10- ∆ Bon Garçon ∆
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∆ BON GARÇON ∆
—KARTER—
—BROWMBEAR—
Enloquecí.
O eso es lo que yo supongo.
¿Resúmen de mi situación?
Entre en una incormidad de mi zona de estar, mi cueva, mi universo entero.
Mi habitación.
Compré, sin exagerar, un montón de figuras estilo Funko que me encontré en internet. Cuando estaba paseando por todas las tiendas en línea que se me ocurriera meterme empecé a meter a mi carrito un montos de estos artículos para decorar mi librero, pero para ser honesto, necesitaré un estante solo para ellos.
Hoy en la mañana llegó la caja, y me asuste de todo lo que había comprado.
Ahora estaba viendo cómo acomodar todo.
Ni siquiera sé cómo se me ocurrió comprar todo eso, no hay espacio en mi librero para los libros, ahora para toda las figuras, mucho menos.
Cuando ya tuve una idea decente de todo lo que haría, puse en el toca disco de mi habitación a Simple plan para entrar en mi ambiente y poder hacer todo con más energía.
¿Ya he dicho lo mucho que amo la música?
Pues sí, como no amarla si es el motor de mi día a día.
Miré algunas ideas en Pinterest para guiarme mejor sobre lo que haría. Mis propias ideas eran ordenar todo por color. Haciendo lo mismo con los libros, obviamente.
No me gustaba ver todo desordenado. Así que la mayoría de mis cosas que tengan color en mi habitación están hordenadas desde el más Claro hasta el más Oscuro.
Estaba utilizando una escalera alta para poder llegar hasta los estantantes que quedaban hasta arriba de mi librero.
—¡Karter! ¡Karter!—La voz de Kamala entrando como loca por mi habitación, interrumpe mi estado Zen.
—¿Qué?—Contesto automáticamente. Mientras ubico el Funko de Rick Sánchez cerca de mis libros verdes agua.
—Ay, que odioso que eres.
¿Odioso? Solo estoy concentrado en lo que estoy haciendo, ¿Es tan complicado?
—¿Para que soy bueno, Kamala?
—Para nada.—Habla, inocentemente. Yo la miro con cara de pocos amigos.—Solo quiero hablar algo contigo.
La veo con más detenimiento, ella algo en su mochila, algo que se mueve y hace un ruido medio extraño. Yo me bajo de la escalera, viendo con recelo la mochila de la niña y la niña.
Kamala luce nerviosa, sus bonitas mejillas rosadas están rojas, tiene pequeñas gotitas de sudor en su pálida frente, que bajan a sus cejas.
Eso me extraña aun más.
—¿Que te pasa, Kamala?—Le pregunto, serio.
Ella pone su mano en la nuca y hace una risa nerviosa.—Es una buena anécdota. Estoy segura que te encantará...
—Habla, Kamala.—Le digo, cortando sus rodeos.
—Veras, estaba caminando por el patio regandos las rosas de la Abue, entre unos arbustos pude ver algo que se movía mucho, me acerque, había un gran charco de agua que parecía profundo y pues... Lo ví ahí.
Ella pone su mochila frente a mí, la abre y deja ver a un gatito mojado y lleno de lodo. Puedo ver sus grandes ojos de diferentes colores sobre salir de la oscuridad de la mochila.
Oh, mierda.
Me alejo un poco, ya que soy alérgico a los gatos; los antialérgicos me dan sueño y hoy planeo salir, no dormir toda la maldita tarde.
Kamala se pone alarmada.—¿¡Estás bien!? ¿No te está dando ningún ataque anafistratico o algo así?—Deja a la mochila con el felino abordo en el suelo.—¡Voy a traer mi inalador!
Yo reí ante su actitud.—No, pequeña, no es ningún shock anafilactico. Estoy bien.
Ella respira con normalidad.—Oh, pensé que morias.
—No, solo que... Ya sabes, no puedo acercarme mucho porque empiezo a estornudar, solo eso, Kam.
—Oh, ok.—Ella hace una pausa, recoje la mochila y vuelve a verme.—¿Que haremos con Pato?
Arrugó mis cejas y la veo a los ojos.—¿Pato?
—Sí,—Sus mejillas se enrrojecen de la pena.—Así he decidido llamarlo.
Reí mentalmente.—¿Por qué Pato?
—Estaba en un charco de agua y parecía un patito tratando de salir de allí.
Me acerco leve, viendo con detalle al pequeño animalito.—No le veo cara de pato. Es más como... Un mocca.—Opino, ya que él es como color beige claro, tiene manchitas cafés oscuras y algunas manchitas naranjas.
Ahora es ella la que arruga las cejas y me mira a los ojos.—¿Mocca? ¿Cómo uno de los cafés de Brown's coffe?
—Sí, es por lo que tiene varios colores.
—No.—Cruza los brazos sobre su pecho.—Se llama Pato y punto.
Yo alzo mis manos y son de paz.—Bien, tu gato se llama Pato, me queda claro. ¿Para que me querías con tanta urgencia?
—Bueno...—Me muestra el gato nuevamente, una sonrisa tierna y muy manipuladora se retrata en su carita. Pero obviamente conmigo no funciona, ¿Que ella no sabe cómo consigo sexo?—Quería ver si me apoyabas con la causa.
—¿Apoyarte con la causa?
—Sí, ya sabes, apoyarme para que mi papá me deje quedarme con pato.
Alzo una ceja.—¿Porqué yo?
Ella bufa.—Por qué tú serías el que tendría mayores problemas con el gato debido a tus alergias.
—¿Sabes que si él se queda tendre que ahogarme en pastillas hasta que el gato... O yo... Muera?—Le digo, seriamente, evitando ponerla triste.
—Sí, ¿Y? Pato nunca va a morir, tiene nueve vidas.
Talvez tenía razón, yo podría morir primero que Pato.
—No lo sé.—Le digo, algo desinteresado.
Kamala empieza a hacer esos ojos se súplica, mientras une sus manitos.—Vamos, Osito Karter, hazlo por mí.
—¿Ser el sacrificio de tu gato?
Pestañea con sus grandes cejas, el brillo en sus pupilas se hace más radiante.—Míralo, tiene Tus ojos, casi pareceren gemelos.
En efecto, el felino tenía la misma condición que yo, esa maldito detalle de tené ojos de diferentes colores.
Yo me pongo serio.—No juegues con eso, Kamala.
—Porfisssss.—Insiste, ignorando lo que le dije.
El azul de sus ojos me hipnotiza, haciendo que ceda.
Ella ablanda mi corazón como una papa cocida.
—Bien, está bien. Pato se puede quedar.
—¡Gracias, Karter!—Me abraza con fuerza, cortando levemente la circulación de mi cadera.—Te amo mucho, osito Karter.
Bajo mi rostro para verla.—Yo te amo más, ricitos de oro.
Ella se separa de mí con esa sonrisa tan tierna y amigable, toma al gato y se da la vuelta para caminar a la salida de mi habitación. Yo me giro para ver cómo va quedando mi desorden.
—Tratare de limpiar a Pato para ponerlo presentable y mostrárselo a papá. Nos vemos mañana.—Dice desapareciendo por la puerta.
¿Limpiar a Pato?
Oh, santa virgen, va a bañarlo.
Salgo corriendo a mi closet y busco una chaqueta de cuero y unos guantes del mismo material, corro al pasillo buscandondola. Veo a Beth junto con la abuela viendo los grandes garrones de flores naturales, hasta que la veo caminar hacia su cuarto. La detengo y ella me mira con confusión.
Me agachó a su altura.—Ten.—Le doy las cosas.—Ponte ambas cosas y bañalo con agua tibia.
Sus ojos de abren y vuelven a brillar.—Gracias, osito Karter.—Besa mi mejilla se mete a su habitación.
Camino devuelta a mi cuarto, no sin antes saludar a mi abuela, quien me mira con curiosidad, y a Beth que me ve de forma juguetona.
Mi abuela sube su mano en alto, y prensa mi mejilla con su dedo índice y su dedo pulgar.—¿Planeas salir hoy, pequeño K?
"Pequeño K" es uno de mis apodos que no es referente a los osos. También es el apodo que siguen usado siempre a pesar de que soy más alto de lo que era cuando me pisieron ese apodo.
—Sí, los chicos me invitaron a una fiesta.—Contesto.—Nada del otro mundo.
—Tú padre quiere hablar contigo.
Oh, recontra mierda.
He aquí el cuerpo de Karter Emilio Brownbear Roux.
Pregunto, serio. Si dejar ver una sola pizca de miedo.—¿Dónde está?
Ella apunta abajo.—En su oficina.
—Bien, iré a ver qué quiere. Nos vemos después abue, adiós Marybeth.
Beth me sonríe, y agita su mano.—Adiós, Karter.
Rezando todas los oraciones que el club Católico de mi abuela me había enseñado desde que era un niño, baje escalón por escalón con dirección a mi muerte.
¿Por qué mi padre pidió verme?
Es raro que él me hable en privado. Me dirige palabra a la muerte de un obispo.
Con todo el Vaticano en la boca, toque la puerta de su oficina. Cómo respuesta logre escuchar un indiferente "pase". Suspire, gire el pomo de la puerta, abriéndola lo suficiente como para que yo pasará.
Lo ví ahí, su lámpara de luz amarilla iluminado los papeles que habia en su escritorio, por lo tanto, iluminandolo a él también. Levanta su vista. Ese bosque tenebroso que se vuelve el Avellana con verde de sus ojos, no deja de asustarme, no deja de hacerme sentir muy intimidado, aunque solo se haya tratado de una mirada rápida.
No tengo la mejor relación con mi padre, eso sí lo puedo decir sin ningún filtro. A veces siento que el me aborrece con toda su oscura alma.
Llegó un punto en el que esa idea me entristecía. Al ver a mis amigos llevarse tan bien con su progenitor me hizo desear algo igual o mejor. Sin embargo, hace tiempo deje de desear eso, y empecé a aborrecerlo tanto como él me aborrecía a mí.
La única razón de que esté cerca de mí, es por mi mamá. Ella es la única razón.
No entiendo cómo ella puede seguir con alguien tan poco expresivo y poco demostrativo como él.
Ella es una hermosa mariposa.
Él es... Él es... ¿Un salvaje?
Ni siquiera encuentro una definición de como llamarlo.
—La abuela dijo que quieras hablar conmigo.—Digo, firme. Aunque por dentro éste más que muerto de los nervios.
Vuelve sus ojos a mí, igualmente, una mirada fría se plasma en ellos.—Nos invitaron a una comida en el club mañana por la tarde. Cómo ya sabes, ropa decente no esos trapos que usas para salir a la calle. Bien peinado, no como el nido de pájaros que siempre llevas en la cabeza y bien comportamiento.
Arrugó mis cejas. ¿Alguna queja sobre mi comportamiento, Xavier?
—No, no tengo ninguna queja sobre tu comportamiento.—Contesta él, de lo más normal.—Por ahora.
Puta madre, hable en voz alta.
—¿Puedo retirarm—
Él me interrumpe.—¿Piensas salir hoy?
Su pregunta me sorprende.—Sí, iré con los chicos a..—
—No hagas ninguna de esas estupideces que siempre haces, Karter.—Vuelve a interrumpirme.—No quiero sentirme avergonzado de ser tu padre.
¿Estupideces? ¿Sentirse avergonzado? ¿Alguna vez se ha sentido orgulloso?
La rabia y la tristeza de que el siempre menosprecie mis esfuerzos se vuele una ola que ahoga todo.
—¿Puedo retirarme?—Esta vez si acaba la frase por completo.
—Sí, ya puedes largarte.—Contesta con la frialdad que simpre a quemado mi corazón.
Me doy la vuelta, caminando firme hacia la puerta para no demostrar ni un gramo de debilidad.
—Y, Karter,—Llama mi atención, haciendo que me gire a verlo.—La proxima vez que me llames "Xavier", te romperé la boca con mi propios puños.
Asiento de forma amarga, seguí con mi camino a mi habitación para bañarme y relajarme de el momento tan mierda que acabo de pasar.
Me quite la ropa, me fui al baño y me metí a la regadera para tomar una larga ducha bajo regadera.
Respiré profundo, contando desde el 100 hasta el 0, tratando de contener mis emociones, mientras el agua de temperatura perfecta caiga sobre mi destruida humanidad.
¿Estaba enojado? Sí, estaba enojado de no poder encontrar una solución a mis problemas paternales.
¿Estaba triste? Sí, estaba triste de que él no me valorará como su hijo y que no viera el esfuerzo que hago por escuchar un "Me siento orgulloso de tí".
Y todavía se atreve a decir que no haga ninguna de "mis" estupideces.
Ni quiiri sintirmi avirginzidi di sir ti pidri.
¡Jodase! Ni siquiera quise ser su hijo. ¿Que son los platos rotos que yo estaré pagando? ¿En otra vida fui un maldito verdugo o que?
Ya un poco más sereno, busque mi ropa para esta noche. Una camiseta de botones en blanco, unos pantalones azules, mis zapatillas negras mate y mi cinturón negro.
A alguien le afecto lo de "Los trapos que siempre usas para salir a la calle"
Cállate, conciencia. Te importa una hectárea de mierda si me pongo o no un traje decente para salir a una fiesta con amigos.
Bueque unos boxers y me los pongo. En ese momento justo puedo escuchar como abren y cierran mi puerta. Volteo a ver qué es lo que sucede.
Es Beth, entrando muy cautelosa a mi habitación. Se queda parada, viéndome de pies a cabeza, sus ojos curiosos navegando por todo mi cuerpo.
—Hola, pequeño K.—Dice juguetona, mientra se mueve atravesado mi cuarto hasta sentarse en mi cama.
Yo reí levemente.—Muy graciosa, Beth.
—¿Al niño bueno le molesta que lo llame así?—Me pregunta, jugando con las sábanas negras de mi cama.
Que siga de juguetona y vera como la hago morder la sábanas para silenciar los gemidos en mi nombre.
Me acerco a ella, hasta quedar a una distancia muy corta.—¿Niño bueno?
—Sí, el pequeño niño bueno de Karter Brownbear, el niño bueno que ayuda y es cómplice de Kamala, el niño bueno que siempre deja que su abuela apachurre sus mejillas. Karter Brownbear el niño bueno que siempre va si su papá lo llama. Karter, el chico "perfecto".
Todo iba exelente hasta que menciono lo de Xavier.
Sostengo su mentón mi dedo medio e índice.—¿Ah sí?—Me acerco a su boca, incitandola a besarme, jugando con el deseo que la está esclavizando.—No me importa ser un "chico bueno" o un "chico malo", cuando se es perfecto puedes ser lo que se venga en gana.
Con eso cierro, muerdo sus labios como un salvaje. Ella no se queda atrás, el desespero que hay en su tacto me hace sentir más ambriento. Las ganas de azotarle el culo y dejara de hablar de cosas que no le incumben. Busco el borde de su blusa para poder deshacerme de ella y poder abarcar más espacio de piel.
Desabrochó el botón de sus jeans y se los quito por completo. Abro sus piernas con brusquedad, me pongo de lleno en su intimidad para que me sienta. Que sienta muy bien a qué es lo que de esta enfrentado, a qué y a quién acaba de provocar.
—¡Karter!—Gime ella, con una buena agonía de exitación.—¿Todo eso tiene el niño bueno?
—Si sigues hablando, vas a sacar al malo.—Le advierto.
La empiezo a besar con rudesa y pasión, mientras hago movimientos pélvicos para que ella me siga sintiendo. Subo su sostén, descubriendo sus pechos, automáticamente me llevo uno a la boca para morderlo con una pizca de suavidad. Sus geminidos ahogados por la almohada que estaba poniendo en su boca, inundaban la habitación.
Cuando sentí que ella estaba lo suficiente mojada como para que su humedad se traspasara por su ropa interior, acerque mi mano hasta la mesita de noche y busque la caja de condones que había ahí.
—¡Karter!—Escuche la voz de mi abuela llamarme desde abajo.—¡Tus amigos te están buscando!
Puta madre, ¿Hoy me puede ir más mal?
—¡Ya voy a bajar!
Ambos nos separamos rápidamente, ella busca su ropa y se la pone a la velocidad de la luz. Se despide de mi con un beso en la mejilla y sale como un fantasma por la puerta.
Yo me volví a bañar rápido para quitarme la calentura de encima. Cambie mi ropa interior y me puse la ropa que planee usar para salir está noche. Medio peine mi cabello y baje las escaleras.
Ángela, Chase, Marcus y Zara estaban en la sala de estar, hablando amenamente con mi abuela, como siempre.
—Ya estoy listo, hora de irnos.
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NOTA DE AUTOR
Se puso como que picantito el asunto, digo, nada más. 🌚
🔥Se empezó a Curtir el asunto, mi gente.🔥
Veremos más capítulos de éste estilo así que atentos a todas las actualizaciones.
⚡Tomen awita y nunca
dejen de sonreír⚡
—K.
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