t r e i n t a y u n o
Louisa se sentó junto a Jacob en medio del bosque, ambos mirando al frente.
—Le diré a Bella que la amo —dijo el chico y Louisa asintió, sabía que iba a hacerlo—. Necesita saber todas sus posibilidades.
—Sabes que no cambiará de opinión, Jake —murmuró Louisa.
—Tal vez no, pero no puedo perder la esperanza.
Louisa suspiró. El amor era tan complicado.
—Pude leer los pensamientos de Paul —admitió Jacob—, no sé a quién quieres engañar, Louisa.
La chica se encogió de hombros, no intentaba engañar a nadie, sólo no podía tomar una decisión. No tenía idea de qué era lo correcto o qué era lo mejor, aunque eso importaba poco, no sabía qué quería y eso no paraba de atormentarla.
—Vampiros —murmuró Jacob antes de ponerse de pie.
Louisa miró hacia atrás, quedando prendada de la cautivadora mirada de Jasper. Todo sería más fácil si no tuviera ese rostro de ángel, si no quedara maravillada cada vez que lo veía.
Jacob miró mal a Jasper.
—Está bien, Jacob, nos veremos después —dijo la chica, pero el moreno se mantuvo justo donde estaba.
—Paul me matará si sabe que te deje sola.
—¿Y haces todo lo que Paul te dice? —preguntó Jasper con un deje de odio en la voz, Louisa lo miró con reproche.
—Jacob, en serio, no pasa nada.
El chico se quedó observando a Jasper unos segundos más, quien se mantuvo imperturbable. Finalmente Jacob se alejó, diciéndole a Louisa que lo llamara más tarde.
—No sabía que Jacob y tú son tan cercanos —dijo Jasper tomando asiento junto a ella.
La chica se encogió de hombros.
—Supongo tenemos cosas en común.
Jasper asintió y se quedaron un rato en silencio, la relación con el rubio no había sido la misma desde que éste se había ido, era como si no se conocieran. Claro, su corazón latía con fuerza cada vez que lo miraba pero ya no podía hablar igual con él, ni tampoco sentía esa necesidad de estar cerca de él. Sin embargo, lo amaba. Sí, ella tampoco se entendía.
—¿Lista para la graduación? —preguntó Jasper al cabo de un rato.
—No estoy lista para una conversación trivial contigo, Jasper —respondió Louisa con un suspiro—. Pero sí, supongo que estoy lista.
El rubio frunció el ceño.
—Es sólo que has cambiado, Louisa.
—Sí, ya me lo dijeron cientos de veces, ya entendí, cambié.
Jasper sonrió levemente.
—No sé cómo hablarle a la nueva tú.
—Pues como solías hablarme, Jasper, realmente pareces un adolescente soso intentando hablarle a la chica que le gusta. Sólo falta que comiences a hablar sobre el clima.
Jasper rió.
—No logro acostumbrarme a esa nueva versión tuya, Louisa.
La chica suspiró.
—Pues tendrás que hacerlo.
Jasper asintió y se quedaron callados un rato más, Louisa sentía todo tan distante, aunque el rubio estuviera a su lado sentía como si cientos de kilómetros los separaran.
—Quiero entenderte —dijo Jasper mirándola.
Louisa sonrió.
—Ojalá tú puedas hacerlo, yo no lo consigo.
El rubio esbozó una sonrisa.
—Incluso respondes diferente.
Louisa asintió, eso era gracias a Paul sin duda.
—Hice cosas diferentes —admitió Louisa—, cosas que nunca haría, me arrojé de un acantilado —sonrió al recordarlo—, bueno, me arrojaron en realidad.
Jasper la miró preocupado.
—¿No te ocurrió nada? Pudiste lastimarte, Louisa.
—No estoy hecha de porcelana, Jasper.
—Lo siento, sólo que me preocupas, no quiero que nada malo te ocurra.
Louisa sonrió incómoda, recordando las palabras de Jacob: 'Jasper jamás va a impulsarte a vivir tu vida porque eso no va con su mundo'.
—¿En qué piensas? —preguntó Jasper sacándola de sus pensamientos.
—Sólo estaba recordando —hizo una pausa—. Recordé la muerte de mis padres, Billy Black me ayudó a hacerlo.
—¿Qué? ¿Por qué hizo eso? —preguntó Jasper visiblemente alterado.
—Sólo quería decirme el por qué puedo dañar vampiros, los recuerdos volvieron solos, estoy segura que ni siquiera él sabía que eso ocurriría.
El rubio la miró con la ceja encarnada.
—Quizá ellos quieren utilizarte como arma contra nosotros.
Louisa negó con la cabeza.
—No, jamás harían eso.
—Piénsalo, Louisa, los lobos nos odian, gracias a tus nuevas mascotas pueden tenerte en sus manos, pueden usarte.
La chica se puso de pie furiosa.
—No van a usarme, deja de decir eso.
—Sólo quiero protegerte...
—Sí, eso ya lo dijiste. Y puedo cuidarme sola.
No miró a Jasper antes de alejarse dando grandes zancadas, el rubio se había vuelto insoportable, él y su manía por creer que todos eran una amenaza para ella. Por supuesto que los lobos no lo eran.
Caminó por el bosque intentando despejarse, sabía que Jasper la seguía, seguramente quería 'protegerla', no sería una novedad, al parecer era lo único que sabía hacer.
—¡Louisa! —escuchó a alguien gritar.
Sonrió de oreja a oreja al ver a Embry junto a Jared y Seth.
—Iremos al acantilado, ¿vienes?
La chica asintió sin dejar de sonreír, uniéndose al grupo. Todos la miraron alegres, Louisa ni siquiera podía pensar en que los chicos fueran a utilizarla, estaban genuinamente felices de verla.
—Te extrañábamos mucho, Louisa —admitió Jared.
—No tanto como Paul, por supuesto —siguió Embry.
—Sus pensamientos son bastante molestos —acabó por decir Seth.
Louisa soltó una carcajada, parecían ser gemelos completando la frase del otro.
—Últimamente hay mucho drama en la manada, primero está Jacob quien no para de pensar en Bella; luego el triángulo amoroso, Sam, Emily, Leah. Y finalmente Paul, aunque él no sufre tanto, sólo piensa en ti.
Louisa sonrió y sus mejillas se encendieron, se preguntó qué pensaría Paul, quizá recordaban lo que habían vivido juntos o podría pensar en el futuro, si ellos acabarían juntos. No tenía ni idea, pero se alegró de saber que él pensaba en ella.
—Tenemos una apuesta —dijo Seth al cabo de un rato, ganándose una mirada asesina de los otros dos.
—¡Es un secreto, Seth! —se quejaron los dos al unísono haciendo reír a Louisa.
—¿Qué clase de apuesta?
Embry suspiró antes de hablar.
—Apostamos cuándo volverás con Paul.
—Yo dije que en un mes —dijo Seth radiante.
Louisa frunció el ceño.
—¿Así que apuestan a costa de Paul?
Los chicos asintieron con una sonrisa.
—Verás, con Sam y Jacob no hay incertidumbre, con Paul sí.
Louisa rodó los ojos y acabó por reír. Habían llegado al acantilado.
Recordó la sonrisa de Paul cuando habían saltado por primera vez, cómo la había tomado por la cintura y la había arrojado junto a él sin preguntárselo. Deseó que estuviera ahí.
—¡Los veo abajo! —exclamó Jared antes de arrojarse, seguido de Embry.
Seth miró sonriente a Louisa.
—Tú primero —dijo el chico.
Louisa suspiró, quizá ya hubiera saltado pero eso no le quitaba que era altísimo y siempre sería aterrador. Miró hacia abajo y escuchó los gritos de los lobos, quienes se burlaron de su falta de agallas. Louisa les lanzó una mirada asesina, pero ni siquiera los gritos de los chicos pudieron ayudarla a reunir el valor suficiente para saltar.
Antes de poder darle más vueltas se vio arrojada al vacío. En cuanto salió a la superficie fulminó a Paul con la mirada.
—¿En serio creíste que iba a dejar que saltaras sola? —preguntó el chico sonriente—. La verdad es que me siento algo ofendido de que lo hayas pensado.
Louisa lo miró mal y después le arrojó agua, Paul rió e imitó la acción de la chica. Al final acabaron los cinco arrojándose agua, todos estaban empapados y apenas podían abrir los ojos antes de que alguno de ellos le echara agua en el rostro.
Embry soltó una carcajada y los demás lo siguieron, Louisa no sabía por qué reían, pero no podía parar, era tan sencillo divertirse junto a ellos.
—Vamos, Louisa, Emily hará de cenar —dijo Embry a manera de invitación.
Louisa miró a Paul.
—¿Qué? ¿Esperas que yo te invite? —preguntó el chico burlón—. Yo no quiero que vayas, Evans.
La castaña volvió a arrojarle agua a Paul, quien simplemente rió y la ayudó a salir del mar. Louisa no podía evitar mirarlo y sonreír de oreja a oreja, Paul provocaba eso, esa felicidad que siempre la rodeaba; esas ganas de reír, de divertirse.
—Son tan bonitos —dijo Jared dibujando un corazón en el aire, fingiendo una voz chillona.
Louisa rió antes de comenzar a perseguirlo para golpearlo.
—¡Nunca vas a alcanzarme, Louisa, soy un lobo!
La chica sabía que tenía razón, pero no podía dejar de correr, se sentía libre, como si el mundo le perteneciera. Sabía que Paul la observaba, tenía el cuerpo empapado y el cabello se movía con el aire mientras corría detrás de Jared, además de la sonrisa que no se le borraba de los labios.
Terminó por rendirse, dejándose caer en la arena. Los chicos la acompañaron y se quedaron mirando el horizonte, cómo el sol brillaba sobre el mar.
Se quedaron en silencio un rato, cada uno abstraído en sus pensamientos, sin dejar de observar el paisaje. En ese momento todo era perfecto, la vista y la compañía. Louisa se sentía en casa.
¡Hola! Muchísimas gracias por votar y comentar<33, adoro leer sus opiniones. Esta semana andaré algo ocupada por la escuela, trataré de subir capítulo el miércoles o jueves. En serio gracias por tanto.
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