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28- ∆ Lutte ∆

-28-

∆ Lutte ∆

—KARTER—
—BROWNBEAR—

Miraba los autos pasar uno a uno, en fila, a un velocidad muy regular. Los veía perderse al final de la calle, casi como algo hipnótico. Azules, blancos, rojos, grises; la carroceria sobre ruedas era todo lo que podía apresiar hasta el momento.

Pasadas las semanas, casi como un mandato, veo cada cosa a detalle. Claro, yo antes veía las cosas y me llamaban la atención. Pero ahora era algo más que eso, la sensación de estar en constante peligro me hizo pensar que cada cosa tiene su momento, también me hizo ver qué cada pequeño movimiento podía generar otro peor.

Algo así como un efecto mariposa. Algo pequeño, puede generar altas catástrofes, y eso era lo que pasaba por mi cabeza. El aleteo de una pequeña mariposa, causando que dos o más autos se estrellen entre ellos, haciendo un caos.

—¿Te ayudo a subir?—Levanto la vista y veo los ojos verdes de Jacob, el otro novio de Emily.

Yo veo el auto negro de mi padre. Mi reflejo lleno de terror y tristeza permanecen en la carrocería.

Tragué grueso. Pensando en subir.

Para mí estaba siendo difícil estar en un auto desde que pasó lo que pasó. Mi habían dicho de que podía desarrollar estrés postraumático, y creo ese era mi mayor miedo. Me daba algo de terror el sentimiento de quedarme atrapado en el auto como ese día.

—Yo voy a ayudarlo.—Habla Xavier, atrás de nosotros.

Su tono de voz está más Sueve de lo normal.

Él tomó mi brazo, Jake abrió la puerta del copiloto, mientras Xavier me ayudaba a sentarme sobre el siento. Lo hizo con tanta pero tanta delicadeza que me sentí como un vaso de cristal.

Desde el accidente, él se ha mostrado preocupado, tanto por mí como por Kamala.

Es tan raro.

Lo siento como si fuera mi papá.

Hay partes de mi fracturada memoria, dónde de él es mi papá. Dónde él y yo jugamos a la pelota, paseamos en trineo, jugamos con un mini golf de jardín. No sé si es una vida pasada, una realidad lejana o algo parecido. Pero se siente reconfortante.

Pero, hay algo que aún recuerdo. Aún recuerdo el haberme despertado y estar en la parte interior de la ambulancia. El como me costaba mantener los ojos abiertos, a pesar de que los paramédico me alentaban a matanerme despierto. El como me movían sobre la camilla, dandome solo una vista larga del techo blanco del hospital. El dolor en mis huesos, que era bloqueado por el shock que me había dejado el choque.

Era extraño. Todo pasaba tan rápido. Pero en mi cabeza todo pasaba tan lento. Que ni siquiera me daba tiempo en pensar en el dolor. Cuando ya pude  despertar por completo, a la primera persona que ví fue a Xavier, sentado en una silla negra. Detrás de él, estaba Emily, reposando su cabeza en las piernas de Apple y dejando sus piernas sobre las de Jake.

Ellos habían Sido de gran apoyo, tanto para mí como para Kamala. Me alegra de que Emily haya encontrado dos personas tan buenas como ambos lo son. Espero que su sistema nunca terminé.

Ahora volviamos al hospital para ver a Kamala. A mí me dieron de alta la semana pasada, sin embargo, a Kamala la dejaron más tiempo. Al estar en el lado del impacto, ella recibió más lesiones, y aún más graves que las mías.

Yo tenía las cortadas en los brazos, unas lesiones en la pierna, una leve lesión en la cabeza y un hombro dislocado. Pero ella tenía dos costillas rotas, una pierna rota, los cristales le hicieron heridas en las mejillas y había sufrido una lesión en el cuello.

Pero mi niña es fuerte. Ella nos salvó a ambos, sé que estará bien. Ella es mi pequeña guerrera, aunque ésto es fuerte, no es más fuerte que ella.

Cómo les comentaba, Xavier y yo iremos al hospital para poder ver a Kamala. La abuela Emilia y el abuelo Frederick ya están allá. Emily, Apple y Jake se habían quedado en casa por qué ellos la cuidaron la noche anterior. Así que debian descansar.

—¿Te sientes bien?—Me pregunta papá. Poniendo su mano sobre mi brazo.

