Kim Taehyung recordaba aquel día como uno de los momentos más felices de su vida, nunca nada había podido igualar la emoción que sintió en el momento en el que vio a aquellos jóvenes mecerse por el aire haciendo figuras con sus cuerpos, aquellas cómicas escenas y la valentía de aquel hombre al entrar en la jaula de las fieras. La forma en la que los caballos corrían por el ruedo, el magnífico sonido de los elefantes cerca de él y las lindas chicas montando a los animales. El pequeño Taehyung observaba todo ensimismado y reía feliz junto a su abuelo.

Y fue justo en el momento en el que se encontró en su patio jugando con su pequeño perro al domador de fieras que supo que quería ser un veterinario. Una manera muy poco común, ciertamente, sin embargo el chico sentía la necesidad de estar cerca de cualquier animal.

Sus padres habían rechazado por completo la idea del chico cuando se encontraba en la escuela media, sin embargo con apoyo de su anciano abuelo logró obtener la aprobación para estudiar aquella carrera, incluso si su familia deseaba que fuera un doctor.

"Es el mismo oficio, solo que el chico lo ejercerá con diversas especies" había dicho un día el abuelo Kim.

Y fue justo el día que el joven adulto, en el que Taehyung se había convertido, acababa de graduarse de la escuela veterinaria zootecnista cuando el circo había vuelto a la ciudad.

El chico recordaba lo emocionado que se encontraba en aquel momento, ahora sería él quien podría llevar a su adorado abuelo. Con toda la felicidad del mundo el chico compro aquellos boletos, pero al llegar a casa los rostros tristes de sus padres le hicieron caer al suelo derrotado. El abuelo Kim había fallecido.

Había sido cuestión de tres días para que la fecha del boleto llegara, el chico se debatía si debería o no ir. ¿A caso su abuelo no se había mostrado emocionado cuando le había contado sobre el regreso de aquel circo a su hogar? Oh, la sonrisa del viejo hombre había sido como un rayo de luz para el joven veterinario. Tal vez él debería ir a aquel lugar simplemente por su abuelo, por la emoción que sentía el hombre al estar en un magnífico show como aquel y por las veces que solía contarle aquella anécdota vivida con su fallecida abuela.

El chico sonrió sosteniendo entre sus manos aquel boleto y tomó su chaqueta saliendo de su morada.

—¿A dónde crees que vas?—su madre lo interceptó en el patio delantero, hablando en un perfecto coreano.

—Al circo.—respondió ganándose una mirada de sorpresa por parte de su madre—. Iba a llevar al abuelo Kim, el realmente deseaba volver a ese lugar.

La mujer asintió con tristeza en la mirada ante la mención de su padre, ella más que nadie sabía lo mucho que aquel hombre amaba ir al circo desde hacía años.

Taehyung sonrió besando la coronilla de su madre y salió rápidamente hacia aquella deslumbrante carpa, que prometía dentro de ella un show mágico para toda la familia. Y después de días el finalmente pudo sonreír.

—Abuelo...

El chico solo podía observas maravillado los colores, la forma en la que los trapecistas volaban de un lado a otro, los payasos siendo comediantes casi natos y en aquel momento su aliento se corto. El gran ejemplar de paquidermo siendo montado por una bella joven mientras este mismo se ponía sobre una pequeña tarima, levantándose en dos patas y asombrando al público. Las jóvenes bailarinas vestidas de colores alegres y sonriendo al público. Las luces abandonando completamente el recinto, volviendo instantes después para iluminar una jaula llena de tigres de bengala y siberianos siendo perfectamente controlados por aquel joven chico con un látigo, saltando por aros de fuego.
La sincronía que tenían aquellos prefectos ejemplares ecuestres al correr mientras se realizaban acrobacias sobre ellos era un deleite para sus ojos, saber la forma en la que estos funcionaban de pies a cabeza le hacía maravillarse.

Taehyung estaba más que fascinado con la forma en la que aquellos perfectos animales convivían con los humanos y realizaban aquellas bellas presentaciones. Se sentía soñando despierto, al menos hasta que todos aquellos artistas salieron e hicieron una ovación al público, quienes entre aplausos les adulaban. El sentimiento en su pecho era aún mayor que aquel que tuvo cuando pequeño.

Se quedó ahí, sentado en su butaca observando cómo la carpa iba vaciándose hasta solo quedar el mismo. Los miembros del staff se encontraban limpiando.

—¡Suéltenlo!—un grito desesperado llamo su atención, justo de la salida de artistas una chica corría desesperada intentando tapar la salida.—¡Ese es mi caballo!

La simple mención de aquel animal le hizo pararse rápidamente, justo a tiempo para ver a dos hombres intentando controlar a un caballo.

—¡Suéltenlo le lastiman!—el grito de la chica volvió a sonar.

Taehyung bajo rápidamente, saltando algunos asientos y corrió hasta las cuerdas enredadas en las patas de aquel animal.

¿A caso aquellos hombres no sabían que las patas de aquellos animales eran algo sumamente delicado?

El chico empujó a uno de los hombres sin pensarlo haciendo que el otro cayera, liberando las patas del pobre animal, la chica lo miro con miedo cuando el caballo se paró relinchando en dos patas. Taehyung sabía los riesgos de su acción, sin embargo comenzó a intentar calmar al animal con pequeños movimientos de brazos.

—¡Quieta!—la chica se posó delante del animal, quien con la mirada aún perturbada tomó su posición inicial, aún relinchando.

Taehyung se acercó y comenzó a acariciar el bonito rostro de aquel blanco animal. Sus grandes ojos lo observaron de forma asustadiza, pero cada vez se veía más calmado. Tomó el lazo y se lo tendió a la bella joven que estaba frente a él, la chica lo tomo acercándose más al animal abrazándole de forma tierna.

El chico observó la escena con una pequeña sonrisa, parecía que la histeria de la chica y de la yegua se calmaba entre ellas mismas, sin embargo noto la forma en la que el pequeño animal no se sostenía en su pata derecha. Se inclinó y la tomo con sumo cuidado, observando una pequeña herida en esta.

—¿Qué? ¿Qué es lo que pasa con ella?—la preocupada voz de la chica y la forma en la que se agachó junto al joven demostraban que ella verdaderamente amaba a ese animal.

—Su pata, está lastimada.

—Son unas bestias, mi pobre ángel solo estaba asustada.—murmuró.—¿Sabes de caballos?

—En realidad sé de muchos animales, soy veterinario.

—¡Excelente!—la chica sonrió abiertamente jalando la mano del joven y el freno del caballo hacia la cortina de donde salió.

Taehyung se vio más que asombrado ante aquello, al salir del ruedo muchas pequeñas carpas se extendían. Por primera vez en su vida aquella duda de cómo era la vida del circo tras bambalinas era disipada, la alegre gente conviviendo entre ella y una que otra persona cerca de los animales.

Aquel sin duda seguía siendo un mundo casi mágico, y Taehyung se sentía de lo más feliz al poder ver aquello.