11- ∆ Garçon Parfait ∆
-11-
∆ GARÇON PARFAIT ∆
—KARTER—
—BROWNBEAR—
Miro a través de la ventana del auto pasar todas la casa que se bañan en la oscuridad de la noche. La luz de los faros ilumino mi rostro mientras pasan uno a uno sobre mí. Iba en la parte de atrás con Marcus y Zara, Zara en medio de nosotros dos. Ángela iba de copiloto, mientras Chase iban conduciendo.
¿Estoy molesto?
Un poco.
Que amigos tan imprudentes tengo.
Llegaron justo en el momento preciso en el que yo iba a terminar con el juego que Beth había comenzado. Estaba tan cerca de follarmela como un salvaje, de oírla gemir mi nombre. Estaba a segundos de que a ella le quedará claro que yo no era el niño bueno del que ella se están mofando y que yo puedo ser lo que a mí se me de la puta gana.
—¿Por que tan callado, K?—Me pregunta Angela, mirándome por el retrovisor.
Por qué tengo amigos imprudentes que no me dejan follarme a la jardinera.
Miro sus indigentes ojos cafés a través del retrovisor.—Por nada.—Finjo una sonrisa.
—Déjalo, Ángela.—Chase se entromete en nuestra plática, también me mira por el retrovisor de una manera divertida.—La cara de amargado no se le va a quitar nunca.
Ruedo los ojos y vuelvo a ver a la ventana, ignorando su comentario.
—No lo sé, Chase.—Zara se le une a la conversación.—Esa cara de amargado baja más bragas en una noche, que tú en toda una semana.
—OOHHHH.—Vocifera Marcus en tono de burla.
Ahora Chase es el que ruda los ojos y se concentra en el camino. Yo sonrío victorioso y choco puños con Zara.
—El comentario de Zara fue tan cierto que a veces pienso en pedirte un test de ITS cada vez que me das la mano.—Murmura Chase, sin dejar a un lado el tema.
Arrugó mis cejas y lo miro con indignación.—Yo siempre me cuido.
—Es cierto.—Marcus se pone a favor mío.—Karter parece condoneria de todos los preservativos que camina en la billetera.
Sí, tengo amigos imprudentes.
Chase se queda callado, al parece ya se caso de pelear.
Estira su mano hacia mí, sin despegar la vista del camino.—Dame uno.
—¿No que primero me pediría un test de ITS?—Bromeo con su anterior respuesta.
—Solo dame uno, Brownbear.—Reclama.
Me levanto levemente para sacar uno de mi bolsillo. Se lo doy y él lo guarda en su pantalón.
—¿Seguro que no está caducado?—Me interroga Chase, nuevamente.
Ruedo los ojos.—Claro que sí, mi control de calidad es mejor que cualquier empresa.
Marcus se inclina hacia adelante, apoyando suavemente su yeso en sus piernas, y me ve, una sonrisa inocente se retrata en su rostro y yo lo miro con recelo.
—¿Me das uno?—Pregunta, "inocentemente".
Los ojos se me van voltear de tanto que los he rodado hoy.
Le doy uno de mala gana.
Zara hace una risita.—Al menos me alegra saber que no convivio con hombres sexualmente irresponsables. Pero si con un trío de prostitutos.
Me giro a verla de forma divertida. Saco otro y le doy un preservativo. Ella finje llorar se alegría.—Ya no eres una Zorra, Brownbear.
Nos reímos en conjunto de las ocurrencias de mi mejor amiga. El silencio nos acompaña mientras llegamos a la casa donde será la fiesta.
—No sé que haría sin ustedes.—Dice Ángela, dejando de reír.
Yo me inclino para quedar a un lado de su asiento, ella se gira a verme, sus ojos cafés viéndome con atención y curiosidad.—Estarías perdida y aburrida.
Chase estacionó el auto atrás la casa de Antonio, en un lugar algo oscuro pero que aún lograba ser iluminado por las luces de la fiesta. Llegamos algo "tarde" por lo que se ve. Ya que había una multitud afuera del lugar con bebidas, algunos besandose y tocandose. Cosas como esas.
Nos bajamos, caminamos hacia la casa y saludamos a todos los conocidos con los que nos encontramos. A medida que caminábamos a la casa, podía escuchar la música retumbar en mi pecho y en mis oídos.
Llamo la atención de Chase con un golpe en el pecho.—Vamos por unas bebidas.—Tuve que hablar a gritos, ya que la música estaba demasiado alta.
El asiente, caminamos entre la multitud de gente que nos rodea hasta llegar a la cocina. Sam, el dueño de la casa, está cerca de la puerta de la cocina besándose muy animado con una pelinegra. Nos mira de reojo y suelta los labios de la chica solo para vernos.
—¡Hey, chicos!—Nos saluda.—¡Disfruten de la fiesta!
—No tanto como tú, Sam.—Le digo, jugando.
