DIARIO DE LILI

30 de abril de 2021

    7:03 AM

Nací el 30 de abril del 2000 en una isla caribeña. Soy una morena medio rellenita que usa gafas redondas para que sus ojos esmeraldas puedan divisar algo. Puedo decir que soy inteligente, terca e introvertida.

En mi familia no hay varones primogénitos. Mi bisabuela paterna Sali, una corpulenta señora de 90 años, piel de ébano y amante de las gangarrias, cuenta que eso se debe a que somos descendientes de brujas africanas, que fueron arrancadas de su tierra y traídas en los barcos de esclavos al nuevo continente. Mi tía-abuela materna, Ana, que tiene tan blanca la piel como el cabello, alega que somos descendientes de brujas europeas que huyeron de la muerte.

La verdad no les hago mucho caso a ninguna, nunca se ponen de acuerdo en nada. Aunque disfruto de sus peleas, una  mujer de ciencias como yo no pierde el sueño por historias de viejas.

Al tener una parentela tan numerosa y unida, vivimos cerca unos de otros. Nunca estamos solos, y eso resulta agobiante. Si me sucede el más mínimo altercado debo decírselo a todos para que ninguno se moleste, si no lo digo no importa porque igual se enteran. Siempre andan preguntando y opinando sin parar, cosas como:

“Deberías divertirte más.” “¿Cuándo vas a traer alguien a la casa?” “La escuela es importante pero no lo es todo.”

Imaginen cientos de personas pendientes de tu existencia todo el tiempo, como si no tuvieran mejores cosas que hacer. Además ¿quién dijo que necesito novio para ser feliz?, primero yo y ya después veré si alguien se merece mi compañía.

Estudio química en la universidad de mi país. Pretendo ser la primera persona de esta isla en ganar un Nobel en el campo que tanto me apasiona.

La verdad eso de llevar apuntes de mi vida no es mi estilo, prefiero las fórmulas, pero mis padres te dieron a mí, así que lo intentaré a ver qué tal me va con un diario.

Lili salió rumbo a la facultad después de que su familia la despertara para cantar feliz cumpleaños y darle los regalos.

Algo tan banal como el natalicio de su nacimiento no iba a alejarla de su adorado laboratorio, así que partió dejando atrás las celebraciones que habían preparado para ella.

De camino al colegio abrió una galleta de la suerte para merendar, cuando una chica de ojos completamente negros chocó con ella provocando que casi se le cayera el alimento.

Lili se viró asustada por su aspecto, pero la calle estaba desierta, le restó importancia a lo sucedido creyendo que era su imaginación.

Sacó el papel que predecía:

“Pasarás tu cumpleaños en otra dimensión”

Rio en voz alta mientras pensaba: « ¿Qué les pasa a los que hacen los mensajes?»

Siguió caminando despreocupadamente cuando un círculo la rodeó. El oxígeno comenzaba a faltarle y cayó, pataleaba sofocada en el piso, trató de encontrar el inhalador en su bolsa, la tierra se hacía blanda y comenzó a tragarse a la chica que no hallaba el aparato.

“Eres la elegida, tu nos librarás de los rastros de las brujas”

Oía entre respiraciones agitadas, estaba hasta el cuello de tierra cuando todo se volvió negro y Lili quedó inconsciente.