d i e z
Louisa no fue a la escuela ese día, ni tampoco al siguiente, ni al siguiente. Ni siquiera Bella sabía cómo se encontraba, la chica había apagado su teléfono y tampoco recibía visitas.
Jasper había perdido la esperanza de verla en los pasillos de la escuela o eso se decía a sí mismo porque no dejaba de mirar a su alrededor en busca de esos ojos castaños que lo volvían loco.
Ya no había ido a buscarla a su casa, sabía que ella no abriría. Debía esperarla, Louisa volvería cuando ella se sintiera lista pero temía que ese día nunca llegara.
En cuanto llegó a casa, Alice lo recibió con una sonrisa en el rostro.
—Jazz, te estaba esperando —dijo con su usual voz cantarina.
Jasper encarnó una ceja.
—¿Qué ocurre, Alice?
La castaña simplemente sonrió y subió las escaleras, Jasper la siguió de cerca. Alice se detuvo antes de entrar a la habitación del rubio y después se hizo a un lado: Louisa.
Tuvo que mirar a Alice y verla asentir para darse cuenta que no era sólo su imaginación, Louisa realmente estaba ahí. En cuanto vio a Jasper bajó la mirada, podía sentir los nervios rodeándola, pero no estaba asustada.
Jasper quiso abrazarla, pero en lugar de eso sólo se acercó y se sentó frente a ella.
—Louisa —dijo a manera de saludo.
Louisa lo miró con los ojos cristalinos.
—Lo intenté, Jasper... realmente lo intenté.
—¿Qué?
Louisa suspiró.
—Alejarme de ti, intenté no pensarte, sacarte de mi cabeza y de mi corazón... tenía miedo —admitió—. No quería verte porque sabía que no podría alejarme de ti pero, aunque te evité, no pude mantenerme lejos.
Jasper la miraba y no podía dejar de pensar en lo hermosa que era, en lo bellos que eran sus ojos castaños, sus labios rosados, sus mejillas ruborizadas, su nariz respingada, sus delgadas y largas manos... no podía imaginarse una vida sin ella.
—No te alejes, Louisa —pidió Jasper—. Soy un egoísta por pedírtelo, lo sé, pero, por favor, no lo hagas.
Louisa se acercó a él hasta que sus frentes estuvieron juntas, Jasper respiró su aroma: vainilla y sangre. Sentía la respiración de Louisa en el rostro y escuchaba el inquieto latir de su corazón.
—Sé que soy un monstruo, Louisa...
—Para —dijo Louisa negando con la cabeza.
Antes de que Jasper pudiera hablar los labios de Louisa rozaron los suyos, dulce y tímidamente, como si no estuviera segura de lo que hacía. Jasper no pudo aguantar más y la tomó por el rostro, pasándole las manos por el cabello. Sus labios se movían ansiosos sobre los de Louisa y ella le correspondía; sentía las emociones abrumándolo, las propias y las de Louisa.
Louisa le acarició el rostro con los pulgares, Jasper sonrió en medio del beso y la chica lo imitó. Pasó su lengua suavemente por los labios de Louisa y la escuchó suspirar, sus manos se posaron en su delgada cintura y la abrazó contra sí.
Cuando Louisa se alejó, Jasper no pudo evitar sonreír. Justo en ese momento se sintió feliz, completo aunque sabía que aún tenía mucho que hablar con ella.
—Hubiera querido ser yo quien te lo dijera, Louisa, lo lamento.
Louisa negó con la cabeza.
—Eso ya no importa, Jasper, lo importante es que lo sé. —Hizo una pausa— Mereces una explicación de por qué me alejé así.
Jasper le tomó la mano mientras miraba a Louisa expectante, por primera vez en mucho tiempo, la sentía tranquila, sin que él tuviera que intervenir.
—Supongo que sabes que a mis padres los mató un animal, todo el mundo lo sabe —admitió mirando hacia abajo, después volvió a mirar a Jasper—. No tenían ni una sola gota de sangre en el cuerpo.
—¿Y piensas que yo lo hice?
Louisa se apresuró a negar con la cabeza.
—Nunca pensé que hubieras sido tú, sólo... sólo tenía miedo.
Jasper la abrazo y acunó en su pecho mientras Louisa seguía hablando.
—Fue demasiada información en muy poco tiempo, saber qué eres, qué les había ocurrido a mis padres... no pude con tanto. Fue entonces cuando me quebré, la pasé encerrada en mi habitación llorando sin apenas comer nada; sin parar de sentirme sola. —Hizo una pausa— Pero me di cuenta que no lo estaba, porque te tengo a ti y todo dejó de importar, sólo quería verte. Entonces recurrí a Alice y aquí estoy.
Jasper sonrió.
—No volveré a alejarme de ti, Jasper. Nunca.
—Confío en ti, Louisa.
Jasper le besó la frente y le acarició el cabello, sabía que le tocaba hablar. Se puso de pie y le tendió la mano a Louisa.
—Vamos.
—¿A dónde iremos? —preguntó la chica poniéndose de pie.
Jasper simplemente le sonrió y de un momento a otro se encontraba corriendo a toda velocidad por el bosque con Louisa en la espalda. Al principio la notó tensa pero poco a poco se fue relajando. Sentía la respiración de la chica en el cuello y su cabello rozándole el rostro.
Se detuvieron en un enorme prado en una de las partes más altas del bosque. El sol iluminaba el lugar y el viento ondeaba las hierbas. Louisa bajó de la espalda de Jasper y miró el lugar con una enorme sonrisa.
—Te mostraré algo —le dijo Jasper haciéndola mirarlo—. Esto es por lo que no salimos al sol.
