje para ver como estaba.
Jack no contestó.
El pelirrojo volvió a removerse y fue hasta sus tíos a preguntar si Jack le había dicho algo de si tenía algún pendiente o algo que lo retrasara.
Angela se encogió de hombros y con sus astutos ojos lo miró sobre sus gafas agatunadas.
—¿Qué ocurre rabanito? ¿ Tu príncipe te faltó?
—No.—Murmuró orgulloso.
… duh, ¿tenía que ser tan mala?
Billy miró la puerta casi de forma inconsciente.
—…Podrías ir a verlo…—sugirió Angie de forma suave.
Billy sintió un escalofrío. Sabía que podía hacerlo, pero…
Sus ojos se clavaron en la puerta.
De pronto le parecía antinaturalmente aterradora. Se abrazó a sí mismo. No podía, diablos. Solo debía esperar un poco más, Jack llegaría.
Tenía que llegar…
Volvió a la cocina y suspiró por casi media hora hasta que la angustia fue más fuerte.
Sabía donde vivía Jack.
El Inglés le había dejado su dirección apenas mudarse.
No quedaba muy lejos. Podía ir andando. No era la mejor zona, tampoco la peor, ni siquiera entendía por que Jack siquiera se había mudado allí.
Se mordió la mejilla.
Conocía el barrio. Llevaba 4 años viviendo allí. Creía agradarle a sus vecinos. Alguien lo defendería si…
Necesitaba comprobar que Jack estuviera bien.
¿Y si los matones fueron tras él? Brandon sabía de lo suyo con Jack, era voz populi que él había coqueteado con el Inglés, pero Brandon lo sabía.
Eso lo aterró.
Tomó una chaqueta del perchero y apretando las llaves en su puño salió a la calle.
El viento golpeó sus mejillas, tan pronto lo hizo, el miedo se volvió tan real que sintió ganas de echarse a llorar en medio de la acera.
Una bocina de la calle lo hizo dar un brinco y volver a la realidad.
Miró a los lados.
Era solo el barrio que había recorrido un millón de veces al volver del colegio. Era un sitio seguro.
Estas seguro, Se dijo.
Mordió de nuevo su mejilla y volvió a andar con pasos apresurados, no supo en qué momento se encontró trotando pero lo estaba haciendo, le dolían las costillas. El pecho se le agitaba demasiado duro y no fue hasta que estuvo frente al edificio de Jack que se sintió respirar de nuevo.
El hombre de seguridad lo observó de pies a cabeza con un atisbo de curisoidas nada más cruzar el portal. Okey, había salido con pantalones de pijama grices y una chaqueta de su tio para el frío. No lucía realmente como alguien que iba de visita, como mucho alguien que salía a sacar la basura de la comodidad de su hogar. Pero definitivamente no como alguien que iba de visita a un edificio como ese. Que era el edificio más elegante de la zona.
De pronto Billy se sentía insignificantemente pequeño, que va, últimamente se sentía insignificantemente pequeño frente a cualquier persona que lo mirara desde arriba, lo que no era extraño considerando su escaso 1.58m de altura.
El hombre tenía el porte duro de un matón, alto y piel oscura con el cabello al rape.
Billy se imaginaba que bien podía hacerlo papilla de un segundo a otro si quisiera, pero no lucia de verdad amenazante, de hecho parecía casi divertido por el pequeño nervioso que tenía en frente preguntando por el nuevo inquilino del 4to B.
Billy carraspeó tras intentar saludarlo con un "hermano" que hizo al hombre alzar una ceja en una interrogación incrédula y se maldijo a sí mismo cuando su voz salió estúpidamente temblorosa.
Por un segundo creyó que el hombre no entendió una mierda lo que le dijo hasta que el tipo le indicó el pasillo que daba al ascensor.
Con alivio se dirigió hasta allí y presionó el botón que daba al 4to piso.
Un plim, anunciando su llegada lo dejó frente a un estrecho pasillo decorado con tonos tierras, había solo 4 departamentos en todo el piso.
Sus ojos fueron a un mal cuadro de girasoles a su izquierda que parecía hecho por un aficionado, revisó las puertas decoradas con grandes letras de color plata. Había una maleta con una varas de ornamento y un espejo al final del pasillo para dar sensación de amplitud.
Era un buen truco.
Concéntrate, se reclamó a sí mismo. Vinimos por Jack.
Un toque, dos toques, al tercer toque en la puerta B, Jack apareció en ella apoyando una de sus manos en el marco, casi como si quisiera bloquearla.
Iba con el cabello recién lavado y una camisa negra con los primeros botones desprendidos dándole una mezcla de desenfado y elegancia.
No pareció del todo sorprendido de verlo, pero sin duda no lo podía estar esperando.
El olor a cena recién hecha le llegó a la nariz, curioso Billy miró por debajo del brazo de Jack y deseó nunca haberlo hecho. Nunca haber agarrado esa estúpida chaqueta y nunca haber salido de casa.
Había una mesa puesta, para dos, sus ojos volvieron a Jack. Lucía muy arreglado para estar en casa y olía a Clive Christian, nadie se echaba encima ese perfume si no fuera para ligar.
Billy forzó una sonrisa en su rostro.
No necesitaba ser un genio para saber que Jack esperaba a alguien.
—Lo siento, yo...
—Bill...
—Tengo que irme.—Balbuceó.
Antes de que Jack consiguiera atraparlo Billy ya estaba huyendo por el pasillo.
Sintió su estomago revolverse.
No necesitaba eso, no otra vez, no necesitaba ser el segundo de alguien, ya había estado allí, ya tenía las fotos del recuerdo y muchas cicatrices para recordárselo por si se le ocurría la grandiosa idea de olvidarlo.
¡Jesús!
Ya había vivido eso.
Sus ojos se llenaron de lagrimas mientras pulsaba el botón del ascensor sin detenerse.
Sabía que eso no haría que el elevador llegara antes, pero...
Auch, dolía.
Jack tenía a alguien más, Jack nunca le dijo que fueran exclusivos, el tampoco lo había sido, pero en las últimas semanas se había apegado tanto al inglés, se volcó tanto a Jack...
Menudo estúpido había sido.
Billy deseó reírse de si mismo, casi se había ilusionado con el inglés, que Jack le había hecho creer que de verdad le importaba, dios.
Era tan estupido...
Él había querido creerle con tantas ganas...
La parte perra de su cerebro se felicitó amargamente a si mismo por haberse aprovechado del Inglés el primer tiempo que salieron. Tal vez era su karma.
Se lo merecía.
Maldito, Inglés y sus andares elegantes, con sus estúpidos pañuelos de príncipe azul y sus palabras bonitas, y su forma de joderlo...
Diablos, iba a extrañar la manera en la que Jack se lo follaba, vamos que el Inglés sabía como joderlo hasta que su cerebro perdiera toda conexión con la realidad.
Pero eso era todo, había sido una jodida.
Todo. Todo. Todo. Una jodida sin compromisos. Se repitió a sí mismo volviendo a presionar el botón del elevador que parecía correr en cámara lenta.
¿y si mejor usaba las escaleras?
—Niño.—Oyó los pasos de Jack detenerse detrás de él.—lo siento.
Billy tragó saliva. Demasiado tarde. Definitivamente debía haber previsto el plan de escape antes de presentarse a la puerta de alguien sin ser invitado.
Auch.
Si su orgullo había sido quebrado por Brandon y pisoteado por sus colegas, Jack acababa de enterrarlo 5 metros por debajo del suelo.
—Escucha. Yo siento aparecerme así sin avisar. Esto, no debí venir, yo...—Billy intentó forzarse a sonar neutral sin demasiado éxito.
Su voz sonaba demasiado aguda incluso para sus propios oídos.
—Te estuve esperando. La cena era para ti.
—¿Qué?—Billy se giró a verlo con desconfianza, sus ojos celestes tornasolados de verde sospechosamente brillantes.
El ascensor se abrió a espalda de Billy, ignorado hasta que volvieron a llamarlo de otro piso y desapareció de sus vistas tan vacío como acababa de llegar. Fue entonces que los ojos de jack se volvieron a concentrar en los de Billy.