Problememente me notaba tensó. Lo sé, por qué lo estoy. Me siento nervioso cada vez que estoy cerca de un auto, y ahora me siento peor, que estoy dentro de uno. Mi mente no deja de reproducir los fotogramas de ese momento. Mi propia mente solo me tortura, más de lo que ha hecho. El corazón me martillea el pecho una y otra vez. Cada vez más fuerte, más turturante.

—¿Puedes poner tus dos manos en el volante?—Le pedí, asustado.

No quiero volver a chocar.

—Está bien.—Él me hace caso y pone sus dos manos en el volante.—Puedes tomar mi brazo si lo necesitas.

Mire a la ventana. Estaba tan raro. Me sentía... ¿Mal?

No solo por lo de Kam, si no también por qué le está pasando a Xavier.

¿Que le pasaba? ¿Por qué tan preocupado?

—¿Por qué estás haciendo ésto?—Le pregunté, confundido, pero bastante decidido en la pregunta.

—Te guste o no, soy tu padre, Karter.—Me habla, sin dejar el tono suave.—Estoy siendo tu padre.

Suspiré.—¿Ahora eres mi padre? ¿Después de que me haz tratado como un cero a la izquierda, vas a ser mi padre?

Él se pone tenso, lo notó al ver que apreta entre sus manos el volante.—Éste no es el lugar Karter. Podrás señalarme, acusarme o lo que sea que quieras hacer en casa. Cuando tú y yo, estemos más relajados.

—Pff, siempre me evitas.—Dije por lo bajo. Cruce mis brazos y mire a la ventana, tratando de no ponerle atención.

—Eres mi único hijo. Eres parte de mí. Y casi mueres en un puto accidente de auto. Tengo derecho a preocuparme ¿No?—Me contesta. Suspira, lo siento relajarse.—Hablaremos en casa. Dónde ambos no peligremos de otro accidente.

—Los malos padres no tienen derecho a preocupase.—Vuelvo y contraatacó. Por un momento siento unas estúpidas lágrimas querer salir de mí, pero no las dejo ni acercarse al lágrimal.

No tenía la intención de hacerlo sentir mal. Pero seamos realistas, ¿Hay algo que haga sentir mal a Xavier Brownbear?

Siento un frenazo de su parte.

—Ya llegamos.—Me habla.

Me sonríe condescendiente. Miro la furia dentro de sus pupilas, muy al centro de ese brillo de rabia que siempre siento en sus ojos. Él se bajó del auto, y yo volví a ver por la ventana. Estábamos en una pastelería. Mamá le había dicho a Xavier que le compraramos un pastel a Kamala de su parte.

Mamá aún seguía en Francia.

Por desgracia, habíamos tenido que pasar su cumpleaños en el hospital, y no en Corea, como ella quería. Así que mamá le mando a hacer un pastel a la pastelería por la que ellas siempre salían a comer pastel de chocolate, cuando hacian su tarde de chicas.

Era muy gracioso. Mamá era para Kamala una segunda madre, siempre estaban juntas, por qué la mamá de Kamala no estaba en la ciudad, ni en casa. Mientras que Frederick era para mí como mi segundo padre, él siempre estaba para mí, cuando yo lo único que hacía era odiar a Xavier.

Emily y yo también estábamos metidos en la idea de que podiamos hacer algo parecido por ella. Así que decidimos comprar algunas decoraciones coreanas, también algunos platillos y ese tipo de cosas. No quería que ella se deprimiera estando esas cuatro paredes.

Faltaba un poquito para su cumpleaños, pero si todo salía bien, estaríamos tomado un vuelo a Corea del Sur en una semana. Sé lo mucho que le apasiona ese viaje. Lo veo en sus ojitos azules cada vez que lo menciona. Cada vez que llegaba a verla mientras yo estaba en recuperación, eran minutos donde me hacía sentir tan motivado a salir del hospital.

Sin embargo, no solo era ese sentimiento. Era uno aun peor. Yo era, y me sentía, el culpable de que mi pobre ricitos de oro estuviera con ese montón de cables y medicamentos. Me daba tanta tristeza el verla en la camilla, mientras los médicos le hacían pruebas y exámenes.

No puedo negarlo, estoy muy preocupado por ella.

