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14- ∆ Équipe ∆

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∆ Équipe ∆

KARTER—
—BROWNBEAR—

Era bastante temprano para mi horario habitual.

Eran las 11 AM y estaba preparándome un desayuno para irme al trabajo.

Sí, tengo un trabajo de verano.

La gente asume por completo de que el hecho de que mi familia tenga mucho dinero no puedo trabajar en un empleo de adolecentes mortal.

Claro, mi trabajo es propiedad de mi familia. Pero igual, ejerzo un trabajo común y corriente como el de los adolescentes que trabajaban conmigo.

Cómo decía, estaba en la cocina esperando a que mis waffles estuvieran listos, mientras posaba mi uniforme amarillo, acordé a la época del año, en frente del reflejo de la nevera.

El atuendo era simple, una gorra amarilla, una camiseta de cuello con el nombre de la cafetería bordado, unos shorts cafés oscuros y los zapatos que el empleado quisiera. En mi caso son unos zapatos Converse negros, con unos calcetines amarillo que llegaban arriba de mis tobillos.

Mis waffles ya estaban listos, me los servi en un plato grande, le unte Nutella, y lo decore con trozos de fresa y chocolate. Tome un tenedor y cuchillo de mesa, y por último me servi una taza de leche. Me senté sobre la isla de la mesa, teniendo una vista del patio lateral, dónde estaba mi abuela tomando su baño de sol.

Mientras masticaba mi desayuno, como de costumbre respondía a los buenos días de Zara. En este caso, yo le mandé los buenos días. Revise algunas redes sociales, también buscaba reseñas de mis libros o películas favoritas.

Terminé de desayunar, baje de la isla, lave mi plato y cubiertos, salí de la cocina para ir al baño y cepillar mis dientes. Pude notar que una sombra se acercó por la puerta del baño.

—¿Puedo ir contigo?—La suave voz de Kamala suena por el eco del baño.

Escupí la pasta de dientes.—¿Ya estás lista?

Ella da una vuelta completa mostrándome su bonito vestido de flores azul, que hacía bonito juego con sus ojos y su mochila de ositos.—Siempre estoy lista.

—¿Ya le diste de comer a Pato?—Guarde mi cepillo de dientes.

—Sipi.

—Bien, vamos.

Ella camino delate de mí. Tome las llaves de mi auto y nos subimos al mismo. La computadora nos dió la bienvenida, como era su programación.

Kamala puso música, como siempre, puso a One Direcction, le subió el volumen y canto a todo pulmón esas canciones que sin duda alguna se sabía de memoria.

Yo me ponía a cantar con ella, por qué su voz al cantar es tan contagiosa que me causa la necesidad de imitarla.

Estacioné el auto en la parte trasera del local, Kamala bajo su mochila y yo la mía. Rodeamos la estrucra, saque las llaves de mi bolsillo y abrir la puerta principal de cristal. Caminando entre las mesas hasta llegar al mostrador.

—Pon música, Karter.—Me pide Kamala, mientras sube las cortinas que cubren las paredes de cristal.

Yo, por otro lado, estoy acomodando las mesas.—¿Que canción quieres?

Send me on my way.—Responde ella.

—Como quieras, ricitos.

Conecte el equipó de Bluetooth con mi celular, busque en mi Spotify mi playlist de trabajo donde tenía esa canción y otras que me gustaba escuchar cuando trabajaba mis turnos.

Acomodamos todo el lugar, Kamala aromatizo todo el local con un delicioso aroma a manzana con canela, y yo ponía la sal, las servilletas y la pimienta por todas las mesas. La zona de libros de donación la acomodamos por orden alfabético y de tamaño. También, regamos las plantitas que teníamos en el espacio, yo las que teníamos en las macetas y ella las que teníamos en venta.

Igual, encendimos los ventiladores del techo, ya que el calor de verano se estaba volviendo insoportable más de lo normal.

Ya habíamos hecho todo, no nos faltaba nada más que llegara la gente. Puse hacer el café para los clientes y a calentar los panes para que el olor se dispersará.

Solo nos quedaba esperar, mientras lo hacíamos, tomamos un jugo y unas galletas para esperar a la gente. Kamala no perdió tiempo y de su mochila saco un estuche dónde siempre cargaba sus esmaltes de uñas.  Yo la miré con curiosidad, mordiendo mi galleta.

—Karter.—Me llama la atención con timidez.

Tome un sorbo de jugo.—Dime, ricitos.

—¿Puedo pintar tus... uñas?—Me pregunta, inocentemente.

Le sonrió con calidez, pongo mi mano frente a ella.—Claro, puedes hacerlo.

—¿Que colores te gusta?—Me interroga entusiasmada, buscando en su estuche los colores.

—Tú eres la experta, pulguita.

Ella arruga las cejas algo enojada por mi apodo, pero sé que ella sabe que se lo diga con mucho amor.

—El azul hace juego con tus ojos, pero el verde también, el naranja también es una buena opción.—Pone los tres colores sobre el mostrador.—Yo creo que te queda mejor

Antes de que empazara, tomamos una paleta roja de cereza y las empezamos a comer antes de que pintara mis uñas.

Así pasaron los minutos, Kamala dando pinceladas firmes sobre mis uñas con el esmalte. Al final se decidió por uno de color verde pastel que "Hacían mejor juego con mis ojos".

Me gustaba seguirle la corriente a Kamala, ella me daba algo de paz. Y paz era lo que necesitaba después de lo que descubrí lo que me pasó el día de la fiesta.

No es posible que no me di cuenta que Helena me había drogado. Y estaba enojado tanto conmigo como con ella.

Talvez la mala espina que tenía Zara de Helena era cierta, pero yo no le puse ni un solo de atención.

Soy un maldito idiota.

Un auto se estacionó en frente del local, dos chicas de bajaron de él, una de ellas con el uniforme de la cafetería y la otra con un sexy atuendo veranero, que la hacía ver ardiente, tenía el cabello castaño y los ojos cubiertos por lentes de sol. La última chica, la del bonito atuendo, me saludo con su mano y una sonrisa. Yo conteste, solo subiendo mi mano.

La otra chica, la del uniforme, entro por la puerta, sonriente. Ella era bonita, al igual que la otra chica, su cabello era Negro atado en una cola baja  y sus ojos eran un bonito azul oscuro.

Además de tener un buen cuerpo.

Pero es solo lo que me dejan ver las olgadas prendas que siempre usa.

—Hola, chicos.—Nos saludos como era de su costumbre.

Recuerdo que su nombre era algo peculiar. Por no decir muy extraño.

—Hola, Grecia.—Saludamos ambos, sonrientes.

—¿Cómo estás, Grecia?—Pregunta Kamala, educadamente.

—Muy bien, Kamala.—Le responde amablemente, ella mira lo que estamos haciendo.—¿Que haces?

—Pinto las uñas de Karter.—Ella levanta mis manos, mostrándole a la chica el diseño sobre mis uñas.—¿Están bonitas?

Ella le da un pulgar arriba con una sonrisa.—Están bellas. Tienes talento.

Kamala la mira con súplica.—¿Puedo pintar las tuyas?

Grecia me mira a mí, buscando una respuesta de mí parte, ya que yo soy algo así como su superior mientras Emily no está. Yo asiento, aceptando su petición.

Me quito de la silla y le cedo mi lugar para que Kamala pueda pintar sus uñas. Yo me puse a acomodar algunas tazas para matar el tiempo mientras alguien aparecía en el local.

Alguien entro a la cocina, me gire y era otra de las chicas que trabajaban conmigo en mi turno. Era Lily. 

—¡Hey!—Saluda ella, amable como es habitual en ella. Vestía su uniforme de manera impecable. Sus mejillas rosadas por el calor de verano la hacían ver adorable.

—Hola.—Saludo yo, con una leve sonrisa.

—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte ahora?—Me pregunta, acercándose a mí.

Le sonrío con calidez.—No, por ahora no, solo esperemos que la gente llegué.

Al acabar mi oración, la campanita de la puerta sonó. Ambos nos miramos y tomamos nuestros delantales para comenzar a trabajar. Nada fuera de lo común, eran un grupo de trabajadores de obra. Lily se encargó de tomar su orden y yo me encargaba de cocinar, mientras que Grecia hacia su sesión de manicura con Kamala.

Les preparé el almuerzo a los trabajadores, haciendo algunas órdenes que pidieron para llevar, para después ver cómo salían muy contentos con su barriga llena.

Kamala ya había terminado con las uñas de Grecia, así que ella ya estaba empezando a atender algunas otras mesas.

—Karter.—La voz de Kamala me llama la atención.

—¿Sí?—Pregunte, mientras configuraba la máquina de refresco.

—¿Puedo ayudarte en algo?—Me pregunta la pequeña, buscamos con sus ojos algo que hacer.

Miré a mi alrededor, buscando algo que ella pudiera hacer. Distinguí una cabellera blanca a la distancia, sonreí al saber de quién se trataba.

Tome una de las garras medio llenas, la puede en una bandeja y al lado de los busque una dona. Me gire, busque un delantal, de los que estaban por ahí, lo doble y lo até a la cintura de Kamala.

Le entregué a Kamala la bandeja.—Llévale ésto al señor de aquella mesa.

Ella subió la cabeza.—A la orden.

Me recoste en el mostrador, para  mirarla caminar con la bandeja en manos hasta la mesa que que apunte. El señor giro su mirada hasta donde estaba yo, me sonrió. Me hizo una señal de que me acercará y me acerque.

—Karter Brownbear.—Me saluda el hombre de tez morena y cabello cano.

—El único.—Remarco.

Él ríe, llevándose la taza de café a la boca.—Y veo que no has cambiado para nada.

Me siento en la silla frente a él.—Sí, sigo siendo igual.

Baja la taza.—O mejor.

Miles Davis es un amigo de mi abuela y viejo comensal de la cafetería, hace algunos veranos nos hicimos bastante cercanos. Él tenía muchas historias que contar y yo mucho tiempo para escuchar. La verdad, él fue mi amigo de muchas tardes aburridas en este local.

Pasamos algunos minutos hablando, sin embargo, él está de pasada, debía hacerse un chequeo médico. Nos despedimos con un medio abrazo y lo ví desaparecer por la puerta.

Me concentre en limpiar algunas mesas que ya habían desocupado algunos clientes.

He de aceptarlo, limpiar a tu ritmo, es relajante. He pensado en tomarlo como terapia.

El cielo empezo a oscurecer, mientras la gente en el local era menos, todo relajado. Aproveché para hacerme un panini y hacerle una malteada de fresas y kiwi a Kamala.

Kamala hace ruido con los residuos de malteada en el vaso.—Mamá ya vendrá por mí.

—¿Ella sabe que estás aquí?—Pregunte, limpiando las comisuras de mis labios con la servilleta.

Ella asiente.—Sí, le envié un mensaje de tu teléfono.

Recordé que siempre dejaba mi celular en la mochila cuando trabajaba.

—¿Lo dejaste en su lugar?—Le cuestione, siendo suave con ella.

—Simpre lo dejo en su lugar.

Nos quedamos en silencio un pequeño momento, viéndonos a los ojos, hasta que yo decidí hablar de nuevo.

—¿Quiere que te empaque algo para llevar?—Le ofrecí.

—Un muffin cupcakes de chocolate y otra malteada.—Dice sin titubeos.

Yo río.—¿Malteada de fresa y Kiwi?

Ella se queda pensativa.—No, quiero una de caramelo.

Me giré, en busca de la cocina y cumplí la orden de la pequeña rizos de oros y ojos azulados que me miraba con tanta paciencia y curiosidad.

Esa pulga es mi vida entera.

Aún recuerdo cuando todavía más pequeña que ahora. Recuerdo llevarla a su habitación cuando se quedaba dormida en el sofá y arroparla al llegar a la cama.

Ahora que el tío Frederick y su ahora ex-esposa comparten la custodia de Kamala, los días en los que ella esté con su mamá se me harán los más eternos.

Terminé empacar su pedido, junto con ella metí un billete de 10 dólares para que se comprará lo que ella quisiera. En seguida el auto de su madre se había estacionado en frente. Camine con ella hasta la puerta, me baje a su altura y la abracé, haciéndole saber que la extrañaría estos días.

—Nos vemos, Osito Karter.—Dice contra mi cuello.

—Nos vemos, Ricitos de oro.—Le digo, besando su frente.

Ella sube al auto, y yo me despido de ella con la mano.

Me volví a meter a la cafetería. Grecia me mira con los brazo cruzados y una sonrisa en la cara.

—¿Qué?—Pregunté, serio. Enfrentandola.

Ella desacomoda su posición. Ríe nerviosa.—No, nada.

Yo resoplo.—Bien.

—E-es solo que... D-de verdad esa niña te ama y tú la amas a ella.—Habla ella, aún nerviosa, pero algo relajada.

Sonrío.—Sí, algo así. Ella es mi mejor amiga.

Grecia alza los hombros.—Además, te hace ver bastante tierno.

La fulminó con la mirada, ella levanta los brazo, arrepintiendose de su comentario.

—Sigamos trabajando.—Le digo.

—Bien, equipo.

Fuí a lavar algunos platos. Me perdí en la espuma de los mismos, hasta que...

—Busco a Karter Brownbear.—Esa voz...

—¿Quien lo busca?—Le contesta Grecia.

—Helena, Helena Burns.

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OHHHH
HOLY SHITTTT

¿QUE CHINGADOS QUIERES HELENA?

¿Que piensan ustedes que Helena busca de Karter?

¿Será que van a hablar de lo que pasó la noche que ella lo drogó?

En otros temas, que hermosos que son Karter y Kamala lptmmmmm 🥺

Me hacen llorar brillitos alv. 😭

Vamos a ver qué pasa...

—K.

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