—Fue idea de tu prima.—Se disculpó el ingles.—Dijo que si de verdad te importaba ibas a venir. Que si no venías, mejor me fuera a casa y me olvidara de ti. De verdad me hubiera decepcionado si no venías .
—Oh.— los labios del muchacho se entreabrieron y volvieron a cerrarse inseguros.
—No quise lastimarte.—Jack llevó su mano al cabello del niño y se lo apartó del rostro.—solo quería sacarte de esa casa, estaba preocupado por ti, Angie dijo que funcionaría.
Angie… maldita zorra pelirroja, debió desconfiar de ella desde el principio. La muy maldita…definitivamente esa chica era como un viejo zorro astuto y manipulador.
—lo siento Billy…
El chico hizo un puchero caprichoso con sus labios y estiró sus brazo bueno hacia Jack. El mayor ni siquiera se lo pensó antes de cargarlo dejando que el chico se aferrara a su cintura con sus piernas como un koala pequeño.
—¡Angie es mala!—Dijo Billy descansando su mejilla en el hombro del mayor.—¡no tienes que escucharla! ¡Ella siempre es mala conmigo!
Jack sonrió de forma inconsciente, dioses y santos infiernos, ese niño era la cosita más hermosa y tierna que hubiera visto en su vida.
—Creo que exageras, Angie parece preocuparse por ti. —le Dijo con ese tono pausado de quien intenta hacerte entrar en razón sin ser violento. Jack siempre parecía tan sereno y en sus cabales. Dios, le gustaba la tranquilidad de Jack. Le gustaba sentirse seguro con él.
Por un segundo…
... mierda...
...Que le había dolido la idea de que el Inglés lo defraudara. Le había dolido mucho más que todas las veces que Brandon lo había lastimado, porque del egipcio Billy se lo esperaba pero de Jack…
Sin darse cuenta había puesto una ciega confianza en el mayor. Una que lo asustaba. Estaba siendo tonto. Se estaba arriesgando demasiado, confiando demasiado en un hombre que no conocía de nada. Jack era como un salvavidas en medio de la nada, había sido su sitio seguro desde que lo conoció. Eso significaba algo, eso tenía que significar algo.
Tonto, tonto, niño tonto, se recriminó a si mismo hundiendo su nariz en el cuello del mayor .
¿Qué estaba haciendo?
Sabía que debería poner distancia emocional entre ellos, los últimos segundos le demostraba lo vulnerable que se estaba volviendo frente al Inglés, no se suponía que fuera así, ese no era el punto.
Aquello había empezado para que se olvidara de Brandon resguardándose emocionalmente, no podía echarse a llorar como niño a la primera posibilidad de que Jack no lo quisiera como decía quererlo, porque aquello no tenía que importarle…. No tenía que…
él no…
oh demonios.
Aquello le importaba, no tenía qué, pero joder, lo hacía.
Apretó sus labios en una línea abrazando como pudo a Jack con su brazo entablillado. No quería que Jack lo vea, no quería que se diera cuenta de lo estúpido que era. Vería en él lo que realmente era : un patético adolescente gay desesperado por enamorarse y encontrar alguien que lo quisiera de vuelta.
Billy apretó más fuerte sus labios intentando ahogar la angustia que amenazaba con escaparse de su boca en una humillante serenata de sollozos. Que era de esa clase estúpida de mariquita sentimentaloide, Brandon siempre le había recordado lo despreciable que era eso.
NO. No. No. Se negaba a serlo.
Seguro que a Jack no le gustaría tener que lidiar con los líos emocionales de un crío. Jack era tan centrado, tan correcto que si no lo conocías pasaba por un tipo frío. El único momento en el que el mayor parecía tener sangre en las venas era en la cama.
Tan diferente a él...
Dios, seguro ya lo había fastidiado con todo su drama de niño llorón.
No. Se negaba a que Jack lo viera de esa forma.