Xavier abrió la puerta trasera del auto, ahí dejo la caja del pastel, dió la vuelta y se subió a la puerta del conductor. Metió la llave en su ranura y encendió el vehículo.

El ambiente se estaba relajado. Yo había optado por ignorarlo, y él me lleva ignorando toda la vida, así que estábamos muy cómodos entre nosotros. Ambos nos parecíamos físicamente en la estructura ósea y facial. Los que nos diferenciaba eran el color de nuestro cabello y ojos.

Su cabello era tan negro como su alma, mientras que mi cabello era castaño chocolate, gracias a la combinación perfecta del rubio natural de mi madre.

Sus ojos era un verde claro, que, junto a su expresión de Grumpy cat, le daban la increíble y real percepción de dar miedo. Por otro lado, estaban mis ojos tricolor, que no eran ni parecidos a los suyos. Sin embargo, la expresión, heredada de él, también me otorgaban la impresión de dar miedo.

—¿Sabes algo de mamá?—Interrumpó nuestro complicado silencio.

—No mucho, todavía va a estar atrapada en Francia por una estúpida tormenta eléctrica.—Lo último lo dice algo molesto.

Alguien tiene interés de verla más que yo.

—¿La extrañas?—Le preguntó, suavemente.

—Que te importa.—Me responde con la nula amabilidad que lo caracteriza.

Me pegó al respaldar del asiento, dándome por vencido para seguir "dialogando" con él.

¿Por qué siempre es así de insensible?
¿Acaso es un robot? ¿Cómo es posible que una persona como mi madre esté casada con un tipo como él?

¿Cuántas vacas le dió a la famila de ella?

¿La secuestró y ella desarrollo el síndrome de Estocolmo?

—Sí, la extraño.—Vuelve a hablar, interrumpiendo mis descabellados pensamientos.—Extraño estirar la mano y sentir su espalda bajo mi mano. Extraño sentir cuando se tira sobre mí para despertarme. O cuando lee uno de sus libros en la cama y me toca recoger los resaltadores y los marca páginas que deja en las sábanas...

Aguanta.

¿Xavier Dante Brownbear Márquez, está hablando de sus sentimientos conmigo?

Está hablando de mi madre de una manera tan... ¿Bonita? ¿Amorosa? ¿E... Enamorada?

¿Ésta cosa tiene sentimientos?

Nos quedamos en un largo silencio mientras mira al frente del camino. No sabía cómo se reacciona ante esas cosas. Él nunca había Sido el tipo de personas que se abriera sentimentalmente conmigo, así que se me hacía muy raro que Xavier me confesara lo que él extrañaba de mi mamá.

En shock, yo también mire al frente. Ya no estaba tan nervioso de estar en el auto. Supongo que las palabras del hombre extraño, que dice ser mi progenitor, me pusieron a pensar en la extrañes al rededor de nuestro ambiente. Ya estabamos en el estacionamiento del hospital, cosa que me pareció rápido.

El apagó el auto, pero ninguno de los dos bajó de él. Ambos suspiramos.

—Tuvo miedo de perderte...—Volvió a hablar.—Su miedo se volvió el mío. Yo también tuve mucho miedo, Karter. Quizás no soy el mejor padre, y hasta ahora, volví a darme cuenta lo importante que es que yo me esfuerce por ser un buen padre para tí. Perdón por haberte tratado mal, Últimamente, yo...

Lo veía hablar, pero mis oídos no escuchaban ni una sola palabra que salía de la boca del tipo. Mi cabeza habia explotado. Los fusibles en esta se habían hecho mierda, por qué no llegue a formular ni una sola palabra.

Pero hubo algo, algo que me hizo pensar de una manera muy distinta a como yo estaba percibiendo sus palabras.

Algo hizo "Click".

—¿Ella te pidió el divorcio?—Solté. Recordando las palabras de mamá.

La vez que dijo que si él me seguía tratando mal, ella le pediría el divorcio.

Los ojos de Xavier me vieron. Era la primera vez yo veía en sus pupilas esas luces de miedo. Tenían un brillo de terror que danzaba de lado a lado por su iris verde.

—¿Qué ella qué?—Me preguntó.

Mierda, la cagué.

Me moví incómodo por mi asiento. No sabía cómo iba reaccionar a lo que yo le diría.—Ella dijo que si algo me pasaba, podría... Talvez... Pedirte el divorcio.

Puff, algo se rompió dentro del ogro de Xavier. Lo ví, cuando en sus ojos avanzo apresurado el horror, no solo el horror, si no que también había dejado de respirar con normalidad

¿Lo descompuse?

—¿Estás bien?—Pregunté, pecando de inocente.

—¿Sabías qué..? Ella puede vivir una y mil vidas más sin mí, pero yo... Yo no puedo vivir ni la mitad de ésta sin ella.—Rió con ironía y tristeza. Luego me vió a mí. Sus ojos desbordaban rabia.—¿Tú le dijiste algo?

«¿Alguna vez has pensado en el divorcio?»

«¿Te divorciarías de él?»

«—Bien, me separaría de tu padre si fuera algo grave.»

«—¿Que sería algo "grave"?»

«—Una infidelidad... Que vuelva a tratarte mal cerca de mí.»

Karter Emilio, ¿Le dijiste a tu madre algo sobre un divorcio?—Me pregunta firme, pero escucho su voz temblar, levemente, como un eco.

—Yo... —¿Debo hablar con la verdad? ¿Ésto es un tribunal?— S... Í.

Lo ví enojarse, mucho. Apretó el volante y respiró. Una vena le saltaba del cuello, varias veces. Tantas que me empezó a dar miedo de que se le reventara.

—Baja del auto.—Me habla, fuerte.

—¿Qué?

—Que te bajes del maldito auto, Karter. Bájate, salte por esa puta puerta y saca el condenado pastel.—vuelve a hablarme de una manera tan fría, tan congelante.—¡Ahora!

Me baje, rápido para no seguir enojandolo.

Carajo, ¿Que acabo de hacer?

Le acabas de joder el matrimonio a tus padres.

Bajé el pastel y me hice a un lado, esperando que el bajará, pero lo que hizo fue salir del estacionamiento a toda velocidad, para la salida del hospital. Me quedé ahí, quizás esperando que volviera, pero no lo hizo.

Caminé y miré la gran estructura. Tragué grueso. No lo olvidó. Los médicos de trauma yendo de un lado al otro, el olor a sangre, el estrés. Luego el dolor de las heridas, los golpes. Estaba aterrado de volver a entrar y nunca volver a salir.

Apreté la caja del pastel entre mis manos, nervioso y algo impaciente. ¿De verdad tenía que entrar?

Pensé y pensé. Ver el anhelo en sus ojitos azules, imaginando lo feliz que estaría de verme y ver su pastel. Pero no estaba seguro, aún tengo miedo.

Pero ella, Kamala, me da una fuerza increíble. Pero quizás no la suficiente para entrar en ese hospital.

—¿Planeas quedarte ahí todo el día?—Escuche una dulce y suave voz a mis espaldas.

Me di vuelta, sus ojos grises con ese toque de azul, saltones. Me miraban con curiosidad. Apple era más bajita que yo, creo que demasiado, así que me tocaba bajar la cabeza para poder verla.

—Creo que sí.—Le confesé.

Sonrió mostrando sus dientes, con algo de escepticismo.–¿Tienes miedo?

Respiré profundo.—Tengo miedo.

Ella me dió un golpecito a puño cerrado en el pecho, esa acción la hizo saltar para darme el golpe.—Vamos, grandulon.

Mire otra vez la estructura. Aún me siento aterrado.

Volví a ver a Apple. Ella me miraba motivada.

Me ofreció su mano.—Un paso a la vez, Oso.

Acepte su mano.—Un paso a la vez, Manzanita.

Me reí. Ahora sí lo noté mejor. Ella traía una bolsa de fiestes mientras caminabamos de la mano hacia la puerta. La manito de Apple me daba mucha seguridad para entrar por paso firme a enfrentarme al hospital. Sentía que me volvía loco. El pecho me martillaba en los oídos, lleno de terror.

Pensar que tanto Kamala o yo podíamos morir en las paredes de este hospital, solo hacía que mi corazón de acelerará cada vez más.

Llegamos a recuperación donde estaba Kamala. En su cuarto pude notar que ella estaba dormida. Se miraba tan frágil y delicada. Me sorprendió ver a Emily ahí, junto a Jake, ya que me esperaba que estuvieran cansados por la noche anterior. Estaban arreglando en silencio esperando a que Kamala despertara.

—Karter, ya puedes soltar mi mano.—Dijo divertida la pequeña Apple.

Solté su mano, algo avergonzado. Emily me vio, muy preocupada, se acercó a mí y tomo mi rostro.

—¿Te sientes bien?—Vi la preocupación desbordadose en el azul hielo de sus ojos.—Te vez pálido.

—C-Creo que e-entre en crisis.—Acepté, para tranquilizarme.

Jake tomo mi hombro.—Ven, hermano, siéntate.

Me deje caer sobre el pequeño sofá negro de cuero en la habitación. Emily tomo un pequeño abanico de mano para darme aire y hacer que me volviera el color a la cara.

—¿Quieres agua, café..? ¿Vodka?—Me preguntó Apple, apoyando sus manos en mis rodillas.

—¡No! ¡Alcohol, no!—Emily salto, detenido a Apple.—Esta tomando calmantes, lo pondríamos poner peor.

Si supiera que ya me bebí dos tragos de tequila antes de salir de casa.

  Emily me pasó un vaso de agua y me ventiló un poco con los pósters de una boyband de Corea para darme aún más aire. Apple me dio agua y yo trate de beberla. Cuando ya estuve un poco más tranquilo los chicos empezaron a adornar en silencio.

Poco a poco el cuarto médico dejó de verse como tal. Era un cuarto grande lleno de maquinas con decoración oriental. Quizás con un poco de imaginación Kamala podría sentir como que estaba en un cuarto de hotel.

Había lámparas de papel en blanco con algunos dibujos, serpentinas, flores gigantes de papel y algunos pósters de los Kdramas que ella le gustaba ver.

—¿Dónde está Xavier?—Me preguntó Emily, poniendo el pastel de chocolate y cerezas en una mesita decorada.

Suspiré pesado.—Tuvimos una pequeña... Discusión, donde quizás yo no debí decir algo, y se fue.

Emily me vio, de una manera realmente comprensiva. Nadie mejor que ella sabe lo explosivo que puede llegar a ser Xavier Brownbear. Y peor que le toque la única vena sencible tiene.

—Dejalo hacer su rabieta.—Me aconsejo.—Quizas no lo veamos en un buen rato, pero es mejor así.

—¿Los abuelos dijeron si iban a venir?

—Ellos dijeron que vendrían en unos minutos o horas.—Hablo Jake, sirviéndose una soda.

Emily suspiro pesado; acarició el cabello de Kamala con mucho cuidado de no despertarla.—Le están dando terapia a Frederick.

Hubo algo pesado en mi pecho. Algo de apretaba en él cada vez que pensaba el lo mal que mi tío Fred debe estar pasándolo. Él no se merecía sufrir de esta manera y mucho menos por algo que era mi culpa.

Las ganas de llorar intentaron salir por mi lágrimal. Hubieran salido, si no hubiera sentido las suaves manos de Apple pasarse por mi cabello. Su tacto se siente como si estuviera acariciando un perrito.

La mire, preguntando con la mirada por qué me toca de esa forma.

—Tu cabello es suave y muy bonito, pero está en una cabecita llena de problemas.—Ella siguió acariciándome de esa manera, y de cierta manera me empezó a tranquilizar.—Debes tranquilizarte.

Ella miró a Emily, para luego apuntarme con los ojos. Emily se acercó y también acarició mi cabello.

—Wow, no sabía que el shampoo de miel dejara tan suave el cabello.—Hablo ella, haciendo lo mismo que su novia. Apple le pegó un pequeño puñetazo.—Auch.

La rubia rodó los ojos y me jalo, su cabeza quedó debajo de mi barbilla, sus brazos se metieron debajo de los míos.

Apple me estaba... Abrazando.

Y fue entonces, cuando sentí el calor de su humanidad, que me di cuenta que nadie me había abrazado en todo éste tiempo. La forma en la que puso sus manos en mi espalda y la acarició suavemente, solo hizo que unas lágrimas salieran por mis ojos. Yo respondí a su abrazo, protegiéndome totalmente en ella, sollozando en su cuello.

—Shhh, todo va a estar bien.—Me susurró cálidamente.

Otros brazos se hicieron presencia en nuestro abrazo. Por la estructura de su cuerpo y la posición, supe que eran los brazos de Emily y los de Jacob.

