Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

59. El hermano


—¿Una caída con la bici?

—Sí, mami —asegura Heather, ya sentada en el sofá de su salón—. Tendríais que haber visto como se quedó...

Claudia continúa examinando el tobillo de Heather entre sus manos. Mira a su hija y la ve guiñarle un ojo para pedirle discreción por lo que ella averigüe con su Stigma. Negante, Claudia sonríe y la deja estar, incorporándose.

—¿Y dices que copiaste las habilidades de Logan? —pregunta entonces su padre, allí de brazos cruzados. Mira hacia Logan al hacerlo, que sigue asomado al salón, demasiado cohibido para lo que él solía ser en esa casa.

—Sí... Ni siquiera me di cuenta. Pero no llevaba guantes, y...

—¿Y tu pulsera inhibidora?

—... No la llevaba puesta —reconoce la chica, cabizbaja—. Pero estaba en un sitio muy alejado, no había nadie así que yo...-

—Estaba Logan.

Ante el silencio que se forma, Logan decide interceder en favor de su amiga.

—No fue culpa suya... fui yo quien se acercó —le dice—. Además, yo tampoco la llevaba.

Arnold observa a Logan durante unos segundos, serio. Descruza los brazos y camina hasta el chico, que parece amedrentarse ante ese acercamiento por la tensión del tema que tratan.

—Pues que no vuelva a ocurrir, Logan —ordena al llegar hasta él, y le pone la mano en el hombro brevemente—. Haced el favor de no buscaros los problemas. Bastantes hemos tenido ya.

—No lo haremos...

Con un leve asentimiento, Arnold se dirige hacia la puerta principal.

—Voy un momento al coche y aprovecharé para hacer una llamada —le dice a su mujer—. No tardo nada.

—Claro, cielo. —Una vez la puerta se cierra tras él, Claudia vuelve a dirigirse a los jóvenes—. Así que un tren, ¿eh?

—¡Pero calla, mamá!

Claudia se ríe.

—Tranquila, no se lo diremos a papá. Lo importante es que los dos estáis bien.

—Y lo estamos... Ya casi ni me duele, de verdad —les dice Heather, tocándose el tobillo—. Debí de copiar también su habilidad regeneradora...

—Es posible. Pero que no vuelva a suceder, ¿de acuerdo? Nada de salir sin la pulsera.

—Si la llevaba, en la mochila, pero... No me la puse.

—Pues debes llevarla puesta. Y lo sabes.

—Sí, lo sé...

Logan se rasca la mejilla, todavía cortado de estar allí después de tanto tiempo.

—Bueno, yo... creo que debería irme ya —anuncia, sin mucho ánimo—. Seb me está esperando y...

—¿Por qué no te quedas a cenar, Logan? —le propone de pronto Claudia—. Seguro que a Sebastien le parece bien. Así podemos ponernos al día, que hace mucho que no nos cuentas como te va.

—Bueno, sí, pero es que hoy tenía que...

—Si hoy no puedes, tranquilo. Puedes pasarte otro día, no te preocupes.

—¡Claro que puede! —interviene Heather al momento—. Además, ¿a dónde va a ir con esa ropa llena de barro?

—¡Pues a mi casa a cambiarme, Heat Her...! —Logan ve que la chica se incorpora del sofá y va a hasta él, con el ceño fruncido.

—Vaya, pues sí que es verdad que está mejor —se ríe Claudia—. ¡Mira qué rápido se mueve ya!

—Vas a quedarte —le susurra a Logan, con los ojos entrecerrados—. Y vas a aprovechar para ir a pedirle ropa limpia a Dustin.

—¿Qué? —Se aclara la voz, tras soltar un gallo—. No, no, en serio, me tengo que ir. Hoy no...

—Hoy sí... Logan —insiste—. ¿Cuánto más tiempo piensas seguir alargando tu malestar con esta situación?

—Pues...

Termina por relajar un poco los hombros, y suspira al sopesar las palabras de su amiga. Ve que Claudia también le mira con una sonrisa calmada, a esperas de su respuesta.

—...está bien. Lo haré. —El rostro de Heather se ilumina ante su contestación—. Pero que conste que lo hago por ti, Heat Her. Si por mí fuera, me esperaría a un día en que yo estuviese menos, no sé, ¿lleno de mierda?

—Eso es lo de menos —se ríe ella—. Lo que importa es la actitud.

Heather se dedica a ponerle bien el cuello de la camiseta, aunque eso no arregla en absoluto lo desastroso que se ve, todo embarrado.

—Anda, ve. Yo también iré ahora a cambiarme.

Con una mueca de amargura, Logan dedica una última mirada hacia la madre de su amiga, que le devuelve una sonrisa de ojos cerrados. Heather se queda allí un rato, viendo como Logan se dirige hacia las escaleras y las sube para llegar hasta los dormitorios en los que tantas veces ha estado.

Claudia camina hasta su hija y se cruza de brazos. Cuando ella la mira, ladea la cabeza sin abandonar su sonrisa enternecida.

—¿Por qué me miras de esa forma, mamá?

—Porque me hace feliz verte así —le dice—, ese gesto de arreglarle la camiseta... ha sido muy de marido y mujer, ¿no crees?

Heather se queda con el gesto enrarecido, hasta que hila cabos y se ruboriza.

—¡Mamá! ¡Pero... pero mira que eres cotilla, eh! —Echa a andar hacia las escaleras, con tal de evitar una conversación sobre su beso con Logan.

Claudia simplemente se ríe.

. . .

Carraspea. Respira hondo. Incluso menea el cuello hasta hacerlo crujir, a un lado y a otro.

Logan todavía tiene la mano frente a la puerta cerrada de Dustin, a punto de tocarla. Heather aparece en ese momento por el pasillo, recién llegada de las escaleras.

—Pero ¿qué haces ahí aún?

—Eh... ¿Eh? ¡No me agobies, Heather, no me agobies!

—¿Y tú eras el adicto al riesgo? —suelta una risilla, antes de encerrarse en su habitación. Desde el interior, Logan la oye decir—: Si te da miedo mi hermano, apaga y vámonos...

—Y dale, ¡que no es miedo...! Es...

Sin saber cómo terminar la frase ni tener a nadie a quien decírsela allí, Logan suspira.

«No creo que necesite describirlo, a estas alturas».

Con expresión determinada, se decide entonces a dar un par de toques a la puerta con los nudillos.

—Dustin, soy...

—Adelante. —Logan oye la voz de su amigo al otro lado de la puerta y se tensa.

Al abrir la puerta y asomarse, lo ve de espaldas a él, sentado en su silla de escritorio frente a la única ventana que hay en la habitación.

—Ey, Dust...

Es cuando Logan le habla sin una puerta de por medio que Dustin reconoce mejor su voz y gira sobre sí mismo para mirarle. A Logan le parece que su expresión muestra más extrañeza que enojo, lo que le tranquiliza un poco.

—Hola... —vuelve a decir Logan.

Dustin sigue observándole, a él y a su ropa llena de barro, sin decir nada. Cohibido, Logan ve el aspecto desmejorado de su amigo y solo puede pensar en el tiempo que lleva sin verle, la razón de que le choque tanto verle así de apagado.

Sin que ninguno de los dos diga nada durante unos segundos, Dustin termina por levantarse de la silla, apoyando la mano sobre el escritorio.

—¿Qué te ha pasado? —pregunta al fin Dustin, de nuevo con la voz entumecida.

—¿Eh...? Bueno, es que... —Carraspea y se recoge de brazos—. Me quedé sin bici.

Dustin apenas muestra un leve gesto de duda.

—Verás, lo cierto es que... Heather me ha dicho que subiese a pedirte algo de ropa seca, y yo, en fin... Insistí en que no era necesario, que sería mejor irme a casa y cambiarme, pero se empeñó en que me quedase, y...

—¿Quedarte?

—Sí... a cenar con... vosotros —le dice, con demasiado reparo—. Yo no he parado de negarme, pero tu madre y tu hermana...

Con el mismo semblante ausente, Dustin se dirige sin mucha prisa hacia su armario empotrado de madera. Bajo la tensa mirada de Logan, que aún no se ha movido de la entrada, abre la puerta corredera y se dedica a buscar prendas en su interior.

Logan se descruza de brazos y comienza a rascarse las heridas de sus dedos, nervioso por ese silencio tan incómodo. Ve como el rubio se toma con mucha calma su tarea, mientras observa esta y aquella camiseta antes de dejar las elegidas sobre una silla de director cercana. Lo mismo hace con los pantalones.

—Oye, Dust, que... tampoco quiero molestarte tanto —dice de pronto Logan.

Se acerca y coge lo primero que encuentra del montón que Dustin formó: una camiseta de manga corta con el eslogan de una bebida energética y unos vaqueros.

—Mira, con esto ya está bien, no hace falta que saques más.

Dustin se detiene entonces y lo mira por unos segundos, antes de regresar a su silla para sentarse de nuevo. Con la misma parsimonia que usó en buscar la ropa, Logan ve que cierra una libreta que tiene encima del escritorio y deja la mano sobre la tapa, toqueteando las anillas de metal con las uñas.

Al ver la muñeca descubierta de su amigo, Logan se fija entonces en las marcas rojizas que le ha dejado la pulsera inhibidora de Stigmas: sabiendo lo poco que Dustin sale de casa últimamente, solo puede pensar en que la haya estado llevando incluso cuando no era obligatoria.

—Me... cambio enseguida y me voy —le asegura con boca pequeña Logan.

—No hay prisa.

Con una sonrisa igual de nerviosa, Logan camina con la ropa hasta la cama y comienza a cambiarse, tan rápido como es capaz. Dustin continúa con su mirada gacha puesta en la tapa de esa libreta que cerró. Sigue sin cambiar su expresión taciturna.

—Así que te... quedas a cenar.

Logan ya se ha puesto la camiseta y ahora se dedica a arremangarse el dobladillo de los vaqueros pues, aunque él ha crecido unos centímetros en el último año, sigue sin llegar a la talla de Dustin.

—Sí, pero... intentaré no alargarme mucho —insiste de nuevo, a pesar de que el tono de Dustin sonó más curioso que molesto—. Solo vine a traer a Heather y, bueno... la cosa se enredó bastante...

—¿Traerla? ¿De dónde...?

Logan gira la cara hacia Dustin y por un momento le mira directo a los ojos, pero al momento vuelve a desviar la mirada hacia el suelo.

—Es que... quise ir a verla —empieza a explicar, con las manos sujetas al borde de la cama donde se sentó—. Pero a la vuelta tuvimos un... percance con la bicicleta y ella se hizo daño en el tobillo al caer. Por eso decidí traerla a casa en... brazos.

—¿En brazos...?

—Sí. Como una princesa. —Se encoge un poco de hombros, de nuevo con una media sonrisa de nervio—. Aunque hubiese podido venir sola, porque al copiar mis poderes sin querer, su lesión se curó en el trayecto. Resulta que también puede reproducir los míos...

—¿N-no llevaba la pulsera...?

—No. Estaba en un lugar bastante alejado y necesitaba... descansar.

—...Entiendo.

—Yo tampoco la llevaba, en realidad, así que no toda la culpa fue suya —le dice en un tono más bajo, avergonzado—. De normal la llevo siempre detrás, pero no sé qué me pasó hoy. Estaba un poco distraído y, en fin... Últimamente tengo muchos días así de tontos.

Sin decir nada, Dustin mira hacia su escritorio y alcanza algo pequeño que se coloca alrededor de su muñeca. Al escuchar un pequeño clic en el silencio, Logan enseguida sabe que se trata de la pulsera inhibidora y, aunque no comprende por qué se la pone estando en su propia casa, sigue sin atreverse a preguntarle.

Dustin se levanta de la silla con lentitud y se dirige hasta la puerta con esa misma tranquilidad. Se detiene allí, girado de medio lado hacia Logan.

—¿Vienes?

—¿Eh? Sí, claro —titubea. Se levanta enseguida—. Voy a... avisar a Sebastien de que me quedaré aquí. No quiero que se preocupe.

Todavía con aspecto serio, Dustin se limita a asentir. Una vez se marcha su amigo por la puerta y se queda a solas, Logan suspira mientras saca del pantalón que se quitó su teléfono móvil.

«Seb no se lo va a creer, cuando le cuente todo esto...».

◇◇◇

—Sí, Sebastien. Logan está aquí con nosotros. —Arnold ya casi se ha terminado el cigarrillo que salió a fumarse en el jardín, con el teléfono en la otra mano—. Claudia seguramente ya lo haya invitado a cenar...

>Así que al final se ha atrevido a pasag de la puegta, ¿eh?

—Eso parece. —Expulsa el humo por la nariz, calmado—. Vino a traer a Heather. Según han dicho, tuvieron un pequeño percance con el Stigma de ella.

>¿Percance?

—No llevaban las pulseras puestas.

>Pero ellos están bien, ¿no?

—Sí. No ha pasado nada que no haya... traído algo mejor.

Ninguno de los dos añade más por unos segundos. En mitad del camino empedrado de su jardín, Arnold mantiene el ánimo serio que lo caracteriza, con su mirada clara puesta en la nada.

>Logan sigue sin estag de acuegdo con todo este asunto...

—¿Asunto?

>Las pulseras inhibidoras.

—Pero ya lo hablaste con él, ¿no? Me contaste que terminó por comprender las circunstancias y... los motivos.

>Claro que lo comprende. Pero no lo compagte: continúa creyendo que es injusto y vergonzoso... un paso atrás. Llegó a decig que están poniendo a las personas con poderes a la altura de los animales salvajes.

—Y lo lamentable es que algunos son peor que esos animales. Por ellos estamos así.

Sebastien se toma un momento antes de responder a eso.

>¿Sabes? Creí que me aliviaría pensar en que, hiciésemos lo que hiciésemos, todo esto terminaguía del mismo modo, pero... No fue así, Arnold.

—Sebastien...

>La realidad es que yo hice que toda esta locura se desbordase. Y cada día que asisto clases en la mansión, cada vez que veo a esos proyectos de personas preguntarse el porqué de sus singularidades, de sus prohibiciones... Siento que nada de lo que yo haga podrá solucionar el horrible error que cometí.

—No fue tu error. Fue el de ambos —le corrige con pesar—. Debimos contarle a Logan y a Grace la verdad sobre sí mismos desde el inicio. Las mentiras que usamos para protegerlos de ese dolor que nosotros ya habíamos vivido solo les trajo más sufrimiento.

>Fuese solo mi error o de los dos, las consecuencias rompieron a nuestros hijos. Y nada de lo que nosotros hacemos o decimos consigue sanar del todo esa herida, porque realmente es algo que ya no tiene solución. Y pensar en ello me desespera como no te haces una idea...

—Aprenderán a vivir con ello como hicimos tú y yo, Sebastien —dictamina, girándose hacia su casa y observándola con desánimo—. Son mucho más jóvenes de lo que nosotros éramos cuando todo aquello nos pasó, pero... no les queda otra opción.

Sebastien sonríe al otro lado de la línea y eso se percibe en como se anima un poco su tono al continuar hablando:

>Sí... tienes razón, son nuestros hijos: si nosotros pudimos seguir adelante, ellos podrán con más. Porque no solo llevan nuestra sangre, sino la de las mujeres más fuertes que tú y yo hemos conocido...

—Eso es muy cierto.

>Si Gerald estuviese aquí, probablemente estaría haciendo lo mismo que Logan. Lo mismo que yo hice contigo cuando ella murió.

—La historia se repite, ¿verdad?

>Ni siquiega recuegdo cuanto tiempo me llevó recuperar el contacto con vosotros. Los Krausser siempre lo dais todo, pero cuando eso os deja sin nada... sacaros de vuestro caparazón es toda una proeza digna de héroes.

—Sí. Por esa razón nosotros nunca hemos podido seguir hacia delante sin los Edler. Y sin los Monsang.

De nuevo se crea un silencio entre ambos, en ese ambiente tan melancólico que suele formarse cada vez que tocan el tema que todos parecen querer evitar.

—Lo único que deseo es que puedan encontrar algo de felicidad en su tristeza —murmura, casi como un pensamiento al aire. Su abatida mirada está puesta ahora en la puerta de su garaje—. Ya no les pido nada más...

>Lo harán, amigo mío. Ten clago que lo harán, algún día.

◇◇◇

—No, yo no lo tengo tan claro, Heather —asegura Logan—, esto es una mala idea.

—Vamos, no seas bobo —rebate, reunida con él fuera de los dormitorios—. Ya has visto que mi hermano tampoco se ha negado.

—¡Pero es que tampoco ha dicho que sí! —se queja, entre susurros—. Sigue con esa cara de insuficiencia que...

—Déjate de tonterías y ve con él. Mi padre ya te ha puesto el colchón en su cuarto, como siempre.

—"Como siempre" ... seguro que sí —resopla, rascándose la mejilla—. Cuando me dejó su ropa ya le aseguré que me quedaría lo justo, que no iba a molestar. Y ahora vais tú y tu madre y decís que me quede a dormir. Con dos coj-

—¡Que entres ya y dejes de hacer el pavo! —le ordena, empujándolo por la espalda hacia la puerta abierta de Dustin—. Tú no molestas, eres tan bienvenido como Victoria cuando viene a pasar la noche en mi cuarto.

—Espera, ¿qué? ¿Que Victoria es tu mejor amiga ahora...?

—¡Ve antes de que vuelva del baño! Así igual te da tiempo a pensar algo inteligente que decir, ¡en lugar de estar aquí lamentando tonterías!

—Pero bueno, Heat Her, ¿desde cuándo te volviste tan insensible? —Se sujeta del marco de la puerta, siendo empujado—. Fue cuando te cortaste el pelo, ¿verdad?

—¡Al contrario! Soy muy sensible. Por eso me afectan tanto vuestros asuntos no resueltos —asegura, y lo deja estar. Se pone de brazos en jarra—. Así que nadie puede decirme que no puse los medios para ayudaros.

Logan frunce el ceño y no puede evitar una sonrisa de amargura. Quita la mano del quicio y relaja un poco los hombros.

—Tienes razón, debería estar pensando en algo. Pero es que lo de escribir guiones no es lo mío... me gusta más improvisar.

—Pues improvisa. Pero deja de llenarte la cabeza con dudas tontas: relájate, solo es Dustin.

La sonrisa de Logan se atenúa un poco.

—...Precisamente.

—Ey, vamos... Todo irá bien, ya lo verás.

Justo en el momento en que Heather toma con delicadeza la mano de Logan entre las suyas, la puerta del baño se abre. Tanto él como ella dan un respingo por el susto, gesto que separa sus manos entrelazadas y los tensa al instante.

—...Puedes pasar si quieres —le dice Dustin a su amigo, en su habitual tono indiferente—. T-te estaba buscando un cepillo de dientes nuevo y... toallas.

—¿Eh? ¡Ah, vale...! Genial, gracias —responde, casi interrumpiendo al otro antes de que acabe la frase—. Enseguida voy, y... eso.

Dustin sigue sin cambiar su expresión de monotonía, mientras Logan se dirige al baño. Heather ve a su hermano mayor caminar directamente hacia su dormitorio, sin prisas.

—Buenas noches, Heather —le dice, al pasarle por el lado.

—Buenas noches... —responde ella. Ve que Logan sigue indeciso en la puerta del baño, una vez Dustin ya entró en su cuarto. Arquea una ceja con ironía—. ¿Crees que serán "buenas" noches?

—Te lo estás pasando bien, ¿verdad?

La chica se ríe y se dirige hacia su habitación.

—¡Suerte! —le dice con un guiño, justo antes de juntar su puerta.

Logan suspira, dejando caer la frente contra el marco de la puerta.

«Sí. La voy a necesitar».

. . .

Logan regresa a la habitación de Dustin al cabo de diez minutos, una vez se lavó los dientes y la cara con tal de espabilarse. Al llegar encuentra a su amigo sentado sobre su cama y escribiendo en una libreta, probablemente la que él vio cuando llegó.

Todavía con la manía de no aguantar los ojos sobre él más de unos segundos, Logan desvía la mirada hacia el suelo, allí donde colocaron un colchón con sábanas y una almohada: le viene una media sonrisa a los labios al recordar esa costumbre de la infancia, cuando se quedaba durante días en su casa y prefería dormir en el suelo antes que ocupar la habitación vacía de Sam, solo para poder estar juntos.

Dustin entonces deja de escribir y deja la libreta sobre la mesilla de noche, con el bolígrafo sobre ella.

—Logan... ¿te encuentras bien?

Él le mira enseguida, de nuevo alerta. La voz de su amigo suena tan sedada que no entiende por qué le tensa tanto, después de lo mucho que Heather le ha tranquilizado.

—¿Yo? Claro, ¿por qué lo dices?

—...te veo incómodo —murmura—. Siento que te hayan obligado a quedarte.

—¿Obligarme? ¡No, qué va, si no me han obligado...! Es que, en fin...

—F-fue lo que... me dijiste al llegar. Q-que te insistieron, y tú... solo querías irte rápido.

—Ah, eso... ¡Bueno, eso lo dije porque no quería molestarte!

Dustin apenas asiente con un sonido de garganta, no parece creer demasiado lo que oye. Sin saber bien cómo gestionar sus nervios, Logan decide entonces caminar hasta su colchón y sentarse en él, con las piernas cruzadas en plan indio. Mantiene una sonrisa igualmente nerviosa que intenta transmitirle algo de seguridad a su amigo, pero ve que Dustin sigue observándole con el mismo deje alicaído.

—En todo caso, soy yo el que siente haberse... acoplado —le dice Logan, y encoge los hombros—. En realidad, llevaba tiempo queriendo venir a veros, pero es que... no me atrevía.

—¿Por qué?

El hecho de que Dustin lo pregunte de un modo tan sencillo lo desarma totalmente.

—...no lo sé —miente.

Se hace el silencio por unos segundos. Ambos chicos han dejado de mirarse y tienen los ojos agachados.

—Bueno, pues... me alegro de que hayas venido —dice Dustin, todavía en ese tono que no evoca ninguna alegría—. Aunque... me hubiera gustado estar mejor para poder recibirte bien.

Logan vuelve a mirar hacia su amigo, con un gesto de extrañeza. Lo ve quitarse las gafas y dejarlas dobladas donde puso la libreta, de nuevo con movimientos sosegados. Al fijarse en ese gesto, sus ojos se centran de nuevo en las marcas que la pulsera inhibidora ha dejado en la piel de Dustin.

Y esta vez no puede contener sus palabras.

—Oye, Dust... ¿puedo preguntarte algo? —El rubio únicamente le mira, todavía sentado—. ¿Por qué llevas la pulsera dentro de casa?

—¿La... pulsera? —Parece estar bastante espeso y no solo por sueño.

—Sí, la inhibidora.

—Pues... porque la necesito.

—¿La necesitas estando en tu propia casa, con tu familia? —Logan no puede seguir disimulando su inconformismo—. ¿Por qué? Aquí no tienes que ocultar nada, ni controlarte, eres libre. ¿Por qué usar esa chatarra cuando no es obligatorio?

—N-no, no es obligatorio. P-pero así no tengo que medicarme tanto.

Logan no sabe qué responder a eso durante unos instantes. Pero enseguida sacude un poco la cara y se levanta con rapidez de su colchón, sentándose en el de su amigo.

—¿Y por eso dejas que te haga daño? —le recrimina, tomando su mano y girándola para mostrar las abrasiones por las descargas—. ¿Así es como quieres vivir a partir de ahora?

—N-no...

—Entonces ¿qué haces?

Dustin retira la mano y se la coge con la otra. De nuevo desvía la mirada hacia un lado.

—N-no tengo muchas más opciones, ¿vale? E-es lo que hay...

—Claro que las tienes, Dust —insiste. Ver humedad en los ojos esquivos de su amigo solo refuerza más su enojo con el tema—. Puedes utilizar los inhibidores de Sebastien, esos no te hacían daño, ¿recuerdas? ¿Por qué ya no llevas los pendientes?

Él niega.

—L-los pendientes sólo servían para delimitar. No para evitar que use mi poder.

—¿Y por qué diablos quieres evitarlo tanto ahora?

—Porque sí...

—¿"Porque si"? ¿Eres masoca y te gustan los malditos calambrazos, ahora?

—¡N-no, joder...!

—¡Entonces qué coño te pasa! ¿Es que ya no quieres vivir?

—¡Lo que no quiero es morir! —espeta, contenido.

Escuchar esa palabra frena en seco a su amigo.

—¿Cómo...?

—N-no quiero usarlo más —continúa, con la voz rota—. N-no quiero seguir atiborrándome a fármacos como he hecho toda la vida y terminar siendo un maldito yonki, para que acaben quitando mis fotos de la pared y todos me den por perdido.

—Dust...

—S-si llevo esa puta cosa... p-puedo bloquear mi Stigma cada vez que lo use sin darme cuenta, aunque me haga daño. Y d-de ese modo, puedo... retrasar una muerte prematura.

—¿Muerte prematura...? ¿De qué diablos estás hablando, Dust?

Dustin permanece cabizbajo, avergonzado al decir aquello.

—...el doctor Fisher me lo contó hace unos meses. Cuando estuve en el hospital... t-tuve muchos desajustes —confiesa, abatido—. Apenas recuerdo fragmentos de aquello, pero... s-sé que me volví tan reacio al tratamiento químico que el doctor tuvo que convencer a mis padres para que... me contasen la verdad. Para que yo reaccionase...

—¿La verdad? ¿Qué verdad?

Ve que su amigo se moja los labios antes de seguir, como si le costase tener que decir lo siguiente.

—Los fármacos de mi madre... n-no eran solo para rebajar los desajustes o "calmarme" —le dice, mirándole de soslayo—. Querían impedir que usase mi Stigma porque así alargaban mi esperanza de vida.

Logan guarda silencio, mientras encaja lo que su amigo le cuenta como piezas de un doloroso puzle. Se ve incapaz de responder nada durante unos segundos, tocado.

—N-nunca antes me dijeron nada porque, en fin, era solo un crío —continúa, y se encoge de hombros—. No hay forma bonita de decirle a un niño que, si no se toma las medicinas, se morirá a los veinte años.

—Pero eso... —Logan vuelve a tomarse su tiempo para encontrar las palabras—. Eso debe de tener alguna otra solución. Tu madre...

Ni siquiera es capaz de rematar esa frase. Ve a su amigo Dustin mirarle y no le hace falta que diga nada para entender la respuesta.

—...Tu madre debió volverse loca al no hallar otra solución —asume Logan, pesaroso—. ¿Por eso Teresa Montenegro quiso entrevistarla hace años...? Stevie...

Dustin asiente un poco.

—Mi madre no pudo medicarse durante el embarazo, como hizo la de Victoria. Porque n-no le sentaba bien juntar tantos inhibidores, la dejaban demasiado débil —le cuenta, tras un pequeño silencio—. Sobreviví al nacer, sí. Pero a cambio tuve que ser yo quien tomara inhibidores de por vida para que mi Stigma no me consumiese tan deprisa.

—Entonces...

Logan no se atreve ni a formular la frase. Pero Dustin sabe adivinar lo que su amigo quiere saber solo con verle la cara.

—He estado tomando medicación para debilitar mi Stigma desde que nací hasta hace un año, antes de los limitadores de Sebastien —le dice—. Así que, s-según los cálculos del doctor Fisher, si sigo utilizando esa pulsera... podré vivir hasta los cuarenta.

Las manos de Logan se cierran en puños y sus ojos se quedan puestos en la nada, mientras trata de asimilar lo que acaba de escuchar. Nota que le arde el pecho por dentro y que los ojos le escuecen.

—¿Por qué no me lo dijiste? —cuestiona al fin Logan, contrariado. Su pena se transforma poco a poco en enojo—. ¿Por qué no me contaste todo esto cuando te enteraste?

Ante el silencio Dustin, insiste con irritación:

—¿Cuánto tiempo has estado guardándote esta mierda tú solo?

—...Estaba esperando —murmura, sin mirarle.

—Esperando ¿a qué? ¿A cumplir los cuarenta? ¡Tío...!

—Q-quería mejorar, Logan. —alega, de nuevo contenido—. Quería estar mejor antes de regresar a la vida real, pero... n-no veo que ese día llegue, ¿entiendes? Al contrario, cada día que pasa me siento peor, más distraído y cansado de todo. —Niega y se encoge de hombros—. Y-ya no siento ilusión por nada, solo... un miedo terrible a perder a la próxima persona por la que sienta algo, a quedarme tirado o a morir antes de poder sentirlo. Y una... odiosa sensación de obligación, un... deber.

—¿Un deber?

Regresa los ojos a Logan, aunque tarda unos segundos en continuar. Parece tan contrariado como él lo estaba antes, pero sus ojos están rojos y su barbilla tiembla.

—De volver a ser de provecho antes de que se me acabe el tiempo.

—¿Y por qué no ibas a ser de provecho?

Él vuelve a agachar la mirada.

—Porque ya no distingo la realidad de las alucinaciones. Y me aterra... me horroriza que nunca se vayan del todo —confiesa Dustin con dolor—. Porque una parte de mí solo quiere rendirse, pero la otra... la otra s-sigue necesitando ser ese tío perfecto, el héroe que la gente que quiero necesita. Y-ya no sé qué hacer, ni qué decir...

Logan entonces esboza una media sonrisa, a pesar del daño que le provoca presenciar las lágrimas de su mejor amigo.

—Ey, no tienes por qué saberlo. A veces es bueno dejarse llevar, ¿sabes? No tener un plan de vez en cuando está bien. Si no hubiese sido por mi horrible sentido de la orientación, hoy no me habría encontrado con Heather. Y si no la hubiera visto, no me habría motivado a hablar contigo esta noche. No estaríamos aquí hablando, cada uno en su colchón, como cuando éramos críos, ¿te acuerdas?

—Pero y-ya no somos esos críos. Ahora somos...

—Ahora somos esos críos con unos cuantos problemas más encima, ¿y qué? Eso es lo guay, ¿no? Poder seguir avanzando, aunque tropecemos.

—¿Lo... guay?

—Eso es. Avanzar, sea como sea, durante el tiempo que podamos —continúa, y esta vez coloca solo una mano por el hombro de su amigo—. Y creo que... hoy me he dado cuenta de hacia dónde quiero avanzar yo.

Dustin apenas le mira con extrañeza, sin decir nada. Logan asiente, todavía con esa sonrisa determinada en los labios.

—Quiero convertirme en un policía que salve a las personas —le revela con aplomo—, pero solo si es a tu lado.

Ante la noticia, Dustin únicamente parpadea, confundido. Continúa con los ojos puestos en su amigo y, al verlo asentir de nuevo, confirma que habla en serio.

Y, aunque se contagia un poco de esa sonrisa, se toma unos segundos antes de responder.

—Suena... s-suena fantástico, Logan. P-pero... yo no sé si podré hacerlo ya.

—¿Por qué no?

—Y-ya te he dicho que... mi cabeza no está en su sitio, y... d-dudo que lo esté en mucho tiempo.

—Bueno... no tengo ninguna prisa. Algún día volverá a su lugar.

—Además, yo... aunque consiga leer una página de un libro sin distraerme con cosas que no existen, u olvidar lo que estoy estudiando... —Niega, pues le duele solo de tener que plantearlo—: N-no voy a durar demasiado, Logan. Por mucho que lo frene... Puede que... ni siquiera llegue a tiempo para trabajar contigo y nunca podamos...

—Eh, no pienso volver a abandonarte, Dust.

El tono de Logan no puede ser más firme y logra frenar a Dustin de golpe.

—Estaré a tu lado, tanto si lo consigues como si no, me da igual si son dos días o treinta años: lo haremos juntos. Para eso estamos los hermanos, ¿no?

"Hermanos".

Esa sencilla palabra cala a Dustin hasta lo más profundo de su ser. Todavía con los ojos anegados por la frustración acumulada que expresó frente a su amigo de la infancia, se ve incapaz de responder con palabras.

Logan lo entiende al momento y, sin decir nada más, lo acerca hacia él de un estrecho abrazo. Dustin se aferra con tal fuerza que muestra a la perfección ese temor que aseguró sentir hacia sí mismo: la inseguridad hacia su traicionera mente, al resto de personas y a su eventual abandono.

El acercamiento logra una intensa sincronía entre ambos, que provoca un pensamiento espejado en uno y en otro:

«Gracias por seguir aquí, hermano».


https://youtu.be/m6TXPNybrmk

Kodaline - "Brother"
[Canción de Logan]

Cuando éramos jóvenes
Éramos los únicos
Los reyes y reinas
Oh sí, nosotros gobernábamos el mundo
Fumábamos cigarrillos
Tío, sin arrepentimientos
Ojalá pudiera revivir
cada palabra

Tomamos diferentes caminos y recorrimos diferentes sendas
Sé que siempre terminaremos en el mismo cuando seamos viejos
Y cuando estés en las trincheras y estés siendo atacado, yo te cubriré

Si me estuviera muriendo sobre mis rodillas
Tú serías quien me rescataría
Y si tú te ahogaras en el mar
Yo te daría mis pulmones para que pudieras respirar

Te tengo a ti, hermano
Te tengo a ti, hermano
Te tengo a ti, hermano
Te tengo a ti, hermano

Oh hermano, lo nuestro va más allá de la tinta
bajo la piel de nuestros tatuajes.
Aunque no compartimos la misma sangre
Eres mi hermano y te amo, esa es la verdad

Estamos viviendo vidas diferentes, solo el cielo es testigo
Y si regresamos con todos nuestros dedos de manos y pies
5 años, 20 años, vuelve, siempre seremos los mismos

...

Y si tropezamos con aguas turbulentas
Yo seré quien te mantenga caliente y a salvo
Y cargaremos el uno con el otro
Hasta que nos digamos adiós el día de nuestra muerte

Porque te tengo, hermano
Te tengo a ti, hermano

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro