Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1; Sorpresa.

Era un día normal como cualquier otro para Yuuichiro Amane. Despertar, levantarse, bañarse, vestirse, peinarse, tomar desayuno, siempre lo mismo sin interrupciones, cambios de rutina o sucesos emocionantes.

Esa rutina tan repetida que inconscientemente ya la volvía a hacer una y otra vez nunca saliendo del bucle.

Como todos los días, estaba solo en ésa casa a la cual miraba tan distante de su vida; su madre no estaba. Era muy difícil en estos días que él lograra verla por la mañana y por la noche eran tan patéticos sus intentos de esperarla despierto, por que habían las veces en que ella ni siquiera volvía a casa.
¿Su padre? Tomemos por hecho que no es el tema de conversación preferido de ésa pequeña familia, ¿o de quién sería cuando ése hombre los abandonó de un día a otro sin dar siquiera una explicación? Al punto de que en la actualidad Yuuichiro lleva sin saber nada de su padre por nueve años.

Sin embargo, actualmente eso no presenta un problema para Yuuichiro. Es algo extraño de explicar, pero al parecer cuando su padre desapareció de sus vidas y al entender que el no regresaría nunca más, paró su llanto incontrolable y no volvió a derramar ni una sola lágrima por él.
Sin embargo, al parecer la vida no tenía con sólo arruinarle la vida de ésa manera, pues después de ése gran acto melancólico sucedieron en cadena sucesos que fueron bajando cada escalón de la fe en la mente de Yuuichiro...si todavía quedará un poco de ella.

¿No sería acaso que la vida no era para él?
¿Qué más podría perder? Su padre ya no existía para él, su madre poco a poco se pudría en un mundo de alcohol y mentiras y finalmente, aquella persona que creyó haber amado, que creyó que lo había salvado sólo hizo lo mismo que cualquier humano egoísta hace; deshacerse de ésa persona que ya no te sirve sin importar los sentimientos de la otra sin ponerse a pensar dos veces si eso le provocará algo malo al que abandona. No, no se ponen a pensarlo.
Yuuichiro entendió que para él no existían esas estupideces de sentimientos, pero no, no terminaría con su vida, eso no lo valía, lo haría solo, sin ayuda de nadie, sin que nadie estuviera a su lado, sería a lo que llamarían  alguien a pesar de no tener a nadie a su lado.
Solo, de todas maneras la soledad era su mejor aliada.

Algo pasó dentro suyo, como si algo se rompiese o desconectara, una parte escencial para la sensibilidad humana, esa parte de había movido o esfumado tal vez... ése algo que sólo él puede entender en su cabeza.

¿Cómo sería vivir sin emociones? Sin sentir nada, ni siquiera afecto por alguna persona, no poder confiar en la palabra de nadie y no cambiar tu semblante de una cara seria o simplemente sin expresión alguna.

Tal vez no es tan difícil.
Tal vez era más fácil de lo que alguien se podría imaginar, sólo te falta el rechazo de la vida misma para entender que estás solo en ésa batalla a lo que llamamos vivir, y cuando llegas a ése extremo simplemente hay dos opciones, quejarte y lamentarse de tu estúpida y sin sentido vida, o volverte algo que nadie pueda traspasar o herir, por que sí, cuando estás roto ya no hay vuelta atrás, no es como si de un momento a otro te pudieras "hacer fuerte", sobrepasar los obstáculos y ser relativamente "feliz", o al menos de la manera en que él lo tomaba...

Su corazón como su mente se fueron cerrando, marchitando como una rosa en un desierto. No quería volver a apreciar a alguien que es cómo todas las demás egoísta y ambiciosa para después sólo lo aplastara y destruyera su orgullo en tantos pedazos incontables.

Así es como creó su burbuja.
Una burbuja invisible e imaginaria para el mundo exterior, pero tan real y nítida para su mente. Ésa burbuja era una barrera transparente para el mundo cruel y despiadado que crecía frente a sus ojos. Nada podría atravesar ésa barrera creada para sí mismo.
Ni siquiera sus propios recuerdos, sus recuerdos de una falsa felicidad momentánea y relativa en la que creyó por tanto tiempo cegado por una banda en los ojos llamada "fe".
Deshacerse de los recuerdos fue una parte escencial, esos recuerdos que sólo estorban y te hacen recordar que tan mal estás, los recuerdos no sirven para nada, sólo son imágenes de acciones momentáneas que pasaron y no volverán a repetirse, ¿qué clase de sentido tiene eso?
¿Qué clase de sentido tiene recordar alguna alegría pasada si lo que tienes ahora es sólo...nada?

Aceves ya no importa echar todo a la basura, alejarlo todo y nunca volver a pensar en ello. Aveces eso es lo mejor por que ¿qué importa tirarlo todo si ya no hay nada por qué preocuparse?

Ése sistema le había servido durante tantos años de su vida, impidiendo tener relaciones afectivas con otros, sentir emoción alguna y sobre todo derramar lágrimas por otros.
¿Suena algo solitario no es así?

Pero cuando estás acostumbrado a estar solo, realmente no distingues la diferencia a estar acompañado.

❇~❇~❇

Era el primer día de una nueva semana común y corriente, nada de que preocuparme. El profesor ya había llamado mi nombre así que podría distraerme mientras terminaban el listado de nombres. Miraba a los lados, los mismos rostros y expresiones de siempre, nada nuevo ni emocionante, ¿qué significa emocionante? "Alteración del ánimo debido a un sentimiento en especial"
¿Cómo se siente vivir la emoción?
¿Hay algo en verdad que sea emocionante? ¿sorprendente?

Estábamos a medio año, ya nada podía cambiar en los alrededores a ésta escala del tiempo. O eso creí, hasta que escuché un nombre no tan familiar a los que estaba acostumbrado a oír día con día.
"Shindō Mikaela"

¿Acaso era alguien nuevo? ¿A medio año? ¿Quién cambiaría de Instituto a tan sólo unos escasos meses de terminar el curso? Ya sabrá él o ella las consecuencias que se conlleva.

Pasé el día tranquilo, como siempre, sin interrupciones, cambios de humor o alteraciones de la rutina establecida.
Mi estado de ánimo se definiría como: nulo. No hay razgos de emoción alguna, no hay tristeza ni la llamada "depresión", ni está presente alguna ligera muestra de emoción o alegría. Sólo nada.

Pasaban las horas lentas como todos los días, estos se dividen en horas, éstas en minutos y por consiguiente en segundos, ¿para qué se clasificaba tanto si de todos modos el tiempo es relativo?

Simplemente me dedicaba a levantar mi mirada cansada hacia el frente y atender a todas las indicaciones de aquél subordinado encargado de nosotros.

Oía atentamente cada palabra que el profesor pronunciaba poniendo atención a algún otro punto del aula con mi mirada; todos los demás alumnos ponían sus rostros sobre el libro y uno que otro tomaba notas, mientras yo mantenía mi mirada fija en algún lugar de la pizarra oyendo como una y otra vez la tiza del profesor de rasgaba contra el material verde para dejar los próximos ejercicios a los que estábamos destinados a hacer.

Entonces, otro ruido diferente a los que escuchaba me hizo mirar hacia mi lado izquierdo para ver qué por el suelo rodaba un delgado lápiz de madera. Lo dejé pasar por el momento sin moverme ni un centímetro, hasta que una voz diferente que no reconocí escuché detrás mío.

— Hey, oye, disculpa ¿me lo podrías pasar? —Mis pupilas pasaron a ése lugar que comúnmente está vacío y vieron ahí un chico con una leve sonrisa y un ceño fruncido..

Me giré nuevamente hacia el lápiz y sin el mínimo esfuerzo lo tomé del suelo y lo pasé a él sin decir ninguna palabra, volví a poner mis ojos en algún lugar no definido del aula hasta que me dí cuenta de algo, algo estrepitoso y sin sentido.
Diantre.

Sin girar mi cuerpo entero moví un poco mis pupilas para reestablecer contacto visual con aquel extraño de atrás mío, estaba tocando mi espalda por alguna razón aparente, ¿qué más necesitaba?

— Hey... —Su mano estaba estirada hacia mí con un pequeño pedazo de papel doblado delicadamente entre sus dedos, lo miré con el ceño fruncido para después tomarlo y girarme en mi asiento.
Abrí el papel para leer en él: "¿Entiendes algo de esto?"
Tomé mi lápiz pero antes de escribir cualquier cosa me detuve, detuve mi mano. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué quería él? ¿Por qué estaba tan tranquilo...hablándome?

Bajé mi mano por un lado de la banca para que él tomara el papel en donde sólo estaba escrito un solitario "¿Tú no?"
Oí una risita tras mío, ¿qué le daba risa de mi respuesta supuestamente cortante?

Sin embargo, al parecer de lo que yo creía, para él no fue una respuesta cortante; y al ver que no giraba mi mano para tomar el papel simplemente decidió aventarlo para que cayera en mi escritorio. Aveces las personas no saben cuándo es momento de parar.

"¿Podrías ayudarme?"
Decía en su segunda línea. ¿Quería mantener una conversación? Hace mucho que no mantenía una sin tener que hacer obligatoriamente o que no hubiera algo de por medio. ¿Por qué me estaba hablando?
Giré por un momento mi mirada a él y ví su pequeña sonrisa y sus ojos azules que brillaban a causa de la poca iluminación que tenía la sala.
Volví mi mirada a la hoja ya maltratada y pensándolo una y otra vez me iba a dignar a responder negándome a ello, pero al tiempo no responde a los planes de Yuuichiro, así que en ése momento sonó el timbre de termino de hora junto al de el receso intermedio.

Tomé la nota en mi mano y la arrugué dentro ella. Oí un ruido tras mío indicando que se movía la banca y entonces ahí estaba, parado al lado mío observándome directamente el chico pálido y rubio con su cuaderno entre sus manos.

— Entonces... ¿trato?—Rió un poco mientras me tomaba del brazo y me empezaba a jalar por el aula hasta salir y obligarme a sentarme junto a él en una banca del patio.
¿Por qué no lo detenía? ¿Por qué no me levantaba y me iba de ése lugar?
Podría traspasar la burbuja y si lo hacía, no sabía que iba a pasar, no era algo que hubiera pensado.

— Bueno...Primero iniciamos indentificando las ecuaciones a sacar y despejando, ¿no es así? —Miraba con duda a los ojos esmeralda de Yuuichiro y rió nervioso de nuevo. —Bueno... permíteme presentarme, me llamó Shindō Mikaela, supongo que se nota que soy nuevo aquí...— Yo sólo guardé silencio y asentí levemente, pero al parecer ésa no era la respuesta que él quería. — Y tú...¿cuál es tu nombre? —Giró su cabeza como si de un cachorro se tratase mirándome a los ojos de nuevo.
—Amane Yuuichiro— Dije con un tono de voz muy bajo y sin mirarle siquiera. Trataba de ser lo más precavido posible, pero ya en ése instante no sabía que era lo que me iba a esperar.
O que depararía ése "molesto" y momentáneo encuentro con el chico nuevo de mi aula.
Ése día pasé todo el receso explicando la mayoría de las cosas de la escuela y ninguna vez volvimos al tema de lo visto en clase.
Había hablado con alguien, tranquilamente y sintiendo las risitas de el otro por momentos.
Debería ser franco, odié esa experiencia...o al menos me quería engañar con que esa era mi verdad.

Iba caminando hacia mí casa solo como siempre, inmerso en mis pensamientos, pensando y pensando solamente en ése chico. ¿Por qué no pensaba en algo más? Alcé mi cabeza con mis ojos bien abiertos, la boca entreabierta y el ceño fruncido..Miré a los lados de mi burbuja y por fin ahí ví lo que buscaba, una grieta, mínima e incluso invisible pero era el principio de una mayor.
Respiré agitadamente, ¿qué ocurrió? ¿qué significaba esa pequeña grieta?

Estar formulando preguntas, ésa expresión en mi rostro, la respiración agitada y la incomprensión; eso era signo de nada más y nada menos que: Sorpresa.

Sentir nuevamente ésa emoción, al parecer estaba peor de lo que pensaba, empecé a correr hasta llegar a casa, había cometido un terrible error.
Yuuichiro Amane, a sus 17 años, había cedido por fin a la emociones y ése era un terrible error.

❇~❇~❇

Hola, me presento, mi nombre es Alex y soy la autora de esta corta historia.:')
Espero que la sigan apoyando pues hace mucho que no escribía y hacer esto se siente tan reconfortante ah

Pero, bueno, está bien, espero que les siga gustando y si hay algún error sean libres de decírmelo para mejorar. :'D

Eso es todo por hoy, muchas gracias y Alex se despide, hasta luego~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro