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28

Jungkook se encontraba haciendo las tareas en hora de recreo mientras a su lado estaba Ari recostada mirando el cielo con los ojos entrecerrados por la luz del sol.

—Deja de hacer eso o te quedarás ciega —advirtió Jungkook.

—De todos modos ya veo mal —contesto mientras se daba la vuelta para mirar a su amigo —. ¿Qué comiste ayer? —preguntó de repente.

Jungkook paro lo que estaba haciendo para recordar y siguió haciendo las tareas al mismo tiempo que respondía.

—Ehh, comí arroz con huevo frito y tocino —respondió sin apartar la vista.

—Uhh —susurró su amiga —. Yo comí hamburguesa.

—No me antojes que estoy ahorrando.

—¿Para qué? —preguntó mientras se acercaba a él.

—La verdad, la verdad —dijo haciéndose el misterioso —... No sé, simplemente quiero tener mucho dinero para luego darme mis lujos.

Su amiga rio.

—Si, para que me des un buen regalo de cumpleaños.

—Huevo —dijo Jungkook riendo —. Quien dijo que iba a gastar en alguien más.

Ari lo miró ofendido.

—Bueno, entonces no me vuelvas a buscar —dijo ofendida.

—¿Entonces quien me pasará las tareas?

—Eso es problema tuyo.

Jungkook la abrazo inesperadamente.

Ari se quedó sorprendida para luego reír.

—¿Y a ti que te pasa? —lo aparto de un empujón.

—¿No puedo abrazar a mi mejor amiga? —preguntó con una sonrisa.

—¿Desde cuándo soy tu mejor amiga?

—Desde la segunda semana que llegaste —respondió mientras se volvía a sentar.

—Ya han comenzado rumores sobre nuestra “relación” —hizo comillas con fastidio.

—Solo no les hagas caso —respondió sin darle importancia.

—Es que no me importa pero si Carlos se llega a enterar...

Jungkook la volteó a ver interesado.

—¿Te gusta Carlos? —preguntó con un eje de sorpresa.

—Pues... Se podría decir que, si —confeso apenada.

—Pues buenas noticias —dijo emocionado.

—¿Por qué? —preguntó confundida.

—Pues porque a él también le gustas.

Ari lo miró entre emocionada y sorprendida.

—¡¿De verdad?! —chillo.

Jungkook asintió.

—¿Y tú cómo sabes? —lo miró con desconfianza.

—Porque lo escuché en el baño hablando de ti con sus amigos.

—¡¿Hablando de mí?! —se emociono más.

Jungkook volvió asentir.

—¡¿Y que decía?!

—Pues... Creo que dijo que le caías bien y que eras una buena persona, buena amiga y también muy bonita.

Ari parecía morir de felicidad.

—¿De verdad? —volvió a presentar de nuevo.

—¡Que sí! —respondió Jungkook ya exasperado.

—Debería hablarle, ¿no? —preguntó dudosamente.

—Pues... Si de verdad le importas tanto él será quien te hable.

—¿Pero y si también le da pena? —preguntó desanimada —. Y si yo no le hablo nunca vamos a tener algo, pero en cambio, si le hablo puede que seamos novios, nos casemos y tengamos un hijo.

Jungkook la miró con el entrecejo fruncido.

—Bajate de esa nube, pocos amoríos de la adolescencia llegan a ser para toda la vida —dijo sabiamente.

—Pero hay algunos que si.

—Pero no todos.

—Podemos ser la excepción —insistió.

—¿Sabes que? Esto es ridículo —cerró su cuaderno con fuerza —. Si de verdad crees eso ve a hablarle.

—Ay, pero no te enojes —dijo decaída.

—Vayamos volviendo al salón que en dos minutos suena el timbre —informo Jungkook mientras levantaba sus cuadernos y lapiceros.

—Creo que hoy no vino la de matemáticas —dijo Ari.

—Ojala, que quiero una hora libre.

—Pues a mí me gustan sus clases.

—Eres una cerebrito —se burlo.

Ari lo miró mal.

—No es eso, solo que me llama la atención los temas —se excuso.

—Por eso.

A Ari se le hizo imposible hacerlo cambiar de opinión así que siguieron en silencio hacía la aula.

Cómo en efecto el profesor no había venido se llevaron hablando hasta que siguieron las demás clases.

Cuándo tocó el timbre anunciando que la jornada escolar había terminado Jungkook se quedó esperando a que Ari metiera todas sus cosas.

Cuándo lo hizo comenzaron a caminar hacía la salida.

—He descubierto un club donde podemos ir —propuso Ari —. Está diseñado para adolescentes así que podemos ir a las siete o ocho y salir a las diez o once —propuso feliz.

—¿Hay alcohol? —pregunta Jungkook mirando por dónde caminaba.

—Sí, pero se aseguran de dar pequeñas cantidades.

—No suena mal.

—¿Vamos? —preguntó emocionada.

—No sé... ¿A ti te dan permiso? —preguntó con curiosidad.

—Si, le diré a mi mamá que vendremos ligero, ¿y a ti? —preguntó.

—Creo que también me darán permiso.

—¡Que bueno! Ya quiero ir —dijo emocionada.

—¿Tan bueno es? —dijo preguntándose el porque su amiga está tan emocionada.

—Se ve muy bueno, y hace mucho que no salgo de rumba.

Jungkook sonrió por la personalidad de su amiga.

—Bueno, aquí nos despedimos —dijo.

Ari asintió.

—Chao —dijo sacudiendo su mano en el aire mientras se iba.

Jungkook le devolvió el gesto y se fue caminando hasta su casa, llegó con las piernas echas mierda. No estaba tan acostumbrado a caminar.

Se acostó en su cama resoplando por el cansancio y estuvo a punto de quedarse dormido cuando una llamada en su teléfono lo despertó.

Desconcertado agarró el teléfono y miro que era Taehyung, dudo un momento en si contestar o no, pero recordó que Taehyung tenía camaras en su habitación y podía ver perfectamente si decidía ignorarlo o no.

Al final contesto la llamada con pereza.

—Alo —dijo sin ánimo.

—¿Quieres saber de tu amiguito si o no? —preguntó Taehyung desde la otra línea.

Jungkook rápidamente se sentó en la cama y el sueño se le quitó.

—¿Sabes algo?

—Si.

Jungkook trago saliva con las manos sudando.

—Si quieres saber ven inmediatamente y espero que dejes tu comportamiento altanero o tendré que hacerte recordar quien soy.

Jungkook trato de ignorar lo último y se quitó el uniforme para después ponerse la ropa normal que tenía para salir.

Tardo unos minutos en llegar.

Cuándo lo hizo se apresuró en dirigirse a la oficina de Taehyung.

Al llegar tocó la puerta antes de entrar apresuradamente y con la respiración agitada.

Taehyung que se encontraba sentado levanto la cabeza para verlo y hablo.

—Veo que te importa mucho tu amiguito.

Jungkook trago saliva y comenzó a caminar en su dirección lentamente para después sentarse al frente de Taehyung.

—¿Que... Que es lo que sabes? —preguntó finalmente.

—Resulta que tu amigo hizo tratos con un prestamista y al no querer pagar lo mataron, así de sencillo —dijo resumiendo todo.

Jungkook trago saliva.

—Eso es imposible, a Miguel no le gustaba pedir dinero prestado.

—Pues eso fue lo que pasó —respondió Taehyung sin darle importancia mientras recordaba lo que en verdad había pasado.

Hace una semana:

Taehyung se encontraba en su oficina leyendo unos papeles y de repente escucha la puerta ser tocada tres veces.

Curioso levanta la cabeza y habla.

Pasedice.

La puerta se abre y entra uno de sus empleados, sin acercarse mucho comienza a hablar.

—Señor, afuera hay un niño que dice ser amigo de Jungkook y quiere hablar con usted.

—¿Amigo de Jungkook? —pregunta extrañado. De repente recuerda al niño que estaba al lado de Jungkook cuando lo vió por primera vez —. Así que está aquí... —susurra.

—¿Diga? —pregunta.

—Nada. Hazlo pasar —ordena.

El hombre asiente y se retira, al poco tiempo vuelve a oír la puerta siendo tocada, ya imaginando quien era habla.

—Sigue —dice mientras mirá fijamente la puerta.

Al segundo entra un joven con una chaqueta de cuero, camiseta blanca y un jean.

—Buenas, señor... —dijo. Se notaba el miedo en cada palabra y movimiento.

Taehyung sonrió al ver cómo le temía, le encantaba provocar esas reacciones en los demás.

—¿A qué vienes? —pregunta con un tono serio.

—Yo... sé que Jungkook viene aquí todas las tardes.

—¿Y qué  con eso?

—Sé que él lo hace por un trato que tiene con usted, pero vengo aquí a pedirle que lo deje en paz. Yo puedo hacer lo que usted me ordene si lo deja en paz. Soy consciente que por mi culpa Jungkook está en esa situación, por eso quiero asumir la responsabilidad.

—Así que dices que quieres asumir la responsabilidad, ¿no? —dice lentamente sin apartar su mirada de él.

Miguel asiente encogido en su puesto.

—Esta bien —acepta sorpresivamente.

Miguel que no había esperado que acceda tan rápido le fue imposible ocultar su asombro. Inmediatamente una sonrisa se dibujo en su rostro.

—Muchas gracias, señor —agradeció.

—No es nada, te llamaré cuando ya tenga tu trabajo listo —dijo con tranquilidad.

—Esta bien, gracias —dijo antes de salir de esa habitación dejando a Taehyung solo con sus demonios.

El mafioso con una sonrisa estaba feliz porque en menos de un minuto ya se le había ocurrido un plan para deshacerse del amigo de Jungkook.

Mando a llamar a su mano derecha.

Cuándo llegó no se demoró en decirle su plan.

—Quiero que lo vigiles, averigua cosas de él y con eso vas a saber la forma más adecuada de deshacerte de él, una muerte tranquila que no llame tanto la atención, que en poco tiempo se den por vencidos y archiven su caso por falta de pruebas —dijo con una sonrisa.

—Lo que usted diga —expreso antes de salir de la habitación dejando a Taehyung solo y con una sonrisa que ocupaba casi todo su rostro.

—Ya no hay estorbos —dijo feliz.

—¿Seguro que eso fue? —pregunta Jungkook preocupado y ansioso de saber más, porque algo en el fondo le decía que eso no era todo, que eso era imposible.

—Sí, ¿estás insinuando que mis trabajadores son incompetentes? —pregunta de malhumor.

—No, claro que no. Solo... que es muy raro.

Taehyung se para y se acerca a Jungkook atrayendo su cabeza hacia su pecho y lo abraza.

—Sé que esto es duro, amor. Y sé que piensas que no lo es, pero hay que afrontar la realidad.

—Tae... —susurró con lágrimas en sus ojos.

—No estes triste, mi amor —lo consoló.

—Él tenía una hermana pequeña... —susurró —. Él era como su papá, su madre casi nunca está para ellos, y ahora que no está su hermana... —no pudo continuar y dejo que las lágrimas bajarán en silencio por toda su cara.

—Ya, mi amor —lo acarició y lo cargo para luego volverse a sentar en la silla.

Se llevó ahí consolandolo hasta que finalmente se calmo.

Hipo ya sin ninguna lágrima en su rostro, solo las secas.

—Estoy seguro que después de lo que pasó su mamá ha reflexionado —dijo intentando ser suave.

—¿Será? —preguntó sin estar convencido.

—Claro que si, amor —le dió un beso en la frente.

Jungkook sonrió y lo abrazo.

—Gracias... —susurró.

Taehyung lo miró sorprendido.

—¿Por qué? —preguntó.

—Por estar para mí, por aguantar mi mal genio y por quererme así... —susurró apenado mientras escondía su rostro en el pecho de Taehyung.

El mayor sonrió.

—No tienes que agradecermelo. Me gustas y es lo menos que haría por ti —le dió palmaditas en su espalda —. No sabes de lo que sería capaz por ti —confeso.

Jungkook que no sabía todo el peso que tenían esas palabras sonrió y lo beso.

Taehyung que lo único que tenía en la cabeza era follarlo lo llevo a su habitación y lo puso en la cama con cuidado mientras lo besaba siguiendo el ritmo que el menor quería.

Metió sus manos en la camisa del menor y acarició su abdomen sacándole suspiros y temblores.

Bajó sus besos al cuello pálido y sus manos tocaban los muslos y trasero de Jungkook con total deseo.

Taehyung se estaba muriendo por follarlo y ver la hermosa expresión que ponía siempre que le metía la polla hasta el fondo. Con solo imaginarlo su miembro palpitaba violentamente con deseo.

Se apresuró a quitarle el pantalón y la ropa interior, beso sus pezones, su pecho, su abdomen y sus muslos.

Cuándo lo estaba preparando pudo observar las hermosas piernas de Jungkook que temblaban y su cara con gotas de sudor y excitación.

Cuándo estuvo lo suficientemente preparado antes de meter su miembro Jungkook lo detuvo.

—No quiero que tengamos solamente sexo —dijo con las mejillas sonrojadas —. Quiero... quiero que me hagas el amor —confeso aún más rojo que antes y besándolo de inmediato.

Taehyung correspondió el beso.

Se separaron por unos segundos porque Taehyung tenía que ir a encontrar el lubricante, pero volvió enseguida y no tardó en comenzar a prepararlo entre besos y caricias.

Jungkook se sentía encantado, se sentía especial. Quería seguir sintiéndose así todo el tiempo.

Taehyung sacaba y metía sus dedos a un ritmo constante y placentero que hacía a Jungkook suspirar con los ojos cerrados.

Beso su cuello con pasión, sentía como su respiración chocaba con el cuerpo del menor y le hacía erizar los bellos de su cuerpo.

Termino por introducir el último dedo dejando a Jungkook temblando.

Los movió con rapidez. Jungkook se encontraba abajo de él con las piernas abiertas, los ojos cerrados y abrazándolo fuertemente por el cuello.

Cuándo Taehyung considero que ya estaba lo suficientemente preparado saco los dedos y embarró su miembro con lubricante.

Lo posicionó y se hundio lentamente, Jungkook lo disfrutaba con los ojos cerrados.

Taehyung lo sostuvo de las caderas y comenzó a embestirlo lentamente pero con estocadas duras que hacían rebotar el cuerpo del menor.

Jungkook se sentía en las nubes, pues ya no era simplemente placer, se sentía tan amado con los toques de Taehyung, tan suaves, tan dóciles, tan cariñosos. Sabía que estaba mal, pero siendo sincero: le había dejado de importar hace mucho.

Taehyung lo hacía sentir en las nubes con todos sus besos y caricias, él era su tentación más grande. A la que terminó cayendo.

Aunque las embestidas eran lentas, Taehyung nunca dejo de estimularlo. A la misma vez que lo embestía también lo masturbaba, por consecuencia, Jungkook no podía ni hablar con todos los gemidos que salían de su boca.

En poco tiempo termino corriéndose con un fuerte gemido de placer, a los pocos segundos no tardaron los espasmos. Mientras tanto, Taehyung seguía embistiendolo, para él no había sido suficiente todavía.

Siguió embistiendolo por un tiempo hasta que de igual modo terminó corriéndose, como siempre dentro de él.

Salió con cuidado y se acostó a su lado.

Jungkook que ya se encontraba estable miraba el techo con total calma.

Taehyung de igual modo.

Jungkook aún mirando el techo hablo.

—Sé que dijiste que no querías criarlo, pero puedo ayudarte —dijo con calma —. Cómo una familia —completo.

Si, se había vuelto loco de remate finalmente.

Taehyung asombrado, pero sin demostrarlo lo miró fijamente.

—¿Estás consciente de lo que dices?

—Mucho...

—Si es así tendrías que vivir con nosotros, ¿no lo crees? —soltó.

Jungkook paso saliva con los nervios.

—Todavía no es el momento.

—Ya veo...

Si todavía no era el momento, Taehyung haría que lo fuera. Todo, absolutamente todo estaba saliendo de acuerdo a su plan. Sentía la felicidad desbordar en cada poro de su piel.

—¿Cómo quieres que se llame? —preguntó a la vez que pasaba su mano por la cintura del menor.

—No creo que me corresponda a mi nombrarlo...

—Serás su otro papá, ¿por qué no?

Jungkook que aún no asimilaba todo lo que estaba pasando comenzó a transpirar.

—Podemos decidirlo luego, aún falta mucho... —susurró.

—Como tú quieras.

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