Jack se daría cuenta tarde o temprano de lo estúpido que era ir detrás de un niño inmaduro y demasiado emocionalmente dependiente, Brandon tenía razón, Jack tarde o temprano descubriría lo aburrido y soso que era tener a un chiquillo obsesionado detrás de él y buscaría a alguien mejor, como había hecho Brandon, alguien menos demandante, alguien que no necesitara constantemente de él, alguien que no estuviera mendigando amor, tal vez alguien mayor, alguien que no sea solo un chico bonito para enrollarse de contrabando, alguien que pudiera ofrecerle más, que no necesitara que cuidaran de él, un igual y no una carga, alguien…
...alguien que no haya estado intercambiando figuritas en el recreo del colegio mientras que
Jack ya estaba tomando apuntes en la universidad...
¡qué si lo pensaba era como que él se fijara en un niño de 11! ¡11! ¡Un pre-puber!
De pronto la diferencia de edad comenzaba a hacerlo sentir inseguro. Que donde Jack era todo un hombre, él era solo un adolescente asustado.
Y la idea de un Jack yendo detrás de alguien más, volvía a golpearlo tan fuerte que su orgullo acabó tomándose vacaciones por vaya uno a saber cuanta ava vez en su vida.
—Angie me hace llorar, tu nunca me haces llorar, es lo que más me gusta de ti, no cambies eso Jack. —Le pidió apretando más su agarre al cuerpo del mayor — Por favor, No me hagas llorar. No tu. No me lastimes. Por favor…
La voz de Billy tembló sonando demasiado necesitada y Jack sintió como la emoción crecía dentro de él.
Billy presionaba todos los botones correctos dentro de Jack incluso si no lo intentaba.
Especialmente cuando no lo intentaba.
Lo cargó de nuevo hasta su departamento, hasta el pequeño cuarto del piso y lo tumbó en su cama con cuidado de no hacerle daño. Tenía pequeñas lagrimitas secas en su mejilla pecosa. Jack solo quería besarlas. Jack solo quería besar cada jodido pedacito del cuerpo del chico que tenía en su cama.
—¿directo al cuarto eh?—Billy no pasó eso por alto, sus ojos sonrieron con picardía, aunque se veía ligeramente preocupado a pesar del alivio.
—lo siento. —Jack intentó levantarse pero el chico se lo impidió mantenido sus brazos y piernas alrededor del mayor.
—también te extraño, Jack.
El mayor se inclinó un poco más sobre el cuerpo de Billy y besó sus labios succionando con delicadeza su labio superior.
pronto sus besos pasaron de lo
delicado a lo furioso. Dios, los besos que se dieron los últimos días en casa de los tíos de Bill eran insuficientes.
Jack no quería presionarlo pero no pudo evitar ronronea de felicidad cuando la mano de Billy fue a su camisa comenzando a desprenderla. Se sentía tan bien tener de nuevo las manos del niño sobre él que se encontró a si mismo ayudándolo con el trabajo, que la necesidad hacia que pareciera años de la última vez que lo había tenido y ver que el niño parecía tan necesitado como él era un alivio.
Al menos parecía que esa carrera se la estaban jugando en ambos sentidos.
Atrapó con delicadeza su labio inferior y sorbió consiguiendo un gemidito de placer del chico que entreabrió sus labios dándole acceso a que asaltara su boca.
Jack acaricio los dientes del menor con su lengua antes de profundizar el beso de forma descarada.
La mano de Billy buscó la piel de Jack recorriendo con sus dedos todo donde su reducido campo de movimiento le permitía mientras sus bocas seguían batallando en un beso pura lengua, dientes y saliva.
Un beso cargado de todo el jodido deseo contenido de las últimas semanas y el alivo de las ultimas horas.
Jack quería hacerle el amor allí mismo, estaba desesperado por ello, pero sus ansias fueron interrumpidas por un horrible olor a quemado.
Billy frunció su naricita.
Dios, Jack amaba la pequeña y respingona nariz de ese niño. Era como un duendecito de porcelana, de esos que te venden en navidad. Con los pequeños risos de bronce en su cabeza, la pecas sobre sus piel cremosa y aquellas facciones delicadas que debían de ser la envidia de más de una mujer.
Se lo quedó mirando como idiota imaginando como luciría con un traje de duendecillo navideño y diablos, la idea le parecía morbosamente encantadora, su cabeza se estaba deleitando con ella, hasta que el muchacho habló trayéndolo de nuevo a la realidad.
