capítulo 11
Les traigo un capítulo medio corto porque no podía dormir. Igual está historia va a ser corta, sus caps nunca son muy largos así que...
Que lo disfruten amores 🖤
—¿Qué no te alcanzaba con tres empleos ahora también eres prostituto?
Billy alzó la vista sorprendido de su tablero de dibujo a su prima que había entrado a su cuarto sin aviso y como pocas veces Angie lo miraba con reprobación en su rostro.
—No tienes que hacerlo Billy, sabes que si necesitas algo lo conseguiremos de alguna manera...
—No sé de qué estás hablando—Billy giró en su silla y se cruzó de brazos a la defensiva.
—Te estás vendiendo a ese tipo.
Billy hizo una mueca, no necesitaba preguntar a quien se refería con "ese tipo" que Jack lo había llevado a casa las últimas dos semanas. Hasta sus tíos habían preguntado por el "novio"
Billy había negado todo. Que no creía ser el novio de Jack. Sí, el Inglés era atento y caballeroso y lo llevaba a citas. Pero nunca habían quedado en salir ¿no? Lo suyo era complicado.
No, definitivamente no estaban saliendo.
—No es cierto.
—¿Y que demonio es todo eso que traes cada vez que vienes con él? ¿Un par de botas?¿un teléfono móvil? ¿ Ese es el valor que te das?¡ Billy! ¡VALES MUCHO MAS QUE UN POCO DE ROPA NUEVA!
—Shhh—Billy observó a la puerta como si temiera que sus tíos entraran en cualquier momento por ella y bajó la voz— Solo acepto sus regalos. ¿Qué hay de malo en eso?
—¿Qué hay de malo? ¡Ese tipo te trata como si pudiera comprarte! No me gusta.
—Oye, es solo un hombre generoso al que le gusto y me trata como si fuera especial. ¿No es eso lo que todo el mundo quiere? —Billy se encogió de hombros. —No lo obligo a que me compre nada. En todo caso, es una cosa de beneficio mutuo. Yo le gusto, él me gusta. Me trata bien, me compra cosas y es bueno en la cama. Incluso me ayuda en la universidad y solo tengo que batir las pestañas para que me baje el cielo. Gano o gano, Angie. No es como que haya puesto mi nombre en los clasificados de la zona roja. Solo aprovecho la buena suerte.
La boca de su prima se abrió tanto que bien podía haber llegado al piso. Vamos, que Billy estuvo tentado de decirle que si no la cerraba le entrarían moscas, pero claramente la pelirroja no estaba para juegos. Así que esperó, que su prima no era de las que se guardaba las cosas, claramente tenía algo para decirle y se lo diría por mucho que el no quisiera escuchar.
—Dios, lo ves como un negocio. No puedo creerlo. —Angie lucía indignada-—De verdad pensé que no te dabas cuenta o estabas siendo ciego como siempre. Pero sabes lo que estás haciendo. ¡Lo haces a propósito! Estas siendo un carbón ¿has pensado en que ese hombre tal vez se enamore de ti?
—No puedo hacerme cargo de lo que sientan los demás. Ya sufrí bastante con Brandon por estar enamorado y darlo todo ¿tan mal está que quiera me den algo a mí?
—¿Que te den algo?—Angie rió sin gracia.
—Por una vez quiero no ser el que pierda.
Angie lo miraba como si no lo reconociera, Auch. La chica negó con la cabeza.
—lo estás castigando por lo que te hicieron —se dió cuenta—¡El no es Brandon!
No claro que no, lo tenía más que claro. Jack podía ser muchas cosas pero no era el egipcio del que estaba enamorado. Dios...
Billy rodó los ojos.
Primero estaba en su contra , que no le gustaba y luego se ponía del lado de Jack.
¿Quién la entendía?
En cualquier caso...
No estaba haciendo algo malo.
No tan malo. Solo...
—Mira, tal vez tienes razón. Tal vez solo es otro tipo que cree que puede comprarse el mundo. Me trata bien, es lo que me importa. Me siento bien con él. Me mima y me da todo lo que quiero. Se siente bien que una vez alguien te dé algo y haga parecer que vales. Si se enamora de mí. Dios no quiera, esa no es mi culpa. Qué se cuide solo, está grande. No le digo cosas cursis o lo que sea como para que se confunda. De cualquier modo, Lo más probable es que se aburra de mi en cualquier momento ¿y si saco un beneficio que más da?
—¿Y si tu te enamoras de él? ¿Has pensado en eso Billy? ¿En qué juegas con fuego?
—Créeme Angela, eso no va a pasar. —Billy estaba seguro de que eso no pasaría nunca.
Dios, qué su corazón estaba demaciado roto y enamorado de Brandon Hodge para que eso pasara. Lo había intentado ¿ si?
Cientos de veces, pero ninguno se sentía como ese primer beso o aquella primera vez que lo había hecho con el chico, aquel tierno enamoramiento de la adolescencia.
No, el primero era el único amor verdadero, por tortuoso que fuera Billy estaba seguro de jamás volver a amar a nadie como había amado a Brandon Hodge.
Como lo amas... susurró la vocecita molesta de su conciencia.
Se giró de nuevo a su escritorio y volvió al dibujo que estaba haciendo.
Tenía que presentar varios folios para el lunes con un plano básico de su propia casa.
Vamos, y el sr. Hughes no era Jack. No podría convencerlo de que le diera plazos extras solo siendo un niño lindo.
—Bill...
—estoy ocupado ahora.
—Billy...
—No te gusta lo que hago. Lo entiendo. A mí sí. Déjalo correr. Soy un chico grande. Sé donde me meto—Angie se mordió los labios, no parecía muy convencida. —Por favor angie. No quiero pelear contigo. Eres mi mejor amiga. No estoy haciendo nada malo.
—Si no sintieras que lo estás haciendo, no intentarías convencerme de lo contrario. Sabes que esto no está bien, Bill.
—Vete, Angela.
—Billy... Tu sabes que lo que haces está mal.
—Es mi problema a quien decido abrirle las piernas y por qué.—La cortó duro.
—Haz lo que quieras, pero no vengas luego a llorar.
Billy observó como Angie salía molesta del cuarto. Se llevó las manos al rostro y suspiró con frustración.
¿Realmente era tan malo jugar un poco con Jack?
Diablos.
Él no estaba siendo tan malo ¿no?
El nuevo móvil que le había reglado Jack sonó en su bolsillo indicándole un nuevo mensaje.
Billy lo destapó y observó la pantalla, era de Brandon.
Diablos, tal vez estaba siendo ligeramente egoísta.
Egoísta y estúpido.
Se dijo horas después cuando se encontró a si mismo esperando en la esquina de un parque.
Llevaba el cuello y la mitad del rostro cubierto con una bufanda a cuadros, noviembre no era una buena fecha para andar desabrigado por las calles de chicago, y aun menos de noche.
Dios, ni siquiera debería estar allí.
Debería estar en su cuarto repasando lo que Jack le había enseñado para el examen del día siguiente.
El hombre le había enviado un mensaje recordándole los temas y los puntos clave.
Había sido tan encantador estando al pendiente de él...
¿Qué demonios estás haciendo aquí? Se maldijo.
Billy hizo pasar saliva por su boca y balanceó su peso de un pie al otro, debatiéndose mentalmente entre quedarse o largarse de allí.
Estuvo a nada de volver a casa cuando vio el conocido coche de Brandon estacionando en una esquina un poco más allá de donde estaba..
Trotando anduvo hasta él y sin pensárselo demasiado abrió la puerta del acompañante y se dejó caer en el asiento.
—¿Qué querías Bran...?
Billy no terminó de hablar que sintió como un par de manos lo agarraban por las solapas del abrigo y era atraído hacia un conocido par de labios que parecía querer devorarlo.
Billy no se resistió pero tampoco cooperó.
—no—gruñó Brandon—¡No!
El egipcio lo empujó.
Lo segundo que supo Billy fue que su cabeza y su cuerpo golpearon contra la puerta lateral del coche.
La palanca de la ventanilla se incrustó en su costilla regalándole una buena punzada de dolor en el costado.
