quatre.

michael y luke estaban jugando fifa cuando karen regresó a casa del trabajo, por lo cual cuando ella entró a saludarles, le pusieron pausa al juego.

la madre del oji-verde salió tan rápido de la habitación de su hijo como entró, dejando a los dos adolescente a solas una vez más.

"luke." el castaño miró de reojo a su amigo, juguetando con el control del xbox en su manos. 

"dime." éste le prestó toda su intención, volviéndose hacia él y dejando su control sobre su regazo.

michael también le miró, y abrió sus labios para preguntarle sobre la venda que había visto, pero se retractó.

"nada." tragó saliva duramente y miró al frente.

"dime." el rubio comenzó a pinchar su costado con sus dedos. "dime, dime, dime." alzó un poco más la voz. "¡dime, dime!"de un momento a otro estaba sentado en el regazo de su amigo.

"¿qu-qué haces?" los orbes verdes de michael estaban abiertos a tope, contemplando la cercanía entre ambos. 

"nada. ¿qué ibas a decirme?" 

"nada." lo abrazó, tomándolo por sorpresa.

los cortos dedos del castaño tocaban la espalda del rubio por encima de su camisa, y allí logró sentir la venda.

"michael, estás apretándome mucho." 

"¿y?"

"duele." luke apretó sus labios, conteniendo el dolor que sus dos costillas rotas le ocasionaban.

"lo siento." y entonces michael le soltó. "es sólo que te quiero."

sonrío un poco, y rezó a todos los dioses porque luke no lo hubiera notado.

"yo también te quiero, hermano." el mayor -luke, porque ambos tienen la misma edad y luke cumple años antes que michael- de los dos sintió un burbujeo en su pecho, y volvió a el lugar que estaba ocupando anteriormente en la cama de su amigo. "no te lo había dicho, pero voy a dormir aquí hoy, ¿no te molesta, cierto?"

"no." michael tuvo que morder la esquina de su labio para no terminar con una gran sonrisa en su rostro.

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holalalalalala.