No me presta tanta atención y sigue besando a la chica.
Chase y yo entramos en la cocina, miramos la enorme hielera en isla de la cocina, tenían varios colores y sabores. Yo escogí uno de "Jamaica me happy" que se supone llevaba sabores de Sandía, fresas y kiwi, y Chase tomo una de piña colada. A Zara le lleve una de sabor fresa y frambuesa, y a Marcus una de piña colada. Chase le llevo una de limón a Angela.
Me giré a los gabinetes superiores de la cocina, ví por todos lados hasta buscar al santo Grial de mi alcoholismo. Una dorada botella de cristal con una enorme etiqueta. Siento mis ojos brillar al ver tan hermosa exquisitez. Estiró mi mano para tomarla, el resplandor de su brillo ilumna mis manos.
Mi ojos se dirijen a Chase, está bebiendo su bebida pero al mirarme sus cejas se arrugan pero sus labios tienen una sonrisa juguetona y algo cómplice ya que también mira el tequila en mis manos.
Separa la botella de su boca.—Eres un fisgón.
Subo y bajo las cejas varias veces.—Un fisgón con buen ojo y buen gusto para el alcohol.
Chase se ríe de mí y me hace una señal con la cabeza para salir de la cocina. Antes de salir tome los vasitos de shots y Salimos, caminamos por una multitud de adolecentes alcoholizados que bailan de una manera provocativa e insinuadora, además de besarse de forma hambrienta y apasionada, como si el mundo se fuera a acabar en cuestión de segundos mientras se besan y se manosean.
Sin darnos cuenta, nuestros tres amigos están bailando en medio de todos esos chicos. Nos acercamos un poco más para confirma de que fueran ellos. Y en efecto, lo eran. Ángela y Zara bailaban, mientras que Marcus bailaba en medio de ambas chicas.
Ellos paran de bailar apenas nos miran, les damos sus respectivas bebidas mientras nos movilizamos a una zona no tan llena de hormonas.
—Par de tontos, no trajeron abrebotellas.—Nos acusa Zara, dándonos un golpe en el hombro a ambos.
—¡Hey!—Chase se queja del ataque de Zara.—¡Karter me distrajo!
Ella me mira irritada. Yo hago un ademán con mis manos para tratar de tranquilizarla.
—Dame la botella.—Pido amable. Ella me la da. Yo saco mi encendedor y abro la botella con la parte trasera del objeto.—Que llorona que eres.
Ella hace la ofendido.—Perdón, Bear Grylls de los alcohólicos.
Hago una reverencia en burla.—A sus órdenes, princesa llorona.
Abrí las botellas de los demás y la mía de la misma manera.
—Karter.—Me llama Marcus con su tono de voz dulce.
Lo miro con desconfianza.—¿Qué?
Marcus mira con dulzura la botella que estoy cargando con mi ante brazo.—¿No nos piensas dar?
Tome toda mi bebida y le regale una mirada cansada a Marcus. Suspiré pesado, le di a casa uno un vasito de shot, abrí la botella y verter el preciado líquido para cada uno.
Chase alza su shot.—¡Salud por el alcohólico Brownbear!
—¡Salud!—Brindamos los cinco.
Un ritmo electrónico pero bastante movido suena por todo el ambiente, nosotros sentimos las vibras de la música correr por nuestros cuerpos. Apunto a Zara por qué sé que a ella le encantan las canciones que tienen ese ritmo de "perreo intenso". Se acerca a mí para que le dé más tequila. La obedezco levantando la botella y derramar el contenido directo a su boca, yo aprovechó y también tomo de la botella.
Seguimos bailando como los cinco locos que siempre hemos Sido. La musica cambia, Come get her empieza a resonar en los parlantes que ambientan el lugar. Zara me mira con cara de 'está es mi canción', me apunta y yo la apunto a ella.
—Somebody come get her...—Me quita la botella y la usa de micrófono, cantando tan alto que puedo se capaz de escucharla con absoluta claridad.
—She's dancin' like a stripper.—Le sigo yo, también usando la botella como un micrófono improvisado.
Marcus, Chase y Angela se ríen de nuestras hermosa escena. Nos seguíamos tirando algunos shots mientras bailabamos los bits de la música electrónica. A penas estábamos comenzando, así que ahora nos dirigiamos a la mesa de aperitivos para ver con qué amortuguamos el alcohol.
Yo me decidí por un guacamole,
que ¡Dios mío!
Sabía E-X-E-L-E-N-T-E.
—¿Te está gustando el guacamole?—La voz divertida de Angela suena en mi oreja izquierda.
Limpio los restos de aguacate en la comisura de mis labios que pudieron delatarme.—¿Se nota?
Ella se ríe.—No, no se nota para nada.—Habla con sarcasmo.
Nos reímos por un segundo hasta qué...
—¡Karter!—Chilla una voz femenina detrás mío.
Giro un poco para ver quién podría ser. Es una chica pelinegra de ojos verdes destellantes, está vestida de un short de mezclilla bastante corto, una blusa "transparente" que deja ver un top de tirantes que solo cubre sus pechos, unas botas que llegan hasta sus rodillas en negro y una chaqueta, igual de mezclilla. Me parece haberla visto antes, pero no recuerdo su nombre. ¿Elizabeth? ¿Eleonora? ¿Eva?
—¡Hey!—La saludo. Apesar de que no tengo ni una idea de cuál puede ser su nombre.
—¡Tanto tiempo sin verte!—Dice ella emocionada.
Ni idea de dónde te he visto...
—Sí, el tiempo pasa volando.—La verdad no tengo ni una puta idea de que decirle.
Ella ve que Ángela nos mira con confusión, se hace más adelante y extiende su mano.—Helena Burns, soy amiga de Kater.
Oh, ya sé quién es esta chica.
Su madrina es amiga de mi abuela gracias al club de "casa y flores" a la que se había inscrito hace un par de años. Creo que hable con Helena en una de las reuniones, pero no lo recordaba en lo absoluto.
Ángela acepta su mano.—Ángela Denver, un gusto.
—Angie, ¿Me permites que te lo robe un segundo?—Pide Helena, jalando mi brazo.
—Claro que la pasen...—
Ángela no termina de hablar cuando la chica ya me estaba jalando en medio de toda la gente hasta llegar a la cocina. Entramos y no había nadie para nada.
—¿Quiere algo de beber?—Ella busca en el refrigerador.—Puedo hacerte una bebida súper deliciosa.
—Sí, claro.
Ella se dirige a verme, ahora ve en otros gabinetes.—¿Algo en preferido en particular?
Busco algo de comer por la alacena.—Cualquier cosa basta.
¿Que estoy haciendo con esta chica en la cocina? Camino a la nevera para buscar otra cosas y saciar mi hambre.
La veo de reojo para disimular. Está sirviendo vodka en dos copas pequeñas, saca algo de su chaqueta pero no le pongo atención. Encontré una mini pizzas congeladas para microondas. Hice lo que señalaba la caja y espere a que estuvieran listas.
Me giro a ver a chica que me secuestro hace unos segundos, está sentada en la isla de la cocina sostiene las dos copas, ofreciéndome una. Por alguna razón
—Suyo, señor Brownbear.
—Gracias, Burns.
Miro con desconfianza la copa, hay algo pero no sé que es.—¿Que le pusiste?
Ella alza los hombros.—Nada fuera de lo común.
Yo también alzo los hombros, tomo un sordo de la bebida sintiendo las secuelas del ardor en mi pecho pero de una forma más leve. Tome una mini pizza y le ofrecí una a Helena, ella acepto sin ningún problema.
—¿Con quién viniste a la fiesta?—Le Pregunto, ya que sería muy grosero de mi parte no conocer cosas de mi secuestradora.
—Solo con el grandísimo idiota de Harry.—Dice, limpiando sus manos.—Ya sabes, lo malo de tener un gemelo es que es tu "otra mitad".
A Harry si lo recordaba, un completo patán que se creía la última coca cola del universo pero ninguna chica le hacía caso. ¿Saben porque? Por qué Yo si era la última coca cola en el universo.
Mi encanto natural de bajo perfil siempre le ha gustado a las chicas, cosa con la que sus chistes y piropos baratos no podían compararse. Desde que me conoce siempre a querido provar que él "baja" más bragas que yo. Obviamente yo nunca competiria en algo tan estúpido como eso. Su tonto concurso solo demostraba lo patán e imbécil que era.
La verdad es que para "competir" en algo así deberíamos de tener algo en común, y yo no tengo nada en común con ese neandertal.
—¿No te gusta salir con tu hermano?—Le doy un largo trago a mi bebida.
Ella encoge los hombros.—Es un odiota que solo trata de seducir chicas que solo ebrias a punto de coma etílico podrían hacerle caso.—Ella pasa sus dedos por mi rodilla.—Ahora te encontré a tí, y podemos divertirnos juntos ¿No?
Algo me hace sentir más atrevido, la forma en la que sus ojos verdes envuelven la situación y la forma de morder sus labios al final de esa pequeña pregunta le dieron el toque para haceme sentir seducido.
Saben algo...
La noche apenas empieza.
X--------------------------------------X
NOTA DE AUTORA:
AY MARICAAAAAA
¿Cómo que la noche empeza? Ay no, yo quedé loca. Pero loca loca.
Ese Karter es un loquillo, anda suelto, solo y soltero. 7u7
Que el altísimos nos bendiga y lo bendiga de todo los pecados que piensa hacer.
PD: Les dejo un remix de La sonora dinamita para que ustedes y algunas personas están en cuarentena también se hagan su fiesta, por qué aquí también somos de barrio :3
No olviden tomar awita. 🦋🌈
—K.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro