Un nuevo día comenzaba en el complejo de apartamentos, y con ello, algunos rumores entre los vecinos del lugar. En el pequeño patio que se usaba para tender la ropa, dos mujeres mayores de cincuenta años se encontraban hablando mientras juntaban algunas de las prendas que les pertenecían.

Aunque, su tema de conversación no parecía ser algo bueno para ellas.

─¿Ya viste a la muchacha del piso cuatro? La del apartamento número 016. ─Cuestionó la mayor de las dos, mientras quitaba una camisa blanca del tender.

─¿Te refieres a Ayshe Gracefield?

─Sí, ella. ─Respondió de manera afirmativa. ─Escuché que cambió su apellido, ahora supuestamente usa el de soltera ¿No te parece algo raro viniendo de una mujer joven que quedó viuda hace un año?

─La verdad es raro, tal vez solo quería su dinero y no lo quería a él, me apena tanto por el pobre señor Gracefield. ─Dijo la otra con un tono triste, para luego acomodar sus lentes. ─No me sorprendería si trae a algún novio... o quien sabe, tal vez sean varios.

─Que horror, ¿Qué pensará su familia de ella? A mí me daría mucha vergüenza que mi hija se comportara de esa forma.

─Seguramente deben estar decepcionados, y no los juzgo.

[...]

« La gente es chismosa, pero no creí que pudieran llegar a este nivel. »

Fue el pensamiento de la joven Ayshe Campbell, quien todavía estaba con su pijama gris y bebía su café sin azúcar mientras estaba parada cerca que dejaba ver el otro edificio del complejo, el cual tenía las cortinas cerradas. A la vez, ya no estaba de buen humor por haber escuchado los comentarios de las vecinas cuando fue a sacar la basura como casi todas las mañanas.

Y todo por el simple hecho de volver a usar su apellido de soltera, cuando su difunto esposo, Ray, le había dicho que cuando él muera podía cambiar su apellido si quería, ya que no tendrían que simular más esa farsa de "pareja heterosexual y feliz" que siempre habían pintado, porque ellos jamás estuvieron enamorados.
Tanto Ray como Ayshe eran homosexuales y, al ser buenos amigos, decidieron fingir ser una pareja "temporalmente" hasta que sus familias y los vecinos dejaran de sospechar sobre su verdadera sexualidad, sin embargo, aquello terminó durando más de lo qué pensaban, al punto de casarse y mudarse para complacer a sus padres. Aún así, seguían siendo buenos amigos y se apoyaban en lo que sea, además de que convivían bastante bien bajo el mismo techo.

La situación fue un poco complicada cuando la madre de Ray, Isabella, daba a entender que quería un nieto por parte de su único hijo y las excusas que le daban a la mujer ya estaban dejando de ser creíbles, no obstante, esa pregunta sobre formar una familia dejó de hacerse frecuente cuando el azabache se enteró de que era estéril.

En cuanto a las parejas de ambos, no eran más que personas de una sola noche, la única vez que Ray tuvo un amante él lo dejó y eso lo deprimió pero con el tiempo pudo recuperarse de eso. Y Ayshe, le costaba mucho encontrar a una mujer que la logre enamorar y no busque solamente experimentar por la curiosidad, ya que gracias a eso se hacía muchas ilusiones y terminaba con su corazón roto en mil pedazos.

Y después... estuvo el accidente de auto de Ray, el cual lo llevó a la muerte. Eso deprimió a la rubia, porque al fin y al cabo era su amigo y la única persona que entendía su personalidad y, más que nada, lo que ambos ocultaban a la sociedad. Aparte, tuvo que conseguir otro trabajo en un restaurante con tal de poder pagar el alquiler de su hogar, así que ahora trabajaba allí en el mediodía y en una veterinaria local en la tarde-noche.

Volviendo al presente, la mujer salió de sus pensamientos al notar como las cortinas de la ventana de en frente se abrían, dejando ver a esa joven de veinte años, cabellera larga y rubia, ojos azules y tez morena, a la vez, vistiendo un camisón de color celeste y blanco.

Ayshe la miró con tranquilidad, mientras daba un último sorbo a su café, no obstante, la susodicha se dio cuenta y se sonrojó, luego de eso se apartó rápidamente de ahí.

La mayor rió y se fue a la cocina para lavar la taza.

Hoy era domingo y tenía el día libre de ambos trabajos, por lo tanto, aprovecharía para relajarse y tal vez mirar alguna película.

Sin embargo, no contaba con que sus planes cambiarían rotundamente.

[...]

Eran las nueve de la mañana y la joven del apartamento 008, de nombre Anna Ratri, estaba afuera, tendiendo la ropa luego de que su hermano se fuera a trabajar.
Había escuchado últimamente los rumores de algunos residentes del complejo de que Ayshe, la mujer de del apartamento 016, volvió a usar su apellido de soltera. Eso no le molestó ni tampoco la juzgaba, ya que ella tenía derecho a hacer lo que quisiera con su vida.

Algunos residentes, sobre todo las mujeres mayores, le habían llegado a "aconsejar" que no pasara mucho tiempo con ella porque era una "cualquiera" y "vulgar" y que era una "lastima" que una chica tan angelical como la rubia de tez blanca terminará teniendo esas mismas actitudes que la mayor.

La segunda pregunta más frecuente era el porqué mínimo no tenía un novio ya teniendo veinte años.

Y esas dos preguntas a Anna le empezaban a molestar un poco.

Si supieran el hecho de que ellas dos en realidad eran...