—Estas a salvo con nosotros, Karter.—Esta vez hablo Emily, acariciando mis brazos.

—Estamos aquí para apoyarte, chico.—Le siguió Jake.

Sentí como si ellos tres estuvieran amarrando las pocas piezas grandes que habían quedado en mí. Ya había dejado de llorar. Los tres dejaron de abrazarme. Apple enterró sus dedos en mi cabello, me atrajo a ella, y besó mi coronilla. Bajo sus manos, limpiando con sus pulgares las lagrimas debajo de mis ojos.

—¿Ya estás mejor, grandulon?—Dijo, suavemente pero a la vez divertida.

Reí enmedio de mis lagrimas.—Sí, estoy mejor.

Emily pegó su cabeza a mi espalda, sus manos pasaron a mi pecho, tocando mi corazón. No dijo nada o eso pretendía pensante antes de que los abuelos aparecieran.

—Hey, trajimos la comida.—Dijo el abuelo, entrado de primero. Nos vio, algo preocupado.—¿Están bien, niños?

Emily sorbió su nariz. Me di la vuelta y pude notar que ella también estaba llorando.

—Sí, papá, estamos bien.—Le contesto ella. Sonrió como si nada hubiera pasado.—Muero de hambre, ¿Quien trae el Kimchi?

—Yo tengo el Kimchi.—Habla Fred, asomándose por la puerta.

Su cara está demacrada. Sus ojos están rodeados de ojeras casi moradas, se ven cansados y tristes. Su piel está pálida, casi amarillenta.

Pero aún así se esfuerza por sonreír.

La abuela aparece con un gorrito de fiestas.—Bien, creo que es hora de despertar a la cumpleañera.

Todos asentimos. Nos dirigimos a los lados de su camilla, esperando quien la despertaría primero.

—¿Puedes hacerlo tú, Karter?—Me pidió el tío Frederick.

Con mucho cuidado, y con un poco de miedo, sacudí levemente su brazo. Estaba tan delgadita que me daba mucho miedo lastimarla. Su bracito a comparación de mis manos era totalmente diminuto. O así lo sentía yo.

En cuestión de largos segundos, sus ojitos azules se fueron abriendo. Primero nos vio algo asustada, recordándome mucho al meme del Hamster que se asusta.

—¿Que hacen aquí?—Se frotó los ojos.

—Estamos haciendo un No cumpleaños para la pequeña Kamala, ¿Tienes una idea de dónde está?—Jugué con ella.

—¿Es la niña bonita que duerme como perezoso?—Apple me sigue el juego.

—... ronca como un hipopótamo.—Continúo Jake.

—Y nunca se quiere bañar.—Finaliza Emily.

La pequeña Ricitos de oro hace una mueca de mal gusto. A mí me da un pequeño golpe en el pecho.

—No volveré a dejar que me cuiden en su vida.—Bufó.

—Esperamos no volver hacerlo nunca más.—Le aseguro, acariciando su cabello.

Sonríe.–¿Ya vamos a comer? Tengo hambre. Podría comerme un Elefante.

—Estoy muy segura de que lo harías.—Le dijo la abuela.

Comimos y charlamos por largos ratos. Ni siquiera hizo falta la música. Nuestras voces eran el suficiente ambiente. Fred molesto levemente a Emily por lo de sus dos novios y mi abuelo dijo que ambos habían sido muy útiles. Y no podía estar más de acuerdo con eso.

Me pare, dejando a un lado mi plato con pastel. Los demás estaba en su conversación, así que no me notaron tanto. Me acerqué a Kamala, que tampoco estaba prestando atención a la conversación de "adultos"

—Tengo una regalito para ti.—Le dije, al oído.

Sus ojitos brillaron como estrellas.—¿En serio?

Baje, lo suficiente como para tomar la pequeña cajita decorada que había puesto en debajo de su camilla. Se la di, y muy emocionada le empezó a arrancar pedazos del papel. Sacó lo que había en ella.

—Un libro... ¿En blanco?—Dijo confundida.

—No, en realidad, es un álbum.—Le expliqué.—Un álbum para fotos, donde pondrás tus fotos cuando podamos salir de aquí.

Sus ojos brillaron tanto, como si las estrellas había caído en sus ojos.

—¿Lo llenaremos todo?

—Completamente todo.

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