Dio un paso al frente y dejó que el sol le inundara el cuerpo, Louisa soltó una expresión de asombro.
—Eres... maravilloso.
Jasper sonrió y se acercó a ella, rodeándola por la cintura.
—No entiendo cómo puede gustarte eso, Louisa Evans.
—Cómo no iba a gustarme —podía percibir la emoción en su voz—. Es como si tuvieras diamantes por todo el cuerpo.
Jasper sonrió y se tumbó en la hierba seguido de Louisa.
—En mi familia somos diferentes... —comenzó Jasper—. Sólo cazamos animales, aprendimos a controlarnos... yo aún estoy aprendiendo —reconoció Jasper.
Louisa asintió y le acarició el rostro a Jasper, le gustaba esa forma que tenía de mirarlo, como si estuviera presenciando una obra de arte.
—¿Alguna vez has...?
—¿Querido matarte? —completó Jasper, sonriendo ligeramente—. No. Dueles, Louisa.
Louisa frunció el ceño.
—¿Cómo que duelo? —preguntó Louisa.
—Nunca antes había sucedido —explicó—. Pero cuando intento influir en tus emociones me duele, como si una parte de ti me rechazara.
Louisa lo miraba confundida, Jasper sonrió al verla así, moviendo los ojos de un lado a otro mientras pensaba.
—Edward lee la mente —dijo Jasper y Louisa se ruborizó—. Le pedí que leyera la tuya, necesitaba saber qué pensabas... pero le ocurrió lo mismo que a mí cuando lo intentó: dueles, Louisa.
—Pero has influido en mis emociones...
—Prefiero sentir dolor yo, antes de que tú lo hagas.
Louisa sonrió y se acercó a él, el rostro de Jasper brillaba, al igual que sus ojos.
—¿Algún otro de tus hermanos tiene poderes?
—Alice ve el futuro —Louisa abrió la boca—. Sus visiones son subjetivas, pueden cambiar de acuerdo a las decisiones de la persona.
—¿Ella me vio? —preguntó Louisa, los ojos le brillaban.
—A ti no. Hay algo en ti que parece rechazar a los vampiros —Jasper sonrió—. Pero vio que se acercaba algo o alguien que me haría bien... que sería para mí.
Louisa sonrió.
—¿Por qué yo, Jasper?
—Me haces bien, Louisa. —Hizo una pausa— Solía vivir abrumado por las emociones ajenas, por mi pasado... y de pronto te vi, mejor dicho, sentí, en el salón de biología; miles de emociones te rodeaban y no pude evitar acercarme a ti. Pero había algo en especial... esa tranquilidad que aparentabas, te esforzabas tanto en parecer serena que al final lo lograbas. Quise aprender de ti.
Jasper le acarició el cabello.
—Dios, Jasper... nunca esperé nada de esto.
El rubio sonrió.
—Creo que nadie lo hizo, salvo por Alice; en cuanto me vio acercarme a ti estuvo segura de que eras tú. La persona que yo necesitaba. —Louisa entrelazó sus manos, las suyas eran suaves y pálidas, casi tanto como las de Jasper— Cuando te alejaste, ella nunca dudó que volverías; yo tenía mis dudas a decir verdad.
—No volveré a hacerlo.
Los labios de Jasper encontraron a los de Louisa, Jasper disfrutaba de tenerla tan cerca, de poder sincerarse con ella. No le cabía duda de que estaban hechos el uno para el otro; sólo con Louisa tenía esa sensación, de estar con alguien que parecía haberlo conocido muchos años atrás.
Louisa se alejó de él y Jasper la vio dudosa, estaba seguro de que quería preguntarle algo.
—No me ofendo si haces preguntas, Louisa.
La chica hizo una mueca extraña y Jasper la miró divertido.
—Siempre he tenido una pregunta en cuanto a los vampiros... —comenzó Louisa y Jasper asintió—. ¿Si se cortan el cabello no les vuelve a crecer?
Jasper soltó una carcajada.
—Nunca me lo había preguntado, pero ahora que lo pienso es una buena pregunta.
Louisa sonrió.
—Siempre he querido saber qué se hace en esos casos, te cortas el cabello y... ¡ya no vuelve a crecer!
Jasper le acarició el rostro sin poder borrarse la sonrisa, a diferencia de él, el rostro de Louisa era cálido e irradiaba algo, no era felicidad como tal, era mucho mejor que eso. Louisa lograba tranquilizarlo sin necesidad de ningún poder sobrenatural, sólo requería de su presencia para hacerlo.
Sus labios rozaron los de Louisa y ella le acarició el cabello; el beso era lento y sin prisas, simplemente disfrutaban de tenerse cerca.
—Si supieras cuánto tiempo llevaba esperando por esto... —susurró Jasper sin alejarse de ella— esperando por ti.
Louisa le besó los labios para después sonreír, Jasper la sintió dudosa a su lado. Estaba seguro de que quería preguntar algo, siempre que quería hacerlo comenzaba a dudar y después se ponía nerviosa.
—Puedes preguntar —sonrió el rubio.
Ella sonrió a medias.
—Quería saber cuántos años tienes.
—19 —respondió Jasper y Louisa frunció el ceño—. Aunque realmente tengo 177 años.
Louisa se quedó boquiabierta y al cabo de un rato sonrió.
—Nunca me han gustado los adolescentes —admitió haciendo reír a Jasper, quien le dio un beso en la mejilla.
—Bien, Louisa, debemos irnos.
La chica lo miró con la ceja encarnada.
—Es hora de que conozcas a mi familia.
Les agradezco muchísimo sus votos y comentarios, no saben lo mucho que me motivan❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro