16. "La sangre es más densa que el agua"
Es el día de la competición en Schuld City, la gran ciudad vecina de Kerzefield, donde Dustin creció. Es sábado y el estadio de las afueras está a rebosar de gente.
No es un emplazamiento especialmente grande comparado con otros que él ha podido ver por televisión en tantas ocasiones, pero la afluencia es impresionante; el chico iba con la determinación suficiente como para no amedrentarse ante la posibilidad de pasar las pruebas iniciales, los llamados ensayos, así que cuando el jurado le dio el pase a la siguiente fase con el apoyo positivo del público no se extrañó lo más mínimo. Ni tampoco su buen amigo Logan, quien también le acompañó esta vez.
Está allí de nuevo, junto a todos aquellos pilotos, demostrando su asombrosa habilidad. Durante el torneo su mente es incapaz de pensar en nada que no sea el importante motivo de su presencia en aquél lugar. Ni siquiera tiene un instante para pensar en si sus padres se enterarían de lo que estaba haciendo, si se daba el caso en que él resultaba ganador y la noticia llegaba hasta ellos de algún modo. Al fin y al cabo era una exhibición local, no sería tan complicado estar al tanto.
"Esto es por Sam", se repite una y otra vez como una especie de mantra de la buena suerte y acto seguido rodea con fuerza los manillares de su radiante motocicleta.
Dustin mantiene la cabeza fría en todo momento. La primera ronda puntuable de la tarde, eliminatoria, se efectúa por parejas. A él, al ser el octavo y último clasificado en la fase de toma de contacto, se le asigna participar con el primer elegido, un experimentado piloto llamado Lance Harrington: el chico lo conocía de oídas y era consciente de que no sería nada fácil quedar por encima de él, así que tiene la idea de imitar -y superar- cada truco que Lance lleva a cabo, añadiendo siempre un elemento más a los movimientos aumentando en más de una ocasión el riesgo a la hora de realizarlos.
>> No lo pierdan de vista... ¡Esto no suele pasar dos veces en la vida! ¿Verdad?
El público responde con enardecido griterío. La innovación del novato no deja indiferente a ninguno de los allí presentes aquella tarde-noche; Logan, atento a cada acción desde el exaltado público, cree que su amigo ha sido poseído por algún tipo de espíritu adicto a la competitividad más peligrosa y temeraria, logrando contagiarle de ese ímpetu por conseguir su objetivo a cualquier coste. Impidiendo que ninguno de los dos jóvenes sea consciente de las consecuencias que esta actitud tendrían.
—Pequeño cabroncete —masculla Lance, con su acento extranjero, al pasar por el lado de Dustin momentos antes de tomar el camino que le llevaría hasta la salida—. No quieras morir tan joven, damn it. Eso ha sido peligroso.
—¿M...morir?
La moto del avezado piloto arranca como única respuesta ante el fugaz titubeo del joven, dejándole con los otros tres participantes restantes ante la siguiente etapa. Tras los cinco trucos requeridos por la fase y habiendo dejado descalificado al afamado Lance Harrington, Dustin pasa a la siguiente ronda: Individualmente, ahora se enfrenta al jurado con un límite de dos minutos y medio para sorprender a sus tres miembros y conseguir el visto bueno para acercarse un poco más a su anhelada victoria.
Antes de cada salto el chico clava la mirada en las rampas que se presentan ante sus ojos y visualiza su objetivo de forma clara: todos sus pensamientos laterales van a mil por hora en esos momentos, pero no deja tiempo para que esto le afecte pues, acto seguido, acelera su máquina y equilibra esa descompensación de velocidad que existe entre él y el resto del mundo, acunado por el clamor eufórico del gentío allí presente.
«Esto es por Sam».
Ni corto ni perezoso, le da gas a su querida moto y recorre la rampa en cuanto el comisario responsable en la pista le da la señal con la bandera. Es en pleno salto donde decide, de forma vertiginosa, el truco que llevará a cabo esta vez: Se trata de un Backflip Double Grab, consistente en una voltereta hacia atrás en la que debe agarrarse con ambas manos al asiento, estando boca abajo, recuperándola segundos después. Recordó de pronto que aquél era uno de los saltos que más ovaciones se llevaban en las competiciones que pudo ver por internet, realizadas por profesionales, así que su mente ha estado acertada en darle tal chispazo y su cuerpo ha ayudado en la ejecución, delegando en su veloz don cada vez que le tiembla mínimamente el pulso, dejándole frente a todo el mundo como un maldito experto.
Los participantes restantes exhiben sus movimientos uno tras otro, individualmente, en el orden que les asignaron al comienzo. El tiempo pasa volando para aquellos que viven de forma ansiosa. Y en esta celebración parece reinar la impulsividad, osadamente contagiosa.
>> ¡Lo que daría porque estos momentos fuesen eternos! Pero es hora de llegar a la tercera fase, gente. Y eso solo puede significar que ahora es el turno de...
El entregado público estalla de nuevo coreando el término "Best Trick" hasta desgastar sus gargantas. Logan se contagia de ese frenesí gritándolo una y otra vez junto a ellos a pesar de no tener ni idea hasta ese día de qué diablos significa.
«¿El 'mejor truco'? Seguro que Dust vuelve a barrerlos a todos», afirma él para sus adentros, viendo en aquella competición algo más que un trámite para conseguirle dinero al hermano de su mejor amigo.
En la presente prueba, la cual consiste en demostrar un par de trucos por participante, Dustin vuelve de nuevo a hacer gala de su innata destreza con movimientos dignos de un piloto profesional: Un Cliffhanger No-Handed Lander con el que se pone de pie sobre el manillar por unos segundos, seguido de un Rock Solid Backflip en el que usa de nuevo su don para llegar a tiempo a su moto cuando esta se aleja de su lado. Los otros tres participantes tratan de imitar esos mismos saltos, fracasando en la ejecución por errores nimios.
>> ¡Estamos ante una grandiosa promesa! ¿Qué opinión tendrán los perros viejos sobre esto, eh?
El único que consigue equipararse a su técnica es Aiden Jackson, un piloto que le dobla en edad y en experiencia, el perro viejo; Él se había presentado allí con actitud rutinaria y así fue durante cada fase de la competición hasta que se cruzó directamente con Dustin, el ya famoso hermano menor de Samuel J. Krausser.
La competitividad es palpable a kilómetros. Aiden parece haber multiplicado sus esfuerzos al encontrarse frente a frente con aquél cachorro tan hábil; él tampoco muestra ningún tipo de temor ante el peligro y, aunque esto debería preocuparle, solo consigue motivarle.
>> ¡Tenemos a los dos finalistas ante nuestros ojos...! ¡El joven Krausser contra el veterano Jackson! ¡Ahí es nada!
Ambos pilotos se clasifican para la prueba final, tras haber sido calificados con la puntuación máxima en cada truco que realizaron; A Dustin le cuesta creer que la megafonía acabe de anunciar su nombre en alto, y su expresión conmocionada no pasa desapercibida para Aiden, quien lo mira desde su posición con cierto interés.
Solo un descanso separa ahora a ambos motoristas de la prueba extra final.
Su contrincante se acerca hasta él en el respiro, con una confianza inexistente minutos antes.
—Los tienes bien puestos, chaval.
El chico simplemente le mira, perplejo.
—Arriesgarse de esa manera no lo hace cualquiera y menos en una competición tan intrascendente como esta —continúa Aiden, sentándose a su lado en el banquillo de aquel pasillo donde esperaban a que megafonía les diese el aviso.
—¿Intrascendente? —Dustin bebe agua de su botella de plástico, mientras se da tiempo a sí mismo para responder discretamente—. B-bueno. Cada uno tiene sus motivos.
El piloto veterano apoya sus codos sobre las rodillas, adelantando el torso hacia delante para examinar la expresión de su joven contrincante. Le clava sus ojos celestes de tal forma que parece estar buscando su incomodidad.
—Los Stigmas no te ayudarán siempre en esto, chaval —dictamina el moreno semi-cano, tras un breve suspiro al no conseguir achantarlo con su mirada—. A no ser que tu poder consista en regenerarte al instante de cualquier herida, como es mi caso.
Dustin observa entonces de otro modo a su rival. Cae en la cuenta de que, hasta ese momento, no se ha detenido a reflexionar sobre el tema de los dones en este ámbito.
¿Se consideraba trampa poseer el, como lo llamó Caesar, "Gen X"? Nada de lo que leyó en los documentos que tuvo que firmar manifestaba ideas en contra sobre ello. Pero iba tan obcecado en su propia meta que apenas dedicó tiempo a analizar a sus contrincantes, algo que podría haberle costado caro. ¿Tendría alguno de ellos un don como el suyo o habían sido desbancados por no tenerlo?
—Si no es así, ve con cuidado.
Mientras Aiden se incorpora de su asiento, fuera comienzan a escucharse de nuevo los gritos eufóricos de los asistentes presagiando el final del descanso y el comienzo de la última prueba.
—Tienes cara de tener mucho que perder.
Dándole una palmada firme en la espalda, Aiden despide a Dustin con una última frase y una sonrisa fatigada.
—Nos vemos en la arena, Rapid Boy.
Ese mote reaviva en Dustin la finalidad de su empeño en aquél lugar. La voz de megafonía ha vuelto a entonarse de fondo, tras la exultante aclamación de los espectadores.
>> ¡Buenas noches y bienvenidos de nuevo al XV Torneo Local de Estilo Libre en Schuld City! ¿Están preparados para lo que viene?
La respuesta entusiasmada de los presentes inunda el estadio al son de la música. Desde las gradas, Logan vuelve a buscar con la mirada a su querido amigo, cuando de pronto una voz cercana despunta por entre las demás al no corear tan alegremente.
—¡No, joder, no lo entiendes! ¡Hay que pararle! ¿Por dónde coño se entra?
Logan se enrarece al reconocer vagamente aquella voz masculina, pero no logra ubicarla con tanto agobio de gente y el ruido de los altavoces. Gira la cabeza hacia allá y al hacerlo se le resuelven todas las dudas: el hermano mayor de Dustin, bastante nervioso, pretende abrirse paso entre algunos de los espectadores acompañado por una chica de pelo castaño que él no reconoce.
Los tipos con los que se encara lo ignoran o le toman en broma con insultos gratuitos, venidos arriba por la propia situación que tanto inquieta a Sam: Dustin está a punto de enfrentarse a un piloto experto en la prueba extra SPEED & STYLE, consistente en una carrera con obstáculos por todo el circuito dispuesto en el estadio.
—¡Tranquilízate, Sam! ¡Has visto hasta donde ha llegado! —sostiene la chica castaña, tratando de calmarle tomándole por el antebrazo—. ¡No le ocurrirá nada!
—¡¡No me jodas, Jess!! ¡Es mi hermano pequeño! ¡Tengo que parar esta mierda, no puede enfrentarse a ese tío!
—¡Maldita sea, Krausser! —vocifera de pronto uno de los tipos con los que se encaró antes—. ¿Es que tienes miedo de que te entierren del todo después de esto?
—¡Sí! —grita otro entre risas—. ¡Ese crío es tu versión mejorada!
Hasta Logan sabe que decir aquello ha sido una mala idea. Sam por poco no estrella su puño contra la cara del individuo, retenido a duras penas por Jessica, quien consigue evitar el primer golpe, pero no el reintento. Movido por su naturaleza imprudente, Logan se apresura en llegar hasta ellos, haciéndose hueco entre codazos y empujones, alcanzando finalmente a Sam y ayudando a Jessica a retirarle del enfrentamiento, antes de que la seguridad encargada del recinto lo hiciese a su manera.
Los tipos que provocaron a Sam no pueden evitar reír de la situación.
—¡Esto no puede pararse ahora, Samuel! —le grita Logan, consiguiendo calmar levemente su furia, en parte debido a la confusión por verle allí. Hacía años que Sam no veía al amigo de su hermano y le cuesta reconocerle con el casco puesto—. ¡Lo está haciendo por ti! Si lo deja ahora, todo habrá sido para nada.
Sam va encajando las piezas de su revuelto rompecabezas, sujetado desde ambos lados por Logan y por su preocupada amiga Jessica. Sigue con la expresión descompuesta, pero de pronto su atención y la del resto del público se dirigen hacia el circuito del estadio cuando la voz por megafonía anuncia el inicio de la última prueba de la noche, la que coronaría al ganador del torneo.
Ambas motocicletas recorren ahora la pista, paralelas una con la otra. La velocidad de la máquina perteneciente al menor de los Krausser pronto se muestra superior, encarando los obstáculos dispuestos con la misma maestría con la que asombró en las anteriores etapas, solo que esta vez parece centrarse en alcanzar la meta antes que nadie más que en complicar los trucos aéreos.
Aiden recupera algo de su orgullo herido gracias a un salto en que aprovecha la inercia para coger mejor la curva siguiente e intenta pisarle los talones a Dustin, a unos cuatro metros de distancia. A pesar de que de su boca salieron antes palabras que desestimaban la importancia del torneo, Aiden Jackson es asaltado de pronto por la imperiosa necesidad de demostrar su valía frente a todos aquellos que ya daban por sentado que el novato sería el ganador definitivo de la noche.
Es a raíz de este arrebato, que el rival de Dustin decide poner toda la carne en el asador: acelera la máquina hasta rozar el límite sano para el motor, consiguiendo gracias a esto equilibrar la distancia que le separa de su contrincante, de nuevo paralelos y acercándose a la recta final.
Sam no ha ignorado ese gesto en Aiden. Consciente de lo que significa viniendo de ese piloto en cuestión, se zafa del agarre de Logan y de Jessica. Se aproxima a la barandilla que se encuentra al final de las butacas, asomándose tanto como puede y gritándole desde allí:
—¡¡Daxx!! ¡¡Apártate de él!!
Como era de esperar, el joven Krausser no alcanza a oír la voz de su hermano. Es él mismo quien se percata por su cuenta en ese preciso momento de lo cerca que tiene ahora a Aiden y del molesto ruido que produce su vehículo: el motor parece estar pidiéndole a gritos que se detenga antes de que sobrepase los límites y explote. Dustin gira instintivamente la cara hacia su rival alarmado por la situación, pero lo único que obtiene como respuesta por parte de Aiden es una repentina inclinación lateral de su cuerpo hacia él que toca con una de sus ruedas la delantera de Dustin obligándole a estabilizarse precipitadamente, desconcertado ante su inesperada actitud violenta.
—¡F-frena, Aiden! ¡Vas a quemarla!
Ignorando la más que evidente advertencia, el piloto hace todo lo contrario a lo que le ordena su adversario: aumenta la potencia de su máquina y es en ese momento, cuando Dustin apenas ha conseguido avanzar un metro por delante de él tras el intento de empujón, que el motor de Aiden Jackson revienta con un violento estallido provocando la total pérdida del control sobre la moto y haciéndole caer tras dar varias vueltas por el barro junto a ella.
Ajeno a las palabras de sorpresa que suenan por megafonía, Dustin frena enseguida su vehículo con un descuidado derrape por el barro, ignorando la competición. Dejando allí tirada su motocicleta se planta haciendo uso de su Stigma frente al piloto accidentado, que ahora yace en el fango malherido.
—¿Qué haces, gilipollas? ¡Apártate de aquí! —brama Aiden, cuando Dustin hace el ademán de incorporarle del suelo—. ¡Esta mierda va a...!
El chico no necesita mucha más información para entender a qué se refiere. Su ágil don le ayuda in extremis a alejar al piloto herido de la explosión que interrumpe cualquier palabra, destrozando del todo el vehículo de Aiden.
«¿Sabía que iba a ocurrir?» se estremece Dustin para sí, mientras el equipo de médicos y de seguridad entra en escena apresuradamente, extinguiendo el fuego que provocó la explosión y atendiendo al accidentado. El corazón todavía le late a mil por hora. «¿Iba a usar su don para curarse las heridas?».
El tiempo parece ir ahora mucho más despacio, o tal vez esa es su velocidad habitual y le resulta extraño regresar a ella. La voz de uno de los médicos preguntándole si está herido le desvía un poco de sus pensamientos, obligándole a negar con la cabeza. Pero no es hasta que oye la de su hermano que sale completamente de su trance.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que ocurrió el incidente? ¿Minutos, horas...?
—¡Daxx! ¿En qué coño pensabas, eh? —le reprocha tomándole con fuerza por los hombros, quién sabe desde hace cuánto rato. Sigue histérico—. ¡Podrías haberte matado, joder!
Dustin toma conciencia entonces de su entorno: ya no lleva el casco puesto y está sentado en una especie de banco de madera alargado. La sala en la que se encuentra ahora tiene toda la pinta de pertenecer al mismo lugar y la iluminación es algo más intensa que en la sala de espera en la que habló con Aiden.
Aiden... ¿Qué había sido de él?
—¿D-dónde está Aiden?
Su hermano mayor se enfurece visiblemente.
—¿Es que no me has oído? ¡Por poco no te lleva por delante! —Le agita con fuerza por los hombros—. A ese puto loco de Jackson le importa una mierda lesionarse por el camino, ¡se cura solo! Pero tú...
El hermano menor de los Krausser desvía los ojos del mayor y los clava en las baldosas del suelo con deje acongojado. La cabeza todavía está volviéndole al sitio después de tantos acelerones, aclimatándose al ritmo normal del mundo en el que vive. A sus consecuencias reales.
—L-lo siento...
—¿Que "lo sientes"? ¿Y ya está bien así?
Dustin se ve incapaz de sentir nada más que no sea eso. Aprieta la mandíbula en cuanto nota que la vista se le empieza a aguar. Sam suspira.
—¿Podéis dejarnos a solas un momento? —solicita Sam al resto de los allí presentes, fatigado, al tiempo que retira sus manos de los hombros de su hermano, quedándose de pie frente a él—. Jess, espérame fuera con su amigo, en un rato salimos.
Dustin puede distinguir la voz de Jessica asintiendo a la petición, intuyendo después como se marcha junto a Logan y ambos abandonan la sala.
—Gracias...
—N-no sabía qué hacer —se lamenta Dustin, tras un pequeño silencio. Se escuda en esa posición de mirada gacha y nublada, de inferioridad frente a su hermano mayor, allí de pie frente a él—. Q-quería ganar. Quería ayudarte.
Sam exhala profundamente, frotándose la parte baja de la nariz y arrastrando con el gesto parte de la boca, masajeándola un poco mientras piensa qué contestar a eso. Ve a su hermano pequeño tan angustiado que decide que ya es momento de suavizar la situación. Se pone de cuclillas frente a él con tal de que el chico pueda mirarle a la cara sin tener que levantar la cabeza.
—Ey, mírame —murmura el mayor, para después continuar en un tono más calmado, una vez consigue que Dustin le mire—. Ya has ganado, ¿no lo sabías?
Dustin le observa confuso.
—¿Q-qué? Pero si... no terminé la carrera.
—No hablo del puto torneo, Daxx.
Dustin responde únicamente con una expresión de incertidumbre.
—Hablo de ti. Sólo mírate —aclara, y al hacerlo le da un ligero toque en el hombro—. Has llegado tan lejos por alguien como yo, ¡imagina hasta donde llegarías por ti mismo! Tienes mucha fuerza, hermanito. Muchísima. —Le toca el pecho con el índice-. Solo tienes que aprender a enfocarla en lo que de verdad importa. Y en este mundo nada importa más que tu propia vida, ¿me has entendido?
—Pero... tú eres importante, Sam.
Ahora es Sam quien tuerce el gesto a otro de incomprensión.
—P-por eso lo hice, porque tú me importas. A mí sí que me importas.
La profundidad de esas palabras coge desprevenido a Sam. Ladea la cara bruscamente ante la recontra, sin tener ni idea de qué responder. Se debate entre seguir reprochándole como un adulto su falta de sensatez o rendirse como un crío ante la muestra de afecto tan pura que su hermano pequeño le ofrece. Esa que durante tantos años ha echado demasiado en falta.
—Me cago en todo —le suelta, contenido—. Ven aquí, coño.
Finalmente gana el corazón a la razón. El mayor de los Krausser se inclina repentinamente hacia el menor para estrecharlo con fuerza entre sus brazos con una firmeza que barre cualquier temblor que pudiese quedar en él o en su hermano.
—Lo siento. Perdóname, Daxx —le oye decir a su hermano mayor, de forma quebradiza, hundiendo la cara en su hombro—. Debí estar ahí...
Desde esa posición y con Sam dispuesto de rodillas frente a Dustin da la impresión de que él es ahora el que se encuentra en inferioridad. Una sensación que no pasa desapercibida para el más joven y que le invita a reforzar el abrazo, acentuado por esas disculpas.
—Estabas —le asegura el más joven.
Durante los segundos que dura el acercamiento a Dustin le parece distinguir un atisbo de desmoronamiento en su hermano, quien lo estruja con tal fuerza que da la impresión de que teme soltarlo y no poder volver a cogerlo nunca más. Tal vez esté aunando en uno todos los abrazos que no pudo darle durante todos esos años en los que no le tuvo cerca, en los que necesitó la mano que ahora él le tiende, sin pedirle explicaciones.
"Él te necesita, más que tú". Las palabras de Caesar Blackhood sobre Sam resuenan con intensidad en la mente del chico. Esa desesperación que Dustin siente por parte de su hermano le evoca, irremediablemente, a un niño buscando consuelo después de una terrible pesadilla.
Es por ello que decide, en ese mismo momento, algo que anuncia en voz alta con toda la firmeza que es capaz de reunir:
—Quiero dedicarme a esto. Contigo.
Sam, atónito, se separa de su hermano con tal de poder mirarle directamente a los ojos, pidiendo una explicación sin palabras. Al no obtener respuestas se ve obligado a aclararlo él:
—¿De qué estás hablando? No... esto no es lo tuyo, Daxx.
Se frota la nariz de nuevo, ante la congestión generada por el desbordamiento de sentimientos anterior.
—Tú debes convertirte en policía, ¿lo recuerdas? Eres el bueno de la historia, ¡tu destino es enfrentarte a los malos! Evitar que el resto de buenos se hagan malos y todas esas cosas que hacen los polis, ¡ya sabes! Velando siempre por el ciudadano. Como en las películas.
—Esto es la vida real, Sam. S-si he de hacerme policía el tiempo me lo dirá —continúa, respirando hondo antes de completar su discurso con aquella frase que le ronda desde hace meses y aún no le ha dicho directamente—. Ahora mismo tú estás aquí y necesitas mi ayuda. Eso es todo lo que me importa ahora.
—Me cago en la puta. Te he dicho que lo único que debe importarte eres tú mismo.
Dustin baja los ojos por un instante, valorando la importancia de esa frase.
—La mayoría de los problemas nacen por culpa de no entender algo tan simple como eso, Daxx —le dice casi en tono de súplica. Ha vuelto a ponerle la mano sobre el hombro, presionando sobre él para enfatizar sus palabras—. Por favor... No te detengas por mí.
—No voy a detenerme. Esto es una carrera hacia delante. Has visto de lo que soy capaz. De no haber sido por ese tramposo kamikaze, habría ganado. Ahora ese dinero sería nuestro y algunas de tus deudas estarían saldadas, ¡tal vez todas! —dictamina, dejando asombrado a su hermano ante semejante respuesta carente de tartamudeos—. Soy yo quien te lo pide por favor, Sam. Déjame ayudarte. ¡Déjame ser yo mismo!
—Así que tú mismo, ¿eh?
Ve todavía alguna lágrima residual en los ojos color café de Dustin, pero la mirada es de alguien que ya tiene las prioridades consolidadas, seguro su decisión.
Sam suspira.
—Está bien, está bien. No seré yo quien te impida algo así, nos ha jodido.
Sam se incorpora mientras se frota los ojos, al recordar que a él también le saltaron las lágrimas antes. Dustin vuelve a sonreír, satisfecho.
—Pero prométeme una cosa, ¿vale? Prométeme que jamás te perderás de vista a ti mismo —le pide, señalándole con el dedo con el que antes tocó su pecho—. ¿Me has oído, flacucho? Nunca. Por nadie.
El menor mantiene el semblante resuelto, asintiendo con la cabeza al momento cuando su hermano mayor le advierte con aquella promesa. Sam termina accediendo con una sonrisa indulgente, bajando la mano.
—Anda, levanta de ahí y vamos con los demás —agrega Sam algo más animado, al tiempo que su hermano levanta del banco en el que estuvo sentado—. Si vamos a hacer esto, lo haremos bien. Seremos un equipo, ¿vale?
«Un equipo», afirma Dustin para sus adentros mientras camina hacia la salida junto a su hermano, que le ha rodeado con un brazo por encima de los hombros. «Eso es lo que somos. Lo que necesitamos ser ahora».
«Porque, ¿qué tipo de policía sería, si abandonase a su suerte a un hermano de sangre? Me niego a imaginar un mundo en el que eso ocurra».
https://youtu.be/XBe1L2RhVvw
KODALINE - BORN AGAIN
Here I go again
Reaching for the light
I fall back down to earth
Every single time
I found my oxygen
Brings me back to life
It always looks like you
Looks like you
You make me want to be better
Taking me back to the line
We'll always be stronger together
Take on the world when you're mine
I never believed in heroes
How darkness could turn into light
I know they say never say never
But I'll never, ever
I won't stop fighting
But not fighting with you
I'll be fighting for you like I'm
Born again, born again
And I'll keep believing
'Til my heart stops beating
'Cause you got me feeling like I'm
Born again, born again
One day we'll be gone
We only get one life
We'll be the things we've done
And what we've left behind
The strength to carry on
In the back of my mind
It always looks like you
Looks like you
I found my oxygen
To bring me back to life
It always looks like you
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro