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22

Las pruebas eran hoy. Jungkook había estudiado, pero por si algo ya sabía cual era su salvación. Aun así, le gustaría lograr eso por si mismo y no por la ayuda de alguien más. Llego al colegio a las siete y media y mientras esperaba a que la formación terminará en su mente se repetía los ejercicios de matemáticas y de las materias más importantes.

Luego de que el rector por fin los mandará a los salones se sentó en un asiento procurando quedar lejos de algún compañero de su curso o grado.

Para las pruebas se revolvían entre tres o cuatro personas de cada curso en uno solo y luego de que llamarán a lista la profesora o profesor con el que les haya tocado la primera sesión comenzaba a entregarles las hojas donde responderían y luego las hojas con todas las preguntas.

En la primera sesión le había tocado matemáticas, español, ciencias naturales, inglés y ética y valores. Opto por comenzar con matemáticas, eran diez preguntas de cada materia. Leyó los problemas cuidadosamente y los analizó para tratar de encontrar la respuesta correcta. Luego de unos veinte minutos ya había acabado con esa materia. Dio una ultima revisada antes de rellenar los círculos y finalmente avanzó con la siguiente siendo español, esa estaba más fácil, en general siempre le había ido bien en la materia, además que le gustaba leer, eso ayudaba a su comprensión lectora.

Siguió con ciencias naturales que esa materia estaba conformada por física y química. A esa si le echo un poco de cabeza, le iba regular en la materia. A veces entendía y otras simplemente no. Aun así, hizo como había entendido en las clases y relleno los círculos. Ahora seguía inglés. Le fue muy bien. Sus padres en la infancia le habían pagado un curso así que entendía muy fácil las clases. Y finalmente ética y valores. Algunas preguntas eran fáciles, pero había otras que tenían respuestas confusas, a simple vista parecían significar lo mismo, pero no era así.

Luego de rellenar el circulo volvió a releer sus respuestas y luego de estar totalmente seguro se puso a hacer dibujos en la hoja que le habían dado. De pronto se le acerco una profesora que enseñaba solamente octavos y séptimos.

—Señorito, ¿ya terminó? —le pregunta.

Jungkook asiente.

—Entonces deme la hoja de respuestas —señala la hoja.

Jungkook obedece y se la pasa antes de escribir su nombre y curso.

Miró su reloj y faltaban veinte minutos para salir a recreo. Suspiró, seria una espera muy aburrida. Se quedo dormido unos minutos hasta que despertó cuando sintió que le hablaban. Se despertó desorientado y miró a la profesora que se encontraba al frente de él mirándolo.

—La sesión ya terminó. Salga a recreo —informo.

Jungkook se levantó asegurándose de llevar las hojas y todo lo que había traído para las pruebas.

Salió del salón y busco a su amiga Ari entre toda la multitud. Choco con unos cuantos antes de verla hablando con su ex, suponía que estaban hablando de las pruebas ya que una sostenía la hoja y le estaba señalando algo de ahí.

Jungkook se apresuró en acercarse, él también quería comparar las pruebas y ver en cuales se había equivocado. Al llegar Daniela le dio una breve mirada y volvió a hablar con Ari.

—¿La primera de matemáticas cual era? —pregunta Jungkook.

—La c —responden Ari y Daniela en coro.

—Jueputa —exclama Jungkook —. ¿Y las demás? —pregunta esperanzado.

—La segunda era —dice Daniela mientras mirá sus hojas —. Era...a, luego d, después b, c, e, a, b, a, d —finalizó y lo miró.

Jungkook se encontraba revisando las respuestas que había marcado. Solo había una expresión que lo describiera en ese momento: valía verga.

Suspiró y se tapo la cara con las hojas.

—Chicas, ¿qué marca de sal creen que sea? —preguntó estresado.

—Yo creo que alta pureza —respondió Ari.

—De puro no tiene nada —dijo Daniela.

