-23-
∆ Perdu ∆
—KARTER—
—BROWNBEAR—
Me quedé de nuevo en la cocina. En un terrible bloqueo mental. Todo había sucedido tan rápido. Lo único que puedo hacer ahora es comer la pizza que dejaron a la mitad, mientras Pato pasa por mi pies, acariciando mis piernas con su cola.
Quiero pensar que no estoy haciendo algo mal...
Estoy haciendome responsable de mis errores ¿No?
No es delito intentar amar a alguien. Creo...
¿Porque me pasa esto a mí? Lo que tengo de guapo lo tengo de baboso.
Disney me mintió, no puedo ser un Dios griego y que me vaya bien en la vida.
Al protagonista no le pasa ésto.
La mirada rota, en el fondo tan decepcionada de Ángela, me queda tatuada en el subconsciente. Ver la incomodidad que presentaba cuando Helena y yo estabamos teniendo nuestra lucha.
Ella no se merece eso, lo entiendo perfectamente. Soy un idiota que no sabe cómo hacer para no lastimar más a las personas que quiere.
¿Le tengo dar tiempo?
Supongo que sí. No quiero seguirla lastimando, así que es lo más prudente que tengo que hacer.
Helena me enfado un poco, quizás demasiado, por qué definitivamente hoy quería acariciarla tiernamente con un cable bajo la piscina. Claro que podía entenderla, si yo fuera ella quisiera que estarme montando todo el día.
Que se ubique, soy tan perfecto que hasta yo quisiera pelear por cojer conmigo mismo.
Veo las luces de la casa encenderse, quizás hasta escuchar con detenimiento los silenciosos pasos de mi abuela por la cocina. A la hora que ella empieza a lavar los vegetales que usara para la cena de esta noche, Maná y sus melodías rock empiezan a invadir dicho lugar, como si fuese agua.
Ella llega a cantar algunos fragmentos de "rayando el sol" u "oye mi amor". Tiene una linda voz, eso nadie se lo pude cuestionar.
Quiero pensar que eso lo saqué de ella.
—¿Por qué tan callado, Emi?—Me preguntan, picando el tomate.
El filo del mismo llega a reflejar mi mirada perdida. He estado tanto tiempo pensando es lo que sucedió esta tarde. La verdad no tengo tanto afán de hablar.
Pero ella me conoce demasiado bien, básicamente, lleva toda la vida conociéndome. Ella es mi segunda mamá y es nunca se me va a olvidar.
—Tengo el cerebro apunto de explotar.—Le confieso.—Tengo ganas de estrellarme contra la pared, ¿Puedo?
—Estrellate dónde quieras, menos en mi cocina, Emilio.—Dice, tirando los tomates al sartén. Sacude sus manos, las pone en su cadera y me mira.—¿Es sobre tus amigos?
—Algo así... Es complica—
—¿Es sobre Ángela?
Dios, esta señora era buena.
—Sí, es sobre ella.
Ella entrecierra los ojos, detallando mis expresiones y lenguaje corporal. Emilia es muy buena en eso... Siempre ha sido así.
—¿Por qué es complicado?—Me pregunta, yendo a mover los tomates.
—Creo que... Yo... Bueno, no lo sé.
—Cuando se fueron no mire a nadie tan contento. Bueno, quizás solo a tu amigo Marcus. Ese chico es un poco raro.
—Si es que...
Ella suelta una carcajada, muy sonora para mí gusto. Los ojos se le llenaron de lágrimas gracias a qué se reía como loca. Yo no comprendía nada y creo que mi cara lo refleja muy bien.
¿Es muy tarde para que alguien me adopte?
—Adivino... —Dice, entre carcajadas.—Te acostaste con Helena.
Yo me quedo helado. Después de todo si es muy buen sacando conclusiones.
¿Tanto se me notaba lo prosti?
Me preparé para hablar y usar las palabras adecuadas para explicarle todo.
Sigue siendo la mujer que me cambiaba el pañal y me bañaba con un patito de goma.
—¡Y en mi oficina!—Dice Emily, apareciendo de la nada, tirando sus llaves frente a mí.
La abuela deja de reír.—Espera... ¿Cómo?