—Jack, algo se quema.
Auch. Sí, rayos. La comida.
Jack maldijo y fue hasta la cocina donde una gran humareda se levantaba en esos momentos.
Billy se río levantándose tras él, no iba a negar que hubiera preferido seguir con el intercambio de besos de hacía pocos segundos, pero ayudar a Jack parecía más urgente que atender el problemas de sus pantalones.
—Nunca entendí eso que dicen ustedes, del infierno sangriento. ¿Por qué sangriento? —Billy se paró en la puerta con su cadera recostada en el marco viendo como el mayor agarraba la bandeja que tenía en el horno con dos guantes de cocina rosa.
Era una imagen digna de ver.
Dios, Jack era digno de ver de todas formas.
Sintió su corazón dando un pequeño vuelco y no supo decidir si aquello era bueno o no.
Volvió a Jack batallando con la cocina, Jack parecía una cosa buena...
Bueno, siempre que no hubiera una cocina cerca, fue el sartén incendiándose (cosa que Billy no tenía idea de como explicar) la alarma para que el pelirrojo corriera a apagar la cocina. Con su mano buena tomo el sartén por el mango, lo echó a la pileta y abrió la canilla del grifo consiguiendo que una gran fuente de vapor se alzara desde el objeto metálico.
—¿Estas bien? —Jack se apresuró a ver la mano de Billy que el vapor parecía haber irritado un poco. —Lo siento, no quise. Demonios. ¿Te duele?
—No es para tanto.
—Niño. Te ha quedado roja la mano. Lo siento. Yo… no esperaba que esto pasara. Diablos. Lo siento. Nunca he hecho esto antes. Nunca. Yo…
—¿Nunca has cocinado antes, Jack?
—Ni agua hervida.—admitió el Inglés rascándose la coronilla en un gesto nervioso. —Lo siento, de verdad, debí pedir comida. Ha sido estúpido de mi parte. Lo siento.
Billy se encogió de hombros y metió su mano debajo del agua una vez el vapor se dispersó.
—Solo promete que no volverás a intentarlo. Aunque fue lindo. El gesto.
—¿El prácticamente incendiar el apartamento contigo dentro? Seguro. Un gesto lindo. —Murmuró Jack con sarcasmo. —ha sido una cita de mierda. Ni siquiera tengo pomada o algo para echarte en la mano.
—Que no es para tanto, Jack. —insistió Bill rodando los ojos. —a mi me a gustado, ha sido una cita, caliente. — Bromeó.
Para sorpresa de Billy Jack tomó su mano herida entre las suyas y le dejó un beso en ellas. Un gesto infantil, pero consiguió que un cálido avispero se revolviera en su estómago.
—De verdad lo siento, niño. —Dijo Jack con culpa y lo único que pudo pensar Billy fue que como Jack siguiera besándole las manos con aquel gesto de adoración sería inevitable que acabara cayando perdidamente enamorado de él y la culpa sería suya y solo suya, por ser un inglés tan…
Billy hizo puntitas y se estiró a robarle un beso. Claro que jack tuvo que agacharse un poco para encontrarlo a medio camino. Pero el mayor no había tardado en reconocer cada gesto de Bill por los que no fue un verdadero problema.
Cuando separaron sus labios Billy tenía una ligera sonrisa en ellos.
—Lo siento—repitió de nuevo Jack.
—Que no es para tanto. En serio ¿quieres que te ayude a cocinar? Soy bueno en eso. Aun es temprano. No des todo lo perdido por perdido.
—Habría que ir a hacer la compra de nuevo. — admitió Jack que había buscado en internet una receta y había comprado los materiales que acababa de arruinar, pero no era lo que se diría un gran amo de casa.
Honestamente su cocina estaba vacía salvo por un botellón De jugo y una cajita de té en la despensa.
Sí, no estaba muy acostumbrado a eso de no tener quien le hiciera las cosas.
—Me gusta hacer compras.
Más si es contigo
Jijiji eso es todo por ahora ¡nos leemos!
Opiniones...?
Pd: Esperaba que sea un cap corto pero al final me ha quedado casi del doble de lo normal. Espero les haya gustado. 🖤
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