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13- ∆ Respirer ∆

-13-

∆Respirer∆

—KARTER—
—BROWNBER—

El mundo se me ha quedado estático.

Llevo segundos u horas viendo el agua caer de la regadera.

Estoy en trance.

Trato de recordar todos lo que pasó anoche. Pero todo lo que tengo son recuerdos borrosos.

La cara de pocos amigos de Zara, una multitud de gente, bailes sexuales, una chica haciéndome sexo oral, yo durmiendo en la camioneta de Chase.

Por algo me duele el cuello. 

Todo me daba un bloqueo mental, como si mente no estuviera conmigo. Además de que me siento mi sistema nervioso horrible. Las manos me tiemblan y sientos las rodillas débiles.

Siento que necesito una seria cita con una masajista. Un día completo de relajación a lo mínimo.

Desgraciadamente no sería hoy. Hoy es la tal reunion en club, a la que invitaron a toda la familia.

Salí de la regadera, secando mi cabello con una toalla pequeña. Me puse la ropa interior y me vestí de una camisa blanca de botones y mangas largas que recogí hasta que me quedara a la altura de mis codos, use una pantalones azul marino y unas zapatillas cafés. Finalice el conjunto con un cinturón negro.

Me estaba poniendo aprueba la combinación de mi anillo y algunos accesorios, con mi vestimenta, cuando escuché dos toques en la puerta.

¿Quien será?

¿Será Beth, otra vez?

—¡Pase!—Digo, mientras arreglo mis accesorios.

Miro a través del espejo la identidad de la persona que tocaba la puerta. Su cabello negro y su mirada avellanada son lo primero en recibirme. Su bonito vestido verde claro con diceño floral hace una linda combinación con su mirada.

—Hola, abue.—La saludo, viéndola en el reflejo del espejo.

—Hola.—Corta la distancia hasta mi.—Por lo visto, ya estás listo para que nos vayamos.

—A mi padre le gusta ser puntual.—Dije entre dientes, imaginándome el sermón que haría si llegamos tarde por un segundo.

Mi abuela ríe por lo bajo, pone sus manos en mis hombros, mientra analiza mi reflejo, concentrandose en mis ojos.

—¿Sigues odiandolos?—Me pregunta.

—¿Odiar qué?—Finjo demencia.

—Tus ojos.—Vuelve a reír por lo bajo.—Cuando eras niño te enojabas porque no eran de un solo color. Hasta llegaste a odiarme a mi y a tu papá.—Ésta vez rió fuertemente, en una carcajada burlona.—Querías unos ojos como los de tu mamá.

No recuerdo haberle dicho eso.—¿Cómo los de mi mamá?

—Sí, que tuvieras solo un color.—Ella suelta mis hombros y levanta las manos en son de paz.—Tu madre dijo que su padre tenía los ojos de diferente colores, así que culpa de los Brownbears no es.

Ahora soy yo el que río.—Nah, ya me acostumbre. A las chicas les encanta más que a mí.

Giro a verla, pero mi chiste no le hace gracia, ella mira la caja donde tengo los relojes, collares, brazaletes. Toma un fino collar dorado que tiene como dije una cruz. Lo paso por mi cuello, estirando sus brazos para alcanzarme. 

—Nunca me he puesto en contra de de que seas un casanova, Karter.—Dice ajustando el collar. Ahora toma un reloj dorado y lo pone en mi muñeca. Yo sigo sus movimientos.—Solo ten cuidado con que tipo de chicas de metes. Algunas chicas te pueden pintar el cielo, pero también pueden ser el Infierno de tu cartera. Elige bien a la chica con la que quieras estar, y si vas a estar con ella por unas horas, cuídate bien.

Le sonrió, dándole a entender lo entendido.—Esta bien, abue, me cuidare mucho.

—Otra cosa... —Ella me da un fuerte golpe en el hombro.

Yo me sobó y la veo con confusión.—Auch.—Lo remarcó de manera exagerada.—¿¡Por qué hiciste eso!?

—¡Para que dejes de follarte a mi jardinera!

Yo me quedo estático, siento que el aire me falta de tanta vergüenza que ha cargado mi pobre ser. Abrí la boca para tratar de dar un argumento razonable a la acusación de mi abuela pero no salió nada.

—Dí la excusa, quiero escucharla, Emilio.—Pone las manos en su cadera,  y golpeando el suelo con sus finos zapatos verdes que hacían combinación con su elegante vestido de flores.—Recuerda que tuve dos hijos varones y una hija que siguió los mismos pasos que los otros dos.

—Emilia, te prometo que yo no me la... —Mierda, odio decir "follar" cuando estoy hablando con mi ella. Por más confianza que tengamos sigue siendo mi abuela.—Yo no me acosté con Beth, lo juro. 

Ella alza las cejas.—¿Entonces porque cuando pase por tu cuarto gemia tu nombre?

Suspiré pesado.—Yo estaba con ella, pero nunca llegue a acostarme con ella como tal.

Entre cierra los ojos, procesando mi historia. Me empuja levemente y se mira al espejo, ella acomoda su cadenita de plata que también tiene una cruz.

Muy católicos y todo. Pero la abuela fuma marihuana y el nieto seduce a la jardinera.

—Deberíamos bajar antes que tu padre, por qué la verdad no estoy de humor para aguantar sus cermones.—Dice ella. Se gira y me ofrece su brazo para salir.

Tomados del brazo, salimos de la habitación y bajamos de las escaleras de la misma forma. Al bajar podemos ver a todos, menos a mi padre y a mi madre.

Mi tío Fred usa un traje azul cielo que combinan con sus ojos azules marinos con una corbata negra. Kamala que jugaba a pararse en los zapatos de su padre, usaba un vestido del mismo color,  con detalles en blanco y una cita azul que envuelve su cabello dorado.

Emily tenía algo sencillo pero que se ve bastante formal, una falda pegada en color verde pastel, una blusa en blanco y unas sandalias del mismo color. Por otro lado, mi abuelo Frederick vestía un traje azul marino y una corbata negra, que Emily estaba acomodando.

—¡Osito Karter!—Kamala corre a mí para saludarme.

—Oh, son ustedes.—Dice Emily, desanimada.

—Wow, pero cuánta emoción, Emi.—Digo sarcásticamente.

—Disculpen, es que estamos esperando a la Xavier.—Interviene el abuelo.

¿Mi padre teniendo un retraso? Eso e nuevo.

—Iremos separados, ¿No?—Les pregunto.

—Sí, pero debemos llegar juntos.—Habla el tío Frederick.—Somos una familia y como familia debemos aparecer unidos.

Mi abuela asiente.—Así es, debemos llegar unidos como la familia que somos, ¿No?

Emily rueda los ojos.—Lo mismo que dijo Frederick y mamá.

Sonido de pasos interrumpen nuestro discurso familiar. Son mi mamá y Xavier. Mamá luce hermosa en su vestido blaco de manta, mangas anchas y sus sandalias cafés. Lleva una sonrisa nerviosa, un leve rubor rojo en sus mejillas y gotas de sudor en su frente.

Que raro...

En cambio, mi "padre" lleva un traje en negro, sin corbata. Su semblante serio que da la ilucion de dar mucho miedo y siempre estar enojado es su accesorio más habitual. Puedo notar por su pecho que su respiración es irregular pero no le tomo atención.

—¿Nos vamos?—Pregunta él.

—Vámonos.—Afirma la abuela.

Todos nos vamos en autos esperados, El tío Frederick y Kamala se van en la Ranger Rover de mi tío. La abuela, el abuelo y Emily se van en el BMW de Emily. Mi mamá, Xavier y yo, nos vamos en la camioneta Mercedes Benz de clase G de Xavier.

—¿Cómo amaneciste, Nounours?—Me pregunta mamá con ese tono dulce que siempre la caracteriza conmigo.

Cómo la mierda, así amanecí.

—¿Segura que amaneció?—Suelta mi amoroso padre en un comentario frívolo.

—Xavier.—Lo regaña.

La tenebrosa mirada del hombre cae sobre mí por el retrovisor para después dirigirse al camino.

—Amanecí muy bien, mamá. ¿Y tú?

Una sonrida burlona aparece en los labios de Xavier, ella lo nota y lo golpea.—Amanecí bien.

La sonrisa de Xavier se hace más grande, pero la expresión de mamá se vuelve seria.

Ignoró el extraño comportamiento de mis progenitores y miro el paisaje que hay sobre la carretera. La verdad no estaba tan animado por ir a esa tal reunion. Quizás solo estaba un poquito animado por la comida. Sin embargo, no se me da socializar.

A través de la ventana, veo pasar los árboles, las casas, las personas. Nada me llamaba del todo la atención. Aún sentía que el mundo me daba vueltas, las rodillas las sentía débiles.

Por alguna razón sentía la desesperación correr por mis adentros. Había algo que me alteraba, pero aún no descifraba que podría ser. Mordí mis uñas, hasta que un leve sabor a sangre me advirtió que quizás estaba mordiendo de más. La piel que rodeaba mis uñas estaba herida, lastimada por las mordidas que yo me había hecho.

Me asuste mucho, ya que me sentía extraño.

No sé que me está pasando.

Llegamos al lugar, y nos bajamos del auto. Fred sostenía la manito de Kamala. La abuela Emilia y el abuelo Frederick se tomaron de la mano. Mi madre y Xavier, entrelazaron sus manos. Emily sostenía su bolsa de mano con ambas manos. Total, yo metí las manos a los bolsillos de mi pantalón, para no sentirme alejado.

El lugar será un campo abierto, el césped verde, bien cuidado. Habían decenas de mesas con sillas blancas. Todo con un aire muy campestre. Las personas que nos rodeaban también tenían una vestimenta con ese aire.

Mantuve mi postura recta, una sonrisa a medias y pasos firmes, simpre guiados por el movimiento de mi familia. Caminando entre la gente, saludando de manera rápida con la mano para llegar hasta nuestra mesa.

Nos paramos en una mesa bastante grande. Mamá me apunto una silla entre ella y Xavier para que yo me sentará. Le dí una mirada de "Mamá, no seas así." Ella solo nego e insistió que me sentará ahí.

El tipo me detesta, mamá. Solo me pones en la boca del ogro.

Al final, me terminé sentando en esa silla.

Unas amistades que los abuelos habías formado en estos últimos años gracias sus negocios se les acercaron para hablar de trabajo, hobbies o se lo que la gente mayor hablé en este tipo de reuniones.

Yo no les ponía atención, estaba muy entretenido viendo el centro de mesa, jugando con las hojas verdes que lo adornaban. A veces sonreía cuando se referían a mí o cuando llamaban mi atención con algún halago.

“Que grande que estás”

“Oh, la última vez que te Vi eras un niño.”

“Oh, Emilia, tu nieto se ha vuelto muy apuesto”

Ese tipo de comentarios, a los cuales solo sonreía porque las personas que los decían no estaban reconocidos en mi disco duro.

No sé si tengo muy mala memoria o están inventando todas las cosas que dicen, por qué de todas las personas que hicieron esos comentarios, no recuerdo haber visto a ninguna en mi vida.

Algo que sí me di cuenta, y que también es algo que mi abuelo Frederick ha resaltado mucho desde que soy muy pequeño, es que a veces parezco que tengo una especie de autista.

Pero, ¿Que se supone que haga? Mi mundo está más interesante, que todas estas personas que también están entrados en su mundo de armonía familiar.

Un mundo que, de una u otra forma, no pertenezco en lo absoluto.

Siento que no pertenezco en ningún lugar.

Veo sonreír a todos los integrantes de mi familia, hablando entre ellos y las señoras que de acercan a saludar junto con sus esposos o toda su familia.

Yo sonrío por la ocasión. No porque la situación me parezca alegre, solo no quiero explicar porque tengo una cara de ogro amargado.

—¿Quieres vino?—Mi abuela alza la botella de vino, señalando mi copa.

—Karter no puede consumir licor, es menor de edad, tiene que esperar hasta los 21.—Se adelanta "mi padre", pinchando un trozo de pollo con su tenedor.

Mi abuela rueda los ojos.—¿Eres un alcoholímetro, Dante Xavier?


Uff, no le gustan que lo llamen por su primer nombre.

Él resopla, chocando los cubiertos levemente sobre los platos.—Solo decía que...

—¿A qué edad bebiste tu primer trago?—Pregunta mi abuela. Su palabras irradiando conflicto.—Por que yo recuerdo que en casa siempre desaparecía el tequila.

Mi tío Frederick ahoga una risa, mi madre sigue comiendo mientras sonríe de la cara de pocos amigos que tiene mi padre.

—Pásame tu copa.—Pide mi abuela, y yo la obedezco tratando de no reír. Llenó mi copa y me la paso nuevamente, guiñándome el ojo.

La verdad si me quería reír, sin embargo no lo hice por respeto al señor sentado en esta mesa. Él siempre buscaba cualquier cosa para contradecirme o prohibirme, quizás solo para molestarme. Y mi abuela y mi madre siempre sabían de eso, así que buscaban la manera de joderlo a él.

La tarde paso, un tono naranja se apoderó del cielo, dándonos un lindo paisaje. Las luces se encendieron para iluminarnos, mientras comíamos el postre.

La anfitriona de la reunión, una señora la cual no conocía pero estoy seguro de haber visto en algún lugar. Hablo de lo agradecida que estaba que todas las personas estuviéramos ahí.

Yo la verdad no le preste tanta de mi atención. Aplaudía cuando los demás lo hacían, sonreía cunado se amaritaba y eso, para no ser tan "maleducado".

Pero mi mente no estaba ahí. Estaba en otro lugar, un lugar muy alejado de esta campo, un lugar muy alejado de todas estás personas. Siento que algo de anoche me puso así, pero no entiendo el porqué.

Los recuerdos de anoche son tan borrosos y sin ningún contexto, no hice nada fuera de lo normal y eso se me hace aún más extraño.

Necesito pensar mejor las cosas...

—¡Emilia!—Habla la anfitriona, acercándose a nosotros junto con su esposo.—¡Que gusto verlos aquí!

Mi abuela se levanta para abrazarlos.—¡Un gusto estar aquí con mi familia!

La señora nos mira a nosotros y se detiene viéndome a mí.—Adivino, éste es el pequeño Karter,—gira a ver a Kamala.—  y ella es la pequeña Kamala.

—Sí, ellos son.—Afirma la abuela.

La señora ríe.—Que grandes que están ambos. La última vez que los ví, Kamala apenas caminaba y Karter era más pequeño. Si no es por esos ojos tricolor y ese cabello castaño jamás lo reconocería.

El esposo se nos acerca.—Oh si, ahora eres calcado a tu padre. Son como dos gotas de agua.

Auch, que golpe tan bajo.

Mis ganas de dejar de sonreír fueron tan pero tan poderosas, pero mi manera de finjir son más fuertes.

—Que cosas dices, Bruce.—Lo contradice su esposa.—Karter es igual a Jennary. No es por nada Xavier, pero Karter no se parece para nada tí.

Jamás amé tanto a una señora desconocida como en este momento.

—¿Haz visto a Victoria?—Pregunta mi abuela, cambiando el tema.

—Estaba por ahí, con sus ahijados.—Le contesta la señora.

Uno de los señores encargados de todo se acerca a la señora y le susurra algo en el oído, ella pone cara de tragedia y mi abuela se preocupa.

—¿Que pasa, Abi?

Oh, el nombre de la señora es Abigail, y su esposo es Bruce.

—Mi pianista canselo de último minuto, ahora los bailarines no tienen musica.

Que tragedia, pero quizás solo ponen música en YouTube y problema resuelto.

—¡Karter toca el piano!—Informa Kamala, levantándose de la mesa.

La señora Abigail se sorprende.—¿En serio tocas el piano?

—¡Es el mejor pianista del mundo!—Los halagos de Kamala no son en la mejor ocasión.

Los ojos oscuros de la señora me miran con necesidad.—¿Podrías tocar una pieza?

Carajo...

La dominante mira de mi padre hace que se me queme la existencia, pero trato de no ponerle atención. Miro a mi mamá y su mirada me motiva a aceptar la petición de la señora Abigail.

Respiré profundo.

Ni mi cuerpo, ni mi mente estaban siendo capaces para tocar una pieza.

Pero mi padre y su mirada de 'Una equivocacion y te jodes' está poniendo peor mi estado.

Me levanto de mi asiento.—¿Que pieza quiere que toque?

—Karter conoce cualquier pieza de música.—Vuele a hablar Kamala. Emily se ríe de lo fluida que son sus respuestas.

—Si, señora Victoria, Karter conoce muchas piezas de música.—Emily le sigue la corriente.

Ella me vuelve a ver maravillada.—¿Puedes tocar The nutcracker suite?

Lo toca desde los 5 años.—El abuelo se suma a la plática.

—Oh, Dios, ¿De dónde aprendiste eso? —La señora de maravilla.

Mi tío Frederick se levanta, mira a mi madre y la señala.—Todo se lo debe a su mamá, ella también es una Master tocando el piano.

Mi padre se levanta, viendo a mi tío, viendolo retador.—Ella era La déesse des notes la mejor de las mejores. Hay varios artículos en internet sobre todo sus premios y títulos.

Mi abuelo se levanta de golpe.—¡Bien! Es hora de que Karter toque que se están tardando.

—Sí, sí, claro.—Ella me hace una señal.—Vamos.

Me levanté de mi asiento, mamá me dió unas palmaditas en la espalda y yo seguí a la señora Victoria hasta el hermoso piano blanco. Me senté y puse mis dedos sobre en las teclas. Los bailarines aparecieron y la señora me hizo señales para comenzar.

The nutcracker suite o el cascanueces, es una pieza que siempre me conecta con mi subconsciente, simpre me hace volver en un estado de serenidad y exactitud. Ahora es eso lo que sucede, las imágenes de anoche reproducen en mi mente.

La llegada, Chase y yo buscando bebidas, mi búsqueda del vodka, los 4 bebiendo vodka, luego mi plática con Angela.

Miro a mi alrededor, tratando de buscar otra cosa en el ambiente algo que...

Helena.

Esa mirada verdosa, su sonrisa juguetona. Levanta su mano para saludarme. Está vestida tan inocente, ni parecido a su atuendo de anoche. Es como si fuera otra chica. A su lado está Harry, el insoportable y desabrido Harry.

Un segundo...

Helena hizo los tragos... Helena tenía una bolsita en su chaqueta...

En medio de una nota, como dos imanes que se unen, todo pega en mi cabeza.

Helena me drogó.

—Eso fue The nutcracker suite por nuestra pianista, Karter Brownbear y los bailarines de House of arts.

Los aplausos ahogan mis oídos, mientras la rabia asfixia mi cuerpo.

La miro, transmitiendo mi odio.

¿A qué juegas Helena?

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Nota de autora:

Hey, fantasmas!

Nueva actualización después de tanto tiempo, ya los extrañaba <3

Karter ya descubrio que es lo que le paso anoche.

¿Que pasará con Helena?

Lo siento, causó tensión aunque yo si se lo que pasa con Helena jsjsjsjs. :v

Pdt: Vieron la hermosa foto de Karter bebé? Dios mío, es tan hermoso 👌🏻😭

¡Tomen awita y nunca dejen de sonreír! <3333

—K.

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