—Así como lo oyes, el prostitutigolfo de tu nieto usa mi oficina como motel.—Le dice, enojada, como la primera vez que me enfrentó.
Aquí abunda la falta de respeto.
Hay un pequeño detalle diferente en Emily. Sus mejillas están muy rosadas, su equilibrio es dudoso pero logra seguir en pie. Y, en definitiva, su aliento apesta a alcohol. Pero aún así, fue a la nevera a sacar unas cervezas.
Una enorme risotada sale de la boca se mi abuela.—¿Cogiste con ella en la oficina de Emily?
Que mujeres tan directas las de está casa.
—Escuchen... Yo... —Tengo que pensar en algo que no se escuche tan golfo.—Ella... pues... No sé que decir.
—No digas nada, ya sabemos que eres del pueblo para el pueblo.—Dice mi hermosa tía, bebiendo su cerveza.
—¿Que soy qué?—Le pregunto, confundido.
—Eres compartible, universal, más fácil que la tabla del 1, etcétera.—Sigue hablando.—Por cierto, ¿De que hablaban antes de que fueran bendecidos con mi presencia?
—Karter se acostó con su mejor amiga, y también con la chica Burns. Hoy sus amigos vieron, con ellos Angela, pero yo también traje a Helena y se armó la guerra de miradas e incómodidad.—Habla la abuela, atendiendo su cocina.—Ver el mundo arder y no arder con él es reconfortante. Lo siento, Karter.
Ahora es el turno de Emily al reír.—¿Enserio me perdí todo eso? No vuelvo a salir de casa por si eso pasa seguido.
Yo dejé caer mi cabeza a la mesa. Estoy sofocado de no saber que hacer. Y estas dos mujeres están haciendo de todo menos ayudarme.
—¿Que se supone que tengo hacer?—Solté, encuchandome casi inauduble.
—Si no quieres a la una y no quieres a la otra, escápate a Alaska. Los pingüinos son adorables.—Habla Emily, su voz haciendo eco la cerveza en sus labios.
Yo levanto mi mirada hacia ella.—Los pingüinos no están en Alaska.
—Ni la felicidad tampoco, creo, supongo, no lo sé. ¿Empacamos para Alaska?—Vuelve a hablar, mientras se sienta en la otra silla a mi lado.
La abuela se voltea hacia nosotros, tiene una pregunta dirigida para Emily.
—¿Cómo descubriste que Karter se acostó con Helena en tu oficina?
La mencionada se queda callada, piensan en algo mientras alza la cerveza sobre sus labios, vaciando todo su contenido en la boca.
—Cámaras de seguridad.—Contesta, poniendo la botella vacía al frente.
Está vez yo soy el que entra en duda. Me giró hacia ella, mirándola de una manera deductiva.
—Tú nunca revisas las cámaras de seguridad.—Le recriminó.
Ella apoya sus codos en la barra y sonríe totalmente alcoholizada.—Los chicos con los que estoy saliendo se dieron cuenta de que había un preservativo en la basurera. Y obviamente no era mío, primor.
El "chicos con los que estoy saliendo" se lo atribuyó a que esta muy borracha y no sabe ni contar. Problememente, de tanto alcohol lo cuenta doble.
Soy tan egoísta que creo que el único mujeriego en esta familia soy yo.
—Tanto como tú y como yo nos quedamos sin follar. ¡Seamos monjas juntos!—Celebra, pasando uno de sus brazos por mis hombros.
—Emily Margarita Brownbear Márquez, que son esas palabras en esta cocina.—La regaña la abuela.—Te acepte que fueras bisexual, pero no Mujeriega.
—Mujeriego tu nieto, yo soy solo géminis.—Se defiende.
—Signos de aire tenían que ser.—Se queja la abuela, tirando el trapo de la cocina.
Yo suspiró, preocupado, estresado y todo lo que termine en "ado".
Dios mío, todo a mí me sale mal. No hay una pequeña cosita en el mundo en el que a mí me vaya bien, es casi técnicamente imposible que a mí me vaya bien.
En ese momento llego el tío Frederick, se robó un pedazo de carne que la abuela estaba cocinando y nos miro a la borracha de Emily y al imbécil de mí. Sus ojos azules reflejando cierta duda y quizás un poquito de asco.
—¿Buenas noches?—Pregunta, inseguro al ver nuestros estados.
—Noches, por qué bueno solo yo.—Dije, sarcástico y condescendiente.
Noches, por qué buenas las cogidas que doy.
—Nel.—Se mete Emily.—Noches, por qué buenas las cagadas que haces.
Frederick nos ve como si estuvieramos locos. En realidad, lo estamos pero creo que a nadie le interesa tanto como para llamar de una sola vez al manicomio.
—¿Podrían darme algún consejo?—Interviné, antes de enloquecer. Un poco más
—¿Me pueden decir que pasa? ¿De que me he perdido?—Dice Fred, sentándose en la silla frente a nosotros.
Emily vuelve a bajarse, se vuelve a la nevera y saca tres cervezas más, como si nada, vuelven a sentarse a mi lado y abrirlas.
Moja sus labios con un trago.—Karter se folló a dos de sus amigas, una está enamorada de él y se dió cuenta de que se acostó con la otra. La otra le importa una mierda todo, solo quiere seguir follando con Karter. Literalmente, a toda costa quiere seguir teniendo sexo con él.
Quizás no fue la mejor manera de decirlo, pero Emily lo ha dicho y explicado muy bien. Yo la apunto, corroborando que su explicación es acertada.
—Y no sé que hacer.—Le dije, casi desplomandome.
—Te preocupas mucho, Karter.—Vuelve a hablar la chupitos de mi tía.—Eres muy sexy y joven para que te preocupes por algo así. Hay más chicas que se quieren acostar contigo, si sexo es lo que te preocupa. Si lo que te preocupa es amor... ¡No seas ridículo, eres libra!
Se da un gran trago de la cerveza.
La miro con cara de pocos amigos.
—¿Acabas de usar mi signo zodiacal como un consuelo?—Le pregunte, casi enojado.
—Shh, Calladito te vez más bonito.—Dice.
—A las chicas les gusta que sea ruidoso.—La atacó.
Cuando estoy estresado soy dos cosas. Un boca sucia o un sinvergüenza.
Hoy soy la segunda.
Ella me saca la lengua de una manera burlesca.
Seguido de eso, apoya la frente en la barra para empezar a dormirse, o finjir dormirse para seguir ignorando mis problemas.
¿Por qué nadie me entiende?
Vuelvo a suspirar. Ya perdí la cuenta de cuántas veces e suspirado ya en esta noche. Si estos tres le siguen dando vueltas al asunto voy a terminar desinflado.
El tío Frederick me mira, apiadandose de mí pobre alma. Quizas no entiende lo que estoy pasando, por qué dudo mucho que se allá encontrado en una posición como la mía.
Él tuerce la boca, me mira analizando la situación.
—No importa cuántas veces lo intentes, Karter, el amor llega a tu puesta sin que lo llames o lo busques. Llegará cuando tenga que llegar. Así sea tu amiga, o la esposa de tu hermano.—Lo último lo dice en un susurro casi inauduble.— y tendras que aprovecharlo antes de que se vayan. Por qué si no, te arrepentiras todos la vida de haberlo dejado ir.
Pienso en sus sabías palabras. Quizás tengo que darle más espacio a Ángela. También, darme más espacio a mi mismo para saber que tengo que hacer en esta situación. No está mal pensar un poco en mí para poder sobrellevar esta situación.
Le sonrió, un poco más aliviado. Frederick es muy bueno con sus consejos, no hay nadie que pueda negar eso.
—Ewww, —Emité Emily, levantando la cabeza y haciendo una mueca de asco.—Mucha cursilería.
Fred la mira con cara de pocos amigos.—¿Que no deberías estar en coma etílico?
Pone sus dedos índice y medio en su brazo, justo encima de su vena y muerde su labio.—El alcohol ya es parte de mí, Bro.
Frederick rueda los ojos, ignorando parcialmente a Emily. La abuela enterviene entre nuestra plática, poniendo tres platos frente a nosostros y unas charolas con comida.
Tacos, chilaquiles, tortillas y carne preparada en ellas. Los tres nos empezamos a servir, como de total costumbre.
—Why'd you have to go and make things so complicated?—Me canta la medio serena de Emily, mordiendo el taco que acaba de hacer.—¿Lo quieres en español?
La miro cansado.—¿Cómo sería en español?
—Es una descarada, por ser la más hermosa... —Vuelve a cantarme, mientas me da un golpecito con dedo índice en la mejilla.
Frederick ahoga una risa. También, lo miro cansado. Él le da un pequeño golpe a Emily para que deje sus locuras. Ella le hace mala cara, pero sigue comiendo tranquilamente su taco.
—¿Me acabas de decir descarado?—Dije, quizás con una pizca de amargura.
—Descarada y golfa.—Vuelve a comer como si nada.
¿A caso tengo un gran letrero de "insultenme, es gratis"?
Ella nota lo tan indignado de que ella me haya llamado así. La que ríe muy bajo es Emilia.
La miro con cara de otaku, osea,de muy pero muy pocos amigos.
—¿Qué?—Reacciona, confundida.—¿No te han llamado de maneras peores?
Muerdo mi chilaquil de mala gana.—No, no lo han hecho.
—¿Bromeas? Es un papucho, su cara parece tallada por los mismos Ángeles.—Se burla Emily, nuevamente.
La abuela me mira con duda.—¿Ni un chico o chica te ha dicho algún insulto?
Buena pregunta, ¿Que le puedes decir a un desvergonzado que tiene sexo en lugares más que públicos? O ¿Que insulto le pude llegar a un simple juguete sexual como yo?
Sí, quizás si tengo una pizca de prosti.
—Lo más que pueden hablar de Karter son las "noticias".—Habla Emily.
Fred, Emilia y yo la escuchamos atentos, pero Emily se queda callada.
—Habla, ¿Que tipo de noticias?—Pregunto, cada vez más interesado.
Ella rueda los ojos.—Cuando te acuestas con una chica, esa noticia viaja y viaja por toda la academia. Tómalo como una reseña entre los chismosos. Supongo que, en tu caso, no es malo, digo, sigues teniendo una vida sexual activa. Seguro te ven y dicen que eres un 10/10.
Frederick suspira sonoramente. En su mirada se refleja perplejidad y algo de asombro.
—¿Cuántos años dicen que tienen ustedes dos?—Nos pregunta a Emily y a mí.—¡No he vivido ni la mitad de cosas que ustedes!
Emilia le pone la mano en el hombro, mientras ríe un poco.—Son tiempo distintos, hijo.
—¡Claro que no!—Se queja.—Xavier también paso por lo mismo en el internado.
Emily también pone una mano en su hombro.—Sorry, Bro. ¿Ves que no todo en la vida es amor?
Emilia la mira de manera desaprobadora.—Algunas vidas se basan en amor, otras en familia. Que las suyas se estén basando en sexo vacío solo por qué están aburridos no es culpa de nadie, solo de ustedes.
Emily aparta la mano de Frederick, todo su lenguaje corporal se vuelve tenso, apreteta la mandíbula por unos segundos. El comentario que lanzo su madre no le cayó para nada bien.
Lo congelante de su gélida mirada es más evidente. A decir verdad, hace un bonito juego con el color frío de sus ojos.
Emily sonríe sin ganas.—Amor, pfff ¡Pura mierda! Si no estás enamorado, no estás atado a nadie y nadie puede lastimarte. Follar es más divertido que llorar, y peor si es por amor.
En la mirada de la abuela se nota a flor de piel el reto en sus pupilas. Está tratando de sacar la verdad que Emily trae entre esas palabras. Pero su método, es método a presión.
Frederick y yo notamos eso, así que empezamos a maquinar algo para liberar tensión.
—Si Frank te escuchará se volvería loco.—Bromea Fred. Pero todo era mejor, antes que mencionar ese nombre.
La mirada vacía de Emily se centra en Fred.—Frank puede irse al puto infierno si quiere, y aún así, nadie lo va a querer ahí.
Oh, mierda.
El silencio reinó entre nosotros cuatro por todo lo que resto de "cena". Es un Obvio que algo está pasando, pero no es de mi incumbencia.
O quizás un poco...
Eres una vieja chismosa, conciencia.
El chisme es mi pasión, mi ciela.
Decidí tomar la sana decisión de comer, callar y pensar sobre lo que haría con mi vida a partir de esta noche. No soy bueno tomando decisiones, eso lo ha notado todo el mundo. Así que, estoy perdido. Nos e que hacer.
La abue se fue, Frederick también. Solo quedamos Emily y yo, comiendo las sobras de todo lo que preparó la abuela.
Emily se miraba tan fuera de este mundo. Al igual que yo, ella también estaba completamente absorta de sus pensamientos. Algo le pasaba, o algo le pasó. Yo también tenía curiosidad por saber el motivo de su emborrachamiento.
Ella se levantó, semi tambaleante, busco en una de la otras neveras donde tenían todas las cervezas y saco un Six pack.
—¿Me acompañas ahogarme un poco más?—Pide, de una manera tan... Amable. Para nada burlona, como pude ser su costumbre.
Yo asiento, como el buen sobrinito que soy. Ambos caminando hasta afuera, en el patio trasero para llegar a la piscina. Ella se quitó los zapatos, junto con los calcetines y dobló las pantalones hasta sus rodillas y se sentó en la orilla de la piscina, metiendo sus piernas al agua.
Yo la imité, solo quitándome los zapatos y metiendo mis piernas al agua. Las cerveza se quedaron en medio de nosostros, dándole un poco de frío a nuestras caderas. Ella tomó una, la abrió y me la dió; tomo la otra y le dió un largo trago.
Ella jugaba con el agua, mientras la miraba fijamente. Los ojos de Emily hacen una muy bonita combinación con el color de la piscina ya que tienen una pigmentación similar.
Ella me mira y sonríe.—Eres un idota.
Estiró lo cara, de mala manera. Suspiró y le doy un largo trago a mi cerveza.
—¿Algo más que agregar?—Dije, cansado.
Claro que sabía que era un idota. Me lo he estado repitiendo una y otra vez en todo lo que va de la tarde.
—Que eres un prostituto, un engreído, un zorro y un jodido descarado.—Se desahoga, hablando con la cerveza en los labios.
La imitó.—¿Qué más?
—Somos iguales. Supongo.—Rie con ironía.—Las manzanas no caen tan lejos del árbol, ¿no?
—¿Estás pasando por algo igual?—Pregunté, curioso de lo que mi tía tendía para contarme.
—Nah, creo que es igual o peor que tu situación.
Por la forma tan pesada en que lo dice, asumí de que no me contaría nada más. Ella está tan concentrada en ver cómo resuelve sus problemas, así como yo. Así que no quise insistir más.
—¿Y la moreleja es..?—Indagué. Quizás ella tenga mejores puntos que salvar.
—Karter, los amoríos desastrosos son los que le dan Rating al gran show de la vida. La cuestión es que debes evitar ser el personaje cancelado.—Vuelve a beber.
*Loanding moraleja*
No entendí ni la mitad de lo que dijo Emily, bueno, creo yo que no.
Supongo que está tan ebria que no sabe ni lo que está hablando. Tal vez de verdad si la está la este pasando bastante mal.
Eso no es de Rockstars, Emily Margarita.
—Lo que quise decir con eso es que no te presiones más. Somos jóvenes, rompeté el corazón, ábrete la piel. Al final del día todo eso solo demuestra que estás vivo.
Sus palabras me hacen sonreí. Alcé la cerveza y ella también para chocarlas, el rechinar del cristal, junto con el agua de la piscina fue lo único que invadió nuestro alrededor.
Ella se encoge de hombros.—No sabemos, quizás la respuesta a tu caos pueda estar tocando la puerta de tu vida.
Yo reí.—Es mejor que dejamos de beber, tanto alcohol te frio las neuronas.
—Cállate y sigue bebiendo, Emilio.
—Alcohólica Margarita.
Ella se queda pensativa.—¡Hey, tengo el nombre de mi bebida favorita!
Ambos nos reímos como los estúpidos Que somos. Sin embargo, entre el sonido de nuestras risas, se coló el sonido del timbre de la casa. Emily y yo miramos entre nosotros, algo confundidos.
Otra vez el timbre.
Supimos que nadie más iba a abrir, así que hicimos un papel o tijeras para ver quién iría. Pensé que tendría mas suerte teniendo en cuenta que Emily estaba a dos tragos de ver a San Pedro, sin embargo, la sucia le gano a mi papel, sacando tijeras.
Gruñendo como perro y rechinando la mandíbula, me dirijo de mala gana a la puerta. Otra vez, sonaron el timbre.
—¡Ya voy!—Grité, acelerando mi paso con cuidarme de no caer por el piso.
Tome el pomo y abrí la puerta. Unos claros y esperanzadores ojos me miraron con algo de tristeza, Pero ni siquiera esa tristeza evitaba que me viera con amor.
—¿Ángela?—Escuche mi voz en esa pregunta.—¿Que haces aquí tan tarde?
Ella baja la vista avergonzada.—Vine a... vine a verte.
Mi expresión no deja de reflejar sorpresa, abrí más la puerta para dejarla pasar. Cerré la puerta, y en gire a verla. Su ojos me evitaban, viendo para cualquier otra parte menos a mí.
—¿Dónde le dijiste a tu madre que estarías?—Le pregunté, cauteloso.
—Con Zara.
—¿Y Zara... —
—Zara está de acuerdo.
Oh, okeeeey. Zara no iba a escoger bandos.
Ángela sigue sin mirarme, está tratando de que mi mirada no se cruce con la suya.
¿Ahora qué? ¿Que se supone que haremos? ¿No sé supone que debía darle tiempo?
—¿Quieres ir arriba?—Le pregunte, y me sentí raro por preguntarlo.
Suena extraño para mí, por qué sinceramente, no estoy planeando nada sexual con ella. Siento que no es el momento de la situación.
Ella solo asiente con la vista clavada en el suelo. Caminamos por los desolados pasillos, subiendo las escaleras hacia mí habitación. Antes de abrir la puerte, note que uno de sus claros mechones caía sobre su rostro, opacabdo la vista que tenía del mismo. Lo coloqué hacia atrás, mirándola fijamente. Su mirada y la mía coincidieron, yo le sonríe y ella respondió con otra sonrisa
Entramos la habitación. Todo estaba como de costumbre, nada fuera de lo normal. Ésta vez, ella si me estaba viendo, en realidad, ella estaba viendo mi movimientos.
¿Que está pensando?
La mire, esperando alguna reacción de su parte, pero no hubo ninguna. Puede analizar su lenguaje corporal como nervioso y algo confuso.
Con la boca le señalé la cama para que se acostara. Ella se quitó los zapatos y se acostó a un lado en el gran colchón. Yo hice lo mismo, me quite los zapatos y suavemente me fue dejando caer a mi lado del colchón. Tome su mano y la hice poner su cabeza en mi pecho.
Dejé mis manos completamente quieta sobre su espalda, mientras reposaba mi barbilla sobre su cabeza.
—Preciosa...—La llame.
—¿Hmm?—La escuché emitir.
—Sobre lo de Helena... —
Ella se levanta de mi pecho, sonríe levemente, con mucho tristeza. Casi puedo ver las lágrimas derramandose por sus ojos.
—No hace falta hablar de eso. Solo olvidemoslo.—Dice, volviéndose a acostar sobre mi pecho.
Le di un pequeño beso en la coronilla y dejé mi barbilla ahí nuevamente. Con ella entre mis brazos, trate de concilidar el sueño.
!! ━―━―━(・ω・)━―━―━― !!
*Empieza a sonar Perfect Crime* ☠️
NO ME DUELE, ME QUEMA, ME LASTIMA!!! 😭
Ay chicos, ya le puse sad con ésto :c
🌘- Aquí dejamos la velita 🕯️Para que todo salga decente.
🌗- Aquí dejamos el Amor/Odio por Karter.
🌝- aquí dejamos el amor que le tenemos a Emily, mi ama y señora. 💐
Espero que les haya gustado este capítulo. La verdad es que yo disfruté mucho escribirlo ya que liberaba toda las tenciones que no pudo haber dejado el capítulo anterior y los que siguen.
✨Tomen awita y nunca dejen de sonreír ✨
—K.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro