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06- ∆ N'importe quel lieu ∆


-06-

∆ N'importe quel lieu

—KARTER—
—BROWNBEAR—

Los edificios pasan y pasan.

Mamá ya está más tranquila, y eso me pone tranquilo a mí. Sin embargo, tiene hambre y eso la pone estresada, por ende, me pone estresado a mí. Además, el calor estaba asfixiandome, desabotoné los botones de mi camiseta para ventilar mi torso.

Giré mi cabeza para ver nuevamente al lado de mi ventana, mire a través de ella para volver a ver los edificios. Mis ojos caen sobre el espejo.

Tienes cara de gruñón.

Las palabras de Kamala vuelven a reproducirse en mi cabeza.

No tengo cara de gruñón, soy un gruñón. Herencia de mi padre, el también tiene una tremenda cara de gruñón y una personalidad cuestionable.

Y eso me llena de curiosidad, ¿Cómo una mujer como mi madre, se fijaría en un ogro como mi padre?

No hablo de lo físico, si los Brownbears temos algo que nos destaque es una belleza "divina" y una inteligencia decente.

Hablo de su forma de ser, de su carácter, la manera en la que se mueve y se presenta a los demás. Frío, tosco, indiferente.

Sé que Fiona se enamoró de Shrek, ella era una princesa, pero Shrek me cae mejor que mi padre.

Ahora que lo pienso, si me parezco a mi padre. Con la diferencia que aún tengo amigos, y aún me tomo tiempo de disfrutar con mi familia.

¿Eso me espera a mí?

¿Ser un amargado solitario?

—¿Te sientes bien? ¿Sientes que te vas a desmayar? Estás demasiado pálido, Nounours.—Pregunta mi preocupada madre

—No, no es eso.

—¿Entonces? ¿Que es?

Suspiró pesado.—¿Crees que me parezco a... Xavier?

Ella toma el volante, apretandolo con fuerza.—No te pareces a tú padre, no te pareces a mí, no te pareces absolutamente a nade. Tu tienes tu propia personalidad.—Su respuesta es automática, como si no hubiera tomado ni un segundo pensarla.

Eso me pone algo confundido.—¿En serio piensas eso?

—Sé que no te quieres parecer a tu padre. Él no es tanto de tu agrado.

Yo arrugó mis cejas.—¿Cómo sabes eso?

—Uno, soy tu madre. Dos, la mayoría de los chicos no quieren parecerse a sus padres. Y tercero, el día anterior lo compraste con Mussolini.

Ese recuerdo me avergüenza.—Lo siento.

Ella se ríe por lo bajo.—Te lo perdono, pero no lo digas cerca de tu padre, se pondrá peor.

Mamá es capaz de comprénderme.

Me preguntó, ¿Ella tuvo el mismo problema cuando tuvo mi edad?

—Mamá.

Dis-moi.—Me contesta en su perfecto francés.

—¿Tu también tenías problemas con...—

—¿Mis padres?—Me interrumpe.—Sí, pero principalmente, con mi madre.

Ahora que lo menciona, yo no conozco a mi abuela. Ni siquiera he visto su rostro, no conozco nada de ella. Mamá no habla nada de ella. Y la verdad, nunca he presionado sobre el tema. Pero está vez, la curiosidad me atrapa.

—Nunca hablas de ella.—Le digo.

Ella se acomoda en su asiento, dando pie a un buen chisme y una buena anécdota.

—Mi relación con ella no fue la mejor. Antoinette Villeneuve no era exactamente una madre afectiva. Era su única hija, así que eso empeoraba todo entre nosostras. Ella quería que fuera una "femme élégante", una mujer "digna" y esas cosas de señora del otro siglo. ¿Recuerdas las marcas que hay en mis piernas?—Yo asiento, respondiendo su pregunta.—Esa es la muestra de lo severa que podía llegar a ser. Una mala nota sobre el piano, un azote. Una mala pronunciación de Alemán, un azote. Cada azote me desgarraba la piel, haciendo una cicatriz en mi piel y en mi memoria. Ella quería que yo fuera... Perfecta. Pero ante sus ojos, yo nunca lo sería.

Yo me quedé asombrado de lo que ella me estaba relatando, casi puedo sentir el puro dolor que mi madre sintió en ese momento. Sé que pasó bastante tiempo en terapias, apoyadas por los Brownbears, para poner salir a flote con su trauma.

—¿Cómo llegaste a conocer a mi papá?—Volví a preguntar, como un niño lleno de curiosidad sobre la vida de su madre.

—Un día nos mudamos de Francia hasta Inglaterra por cosas del trabajo de mi papá. Mi madre había tenido buenas referencias de los internados católicos cerca de nuestra zona, así que me metió a uno de ellos. En ese internado conocí a tu papá. Luego conocí a su familia y nos enamoramos, después nos casamos y ya sabes lo demás.

Yo reí por lo bajo.—Wow, que hermosa historia de amor, mamá.

—No me juzgues, Karter. Tu papá no está siendo mi persona favorita en estos momentos.

—¿Quien es tu persona favorita?

Sus hermosos ojos azules me miran con dulzura.—Tú.—Hace una gran pausa.—Y tu papá, claro. Pero ahora está en pausa.

Otra vez la maldita curiosidad...

No seas imprudente, Karter.

—¿En serio lo amas?—La pregunta deja mis labios.

—Amar a tu padre fue la decisión más grande de mi vida, y no me arrepiento. Solo es una pelea momentánea. No somos adolescentes que se van a separar por una cosa tonta. Solo nos enojamos y ya. No requerimos un divorcio, Karter.

—¿Alguna vez has pensado en el divorcio?

Ella vuelve a suspirar, por milésima vez en ésta tarde.—Sí, pero lo hemos resuelto, por eso seguimos casados.

—¿Te divorciarías de él?

—¿Por qué tanto interrogatorio? ¿Quieres que me separé de tu padre o qué?—Evita con "humor" mis preguntas.

—Solo responde eso y dejo de preguntar sobre tus problemas maritales.

—Bien, me separaría de tu padre si fuera algo grave.

—¿Que sería algo "grave"?

—Una infidelidad... Que vuelva a tratarte mal cerca de mí.

La última cosa me hace sentir algo mal. A pesar de que mi padre y yo no nos llevemos tan bien, él hace feliz a mi mamá, y que mamá sea feliz, es mucho para mí. No quisiera ser una se las razones de su divorcio.

—No me gustaría ser la razón de tu divorcio hipotético, mamá.

Ella acaricia mi cabello, sin separar la vista del camino.—Tengo mis propias razones para que estés en esa lista, Nounours.

Después de la charla íntima sobre nuestra familia, entro la hambre. Las tripas de mi hermosa madre chillaron seguidas de las mías. Se supone que íbamos a comer a penas saliaramos a la autopista y encontraramos un lugar. Pero gracias a nuestra plática, eso no sucedió y mamá se perdió.

Es interesante como nuestra mente se perdió, ni yo, ni ella, nos dimos cuenta que ya no estamos en el camino habitual que siempre tomábamos a la hora de dar una vuelta por el lugar para buscar algo de comida.

Busque en mi teléfono el GPS para ver al menos donde estábamos. Sin embargo, la pila estaba casi muerta y antes de que el buscador me diera un resultado, mi teléfono se murió.

Mamá paró el auto. Levanté mi vista del teléfono y pude apreciar el cielo naranja sobre nosotros. Estamos en un boulevard.

—¿Exactamente, dónde estamos?—Pregunto.

Ella alza sus hombros.—Cualquier lugar.—Sus claros ojos viajan de un lugar a otro analizando el entorno.—Hey, ahí hay un local de comida, bajemos a comer, estoy muriendo de hambre.

Ambos bajamos de auto, estire mis piernas y mi espalda, mientras mamá aseguraba su auto. Mire que frente a mí y había una pequeña Smoke Shop un poco más "legal". En su mostrador hay unos Vapers desechables. Mamá Odia que fume frente a ella, quizás con un Vaper no se escandalice tanto. Compré uno de Sandía y otro de durazno.

Cruce la calle para dirigirme al local donde mamá había entrado. La busque con la mirada en todo el lugar, no la encontré. Así que, me acerque a una de las chicas meseras, sus ojos viajan sobre mí de arriba a bajo, mientras muerde descaradamente sus labios.

Upsss, olvidé abotonar mi camiseta.

—Disculpa,—Interrumpo su trance en mis pectorales.—¿Has visto una mujer de cabello rubio, ojos azules... Mide 1.70?

Ella limpia su saliva con la parte trasera de su mano, sonrojándose un poco.—S-sí, está por allá. P-puedo llevarte, si gustas.

—Sí, claro.

Caminamos hasta un lugar algo apartado, como un pequeño jardín, solo que con cuatro paredes y un traga luz. Ella está sentada, viendo su teléfono y bebiendo una copa de vino tinto, frente a ella, en la mesa, se encuentra la botella.

Me siento al lado de ella, veo rápidamente el menú y elevo mi vista, la chica de hace un momento sigue aquí, viéndome.

Saca un lápiz y una libreta con sus manos temblando.—¿D-deseas algo?

—Una pasta y un jugo de uvas, gracias.—le entrego el menú. Ella a como puede lo anota y se va.

Yo aprovechó que ella se fue para abotonar mi camiseta, mi madre está viéndome con diversión, mientras se le escapa una risita.

—¿Por qué te ríes?—La interrogó, serio.

—Me recordó a algo que dijo tu abuela. Además, mi galán hijo ya infarto un corazón hoy, y varios si anduviste con la camiseta abierta por el local.

—Se me olvidó cerrarla.—Busco otro tema no tan vergonzoso.—¿Me das un trago de vino?

—Hoy no, de regreso tu vas a conducir. Por qué pienso beber media botella.

—Si eso te hace sentir mejor. Lo haré.

Tomo unos segundos para que la comida llegará a nuestra mesa. Procedimos a comer en silencio para disfrutar nuestra comida. Me di cuenta que la mesera había escrito su número telefónico en una de las servilletas, la tome y la escondí de mamá.

—Ya la ví.—Me confiesa.—No tienes por qué esconderla.

—Solo es un teléfono, mamá.

Ella enrolla la pasta en su tenedor.—Espero que les dejes en claro a esas chicas lo que quieres. No quiero que ninguna de ella legue a quemas nuestra casa.

—No soy un patán, mamá.

—Lo sé. Yo te di la vida y te crié, sé bien lo que hice. Solo te estoy diciendo que te cuides de todas las formas posibles. Además, me está gustando la comida del lugar, no hagas que la chica escupa nuestra comida la próxima vez que vengamos.

Eso me hace reír. Saco el Vaper de su caja y abro su seguridad. Le doy una larga calada y luego suelto todo el humo para arriba.

—¿Que es eso? Huele muy rico.—Dice ella.

—Es un cigarro electrónico desechable.

Ella extiende su mano y yo se lo doy, limpia la boquilla y lo pone en sus labios, inhalando todo perfectamente.

—Pensé que...

—¿No sabía fumar?—Ríe levemente, le da otra calada y hace un aro de humo.—No eres al único al que tú abuela le ha ofrecido un cigarro, Karter.

Mi abuela es todo un personaje.

Mi madre le la otra calada y me mira con curiosidad.—¿Ella te ha dado cosas raras? Ya sabes... Plantas... Verdes que, casualmente, dan risa o hambre.

¿Marihuana? Sí.

Trato de sonar relajado.—No, claro que no.

Ella me devuelve mi aparato, se para y toma la botella.—Bien, vos a pagar.

Nos levantamos y mamá paga lo que acabamos de cenar. Ya es un poco tarde, el cielo está empezando a oscurecer. Nos quedamos un rato parados viendo la calle. Ella nota algo a lo lejos.

Se gira hacia mí, haciendo que la vea a los ojos.—¿Quieres hacer algo loco conmigo?

—¿Que quieres hace, mamá?

Toma mi mano y me jala a la dirección a la que ella vio. Nos paramos frente a un local de piercings y tatuajes.

—Quiero hacerme una perforación en la oreja.—Declará.

Ok, mamá, ¿Enloqueciste?

—¿Segura que quieres hacerlo?—Le preguntó, dudoso de su respuesta.

Ella asiente, confirmado su deseo.

Yo pongo mis manos en la puerta y la abro para ella. Entramos y no hay tanta gente, solo un hombre sentado en una silla móvil y una chica tatuando la espalda de un motociclista. El lugar es muy moderno y bastante acogedor, se ve que también es muy higenico. El hombre se levanta y camina hacia nosostros.

—Buenas noches, linda. ¿En qué puedo ayudarte?—Habla el hombre, de una manera muy coqueta para mí gusto. 

Mi madre es hermosa y luce muy joven, ya lo he dicho. Estoy conciente de que llama la atención de muchos hombres y eso a veces me incómoda y a veces me molesta.

—Quiero una perforación en la oreja.

—Bien, acompañeme por aquí.

Nosotros lo seguimos, el hace que se siente un una silla, acomoda sus herramientas en una bandeja y las desinfecta, le muestra a mi madre algunos aretes. Ella se decide por uno de color azul. El hombre se posiciona con la aguja en la oreja de mi mamá.  Yo tomo su mano, pero en realidad era para no desmayarme yo mientras le atraviesan la oreja con esa cosa.

Lo admito, me dan miedo las agujas.

Pero dirán, 'Por Dios, Karter. Estás tatuado, no es posible que te den miedo las agujas.'

Pues sí, si es posible, por qué lo veo de distintas formas. En el tatuaje son agujas que pinchan, mientras que los piercings una aguja te atraviesa la piel por completo.

Después de hacerle el agujero a la oreja de mi mamá y ponerle el arito que ella eligió, él le dió las recomendaciones para cuidar su perforación. Salimos del local después de que ella comprara dos aritos más.

—La perforación me dió hambre, ¿Compramos una hamburguesa?—Me dice ella.

—¿Hamburguesa?—Pregunto.

Ella apunta un restaurante.

Cómo siempre, la sigo y compramos el combo "Oso". Una giganesca hamburguesa que lucía deliciosa. Nos metimos en el auto a comer semejante manjar. Ella me tomo una foto con su cama instantánea para tener un recuerdo de nuestra loca salida.

Ahora nos dirigiamos a casa, no sin antes guardar la ubicación de tan curioso Bulevard.

Cantabamos Don't stop believin, mientras ella seguía bebiendo de su botella de vino.

Just a small town girl
Livin' in a lonely world,—Empieza a cantar ella.—She took the midnight train goin' anywhere.

Just a city boy
Born and raised in South Detroit,—Yo le sigo.—He took the midnight train goin' anywhere.

A singer in a smokey room
The smell of wine and cheap perfume
For a smile they can share the night
It goes on and on, and on, and on.—Entona ella levantando su botella de vino.

Strangers, waitin',
Up and down the boulevard
Their shadows,
Searchin' in the night.—Canto yo.

Streetlights, people,
Livin' just to find emotion,
Hidin' somewhere in the night.—Sigue ella.

Don't stop believin',
Hold on to that feelin',
Streetlight, people,
Don't stop, believin',
Hold on.
Streetlights, people.—Cantamos juntos, mientras desaparemos en la autopista.

Al llegar a casa, entramos sin ser descubiertos, nos fuimos a nuestras habitaciones.

Me tiene a la cama y Vi el techo pensando en lo asombrosa que fue mi tarde. Tome un plumón y anoté la "Ubicación" de la foto.

Cualquiera lugar...

!! ━―━―━(・ω・)━―━―━― !!

Nota de autora:

Hola, fantasmas!

Alta Diosa que es la mamá de Karter. 😍🛐 ¡LA AMO SEÑORA!

Tengo pensado en un capítulo sobre cómo conoció a los Brownbears y eso. ¿Que les parece?

Bueno, tenemos nuevo capítulo, muy largo, por cierto. Creo que es uno de los más largos que he escrito hasta ahora.

Espero que les haya gustado.

Ciao!

Beban awita y nunca dejen de sonreír!

—K.

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