17. La verdad
Magda dejó la bolsita con la bufanda ya terminada y la nota.
La dejó en el lugar en donde siempre la deja.
Respiró profundamente dándose ánimos y se fue de allí como un fantasma.
Caminó varios metros y se escondió detrás de una pared, esperando ver la razón, el por qué, de que sus bufandas y sus notas terminaran hechas trizas y en la basura.
Si.
Descubrió que su nota y regalo terminaban en la basura.
Lo encontró ella misma.
Y le dolió.
¿Quién era esa persona?
¿Por qué era tan cruel con su regalo?
Si era Edward lo aceptaría, pero lo dudaba. Él le hubiera dicho que no querría más de esas notas y bufandas y no haría esa acción tan fea.
Además que le había pedido por favor que no hiciera lo mismo que la Barbie humana.
Esperó varios minutos y algunos adolescentes ya estaban entrando.
Que aburrido se estaba volviendo esto de espionaje. Le hubiera encantado que Judy la acompañara pero para su mala suerte se encontraba enferma. Según le dijeron los Clearwater es que tenía fiebre alta pero que se recuperaría pronto.
Y eso esperaba.
Alice estaba como loca chillando de preocupación y temor. De miedo. No entendía muy bien el por qué, pero estaba muy preocupada por su novia, todas estaban preocupadas por Judy.
Incluido Andy.
Observó con cuidado cuando alguien le llamó la atención.
Isabella Swan quedandose en frente de la puerta del salón y mirando con cuidado a su alrededor, que la pelirroja se escondió rápidamente detrás de la pared para que no la vea. Volvió su atención a la ubicación de la castaña y observó claramente como la Swan entraba al salón.
Esperó.
Y vió que luego de varios segundos... salió del aula con una sonrisa en sus labios y se limpiaba las manos.
Apretó con fuerzas la mandíbula furiosa e indignada al ver a la castaña caminar con su mochila hacia el exterior del instituto seguro para juntarse con sus amigos. Magda respiró profundamente y al ver que ya no estaba por los pasillos entró al aula, sin encontrar su regalo ni la nota en el lugar del Cullen.
Vio el tacho de basura del aula y los encontró allí.
Con sus orbes llenos de lágrimas que no dejó derramar, agarró sus cosas y lo guardó en la mochila.
El timbre sonó.
Y ya varios estaban entrando al aula de biología, eso significaría que él aparecería pronto.
Y no quería verlo a la cara.
Se fue de allí, decidiendo en saltarse a la clase, yéndose hacia el baño para tranquilizarse. Ignoró a todos allí y se encerró en un cubículo para calmarse y no largarse a llorar.
Tanto esfuerzo en tejer la bufanda.
Noches sin dormir para poder terminarla.
Tejerlas era un método para tener su mente ocupada y no recordar la muerte de sus padres.
Era su salida de escape.
Las manualidades la mantenían alegre, distraída y relajada.
Y le encantaba hacerlas para poder demostrar su cariño a las personas que quiere.
Quiere mucho a su tío por eso le tejió una.
Quiere mucho a Andy, que se volvió una persona muy importante para su vida, por eso también le tejió dos. Una le había pedido ella y le dio otra más.
Les tejió a cada uno de sus amigos que agradece su hermosa amistad.
Y le tejió con todo su cariño, a cada bufanda, para Edward Cullen.
Lo quería mucho.
Demasiado.
Nunca había tenido ese sentimiento tan fuerte por un chico. Hasta se avergonzaba al recordar los bonitos orbes del Cullen, como se quedaba imaginando diferentes realidades en donde ella estaba con él, se sonreían, la invitaba a salir...
¡Pero eso nunca pasará!
Apretó con fuerzas sus manos y tragó el nudo en su garganta al escuchar que alguien había entrado al baño.
—Edward esta tan hermoso hoy.— susurró aquella voz.
Magda abrió los ojos sorprendida al ver que la que había entrado era Isabella Swan. Un enojo tan profundo nació en su pecho, que ni siquiera lo pensó y salió del cubículo mirando con furia la castaña, que esta se sorprendió al verla salir de allí.
Creía que estaba sola.
— Oh...— las mejillas de la Swan se sonrojaron de la vergüenza al pensar que la podía haber escuchado.— hola Magda, no te vi en el aula... el profesor se dará cuenta que..
—¿Por qué?— le interrumpió colocándose al costado de ella, que la castaña se giró hacia la pelinaranja, quedando frente a frente.
—¿Por que, que?
—¡No te hagas la tonta!— gruñó furiosa, apretando sus manos en puño.— ¿¡Por qué rompiste la nota y arruinaste la bufanda!? ¡No era tuyo para arruinar un regalo hacia otra persona!
Silencio.
—Oh...— sonrió divertida.— así que... esa tontería es tuya.
》Es tan ridículo lo que haces.《
— ¡Eso no te incumbe!— gritó enojada acercándose a la castaña, mirándola furiosa.
— Claro que me incumbe.— respondió la castaña cruzándose de brazos y mirándola con fanfarronería.— Edward me gusta y no voy a dejar que estúpidas notas y bufandas me lo quiten.
—Edward no es un objeto y no tienes porque meterte en el regalo que era para él.
—¿Regalo? Eso es ridículo.— respondió.— ¿Una bufanda y una estúpida nota con palabras cursis en un regalo? Eres tan tonta.
》A Edward no le interesa eso, él vale mucho más que una simple bufanda.《
—Tu no sabes lo que le interesa o no...
— Pero si se que no se interesará por ti.— se burló la castaña, dejándola en shock a la pelirroja.— mírate en el espejo... eres gorda, el color de tu cabello es de una zanahoria... tus pecas cubren todo tu redondo rostro...
》Eres fea, una persona como Edward jamás se fijaría. Yo no me considero alguien atractiva pero tú... eres peor que yo.《
Se rió.
— No me quiero imaginar como eran tus padres.— le sonrió, chocando hombros con la pelinaranja, que antes de irse, dijo.— me pregunto de cuál de los dos habrá salido ese horrible color de cabello.— y salió del baño.
Y ahí estalló.
Iba a dejar que la insultara todo lo que quiera, ya le había pasado en su anterior instituto.
Pero... con sus padres, no.
Magdalena salió furiosa del baño viendo como la castaña caminaba tranquilamente hacia el salón de biología que antes que pudiera llegar, se abalanzó hacia la Swan, cayendo las dos al suelo.
No se si era por la influencia de Judy al haber atacado así pero... no se estaba arrepintiendo.
—¡Bájate gorda!
—¡Insúltame todo lo que quieras pero con mis papás no!— gritó llorando de la rabia y del dolor, tironeando con fuerza los cabellos de la castaña y pegándole varias cachetadas a la Swan.
No sabía lo que estaba haciendo.
Solo se había dejado llevar por el enojo. Mientras golpeaba a Isabella y tironeaba con fuerzas los cabellos logró escuchar un... 》¡Pelea de chicas!《 que ni siquiera prestó atención. Solo quería que las palabras de Isabella salieran de su cabeza, que se retractara de todo lo que le dijo.
Quería que se disculpara.
—¡Ayuda!
Magda no sabia en que momento tuvo público a su alrededor.
—¡Magda basta por favor!
El grito de Avary la volvió a la realidad, quedándose perpleja al ver a todas las personas allí que le sacaban fotos y se burlaban. Sus orbes celestes se aguaron al ver a Edward mirándola sorprendido y decepcionado de ella, mientras las lágrimas salían de sus cuencas y caían sobre sus mejillas.
Magda sintió dos pares de brazos que la ayudaron a levantarse y a apartarse de la Swan que lloraba en el piso, cuando la ayudó a levantarse Edward junto con Jessica que ésta la miraba furiosa a la pelinaranja.
—Magda, ¿Estas bien?— preguntó Ethan preocupado al verla con la mirada perdida, que la abrazaba con fuerzas al igual que Elliot.
Avary se puso adelante de ella, tapándole la visión del Cullen junto a la Swan, y colocó sus manos en las mejillas rojizas bañadas de lágrimas de su amiga.
—Magda... responde por favor.— susurró Avary preocupada, limpiándole las mejillas de la pelinaranja.— nos estas preocupando.
—Yo...
—¿¡Están preocupados por ella!?— preguntó furiosa Jessica.— ¡Acá la víctima es Bella!
》¿¡Acaso están ciegos!? ¡Esa gorda atacó a Bella!《
— Cállate, nadie te habló.— masculló con furia Elliott.— estúpida.
— ¡Oye fenómeno pervertido le hablas con respeto a mi novia!— gritó Newton furioso, cuando el sonido de huesos sonar llamó la atención de los presentes, encontrándose al Cullen detrás del rubio.
—¿Cómo llamaste a mi novio?— preguntó el Cullen mirando furioso al humano, que éste tragó saliva asustado ante el aura intimidante del más grande.
— Emmett.— interrumpió Edward, mirándolo con advertencia al leer la mente de su hermano.— cálmate.
El más grande bufó pero no dejó de mirar intimidante al humano, hasta colocarse al lado de su novio, que tenía las mejillas rojas de la vergüenza al escucharlo decir novio.
Joder le estaba costando acostumbrarse.
—Yo no soy así.— susurró Magda, tan bajo que solos los Cullen pudieron escucharla.— yo no soy así..
》¿Que hice? Yo no soy esto...《
—Magda... tranquila, todo estará bien.— susurró Avary preocupada al ver la mirada arrepentida por la pelinaranja.
—Magdalena Evans.— habló una voz grave, en donde la nombrada dirigió su mirada hacia aquella dirección, encontrándose al director. Tragó saliva.— venga conmigo a la dirección.
》Lleven a la joven Swan a la enfermería.《
—Si, director.— murmuró Jessica, que fue la que la acompañó junto con Ángela.
Edward se quedó mirando la espalda de la pelirroja que caminaba encorvada, con la cabeza gacha detrás del director, yendo ambos a dirección.
Las piernas de Magda temblaban de miedo con la idea de que la expulsaran. No podía llevarle problemas a su tío, no quería ver su rostro de decepción sobre ella.
No lo soportaría.
¿Que pensarán sus padres?
Un dolor profundo nació en su pecho tan profundo que soltó un sollozo mientras cada lágrima caía sobre sus mejillas.
Ni siquiera se dio cuenta de que ya estaban en la dirección ni que había alguien más allí.
—Magda...
La pelinaranja levantó la cabeza sorprendida al escuchar aquella voz, encontrándose a Andrómeda con los orbes llorosos y rojos. Frunció el ceño, teniendo un mal presentimiento y miró al director que éste la miraba apenado y preocupado.
—¿Q-que... q-que su-sucede?— tartamudeó sintiendo un nudo en su garganta.
Andy se acercó hacia ella y susurró.
—Tu...— apretó los dientes con fuerza, intentando tragar el nudo en su garganta y habló.— tu tío tuvo un accidente.
Y ahí si...
Su mundo se derrumbó.
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