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31

El sábado decidió quedarse en casa viendo películas y series de zombies, cuando decidió que ya era hora de tomar el sol bajo a comer y luego de bañarse y vestirse salió al parque que quedaba en su barrio.

Honestamente si le daba miedo que Taehyung apareciera de la nada o le mandará mensajes de nuevo, pero no había que tener preocupación porque al parecer Taehyung ya se había cansado de él.

Hoy no había tenido señales de vida por su parte, y no podía estar más feliz. Sentía que por fin podía respirar, el día se veía más lindo y radiante que de costumbre. Aspiro el aroma y se dedicó a caminar por las calles del lugar.

Recorrió el barrio lentamente, prestando atención a los perros callejeros que vagaban en las calles igual que él y a los niños que estaban jugando fútbol en una esquina.

Entró a un supermercado y compro una paleta de cereza que está rellena de leche condensada. Algo refrescante para el frío.

Decidido a dar otra vuelta por el barrio, se devolvió mientras lamía su paleta.

Estaba caminando tranquilamente por la calle hasta que a lo lejos miró una camioneta negra, que se le hacía muy conocida. Y como no si era en esa la que siempre lo solía ir a dejar Taehyung.

Paro en seco y se escondió detrás de la casa de la esquina en la que estaba. Asomo la cabeza para revisar si lo habían mirado o todavía no.

Miró la camioneta y al rededor, parecía estar todo el paz.

De devolvió de donde había venido, se puso el gorro de su chaqueta para tratar de que no lo reconozcan.

Cuando estaba convencido de que no lo habían visto una camioneta estacionó repentinamente a su lado. Se bajó la venta del auto y de ahí salió una voz.

—Ey —dijo un tipo que ya había visto en el Bronx, trabajaba para Taehyung—, niño —volvió a llamar.

Jungkook que se había detenido por instinto comenzó a caminar con normalidad como si no hubiera escuchado ni visto nada.

El carro siguió a su lado andando con tranquilidad.

—No te hagas y sube de una buena vez —dijo harto.

—Dile a tu jefe que me deje en paz —soltó sin dejar de caminar y sin mirarlo.

—Pues díselo tú mismo.

Jungkook siguió caminando con normalidad.

—Mirá, niño. Si quieres que te deje en paz ve y díselo, sino vas conmigo a mi me cuelgan así que no seas malo y sube —intento persuadirlo.

—No, no voy a subir.

—Sube de una buena vez que ya me estoy comenzando a hartar y la orden fue que te llevará de vuelta, no especifico si vivo o muerto.

Jungkook paro y comenzó a dudar.

—¿Qué crees que pensaran las vecinas chismosas al verte hablar conmigo? —comenzo a meter sizaña —. No dirían algo como: Oh, Dios mío. ¿Ese no es el hijo de los Jeon el que anda hablando con ese tipo de ahí? Que dirían sus papás si se llegarán a enterar. Y, ¡Oh, sorpresa! Tu mamá es super amiga de esas viejas.

Jungkook finalmente lo miró.

—¿Cómo lo sabes?

—Lo sabemos todos así que sube ya mocoso insoportable —dijo harto.

Jungkook dió un vistazo hacía atrás y finalmente subió muy ligero.

Cuándo estuvo adentro el hombre que lo había ido a buscar no perdió el tiempo en arrancar.

Estuvieron en silencio todo el camino hasta que Jungkook rompió el hielo.

—¿Cómo está Taehyung? —preguntó mientras miraba a través del vidrio.

—¿A qué te refieres con exactitud? —dijo sin despegar la vista del camino.

—¿Está enojado?

—Pues... Podría que decirse que entre enojado y desesperado —contesto tensando la boca.

—Va a matarme —dijo Jungkook más hablando para si mismo.

Al llegar Jungkook se bajó del auto y se fue directo a la oficina de Taehyung. Haría esto rápido o se volvería a llenar de temor.

Abrió la puerta y entro en la habitación.

Taehyung que estaba con un traje sentado en la oficina mientras hablaba por teléfono con alguien, lo miró de inmediato.

—Hablamos luego —dijo sin quitar la vista de encima —. ¿Parece que te he dado demasiada confianza o por qué ya no tienes valores?

—¿Valores? No necesito respetar a un tipo como tú —contestó con amargura.

Se apresuró en tomar asiento y se quedaron mirando fijamente hasta que Jungkook no lo soporto y hablo.

—Bueno, ¿qué es lo que quieres? Dilo ahora o me iré —advirtió.

—Sabes muy bien el porque estás aquí —dijo aún sin romper contacto.

—¿Que mierda quieres?

Taehyung apretó la mandíbula con fuerza y lo miró rudamente.

—Creí haberte dicho que no te irías de mi lado jamás, que no lo permitiría... —fue interrumpido por Jungkook.

—Me lo hayas dicho o no, yo decidí irme para siempre.

Taehyung formó una sonrisa arrogante en su rostro.

—¿Para siempre? —rio.

Jungkook lo miró con una expresión seria.

—No estoy para tus burlas, creo haberte dicho todo así que me voy —se levanto y se dió vuelta rápidamente para comenzar a caminar hacía la salida pero Taehyung también se levantó y lo sujetó de la muñeca con fuerza.

—Ahg —solto un gemido de dolor. Aún no se recuperaba del todo, su muñeca aún seguía morada y dolía al mantener presión.

Taehyung se paró adelante de él.

—¿A dónde crees que vas? —dijo enojado.

—¡Lejos de ti! —sacudio su mano intentando zafarse pero Taehyung sujetó su otra muñeca también. Lo puso contra la pared mientras se veían fijamente, ambos con enojo.

—¿Qué crees que estás haciendo? —exclamo Jungkook sin un gramo de paciencia.

—Asegurando lo que es mío —apreto sus muñecas haciendo aparecer una expresión de dolor en el rostro de Jungkook.

—Que no soy tuyo.

—¿Que no lo eres? —se burlo soltando una carcajadas —. Conmigo perdiste tu virginidad...

—¡Porque me obligaste! Y si hubiera sido por voluntad propia no te da el derecho de decir eso —lo interrumpio Jungkook.

—Cada que teníamos sexo te hacía temblar las piernas, te marque —le recordó.

—Fui un estúpido al dejar que me usarás a tu antojo —reconocio con lágrimas acumuladas en sus ojos.

Taehyung lo miró fijamente sin decir nada.

—Si, lo fuiste —dijo con una sonrisa.

Jungkook se sacudió intentando de nuevo huir.

Taehyung lo aventó contra la pared más cercana. Jungkook que se había hecho bolita para no lastimarse lo miró fijamente.

—Pegame si eso quieres —dijo sin temor en un arranco de adrenalina y coraje —. ¡Pero nunca me volverás a ver! Dame la última golpiza si eso te hace sentir mejor, de todos modos no volveré a esta porquería de lugar —dijo mientras se acercaba a Taehyung.

Se miraron fijamente sin romper contacto.

—Bien... Vete —dijo finalmente —. Pero todo lo que te he dado me lo devuelves, todo —recalco —. El dinero, el traje y la moto.

—¿La moto? —rio Jungkook —. De todos modos nunca fue mía y no te preocupes por tu cochino dinero, te lo devolveré aunque sea lo último que haga —aseguro.

—Ah, y nunca vuelvas a venir. Si llego a ver tu cara por acá de nuevo no tendre compasión, ¿entendiste? —mascullo lleno de enojo.

—No necesito que me lo digas, nunca volvería a este lugar por elección propia.

Salió del lugar con prisa sin imaginar que después tendría que retractarse de sus propias palabras.

Tardo unos treinta minutos en volver a casa, ya había oscurecido.

Subió a su cuarto y contó cuánto quedaba del dinero que le había dado Taehyung. Sonrió complacido cuando miró que solo había gastado doscientos treinta mil.

Se baño, comió, se acostó en la cama. Todo eso pensando en Taehyung. Así que finalmente estaba libre.

Sonrió complacido y se durmió rápidamente.

Lo que no sabía Jungkook era que mientras el estaba feliz y relajado porque finalmente había salido de las garras de Taehyung, él por el contrario estaba riendo al ver cómo el menor no tenía ni idea de su plan. Nadie le quitaba lo que era suyo, y menos se podían ir como quisieran.

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