02- •Pièces•
-02-
•Pièces•
—KARTER—
—BROWNBEAR—
Los rompecabezas son unos de mis pasatiempos favoritos.
No puedo evitarlo.
Desde que tengo memoria me ha gustado mucho hacer rompecabezas, claro, cuando estaba más pequeño me estresaban, pero a medida que veía como mi abuelo completaba sus colecciones a mi me interesó más.
Y eso es lo que me encuentro haciendo ahora. Estoy sentado en piso de la vieja biblioteca familiar, rodeado de viejos libros, frente a la pequeña mesa de estar, con un rompecabezas de 100 piezas.
Hoy recree la misma rutina de ayer. Salí de mi habitación a las 3 de la tarde solo para venirme a meter en a la biblioteca.
No soy el único aquí, también ésta mi abuela, sentada en su comodo sillón, tejiendo con su lana roja.
A pesar de que estoy muy concentrado uniendo las piezas de mi rompecabezas, puedo percibir su mirada verdosa sobre mis movimientos, una bonita sonrisa juguetona se forma en su boca.
—Tenía bastante tiempo de no verte armar un rompecabezas.—Habla.
Yo subo mi visa para verla.—Hay cosas que nunca saldrán de mí.
Se acomoda en la silla para hablarme con más calma.—De todas las cosas que ha en tí, esa no es una de ellas.
—¿Que te sorprende de mí?—Mi abuela y yo siempre hemos tenido un grado de confianza muy alto, lo suficientemente alto como para hablarnos de "tú".
—Todo de tí me sorprende, Emi. Eres el enigma más interesante que me he encontrado en ésta vida. Has resuelto tantos rompecabezas que te has convertido en uno.
—¿Es malo ser un rompecabezas?
—Depende mucho de que lado lo mires.—Ella vuelve a tejer.—Puedes ser un rompecabezas muy atrayente para las personas curiosas, pero si llegas a romperte o si llegas a perder tus piezas será complicado para ti. No a mucha personas les gusta reconstruir un rompecabezas.
¿Y si ya estoy roto, Emilia?
¿Habrá alguien que logré repararme?
—¿Que tejes?—Pregunte, cambiando de tema para no sentirme incómodo.
Ella lo extiende, letras que van formando mi nombre son las que puedo percibir.—Una hermosa bufanda.
—Pero no más hermosa que la persona que la llevara puesta.—Digo, arrogante.
Mi abuela sonríe con una pizca de orgullo.—¿Cómo le hiciste para tener mi ego?
—Quizás soy tú de ésta época, Emilia.
—Quiero creer que no.
Ambos volvemos a nuestro, yo anuir la piezas en mi rompecabezas y ella a unir los hilos con sus agujas. Estaba tan pero tan concentrado en este hermoso arte de ver tu alrededor de una manera tan sencilla.
Para mí es algo muy pacífico, es tan calmado estar en este ambiente de silencio y paz. Un lugar donde no siquiera mis pensamientos me atormenten. Un lugar en mi mente dónde no puedo ser lastimado por mi exterior, tampoco puedo ser lastimado por mi interior. Un lugar donde puedo salir a flote. Éste lugar en el que puedo protejer mis piezas.
Estaba acabando de colocar las piezas en su respectivo orden, ver cómo la imagen se completaba ante mis ojos era simplemente satisfactorio. Me sentía tan "realizado" de haber completado todo ésto.
Eso me hubiera gustado más, ya que toda mi concentración se perdió al recibir una llamada. Acepto la llamada y pongo el teléfono en mi oreja.
—¿Karter?—Escucho su voz al otro lado de línea. Se escucha algo apagada y eso me preocupa escucharla así.
—Él único.—Respondó olvidó mi preocupación.
—Necesito verte.
Reviso mi reloj, antes de pararme.—Llego en 15 minutos.
—No, ya voy para allá.
—Oh, ésta bien. Yo te espero aquí.
Le doy una mira de despedida a mi abuela y ella asiente aceptando.
Yo salgo de la biblioteca, camino hasta la cocina y me dirijo a la nevera para tomar dos cajas de mini pizzas congeladas. Las meto en el orno y espero el tiempo indicado por el fabricante, tomo dos platos y pongo las pizzas ahí. Cogí una mesita plegable y tome todo para llevarlo al patio trasero de la casa. Acomodé todo frente a unos columpios que se encontraban en el patio.
Rápido recibí un mensaje de ella. Me fui hasta la salida principal de la casa y la vi bajarse del Uber. Llevaba un olgado pantalón gris y una gran camiseta de Green Day. Su cabello está atado en una desordenada moña, sus bonitos ojos celestes están algo cansados y cubiertos ojeras.
Yo la recibo con una sonrisa.
Ella trata de sonreírme.—Estoy hecha un desastre, no lo digas.
—Simpre te ves hermosa, tonta.—Le digo, para que alejé esos pensamientos de su cabeza.
—Lo sé, solo que si lo pensaba ya no te ibas a sentir como un idiota.
Cuando estamos a la suficiente distancia, la apretó entre mis brazos y pasamos a la casa.
Zara Richardson, la chica más increíble que he conocido en mi vida. Ella fue mi primer flechazo en la escuela. Sin embargo, cuando me dí cuenta que ella sentía cosas por Marcus dejé de profundizar esos sentimientos por ella.
Dejando esa parte de la historia atrás. Yo soy su mejor amigo, y eso se siente bastante bien.
Jamás pensé ser el mejor amigo de alguien como ella, pero aquí estoy.
Ambos caminamos hasta el patio, para irnos a sentar a los columpio. Ella se sienta, toma una mi pizza y se la come.
Nos quedamos en silencio por algunos minutos. Ella sabe muy bien que yo no la obligaré a hablar, ni insistiré en detalles que ella no quiera darme.
Talvez, es por eso que ella ama hablar de sus cosas conmigo, por qué sabe que yo no la voy a presionar a decir nada.
Ahora Zara abre uno de esos jugos en bolsita y clava el popote dónde se le indica.
—Anoche salí un rato con Marcus.—Ella habla.
—¿Te lo tiraste?
Ella me mira con diversión.—A veces olvidó lo indiscreto y directo que puedes llegar a ser, Karter Brownbear.
Hago una pequeña reverencia.—Karter Brownbear, siempre a tus servicios.
Ella ríe.—Tambien olvidó tus niveles de engreído.
—Simpre estoy un peldaño más alto que la expectativa, Zarita. Bien, si no te lo tírate, ¿De qué hablaron?
Zara suspira pesado.—Nada en particular. A lo mejor, nuestra plática solo sirvió para darme cuenta que él nunca me va a amar a mí. Angela siempre estará en su cabeza.
Sus ojos reflejan tristeza. No sé lo que sentirá estar en esa posición, pero por lo que puedo percibir en su lenguaje corporal es qué duele mucho.
—... Y tú, simpre estarás en la cabeza de Angela.—Finaliza.
Yo clavo mirada en el suelo. Ésto se puso pesado.
Angela Denver, junto con Zara, han sido mis únicas amigas más cercanas, ellas son las cosas más valiosas que tengo. Que Angela sienga cosas por mí es algo que se me hace un poquito incómodo, pero es algo tolerable.
Reí con ironía.—Las buenas historias de amor solo suceden en lo libros ¿No?
—En los libros y en raros casos de la vida real.—Ahora habla ella en un voz automática.
—El amor suele ser una mierda.—Le afirmó.
Sus ojos se conectan con los míos.—¿Cómo lo sabes si no te has enamorado?
Por qué te escucho hablar de lo feo que sientes cuando te da miedo no ser amada por Marcus.
Por qué he visto cuando Angela me mira y veo en sus ojos ese refiero de lo tan inalcanzable que me siente.
Yo alzo mis hombros.—Intuición del pesimista.
Ella rueda los ojos.—El amor no es tan malo.
—Igual. Prefiero evitarlo.
Nadie va a ser capaz de amar éste rompecabezas. Nadie va a ser capaz de amarlo, ni siquiera capaz de armarlo. ¿Por qué perder mi tiempo buscando algo que no existe?
Ella clava sus ojos en el césped y puedo leer con tanta facilidad en sus ojos que la conversación sobre el amor no es la verdadera razón por la cual está aquí.
No planeo presionar, aquí que sigo comiendo las mini pizzas y bebiendo del jugo.
—Necesito alcohol.—Dice ella.
Ahora sé que su visita es sería. Lo sospeché desde su llamada tan repentina. Así que de mi pantalón saque uno de esos portadores de Alcohol y se lo di. Ella toma un largo trago, y arruga la nariz.
—A papá le diagnosticaron cáncer.—Habla, sin más.
Yo dejo de respirar por un segundo. Pero vuelvo a verla, para ver si está bien. Sus ojos se cristalizaron.
Se esfuerza por sonreír.—Y ya sabes, a veces no soporto a mi madre para nada. No quería estar con ella hoy.
Tomo su mano, en muestra de mi apoyo. La luz del sol ya había empezado a desaparecer, así que nos metimos a la casa nuevamente. Nos quedamos en medio de la sala y antes de que ella fuera a sentarse en el sofá la acerque a mí y la abrace fuertemente.
Pude sentír lágrima mojar mi pecho, pero eso no me importa en lo absoluto.
No soy muy bueno poniendo en el exterior mis sentimientos. Así que solo la abrazo.
—Por mucho que tu madre y tú no se lleven bien, deben de estar juntas. Deben estar juntas y ser fuerte, háganlo por tu Papá, ustedes dos son lo que él más necesita en estos momentos.—Le digo, mientras abrazo.
Ella se separa y hace el intento de limpiar sus lágrimas.—Odio admitirlo, pero tienes razón, Karter.
—¿Quieres que te lleve a casa?—Me ofresco.
—No, Gracias. Iré en Uber.
Aunque no me gusta para nada su idea de irse en el auto con un desconocido, acepto en su decisión. Esperamos afuera de la casa hasta que el auto llega por ella. La abrazo y le doy un beso en la cabeza.
La veo irse en el auto y suspiró.
Mi abuela aparece detrás de mí, posa su mano en mi hombro, puedo percibir esa sonrisa llena de orgullo.
—No solo eres bueno juntando las piezas de cartón de un rompecabezas, Karter. También, eres bueno juntando personas, uniendo sentimientos, armando almas.
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—NOTA IMPORTANTE—
⚠️ ¿Recuerdan las veces en las que mirabamos enojada Zara por qué Karter se fue? ⚠️
⚠️Zara se sentía así porque Karter era el único con el que tenía la suficiente confianza de abrirse y hablar sobre la enfermedad de su padre, cuando Karter "desapareció" Zara pensó que él la había abandonado, por eso se siente enojada. ⚠️
Hora Sad. Por lo visto, estamos empezando algo mal.
¡Simpre hay una luz al final del túnel!
Nota para Karter: Alguien si estaba dispuesta a armarte y amarte como te merecías. No estabas solo, Brownbear. C:
Capitulo dedicado a mi gente hermosa que ha estado con Karter Brownbear.
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