Pasaron las horas, entre copas y gente que no conocía. Baekyung me había ignorado casi toda la noche. Supuestamente el chico era hijo de su padre pero no de su madre por eso compartían apellido paterno y tenían más de 10 años sin verse.

Yo, por mi parte tenía que estar ahí sin hacer nada, viendo como mi novio hablaba con otro y mi amante era exhibido como trofeo por su marido.

Aunque pensándolo bien, tenía casi 30 minutos sin verlo... Mi celular sonó avisando un mensaje y lo abrí, viendo que era de la persona que ocupaba mis pensamientos.

-"Ven al patio"

Era lo único que decía.

Mi corazón comenzó a bombear rápido — Voy al baño, ya vuelvo — avisé a Baek y él asintió, no dándole mucha importancia.

Miré al rededor y vi a Namjoon riendo con un grupo de personas que escuchaban atentos lo que sea que estuviese contándoles.

Salí por una puerta que daba la vista a un jardín hermoso y grande con piscina, que no imaginaba que el lugar tuviera.

Caminé hasta ella y miré el agua tranquila sin movimiento hasta que escuché una voz. La maldita voz más sensual de la jodida vida.

— ¿Estás perdido?

Volteé y fuí jalado por la corbata hasta detrás de unos arbustos grandes que simulaban un laberinto. No dije ni una palabra ya que Jimin atacó mis labios en un beso tan voraz y necesitado, que me dejó mudo.

Nos tocábamos mutuamente, yo apretaba fuerte sus grandes nalgas y él clavaba sus uñas en mi cuello.

Con manos ágiles quitó mi correa y abrió mi pantalón, dispuesto a masturbarme sin dejar de besarme, me tenía en las nubes. Así que hice lo mismo: abrí el botón y bajé la cremallera liberando su falo que estaba completamente erecto.

Y mientras nos besábamos, masturbábamos lento y delicioso el miembro contrario.

— Esto es una locura... — dije sobre sus labios una vez nos separamos por falta de aire.

— Quiero que me folles aquí — bajó más su pantalón y me dió la espalda, pegando sus manos al tronco de un gran árbol — soy todo tuyo, puedes hacer con mi culo lo que te plazca.

  Dios... Esas palabras. Sonreí sacando un preservativo de mi cartera como él me había ordenado. Se dió cuenta de que cumplí lo que me pidió y me recompensó con un beso, volviendo a su posición anterior.

Luego de ponérmelo, escupí sobre mi mano y la pasé por su separación metiendo un dedo de a poco, sintiendo como su ano se dilataba y pedía más.

— Tu marido está adentro, es su cumpleaños y tú estás aquí pidiendo mi polla en tu lindo culo ¿Puedes ser más descarado?

— Tu novio está adentro, con su hermano y tú estás aquí, loco por llenar mi culo ¿Quién es más descarado que quién? — estiró su brazo hacia atrás, tomó mi pene forrado en el látex y lo guió hasta su entrada — cógeme duro y rápido, no tenemos mucho tiempo — exigió.

 Y sus deseos fueron órdenes. Lo embestí de una sola vez logrando que soltara un grito, el cual callé de inmediato con mi mano sobre su boca.

La adrenalina bombeaba sangre a mi pene poniéndolo más duro y más grande de lo de costumbre y eso me encantaba, tenía a Jimin de espaldas como la primera vez que lo follé.

Comencé a penetrarlo más rápido sin quitar la palma de su boca mientras con la otra masturbaba su polla resbalosa.

— Te estoy llenando todo — dije en su oído — es tan jodidamente excitante estarte follando aquí, maldita sea, eres todo lo que me gusta, tan... Caliente.

No sabía de dónde salían esas palabras, solo surgían, Jimin me ponía a delirar.

Él echaba su culo hacia atrás buscando tenerme más profundo y yo me clavaba más duro, dándole repetidas veces a su próstata y sintiendo como su falo palpitaba en mi mano. Teníamos que ser rápidos o notarían que no estábamos.

— ¿Te vas a correr, bebé? — pregunté y asintió con su cabeza. Quité la palma de sus labios y él giró el rostro encontrándose con los míos, mientras ambos nos corríamos.

Mi mano llena de su esperma goteaba, lamió todo una vez salí de su culo y me dió un beso — Me encantas, te veo adentro.

Subió su pantalón y entró al lugar como si no acabara de dejarlo lleno de leche.

   Mi respiración era errática y mi polla a pesar de haberme corrido seguía dura, quería seguirlo tomando toda la noche. Me reí conmigo mismo pensando en la locura que acababa de hacer y comencé a caminar.

Saqué mi teléfono y fingí atender una llamada, saliendo de entre los árboles, para minutos después, entrar por una puerta distinta a la que salí pero que también permitía el acceso a la sala en la que estábamos reunidos.

Jimin estaba hablando con Baekyung, Namjoon y el hermano de mi novio. Acomodando mi corbata me uní a ellos.

— Oh, aquí estás — dijo Baek.

— Estaba atendiendo unas llamadas — lo tomé por la cintura y le di un beso en la frente.

— Hacen muy linda pareja —dijo Kim.

— Ustedes también, de verdad — habló mi novio.

Me parecía sumamente raro estar dialogando con el marido del hombre que me acababa de coger pero al parecer, Jimin estaba como si nada.

Un rato después, todos estaban bailando, menos yo. Yo permanecía sentado tomando de mi copa viendo como Baekyung bailaba con su hermano y Jimin con Namjoon.

Cada cierto tiempo me miraba y sonreía tan cínico, me acerqué a decirle a Baek que debíamos irnos, y él me pidió que lo dejara compartir con su hermano un rato más.

— Si quieres irte, vete, yo puedo llevarlo — dijo "Taemin" yo lo miré incrédulo y luego a mi novio, este asintió estando de acuerdo.

Increíble... — Ya me voy, Kim — avisé a Namjoon — pero mi pareja se va a quedar un rato más, yo estoy cansado.

— Gracias por venir, de verdad, Jimin, amor, acómpañalo a la salida.

Jimin asintió tropezando sin querer con él, haciéndolo tumbar su copa — lo siento mucho... — la forma en que lo miró era de pánico.

— Eres jodidamente torpe, te habías tardado en cagarla — escupió su marido con desprecio.

¿Cómo mierda podía hablarle así? Apreté los puños y mi mandíbula crujió de tanto apretar. Le quería romper la cara por tratarlo de esa forma. Había sido un accidente.

— Yo... De verdad lo siento, Nam...

— No digas nada, me llenaste todo el traje de vino. Mejor desaparece de mi vista y disculpa, Jeon, la torpeza de la gente — se fué hacia otro lado dejándonos solos.

Iba a decir algo pero Jimin me miró suplicante, así que me quedé callado.

Salimos hasta mi carro y una vez dentro, hablé con él por la ventana  — No fué tu culpa ¿Ok?

— Olvídalo, Nam está tomado, mañana se disculpará.

No le creí nada, pero nuevamente: no opiné.

— Iré a casa.

— Desearía ir y dormir contigo — dijo haciendo latir fuerte mi corazón.

— Desearía lo mismo...

— Tal vez... Algún día podamos.

— Me encargaré de que eso suceda pronto, lo prometo.

— Adiós...

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