Capítulo 20.
—Frank. —repetí incrédulo.
Al verlo frente a mi puerta no hizo falta oler ese fuerte aroma a alcohol, su rostro lo delataba, había tenido una mala noche. Ambos habíamos tenido la estúpida idea de beber de más por lo que vi.
—¿Qué estás... —no pude continuar que tomó la puerta irritado y la abrió por completo.
—Te extraño —articuló con seriedad, empujándome para pasar sin permiso alguno, subiendo hasta mi habitación—. ¿Sabes cuantas veces he venido? Eres un idiota —se tambaleó de forma graciosa hasta la cama y se desparramó en ella—, extrañé tu linda cama también.
—Fueron una semanas, eres un dramático de lo peor. —dije cerrando la puerta y suspirando, reprimiendo todas las emociones que surgían al verlo después de tanto tiempo.
—Te lo dije... —entristeció como un niño pequeño— no puedo pasar una semana lejos de ti... —abrazó mi almohada y se sentó todo enojado.
«Vaya... Es precioso.»
Se notaba que estaba borracho, o drogado, la verdad nunca lo vi tan ido. Yo había bebido pero estaba muy consiente de todo, milagrosamente era tolerante al alcohol... Pero Frank también lo era ¿Entonces?
—¿Qué hiciste para terminar así? —inquirí despectivo. Tenía el cabello desordenado, su ropa algo alborotada y su actitud infantil, bueno, más infantil que de costumbre me hacía ver que estaba mal.
—No lo sé... Salí con unos compañeros de la universidad, luego me encontré con Zac, bebimos más, estaba triste, bailé en la barra, luego bajé para beber más pero Zac no quería que lo hiciera, después me crucé con el idiota de Tao que dijo cosas molestas y creo que lo golpeé ¿Lo hice? Ja, ja. Quizá. —me miró de forma amenazante repentinamente— ¿Por qué no me abriste la puerta o contestaste mis llamadas eh? —por un segundo me asustó su expresión, pero al instante sonreí con superioridad.
—¿Por qué querías tanto verme? Dije cosas horrendas, ¿Te gusta que te traten mal? Solo hazte un favor y aléjate lo más que puedas, yo estaré bien claro esta. —siempre termino mintiendo.
—Pero... Pero yo no lo estaré —ladeó su rostro mostrando una dulce y dolida sonrisa—, soy feliz contigo... no soy feliz sin ti... así de simple —tocó su pecho—. Quiero estar siempre cerca de ti... Aunque no me necesites.
Eso me hizo abrir los ojos con sorpresa, ¿Cómo explicarlo? Se sentía como extrema felicidad mezclada con incertidumbre y malestar. Llevé una mano a mi rostro intentando componerme y me percaté de algo importante.
—¿Y la boda? ¿Qué con eso? Ella no será muy feliz si estás tanto tiempo con tu amigo en vez de con ella... —articulé calculador.
—No puedo dejarla Matt... En serio, no es una forma de decir... o una excusa... —cerraba y abría los ojos lentamente por su borrachera, haciendo que sus pestañas lo hicieran ver tan lindo, muy masculino pero de cierto modo tierno... Como un perro ¿Siberiano podría ser? Bueno, quizá el alcohol sí me había afectado un poco y volví a concentrarme en la conversación.
—"No puedes". —cité con desdén.
—Literalmente no puedo alejarme de ella... Mi familia estaría en problemas su sale a la luz que hice... —arrugó sus labios y suspiró queriendo concentrarse también— Pero es mi culpa, sé eso... solo lloriqueo —auch, recordó lo que le dije—, pero siento que esta bien si lo hago contigo, porque siempre me sentí a salvo contigo.
—Dices todo tan a la ligera... —contuve ese enorme nudo en mi garganta al saber que la boda seguía en pié y al mismo tiempo al oírlo decir algo tan profundo. Es un inconciente.
Estornudé por el frío y recordé que no llevaba ropa.
—Oye... —frank sentado más al borde de la cama, estiró su mano hacia mí, tomó mi cadera y dando un leve tirón me acercó— enfermarás... —movió sus dedos levemente sintiendo mi piel.
No lo soporté más y sin pensarlo con mis manos sobre sus hombros lo tumbé sobre la cama.
