Capítulo 15
Hola mis amores!!! Nuevo cap de estos dos.
Estuve pensando en terminar primero con esta historia y seguir luego con Caín, para que no pierdan el hilo (que yo también me pierdo con las tramas) y que las actualizaciones sean menos espaciadas.
En fin...
Los amo.
Jack se acercó hasta la cama y se recostó a su lado dejándole una caricia en su hombro para ganar su atención.
—¿Jack?—Billy se volteó sorprendido y el mayor hubiera sonreído en otro momento porque el pequeño hubiera reconocido con tanta facilidad su toque.
Sin embargo, al ver el rostro del pelirrojo sus corazón se estrujó y no por los morados, que comenzaban a volverse verdes en su piel, sino por aquella mirada derrotada y dolorida en sus antes alegres ojos celestes.
—Mocoso…—Jack acercó su mano al cabello del muchachito y lo acarició con cuidado, seguía siendo suave como lo recordaba, pero ya no brillaba, nada en Billy parecía brillar en esos momentos.
Jack sintió que un nudo fuerte apretaba en la boca de su estomago.
—¿Qué haces aquí?¿por que estas aquí? No quiero ver a nadie. Le dije a Angela que no quería ver a nadie. Vete—Billy intentó correr su rostro pero Jack se lo impidió.
—oye no te enojes con ella. Ha intentado duro alejarme. Créeme. Pero no ha podido.
Nada podría alejarme de ti, pensó y ese pensamiento lo asustó.
Oh dios, había caído por ese chico mucho más profundo de lo que había creído al principio.
Billy abrió los ojos y su mirada se llenó de duda antes de apartar la vista con vergüenza, jack lo obligó a que lo mirara, necesitaba los ojos de Bill.
Con cuidado recorrió su rostro. Dios, había perdido mucho peso en el último mes, sus labios se veían deshidratados y había un rastrojo de sangre en ellos como si se los hubiera mordido con demasiado frecuencia hasta lastimarlos.
No se veía bien.
No lo hacía, pero incluso así, Jack no podía apartar sus ojos del chico como si… como si fuera el mayor tesoro del mundo.
—Me dijeron que estabas muy triste.—murmuró en tono suave —Y yo les dije que era imposible. Mi mocoso nunca estaría tan triste
Mi, sí, en algún momento Billy se había transformado en algo suyo. Jack no estaba seguro de en que momento pasó, ni a si Billy le molestaba aquello, si lo hizo no dijo nada, o simplemente no notó la posesividad en cada gesto del mayor.
—No estoy triste, Jack. Estoy cansado—Billy apretó fuerte sus labios antes de alzar de nuevo su mirada.—Quisiera no ser yo . Quisiera no ser un marica de mierda.
—Bill no eres …—Jack intentó interrumpirlo pero el pequeño pelirrojo negó con rabia.
—Es lo que soy. Soy débil, inútil y estúpido. Tan estúpido, Jack. —Se lamentó con tanto sentimiento que Jack sintió que su mundo se venía abajo, quería sujetarlo, tomar todo el dolor del niño y hacerse con él para que no sufriera—No pude defenderme, dejé que me humillaran de tantas formas—el pecho de Billy tembló, su voz rota. —soy tan cobarde que hice todo lo que me pidieron, hasta besé sus jodidos zapatos y les rogué, pero solo siguieron golpeándome. Ellos me...—Billy cerró sus ojos con dolor y verguenza—No estoy triste Jack, ojalá solo estuviera triste, siento asco de mi. Siento asco de lo que soy, me siento tan sucio y humillado que no puedo verme al jodido espejo. No puedo… yo…
Los ojos de Billy se empañaron de lagrimas, su voz se rompió y Jack no pudo soportarlo más, se levantó y tomó al chico en brazos sacándolo de la cama.
—¿Jack que haces?—Billy gimió de la sorpresa, pero por instinto pasó su brazo sano alrededor del cuello del mayor.
—¿Jack?
Billy no entendía nada. Vio a su prima en el pasillo, Jack la estaba mirando a ella.
—¿Dónde está el baño?—preguntó a lo que la chica le indicó una de las puertas del pasillo.
—¿Jack? ¿que haces?—Volvió a preguntar cuando el mayor lo dejó sentado en la tapa del retrete y comenzó a desvestirlo.
El niño llevaba una fea camiseta oscura y sin vida con unos pantalones que parecían haberle pertenecido a cualquiera menos al pequeño niño.
No había nada bonito ni de color en su ropa.
Jack hizo una mueca de disgusto al verlo. Ese no era Billy, su mocoso siempre andaba con colores brillantes y ropa bonita.
—vamos a ducharnos.
—Jack… no quiero.
—No fue una pregunta, mocoso. Vamos a ducharnos y vas a salir de esa cama porque no vas a darles el gusto de ganar. Tu no eres así. Vas a levantarte y les vas a demostrar a todos que no pudieron contigo ¿De acuerdo?
Jack no miró al chico mientras se quitaba su propia ropa. No quería que viera lo molesto que estaba, pero podía dejarse entrever en la tensión de sus músculos al moverse. Dios, estaba tan molesto que se sentía capaz de romper algo en ese momento. Buscó en el baño. Había una bañera. Bien eso era bueno. La puso a cargar y volvió por Billy.
—Jack por favor, no creo que…
El Inglés se arrodilló frente al pelirrojo y recostó su cabeza en el vientre de Billy. —Por favor, déjame intentarlo. Necesito intentarlo. Déjame hacer algo. Porque siento, siento que saldré a matar a alguien ahora mismo. Por favor.
Jack se aferró a la parte posterior de los muslos del pequeño y sintió como los brazos de Bill se enredaban en su cuello con docilidad.
—Gracias—murmuró dejando un beso en su ombligo antes de levantarse.
Jack lo cargó como a un niño y con cuidado lo dejó caer en el agua tibia, encargándose de que su brazo entablillado no se mojara. En su muñeca sana había una venda nueva, Billy desvió la vista al encontrar la mirada del castaño en ella seguro de que Angie se lo había dicho. Jack no preguntó, no necesitaba hacerlo.
Tomó la muñecas del pelirrojo y las besó antes de darse a la labor de enjabonar su cuerpo.
Jack lo limpió a conciencia, como si quisiera quitar de su piel todo lo malo de las últimas semanas. En cierto modo aquello enternecía el corazón dolido del pelirrojo que en esos momentos se sentía completamente vulnerable.
El toque de Jack era suave, no era sexual, ni incómodo, simplemente aquello se sentía íntimo. Incluso más íntimo que todas las veces que se habían acostado. Que nunca antes el pequeño pelirrojo se había sentido tan desnudo frente a alguien como en ese momento se sentía frente al Inglés.
—no hay una ducha que me pueda quitar esto que siento, Jack. —Susurró con palabras temblorosa pero sin resistirse.
—lo sé…—Jack suspiró y hundió su rostro entre los omóplatos del muchacho sintiendo un horrible dolor en su estómago.
El alguna vez estuvo del otro lado, y ni siquiera era homófobo, solo era un imbécil que le había jodido la vida a alguien, alguien inocente. A un Billy . Al Billy de alguien más. Tragando su culpa frotó con cuidado la espalda del pelirrojo y juró sobre todo lo que creía. Si billy se enterara de eso, estaría aterrado de él en esos momentos, tan aterrado como estaba por sus agresores. Dios, el no se merecía la confianza del chico. El no era mucho mejor que esas mierdas.
—Lo siento tanto, niño…—murmuró con sus labios sobre la piel del chico pelirrojo. — En un par de años ellos se sentirán más asqueados consigo mismos de lo que tu te sientes ahora, pasará. Te juro que pasará y que tu vas a levantarte y cuando te veas al espejo te darás cuenta de que eres todo lo bonito del mundo puesto en una sola persona.
—Jack…
—lo eres Billy. —Le dijo con firmeza y con dos dedos tomó el mentón del pelirrojo y lo giró ligeramente para rosar sus labios.
Lo era. Jodidos infiernos que lo era. al menos para Jack ese niño se estaba convirtiendo en todo lo bonito de su mundo.
Su mundo.
Por un momento las palabras te amo, se grabaron en su cabeza y tuvo que contenerse de decirla. No podía hacerlo. Dios, no podía amarlo, pero el miedo de las últimas semanas evaporándose contaba una historia completamente distinta.
Por primera vez Jack se sentía completo, con el niño en sus brazos, no le importaba nada más.
Dios, era tan patético...
Un carraspeo los hizo girarse.
Billy agradeció mentalmente el ser un pálido pelirrojo que no fuera fácil de ruborizarse, porque si no probablemente su rostro se hubiera encendido más que su cabello.
Jack había olvidado la puerta abierta ¿o había sido el quien tenía que cerrarla? A fin de cuenta los brazos de Jack habían estado ocupados cargándolo.
Auch, tal vez si fue su error, al menos, la vergüenza de ver parada a su tia en esos momentos bastó para que se olvidara de lo deprimido y mal que se sentía.
Que sus tíos sabían que el era un chico Gay, pero que lo encoraran bañándose con el tipo que había negado era su novio por casi dos meses... dios eso era incomodo como el infierno.
—Angie dijo que necesitaban toallas.—La mujer dejó las que traía en el retrete, Billy siguió su mirada hasta la ropa interior de ambos a un costado de la tina.
Sí, era lógico que no se bañaran vestidos, pero la conciencia de que su tía lo supiera lo hizo sentirse más avergonzado. La mujer desvió rápidamente la mirada casi tan ruborizada como su sobrino y justo cuando estaba en la puerta se volteó una vez más—Eres bienvenido a cenar con nosotros, de hecho me encantaría que lo hicieras, Jack.
—Sería un placer—Dijo Jack imperturbable y cuando la puerta por fin se cerró Billy se cubrió el rostro con vergüenza.
"Sería un placer?" ¿Cómo podía mantenerse tan tranquilo?
Claro, que no era su familia la que ahora pensaría que era un depravado exhibicionista o algo…
—oh dios, ahora si quisiera suicidarme—Billy intentó bromear para cortar el rollo pero su cometario solo consiguió que Jack se pusiera de mal humor.
—de acuerdo, muy pronto ¿cierto? ¿mala broma?—Preguntó leyendo el rostro de Jack.
—Pésima, mocoso, con eso no se juega.
—Lo siento. Solo abrázame Jack—Le pidió apenado apretándose contra el calor del cuerpo del mayor.
Y si, dios todo podía ser horrible y podían haber personas malas afuera, pero por un segundo, Billy se permitió sentirse seguro y olvidarse del resto.
El recto inglés hacía que recordara por qué quería levantarse en primer lugar, no se había dado cuenta hasta entonces de lo mucho que había necesitado de Jack esos días.
A pesar de que no había querido que el ingles lo viera hecho un desastre, sentirse débil entre sus brazos de alguna manera paradójica lo llenaba de fuerzas.
y eso, joder... eso lo asustó aun mucho más incluso que Brandon y sus amigos golpeándolo en el baño.
Levantar a Billy de la cama no fue tan difícil como hubiera esperado. El chico comenzó a pasar más tardes en la sala de sus tíos, Jack iba a verlo y veían películas juntos, charlaban o hacían nada, se había transformado en algo así como “el novio oficial" sin que nadie lo pusiera en palabras.
Y para hacer honor a la verdad, a Jack no le molestaba el título.
La sra. Brennan era una mujer increíblemente maternal y sobreprotectora, del tipo que le preparaba una vianda antes de que Jack se fuera para que se llevara algo de comida casera y no se “desnutriera" viviendo solo en un país desconocido.
Sí, la señora Brennan le agradaba, no había hecho mención sobre la diferencia clara de edad o lo incorrecto de su “situacion” alumno profesor, en parte era un alivio.
Que lo había visto con un cierto recelo hasta que por fin se atrevió a poner en palabras aquello que parecía disgustarla de Jack.
—Billy siempre nos habló mucho de ti, esperaba conocerte antes ¿sabes? pero ya vez, mejor tarde que nunca. —le había sonreído pero Jack no había pasado inadvertido el reproche en sus palabras. —Cuando Billy dijo que eras egipcio, creí que serias menos ...“europeo”
Sí, por entonces la mujer aún no sabía que él, en realidad sí era todo lo europeo que podía ser alguien, no solo lo parecía.
—Lo que mi madre quiere decir es que te falta una buena dosis de sol. —había acotado Angie viendo al mayor. —y no, ma. Él no es el egipcio de Bill.
El egipcio de Bill...
Dios, jodido, infierno. Esas palabras hundieron ligeramente su estómago. No le gustaba que lo confundieran con un tipo que por lo que había visto y escuchado había negado por años al pelirrojo. Pero más le jodia que ese tipo tuviera el titulo de ser “algo de Bill” una parte de su cabeza le susurraba que solo él podía ser algo de Bill. La otras su parte racional le decía que estaba sonando como un demente, posesivo y quizás hasta enfermizo.
Si, quizás….
Lo único bueno de aquella charla fue que luego de esa tarde toda la renuencia de la señora Brennan hacia a él había desaparecido.
Jack podía jurar que hasta se emocionaba por tenerlo merodeando en su casa.
Ese era el otro asunto.
Billy seguía sin querer salir a la calle...
Por muchos esfuerzos que hicieran todos por convencerlo de salir, lo máximo que consiguieron fue que vagara por la casa en pijamas como si de un alma en pena se tratara. Para entonces sus morados ya casi habían desaparecido de su cuerpo.
Jack había descubierto que podía pasarse horas hablando con el pelirrojo sobre todo y sobre nada. O solo disfrutando de su cercanía cuando se recostaba en su pecho a ver algo en la televisión.
Billy era especialmente tímido en casa de sus tío, no era que le molestara, le gustaba esa nueva faceta del pelirrojo.
Te gustan todas sus facetas…
Sí , era cierto pero también extrañaba al niñito acosador y seguro de si mismo que parecía haberse tomado vacaciones por tiempo indeterminado.
—Estoy harto de las miradas de lástima. Mi familia me ve como si me fuera a caer a pedazos en cualquier momento.—soltó de pronto jugando con sus dedos en el pecho de Jack, una sonrisa nerviosa tiró de sus labios— No soy tan estúpido como para no darme cuenta que no me dejan tocar nada que pueda ser potencialmente usado para causarme daño. No entienden que solo fue un impulso , solo pasó, ni si quiera pienso en hacerlo de nuevo. ¡estoy bien!
—¿entonces por qué no quieres volver a la universidad?—Jack no estaba reclamando pero tenía ese tono severo que te hacía sentir pequeño tan arraigado que no había manera de no sentirse ligeramente intimidado por aquellos ojos oscuros.
Billy se apretó un poco más a su costado.
—ya hablamos de esto.
—lo sé y conseguí que te excusaran las faltas. Te dejaran rendir sin cursar—Claro que había sido más cosa de miedo de los directivos por que el chico les iniciara un juicio.
Que se suponía que la universidad debiera proporcionarles seguridad dentro de su establecimiento y habían fallado épicamente con el pelirrojo..
—No estoy listo Jack…
Jack suspiró y acarició su cabello con cariño.
No dejaba de preguntarse si el chico conseguiría estar listo para seguir con su vida antes de finales de marzo.
Sabía conscientemente que el chico no era su problema, que no debería preocuparse de ese modo por el niño cuando pronto tendría un niño en Liverpool por el que de verdad debía ocuparse al llegar a casa.
Pero...
Miró al muchacho entre sus brazos.
No podía, solo no podía dejarlo.
Jack posó sus labios en la cien del chico sintiéndose ligeramente preocupado.
Esperaría...
Dios, solo esperaría un poco más...
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