Jungkook rápidamente la volteo a ver.

—Bueno, voy a comer los dejo —dijo Daniela.

—Chao, se despidieron ambos amigos en coro.

—¿Cómo te fue, Ari? —pregunta Jungkook.

—Pues en matemáticas tuve tres malas y en naturales también tres —respondió.

—Te fue bien —respondió con tristeza.

—No te pongas así, estoy segura que también te fue bien —trato de animarlo.

—No —respondió en silencio —. Voy a hacer algo, ya vengo —dijo.

Jungkook camino a la sala de profesores para poder hablar con la maestra de matemáticas. Bendijo a los dioses cuando vio a la profesora caminando en el pasillo.

—¡Profe! —gritó.

La maestra giró y se detuvo.

—Buenos días, joven Jeon —saludo.

—Hola, profe. ¿Esta libre en la tarde? —preguntó.

—Si, ¿por qué? —lo miró extrañado.

—Me gustaría hablar en privado con usted porque ahora se encuentra ocupada.

—Sabe que no puedo reunirme con alumnos sino estoy en horario laboral.

—Por favor —suplico.

—No puedo —volvió a replicar.

—No le voy a decir nada a nadie, por favor.

—Bueno, pero no le diga a nadie. No quiero tener problemas —le advirtió. Jungkook sonrió complacido.

—No se preocupe, no le diré a nadie.

—Hoy en mi casa a las tres de la tarde, ¿esta bien? —preguntó.

—Si, tranquila. Buen día, profe.

Bien, ya había obtenido lo que quería ahora solo le faltaba el dinero, y ese lo tenía Taehyung. Tendría que ir a verlo tan pronto salga del colegio.

Fue de nuevo donde su amiga Ari y se llevaron hablando hasta que volvió a sonar el timbre anunciando la entrada a los salones. Jungkook se concentro en responder las preguntas de las demás materias que ya eran más fáciles.

Al salir del colegio tomo un taxi y lo dejo unas cuadras antes. Después de pagar comenzó a caminar hacia el Bronx.

Entró como pedro por su casa y fue a la oficina de Taehyung donde se encontraba siempre. Toco la puerta y entró.

El mayor se encontraba leyendo unos documentos y cuando escuchó la puerta siendo abierta lo miró y sonrió de inmediato.

—¿Y eso que estas aquí tan temprano? ¿Me extrañaste verdad? —dice con una sonrisa apartando de inmediato los papeles.

—No, necesito tu ayuda —dijo a la vez que dejaba su bolso en el piso y se acercaba a Taehyung, para la sorpresa de todos sentándose en sus piernas.

Taehyung no disimulo su sorpresa y lo abrazo por la cintura.

—¿Qué paso, amor? —le pregunta.

—Necesito un millón —responde con naturalidad.

Taehyung lo mira con el entrecejo fruncido.

—¿Y cómo para qué? —pregunta.

—¿Te acuerdas de las pruebas? —preguntó y Taehyung asintió —. Pues las perdí y necesito estafar a mi profe de matemáticas.

—Eso lo puedo hacer yo —respondió.

—No, ¿no crees que va a ser mucho más sospechoso? —analizo.

—Tienes razón —apretó su muslo.

—Siempre la tengo —sonrió con orgullo —. Dámelos ahora que tengo que ir a las tres a su casa.

—¿Por qué a su casa? —pregunta a la defensiva.

—Porque sino en qué lugar la voy a chantajear sin que nadie se entere, imbécil.

—Está bien.

Taehyung llamó a uno de sus hombres diciéndole que le traiga un millón en pesos colombianos.

A los pocos minutos llegó el millón.

Taehyung metió los billetes en el bolso de Jungkook.

—Recuerda estar atento, no te los hagas robar —aconsejo.

—Que sí, que si —le arrebato la mochila y salió sin despedirse.

Taehyung sonrió, le encantaba esa personalidad rebelde.

El menor salió de ese lugar y camino en dirección a la casa de su profesor.

Tuvo que caminar por mucho tiempo ya que era un tacaño y no le gustaba gastar dinero, pero al ver como ya estaba tan cansado y aun no llegaba pidió un taxi.

Llegó en unos quince minutos. Bajó del automóvil y pago.

Llegó a la puerta de la casa de su maestro y tocó el timbre. A los segundos le abrió un hombre de unos treinta y cinco años, supuso que se trataba del esposo de su maestra.

—Buenas tardes, señor. Estoy buscando a la profesora Emilia —dijo.

—Pase y espere un momento en la sala.

Jungkook obedeció y se sentó en la sala a esperar.

No tuvo que esperar mucho cuando su maestra entró a la habitación.

—Hola, Jungkook —saludo.

—Hola, profe.

—¿De qué querías hablarme? —Preguntó con notable curiosidad.

—Es sobre las pruebas. ¿Si le doy doscientos mil me las puede pasar con cinco? —pregunta.

La maestra suspiró y lo miró con seriedad.

—Joven, así no funcionan las cosas. Si usted paso las pruebas bien, sino de malas.

—No me está entendiendo. ¿Por cuánto me pasa la materia? —insistió.

—Ya le dije que eso no es posible —respondió con firmeza.

—¿Trescientos? —pregunta.

—Joven...

—Cuatrocientos —propone.

—Jeon... —advierte.

—Novecientos —propone.

—¿En caso de aceptarle de donde saco todo ese dinero? —preguntó.

—Hay algo que se llama vida privada, y si le preocupa que sea dinero sucio, déjeme decirle que no le hice daño a nadie —respondió. "O bueno, yo no" piensa.

Su maestra se quedó pensativa, parecía no querer aceptar.

—Un millón —dio su última oferta.

—No le digas a nadie, porque si eso llega a pasar, no serás el único afectado —amenazó.

—Yo nunca estuve aquí.

Jungkook comenzó a sacar un fajo de billetes y se los paso a su maestra.

—Así estamos, sino cumple el trato aténgase a las consecuencias —amenazó.

—No necesita amenazarme, no soy sapa.

—Eso espero —Jungkook se paró y camino hacia la puerta —. Bueno, entonces buena tarde.

—Igualmente, Jeon —respondió su maestra.

Jungkook no era bobo, antes de entrar a la casa había encendido la grabadora de su teléfono para poder hundirla en caso de no cumplir con el trato.

Salió de esa casa finalmente sonriente de haber conseguido lo que quería. De repente sintió una gran necesidad de recompensar a Taehyung. Jungkook pensaba que Taehyung había sido muy bueno con él.

Camino de vuelta a casa, y paró en el asfalto para pedir un taxi. Demoró unos minutos para que al fin algún conductor le haga caso. Se subió, dio la dirección de su casa y comenzó a revisar su teléfono. Tenía un mensaje de Taehyung.

Agradeció Jungkook, sorpresivamente.





Jungkook apagó su teléfono y se quedó mirando por la ventana. A los pocos minutos llegó a su casa. Pago el taxi antes de bajar y camino a casa, subió las escaleras encontrándose con la fortuna de que sus padres no estén en casa. Dejo su mochila en el piso y fue a quitarse el uniforme para ponerlo en la lavadora y cambiarse de ropa.

Se sintió aliviado cuando por fin pudo acostarse en la cama, pero no duro mucho su paz. Cuando sintió su estomago rugir hambriento tuvo que bajarse y calentar la comida que había en las ollas.

Calentó su buena porción de pollo asado, arroz y frijoles, de bebida tomo un jugo de mora, le encantaban los jugos de frutos rojos, en especial de la uva. Al terminar de comer fue a la cocina y lavo sus platos. Volvió a subir a su habitación y se acostó con su teléfono para comenzar a ver una serie que lo tenía ansioso por saber su continuación.

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