—No puedes simplemente decir esas cosas, tocarme de ese modo... excitarme así —susurré lo último— No seas tan vulgar. —«me estás enfermando, enloqueciéndome, haciéndome perder la cabeza.»
—¿Yo? Tú eres el que esta encima de mí... sin ropa... No tienes ropa... Vaya. —recién se dió cuenta y elevó una ceja. Sin duda estaba intoxicado.
Miró mi rostro enojado y excitado de cierta forma y sonrió, esa odiosa y fascinante sonrisa espontánea, seductora, ingenua y ligeramente boba por la cantidad de alcohol. Esa sonrisa que me volvía loco.
Un segundo de cordura bastó para que la razón volviese a mi mente, para frenar todos esos frenéticos sentimientos dentro de mí, como siempre había hecho.
—Dijiste que no volverías a tocarme, cumple tu palabra y no te me acerques. —finalicé a punto de levantarme pero sentí su mano subir a mi cintura y presionar.
—Cada vez que te veo quiero tocarte... Es malo ¿Verdad? Siempre me gustó tocarte... Tu piel... Tu olor... Tu cabello... —estiró su otra mano a un poco de mi cabello que caía hacia él y lo acarició.
Algo dentro de mí estalló en ese momento, todo lo que sentía se descontroló, perdí la razón. No podía seguir conteniéndome y una desconocida sonrisa desinhibida se formó en mi rostro, ni yo sabía lo que estaba por hacer.
—Entonces... Vamos, tócame todo lo que quieras. —incliné mi cuerpo hacia él de forma insinuante y abrí mi boca con toda la intención de atacar su delicioso cuello, ese delicioso punto débil de él, donde disfruté succionar y morder levemente, cosa que hizo al chico debajo de mí jadear y tensar todo sus músculos.
Aplaudí dos veces y la luz se apagó, dejando solo la que entraba por la ventana.
—¿Se cortó la luz? Tampoco pagaste eh... Me pasa siempre. —divagaba Frank, en realidad solo soy demasiado flojo para levantarme y apagar las luces e hice instalar este sistema para las de la habitación hace poco.
—No te preocupes, no la necesitaremos. —sonreí venido su figura iluminada con la luz nocturna. Vaya, cada día se me hacía más atractivo.
—O-Oye... Esto ¿Esta bien? No lo entiendo. —estaba demasiado ebrio siquiera para razonar la situación por completo, lo más probable era que estuviese confundiéndome con alguna mujer o reaccionando solo por simple excitación, pero yo estaba harto, estaba tan cansado que no medía las consecuencias.
—No, no esta bien, nada esta bien —susurré cerca de su oreja—, pero estoy exhausto, tan mal que quiero desaparecer. —deslicé mi mano izquierda y rocé un poco su entrepierna, satisfecho al ver el resultado y la gran presión que ejercía su miembro erecto dentro de sus jeans.
—Si no estás bien ¿No deberíamos parar? No quiero... hacer algo que te... —no quería oírlo y lo besé. Aunque sea una noche, solo esta noche, quería ser correspondido.
—¿Parar? Mira lo duro que estás —me senté apropiadamente sobre su gran erección y la toalla que llevaba milagrosamente seguía enrollada en mi cintura, lo miré fijamente a esos intensos ojos café y no pude evitar tragar duro.
Era un sueño. Sin duda no podía ser real, tenía su mandíbula apretada por la excitación, sus mejillas ligeramente enrojecidas, las venas de sus brazos y cuello comenzaban a marcarse mientras su respiración era irregular y... sus ojos, joder, completamente salvajes, era tan atractivo y penetrante que no podía ser real.
Nunca vi ese lado de mí, no me reconocía, estaba en una enorme crisis pero no podía frenar. También vi un lado de Frank que no conocía, el lado que demasiadas personas conocían, esa parte hipnotizante, dominante y posesiva que brillaba en sus ojos y cada movimiento de su cuerpo, jamás creí llegar a verlo, pero ahí estaba y era mío... aunque fuese de este modo tan bajo, aunque no fuese real, aunque siendo honesto jamás me pertenecería. Quería sentir, aunque fuese una vez antes de perderlo, lo que era tener sexo con la persona que amaba.