─¡Oye, rubia!

Anna salió de sus pensamientos al escuchar la voz de la joven antes mencionada, lo cual la hizo tensarse un poco, sin embargo, se dio vuelta y la saludó cortésmente. Ayshe, por su lado, le dio una sonrisa muy leve que desapareció segundos después, ella nunca fue de sonreír mucho.

─¿Otra vez sales sin una bufanda?

La voz de la muchacha de abrigo rosado daba un tono de molestia, sin embargo, parecía ser preocupante más que nada. Mientras tanto, Ayshe solamente rechisto por lo bajo.

─No es necesario, ya te dije mil veces que casi nunca me enfermo, rubia. ─Le respondió con mucha tranquilidad y cierto desinterés, al fin y al cabo, lo que decía era cierto.

─Después no llores si llegas a enfermarte, últimamente el frío está bastante fuerte. ─Fue lo que le dijo Anna, mientras terminaba de tender las últimas prendas de ropa.

Asimismo, la joven vio de reojo como dos de sus vecinos estaban mirando seria y curiosamente a las dos muchachas desde la ventana, a la vez, notaba un ligero desagrado en las miradas ajenas. Por ende, ella se apuro a tender lo último y tono la cesta vacía para luego darse vuelta, mirando con tranquilidad a Ayshe a lo que disimulaba su pánico.

─Ten un linda tarde. ─Dijo con una leve sonrisa, para luego marcharse.

La mujer de tez morena se quedó algo confundida, no obstante, al ver que sus vecinos la miraban; frunció el ceño y ellos cerraron las cortinas.

La gente aquí era muy chismosa, definitivamente.

[...]

« Maldita sea, ella tenía razón. »

Por la tarde, Ayshe se comenzó a sentir bastante agotada físicamente y con mucho dolor de cabeza ─lo cual no solía suceder regularmente─ lo cual la hizo tener que recostarse con tal de descansar un poco, sin embargo, al menos aquella pastilla disminuyó un poco su dolor.

Ahora, siendo de noche y aún estando en cama, el sonido de varios golpes en la puerta principal logró interrumpir su descanso y, de mala gana, se levantó para abrir. Para su sorpresa, cuando vio por la mirilla se encontró a la rubia de tez blanca parada frente a su puerta; no dudó ni dos segundos en abrile.

─¿Qué haces aquí a esta hora? ─Le preguntó la mayor, intentando ocultar su malestar frente a ella.

Lo cual no funcionó porque Anna se dio cuenta y suspiró preocupada al ver que tenía razón.

─Hice demasiada sopa hoy y mi hermano se quedará hasta tarde en el trabajo, otra vez. ─Respondió rodando los ojos. ─Y quería saber si querías comer conmigo... y veo que no te haría mal por como estás.

─Si, tenías toda la razón... como sea, entra. ─Dijo, un poco irritada al ver que tenía razón, haciéndose a un lado para dejarla pasar y luego cerrar la puerta detrás de ella.

[...]

Ayshe seguía recostada en su cama nuevamente, mientras Anna se encargaba de calentar un poco más la sopa, a pesar de que ella se ofreció para ayudarla pero la menor se negó y le dijo que vaya a acostarse.

Al fin y al cabo, el sistema de la cocina de los apartamentos era el mismo, así que no tendría ningún problema con el horno.

Después de unos minutos, la muchacha entró a la habitación con una pequeña bandeja que contenía un vaso de agua y dos tazones con sopa de carne y verduras. Asimismo, Anna se sentó al borde de la cama y coloco la todo en la mesita de noche mientras que Ayshe solo miraba.

Luego de poner a otro costado el paño con agua que había usado para que la fiebre de la joven de tez morena bajara ─lo cual resultó─, con mucho cuidado tomó el tazón y se lo pasó a la mayor para luego tomar el suyo de la misma forma.

─Buen provecho. ─Dijo Anna de manera amable, para luego comer de su plato.

Ayshe imitó la acción y dio el primer bocado, asegurándose de no acabar quemándose. ─Delicioso, realmente tu sopa es la mejor.

─Siempre suelo hacerla en invierno, puedo dejarte la olla si quieres.

─No voy a mentir, hazlo.

La más baja rió un poco y siguió comiendo de su plato. No obstante, Ayshe decidió hablar de nuevo.

─Sobre hoy...-

─No te preocupes, me encargué de que no sospechen nada. ─Habló la rubia, interrumpiendo a la joven.

─¿Cómo lo hiciste? ─Preguntó Ayshe, a lo que la chica señaló el tazón de sopa y sonrió. ─Ya veo...

Ambas siguieron charlando mientras terminaban de comer. Era una posibilidad que Anna se quedaría más tarde a cuidar a la joven de cabellera corta, al fin y al cabo, probablemente su hermano termine llegando a las dos y media, sus únicos dias libres eran el jueves.

No se vería sospechoso, al fin y al cabo todos dormían a estas horas.

Anna no cuestionaba a Ayshe ni la veía como una persona vulgar, aunque muchos pensaran que si.

Porque lo que ellos no sabían, era que Anna y Ayshe no eran solo un par de buenas vecinas.

N/A: Bueno, después de mucho tiempo, aquí tienen el primer capitulo de Buenas Vecinas. ¡Espero que les guste mucho y que lo puedan disfrutar! ✨️💛

Aclaro que será una historia corta con capítulos medianos y con una relación establecida, a la vez, más personajes y shipps entraran más adelante en el fanfic.

WRITTEN BY ALICE...