Billy se quedó observando al mulato en la misma posición en la que había caído, la mitad de su espalda aún en el asiento, la otra en la puerta, sus brazos ligeramente abiertos a sus costados. Su respiración demasiado pesada y su corazón martillando en su cabeza.
Ninguno dijo nada por unos largos minutos, el egipcio parecía furioso mientras peleaba consigo mismo.
Billy no se movió ni un milímetro de como había caído, una parte de el temía la reacción del muchacho frente a él.
—¿Por qué viniste?—lo acusó Brandon.
—me llamaste.
Billy consiguió mantener su voz pausada con más facilidad de lo que hubiera esperado.
—¡No tenías que venir!—Brandon golpeó el volante con furia haciendo que diera un pequeño respingo.
No respondió a eso.
Dios, quería irse, quería salir de ahí, pero estaba congelado, por alguna razón su cuerpo no parecía querer moverse. La tensión tan clara en el aire asfixiaba diablos.
—¡maldita sea! —Brandon volvió a girarse y se tiró por segunda vez sobre el pelirrojo quien está vez si correspondió el beso mientras las manos nerviosas del egipcio intentaban arrancarle el abrigo.
Billy dejó que su saco se deslizara fuera de sus hombros mientras la boca desesperada del mulato lo besaba.
Dios, Billy estaba asustado y excitado, y joder su corazón bombeando lleno de adrenalina como cada vez que el mulato estaba cerca.
Estar con él tenía esa doble carga de lo prohibido, lo incorrecto, Brandon era peligro.
Sintió un tirón en sus muñecas y sus brazos siendo liberados de su abrigo mientras la manos de Brandon iban por su camisa para repetir el proceso.
—mañana habrá un examen.-—Soltó cuando los dedos de Brandon se posaron en el primer botón cerca del cuello.
Billy no tenía idea por qué lo dijo pero ya estaba hecho.
Dios. Era un idiota.
Sintió la garganta seca esperando la reacción del otro.
Una muy pequeñita parte de él esperaba que se pusiera celosos y le reclamara.
Que como mínimo dedujera lo que pasaba con su profesor y sufriera solo un poco de lo que él sentía cada vez que lo veía con su novia.
—¿como lo sabes?
—Jack me lo dijo.—-Brandon se detuvo y lo estudió con una mirada molesta.
—¿Jack? Lo llamas por su nombre de pila, te sigues acostando con él ¿no? —Billy no respondió pero era obvio—¿Qué no se cansa de ti?
—¿tu lo has hecho?-—Lo desafió y sintió como Brandon apretaba el agarre en el cuello de su camisa de forma amenazante.
La prenda se cerró a su alrededor y Billy tragó saliva.
Era un imbécil. Un puto imbécil por estar ahí en primer lugar.
—me estas lastimando. —Billy lo dijo tranquilo, pero lo cierto era que cuando Brandon se ponía así lo asustaba.
El mulato volvió a apretar ajustando aún más, la tela incrustándose en la piel del cuello del pelirrojo comenzaba a dificultarle el paso del aire.
Billy llevó sus mano hasta el firme agarre del egipcio y lo miró a los ojos.
— Brandon. Para. —Apretó sus dedos alrededor de los de Brandon intentando soltarse pero no podía hacer mucho más que arañarlo un poco y el egipcio ni siquiera parecía sentirlo.
Comenzaba a faltarle el aire y los dedos como tenazas del otro seguían inamovibles en su cuello.
—Bran.don. Por fa.vor...
La mano de Brandon se aflojó y Billy volvió a tomar una bocanada de ese tan exquisito y necesitado aire.
—Te odio tanto...—Le dijo al aún aturdido pelirrojo, sintió los fuertes dedos del mulato clavándose en su mandíbula y sus labios volvieron a besarlo como si le doliera cada rose entre ellos.
Y diablos, Billy también lo odiaba y se odiaba a sí mismo por seguir sintiendo aquella enfermiza atracción que sentía cada vez que tenía al egipcio cerca.
Enredó sus brazos en el cuello del otro y dejó que sus instintos empañara su cerebro y los vidrios del coche.
Red_Queen, fuera. 🖤
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