Llevó su mano a su rostro, deslizándola hacia arriba y jalando su castaño cabello hacia atrás con placer, mientras mis movimientos lo hacían perder más y más el control, su cadera acompañaba involuntariamente cada uno de mis roces y era evidente que no resistiría más tiempo. Al pensar tanto en él, al tocarlo, el aroma particular de su piel, su ropa, quitándole lentamente la camiseta y haciéndolo sentir bien, no había tomado en cuenta mi propia erección debajo de la toalla.
—Hey Frank... Dime ¿Qué te gusta? ¿Qué puntos débiles me regalarás además de tu cuello? —pregunté inclinándome hasta sus labios semiabiertos.
—¿Puntos... débiles? —abrió un poco sus ojos queriendo bajar del éxtasis y comprender— Pues... Supongo que... tú... Sí, —sonrió ampliamente estirando sus brazos— tú lo eres. —quedé estático unos segundos, pero me compuse al darme cuenta que seguramente no había comprendido la pregunta por su estado.
—Tendré que buscarlos. —sonreí con algo de malicia y llevé la mano que tenía en su rostro hasta su boca, toqué sus labios e introduje el dedo pulgar dentro, abriéndola y obligándolo a chuparlo. Creí que sería más dócil por estar tan borracho pero fue lo contrario y mordió mi dedo haciéndome soltar un gruñido, tomó mi muñeca y con una sonrisa de lado deslizó su lengua en mi adolorido dedo.
—No soy tan tranquilo en el sexo... así que no me provoques si no soportarás las consecuencias. —soltó engreído y mi arrogancia salió a la luz también cuando sonreí mordiendo mi labio.
—Seguro eres pura reputación. —lo desafié.
Seguido estiró su cabeza hacia atrás mientras guiaba mi mano a acariciar su mandíbula de forma insinuante, bajar por su cuello, su pecho y finalmente terminar sobre su latente erección.
Su movimiento tan repentino y erótico me tomó desprevenido, paralizándome allí mismo, fue demasiado y la parte baja de mi abdomen se contrajo, mis hombros se tensaron y sentí ese cosquilleo tan peculiar entre mis piernas. Bajé la mirada y noté la toalla algo húmeda, no me sorprendí mucho ya que todos estos años reprimiendo mis deseos y que de repente esto sucediera era demasiado para mí... El agarre en mi muñeca se intensificó y eso me hizo guiar la vista a esos oscuros orbes nuevamente, que directamente me ordenaban que no me detuviera. Sonreí intentado retomar el control de la situación y humedecí mis labios.
—Estoy algo aturdido —abrió y cerró sus ojos varias veces— No puedo distinguir todo con claridad.
—Oh... Pero la parte baja de tu cuerpo entiende todo a la perfección. —siseé acariciando su entrepierna y viendo como mordía su labio satisfecho.
—No debería hacer esto... No quiero que me odies. —no escuché lo último, pero entendí que sugirió parar... ¿Con lo caliente que esta? Imposible.
—Nunca fuiste bueno mintiéndome —desabroché su pantalón e introduje sutilmente mi mano, escuchando un gemido bajo de su parte, cosa que levantó nuevamente mi erección—. Tu cuerpo es increíble... ser erótico, salvaje y sexualmente dotado es algo innato en ti.
Liberé finalmente toda su extensión de su boxer y no pude evitar mirarlo fijamente varios segundos mientras lo sujetaba.
—Mereces por completo tu reputación —murmuré sin pensar, comenzando a subir y bajar mis dedos, sintiéndolo como palpitaba y escuchando los fascinantes jadeos que emitía Frank. Creí que volvería a correrme simplemente oyéndolo, pero él seguía sin venirse y mi orgullo no me permitía dejarlo así—. ¿Estás aguantando venirte? ¿Será porque es conmigo? —no podría ser eso porque él estaba tan perdido que no era probable que siquiera supiera que era yo, sino ¿Cómo estaría tan duro? No había forma, por lo que ladeé mi rostro con arrogancia. «Nah, si fuese eso no estarías así de caliente por un tipo.»
Me miró con seriedad y seguido se dejó llevar por el momento, acariciando y apretando mi trasero sin ningún pudor. Era como si perdiera la razón por unos momentos y luego reaccionase, si yo no estuviese tan descontrolado estaría muy preocupado por la cantidad de alcohol que consumió horas atrás.
Comencé a subir y bajar mi mano en su falo con más intensidad al sentir el presemen escurrir de él, besé su cuello nuevamente y no estaba pensando a esas alturas, estaba tan excitado, tan confundido, dolido y enamorado al mismo tiempo que ardía. Quería vivir esto para siempre y al mismo tiempo morir de una vez. Lo quería a él, lo amaba a él, enloquecía por él y me estaba matando.
—Dime que esto te gusta Frank, dime lo mucho que lo disfrutas, dímelo... admite que te gusta. —susurré entre chupetones que iban subiendo de intensidad, tomó la parte trasera de mi cabello y jaló de él.
—Me gustas. —dijo claramente dejándome sin aire.
Guié mi vista hacia él y una de sus manos tomó mi cadera, mientras la otra sujetó mis cabellos cerca de la nuca, me inclinó hacia él y sonrió sobre mi oído.
—Me enamoré de ti. —insistió sin remordimiento.
—¿Fra... Frank? —articulé con dificultad, dejando de moverme.
—¿Sí, rubia? —preguntó en tono divertido y algo burlón, sonrió tontamente y entendí que nada de lo que dijese podía tomarse en serio, parecía haber ingerido algo realmente en su bebida y mi corazón se estrujó al darme cuenta de ello, porque por un segundo lo tomé en serio. Fui realmente feliz esos pocos segundos.
—Arruíname. —ordené.
—¿Qué?
—Lo dijiste, arruinas todo lo que follas... —me incliné sobre él y cogí de debajo de mi cama una caja que contenía lubricante, condones y demás, la abrí y tomé lo necesario— Vamos, arruíname y termina con todo de una vez. —«de todos modos las personas como yo no merecen ser felices mucho tiempo.»
—No quiero arruinarte, me gustas... —sollozó algo confundido, no estaba razonando bien por lo que debía provocarlo aún más para que dejara de jugar y fuese serio.
Tomé sus brazos, jalando un poco de él y ayudándolo a sentarse, seguido me acosté su anterior lugar en la cama y me deshice de la toalla al recostarme boca abajo.
—¿El promiscuo Wolff de verdad no quiere tener sexo? —estiré mi brazo y tomé el lubricante que había sacado, lo coloqué en mis dedos mientras era seguido atentamente por la mirada de Frank. Levanté mis caderas en su dirección e introduje uno de mis dedos en mi interior, cosa que hizo su rostro enrojecer ¿O quizá era por el alcohol que estaba así? Seguramente.
Y joder que se sentía extraño esto, nunca pensé estar en este tipo de situaciones y mucho menos ser el de abajo, pero de alguna forma pensar que era con Frank me daba cierta paz. Aunque contradictoriamente me odiaba a mí mismo por eso.
Una vez supuse que estaba listo volví mi vista a Frank y para mi sorpresa estaba demasiado excitado por la situación, seguro a de creer que soy una de esas rameras con las que se acostaba y le pedían que le diese por detrás, pero en el fondo me emocionó ver como su mirada se oscurecía y consumía viéndome.
Sin decir palabra se acercó y lentamente se colocó el condón, cosa que me hizo sonreír ya que aunque estaba claramente intoxicado pensó en usar condón, esto me hacía ver que siempre se cuidó, incluso en sus noches más descontroladas.
—Tienes un hermoso cuerpo. —soltó tomando mi cadera y haciéndome dar un leve respingo de sorpresa.
—Lo sé. —contesté muy por lo bajo, a estas alturas no sabía que tan bueno sería que me oyese hablar.
Sentí como besó con fiereza mi espalda baja y se dedicó a morder gran parte de ella, no estaba siendo para nada sutil y agradecí tener un cuerpo resiente, aunque todo lo que hacía era sumamente certero, como si supiese que lugares tocar de una persona para hacerla sentir bien o simplemente era un don natural en él.
Seguido me sobresalté por una fuerte presión en mi entrada y quedé inmóvil, literalmente no podía moverme, apreté los dientes y respiré profundo sin dejar ir el aire.
—Demasiado estrecho. —sonrió de lado y quería matarlo por sonreír en un momento como éste, pero se veía feliz, no parecía dolerle a él en absoluto.
—Claro, si es una puta profesional, lo odio. —mascullé por lo bajo y me estremecí abriendo mi boca al sentir parte de su miembro entrando.
Su vaivén aumentó, clavando sus dedos en mi piel y obligando a mi cuerpo a moverse contra su gruesa erección.
—No, diablos, diablos. —mascullé en voz baja pero no sabía cuánto más podría soportarlo sin levantar mucho la voz.
—Estás muy caliente aquí dentro. —dijo satisfecho, en ese preciso instante tocó algo dentro de mí y ahogué un intenso gemido al correrme, todo mi cuerpo vibró cuando ejerció más presión y no se detenía sin importar los espasmos que tenía mi cuerpo.
—¡Diablos! —cubrí mi boca y cerré con fuerza los ojos, esto era más placentero y doloroso de lo que había imaginado, incluso luego de haberme preparado apropiadamente ¿Acaso nunca le presté mucha atención al tamaño del pene de éste idiota debajo de sus pantalones o le creció más estos años y no lo noté?
«Ahora siento cierto respeto por los pasivos del mundo, vaya que se esfuerzan.»
Comenzó a mover su cadera con más intensidad y sus manos hacían lo que querían con el resto de mi cuerpo, no había parte de mí que él no quisiera profanar por lo que vi, hasta que quiso bajar su mano a mi entrepierna y lo detuve, ya que se llevaría una increíble sorpresa al ver que no era precisamente una dama con la que follaba, pero eso lo enojó y embistió con fuerza.
Pero no iba a morder la estúpida almohada para aliviar el dolor como un imbécil, ni hablar, primero muerto. Pero joder que ardía, use prácticamente todo el lubricante y se sentía tan tirante, caliente e invasivo que creí que me desvanecería.
Mordí con fuerza mi mano sobre mi boca para no emitir sonidos, no solo porque mi orgullo estaba absolutamente en contra de la idea de que Frank me oyese gimiendo en ese estado tan sumiso, sino porque tenía miedo de quejarme y que eso trajese a Frank a la realidad, notando más allá de su ebriedad que lo estaba haciendo conmigo. No quería que se acabase, deseaba estar unido a él lo más que pudiese, sentir su piel, sus besos, su calor un poco más... si esta iba a ser la única y última vez que sería uno con el chico que tantos años amé no me permitiría estropearlo tan pronto.
Narrador omnisciente.
Le estaba haciendo daño, su ebriedad no ayudaba a su autocontrol y delicadeza a la hora de tener sexo, sin contar que de por sí era algo salvaje. Si estuviese del todo consciente y supiese que lo estaba haciendo con alguien virgen, hubiese sido diferente. Sumado a lo callado que estaba Matthew sin darle señales siquiera de que lo estaba lastimado.
Matthew no solo tenía alcohol en su organismo, sino también agotamiento emocional y mental, estaba fuera de sí y en ese estado ni él mismo sabía qué estaba haciendo exactamente.
Y le dolía, en toda la parte baja de su cuerpo sentía mucha presión, como si fuese a quedar sin aire en cada penetración profunda mientras su espalda se curvaba, hasta que finalmente Frank se percató algo.
—Tu... tu cuerpo. —habló preocupado.
Matt lo miró furtivamente a través de los rubios cabellos que caían en su rostro y de repente se detuvieron las embestidas por completo. Esa acción hizo que su corazón se detuviera unos segundos... o así le pareció.
«¿Había notado que era yo? ¿Sintió asco? ¿Tan repulsivo resulté para él?» pensó Matthew.
—Sé que no te gustan los hombres... solo imagina que soy una chica o lo que sea que te sirva. —dijo luchando contra su arrogancia para decir algo tan humillante.
—No, no es eso. —el menor lo miró hacia atrás nuevamente, todavía con varios mechones cubriendo su enrojecido y exhausto rostro.
—¿Mmh?
—Tu cuerpo... esta temblando... esto ¿Te estoy haciendo daño? —el corazón de Matt se oprimió en su pecho.
«¿Cómo podían decir que este chico abusó de alguien más? Incluso estando ebrio hasta el punto del delirio como ahora se preocupaba por la persona debajo de él.»
—No —reprimió una mueca de dolor—, no te preocupes, solo continúa. —ordenó Matt con un hilo de voz, pero Frank salió del interior del rubio, oyendo un gemido algo adolorido por parte de éste.
Lo tomó del brazo y lo giró sobre la cama.
—Oye —Matthew no sabía que decir, quizá le resultaban imposible seguir ahora que sí reaccionó que era un hombre y sobre todo su amigo con quién tenía sexo—, lo siento, de verdad Frank, no sé que...
—¿Eh? —el castaño poco y nada razonaba, pero había algo que quería comprobar— vaya, eres una tabla. —dijo apoyando su mano sobre el agitado pecho del menor, que subía y bajaba.
Matthew frunció las cejas a hizo una mueca, era obvio que sería plano, no era una mujer, había cosas que le faltaban y algunas otras que le sobraban para ello. Pero Frank seguramente se había acostado con mujeres planas, no debería ser tanto problema para él.
La mano de Frank sorpresivamente recorrió ese pálido y caliente cuerpo con pequeños lunares por doquier y dos lindos botones rozados, donde se detuvo pellizcando uno de ellos.
—Ah ahu —tomó su mano deteniéndolo—, no te pases. —le advirtió con su rostro muy avergonzado y mirándolo hacia arriba, pero eso hizo que Frank lo hiciese más fuerte y un gemido se escapó de los labios del rubio, haciendo que la erección de Frank creciera más.
—¿Puedo? —preguntó bajando su otra mano a la parte interna de la pierna de matt y éste todavía extrañado por la actitud de su amigo asintió. Guió dicha mano a su miembro y lo alineó nuevamente en la entrada de Matt.
—Pe-Pero espera a que me gire, así solo ¡No, ah! —Frank penetró de tal manera al entrar que los ojos de Matt se humedecieron, mordió nuevamente su mano y con la otra clavó sus dedos en el hombro de su compañero.
—Oh lo siento —lo miró preocupado—, te advertí que me cuenta controlarme ahora, no sé que me pasa... —tomó la mano que el rubio mordía y la besó— Te harás daño... —puso su mano en su lugar— Hazlo conmigo cuando me sobrepase —sonrió tontamente por el alcohol y Matt lo mordió enojado por lo humillante que le resultaba estar tan expuesto—. ¡Auch! —tomó su rostro y sonrió de nuevo— me gustó tu expresión, mucho —besó su mejilla—, mucho de verdad. —dejó varios besos en el rostro de Matt y éste a pesar de estar inquieto sonrió, era demasiado bueno todo lo que estaba sucediendo para él.
—Cállate... —balbuceó y su orgullo estaba por morir allí, entonces apartó la mirada, no quería tener mucho más contacto visual con Frank por miedo a arruinarlo y otra parte de él quería verlo cada segundo que estuviesen juntos.
Ese momento se sentía tan cercano a Frank, sabía que era solo cuestión de tiempo y al despertar todo terminaría, pero Frank era tan cálido, en todo el sentido de la palabra. Llenaba el vacío de Matthew y Matthew el de Frank. Ambos se complementaban y no lo sabían. Ambos sufrían y no lo sabían. Pero sobre todo, ambos se amaban y no lo sabían.
El rubio intentó nuevamente girar su cuerpo para continuar, pero Frank no se lo iba a permitir.
—No entiendo ¿Por qué quieres darte vuelta? No podré ver tu rostro. —soltó y el dolor de Matt se transformó en un nudo en su pecho.
Frank decía cosas que desestabilizaban al pobre rubio.
—No seas ridículo —el menor no pudo seguir guardando silencio y lo que había bebido él tambien lo hacían decir cosas de más—, es porque soy hombre, no te excitarás si no piensas que soy una chica, por eso... —frank besó al chico debajo de él intensamente, sintiendo con su humeda lengua el calor de esa boca por la que siempre salían mentiras y maldades.
Al separarse del beso penetró profundamente, hundiendo su cadera contra la de Matt y viéndolo directamente a los ojos, disfrutando por completo la cara de dolor y placer que se formó en el menor.
—Te equivocas... no he pensado en ninguna chica... en todo este tiempo —retomó el vaivén de su cadera, escuchando como sus pieles chocaban con cada lenta pero invasiva estocada— esto es realmente bueno, me gusta estar dentro de ti, Matthew —Frank no vaciló, pero el desorientado rubio sentía tantas emociones juntas y acumuladas durante tantos años que lo desbordaron, rompiendo en llanto.
—Mi nombre... Dijiste mi nombre. —murmuró con una sonrisa rota en su bello rostro.
—¿Eso te hizo sentir mal? No entiendo... —Frank se asustó por eso, quiso con todo su ser detener ese llanto silencioso, pero Matt se lo impidió llevando ambos brazos sobre sus enrojecidos ojos y alejándolo de él.
—No te atrevas a mirarme —sollozó queriendo mantener la compostura—. Siento que moriré.
En castaño acarició inquieto la mejilla húmeda de Matt, unió con delicadeza sus labios a los de éste y movió con sumo cariño esos pálidos brazos.
—No llores, lo siento... —se podía sentir la desesperación en su voz al ver el dolor reflejado en los claros orbes—. Perdón Matt, te hice llorar... ¿Tanto te he lastimado? —balbuceó entre cortos besos, con culpa en sus oscuros ojos.
Esas palabras hicieron reír entre lágrimas a Matt, sin duda había sufrido muchos años amando a Frank, pero nunca fue culpa de su amigo, nunca lo lastimó de forma consciente, siempre estuvo cuidándolo y ¿Así es como le pagaba todos estos años de buena amistad? Aprovechándose de él y su ebriedad. Ese pensamiento llenó de tristeza a Matt y quiso separarse de Frank.
—No esta bien, esto no esta bien para nada... Mañana lo lamentarás, éste no eres tú y me odiarás tanto... Sufriré mucho —afirmó susceptible por la situación—, creí que estaba listo para perderte, pero estaba equivocado... —el mayor unió su frente a la de Matthew, pero éste lo apartó.
—¿No eras tú el que quería hacerlo? Pensé que me correspondías... me he confesado toda la noche... Pero me ignoras... ¿No te gusto ni un poco, Matt? —cada vez que decía su nombre parecía el cielo para Matthew, porque Frank sabía que era él, aunque no estuviese consiente del todo por lo menos sí pensaba en él.
—No, ni un poco. —encogió sus hombros y tomó ambas manos, apartando la vista. No estaba actuando de forma racional, pero no se podía contener, éste era el resultado de diez años de amor unilateral y guardarse todas sus emociones.
—Eres bueno mintiendo, pero tus ojos no lo son. —dicho esto último sujetó su rostro, abrió su boca con su dedo pulgar y lo besó bruscamente— Quiero estar solo contigo... —retomó el movimiento en su cadera y levantó una de las piernas de Matt.
—O-Oye, ah, Joder. —hundió su rostro en el hueco del cuello de Frank, esa bronceada, caliente y firme piel lo hacía sentir tantas cosas.
—No me gusta que llores de ese modo... Solo si es por placer dejaré que lo hagas —musitó besando al sorprendido rubio y los brazos de Matthew se aferraron a él con fuerza.
Algunas lágrimas de Matt seguían saliendo, no podía pararlas, para alguien tan dañado, arisco y resignado como Matthew le era imposible creer que por arte de magia su mayor deseo se había cumplido, no podía creerlo, pero las caricias y los besos de Frank lo hacían olvidar todo lo que lo atormentaba, lo volvía de cierto modo real.
El resto de la noche no pensaron en lo que iba a suceder, no pensaron en sus vidas, su amistad o sus miedos, olvidaron todo por completo al dejarse llevar por sus emociones y lo bien que sus cuerpos se sentían juntos.
Pero si Matt hubiese sabidos el daño que esto les causaría a ambos jamás hubiera abierto la puerta esa noche, pero ya era tarde, el caos se había desatado y por mucho que lo desearan la mañana llegaría y con ella las consecuencias.
¿Cuando no actualizando a las 22:00? Jajaja bendito el día que lo haga temprano xd🌈
Los amo, bai🐑
Pd: ¿Notaron que es el mismo número de capítulo y la misma música que en Kilian pero todo es diferente? Me di cuenta antes de subirlo dije WOOOO IS MAGIC xdxd
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro