2
Al día siguiente Jungkook se levantó y hizo su rutina como normalmente lo hacía, pero lo que cambiaba ahora, era que ya no se iba directo a su casa después de llevar a su novia a la suya, sino que iba a ir al mismo infierno donde lo esperaba su verdugo.
Jungkook no tenía ni idea de que le iba a hacer Taehyung, pero ya se podía imaginar algunas.
Ya en clase intentó prestar atención, pero su mente estaba en cierto pelinegro. Su novia que se había dado cuenta de su estado en el recreo se le había acercado preocupada.
—Jung —lo llamó y el castaño la miró sin ninguna expresión. Ella continuó al ver que su novio no le iba a contestar—. ¿Qué te pasa? Te he notado más distraído de lo normal y no me escribiste por la mañana —su novia lo miró preocupada. Ella no tenía ni idea de que le habían robado el teléfono a su novio, por lo que pensaba que había hecho algo que lo había molestado.
—Estoy bien, es que ayer mientras volvía a casa me robaron el teléfono —desvió su vista a la ventana y miró la carretera, las casas, locales y edificios que se alcanzaban a mirar desde el salón.
Su novia lo miró preocupaba y comenzó a tocar su cuerpo en busca de alguna herida.
—¿Estás bien? ¿No te hicieron nada? —preguntó desesperada y a Jungkook se le hablando el corazón al ver como su novia se preocupaba por su estado.
—Estoy bien, amor —la abrazó y rodeo su cintura en un abrazo. Su novia aún no del todo convencida lo miró preocupada, Jungkook lo notó.
—Amor, de verdad estoy bien —dijo mientras sostenía su rostro con ambas mano. Ella asintió y Jungkook beso sus labios, fue un beso lento, donde le trasmitió todo su amor y aprecio.
Mientras aun se besaban unos compañeros que habían entrado al salón les chiflaron.
—Tutuy —dijo María mientras sacaba un libro de su mochila.
Daniela miró sus pies avergonzada y Jungkook la abrazo.
—¡Sapos! Salten aquí —les gritó. María lo miró ofendida y salió del salón.
Cuando los volvieron a dejar solos Daniela se separó de su abrazo y lo miró.
—Amor, ¿por la tarde podemos ir al cine? —preguntó con una hermosa sonrisa. A Jungkook le hubiera encantado poder decirle que sí, pero desafortunadamente ya tenía asuntos para esta tarde.
—No puedo. Lo siento, amor. Hoy... —intentó buscar una excusa mientras su novia lo miraba no tan convencida—. Mi papá me dijo que tenía que ayudarlo en el supermercado.
Daniela hizo una mueca de molestia y se cruzó de brazos.
—Tú siempre lo ayudas los sábados y domingos y hoy es miercoles —le recordó. En ese momento Jungkook odio que su novia conociera tan bien su rutina y responsabilidades.
—Sí, pero me dijo que tenía que ayudarlo hoy.
Daniela resopló y se obligó a creerle.
—Donde yo me entere que usted me esta montando cacho no me vuelve a buscar, ¿me oyó? —lo miró con el ceño fruncido.
—Llevamos cinco años juntos y te atreves a dudar de mí —la miró ofendido.
—¡Sí! —lo miró molesta—. Porque una vez cuando terminamos el malparido ese del Miguel te había invitado a un trío —lo acuso con el dedo.
—¡Pero yo lo rechace!
—¡Porque sabías que te iba a revisar el teléfono!
—Si tanto desconfías de mí entonces vete con Diego, que él si te trataba mejor que yo, ¿no?
Daniela lo miró sin poder creer lo que escuchaba.
—¡Ya ni siquiera sé donde vive! Solo me robo un beso cuando estaba en el kinder, ¡por Dios, Jungkook! —soltó un gemido de protesta.
—¡Pero lo extrañas! —continúo haciendo berrinche.
—Solo era mi mejor amigo cuando era pequeña. A veces eres tan infantil —lo miró con una sonrisa divertida por ser la única persona que conocía ese lado de su novio.
—Si tan infantil soy entonces ven a mi casa el día del aniversario de mis padres y verás lo que soy capaz de hacerte —acorraló a su novia y ella se puso tan nerviosa que ni siquiera lo miró a los ojos.
—Deja de jugar...
—No estoy jugando, pero tengo unos juguetes con los que podríamos jugar —metió su mano dentro de la falda de su novia y estaba por subir hasta cierto lugar hasta que su novia aparto la mano y le gritó.
—¡Jungkook, ya! —miró el piso y después murmuró en voz baja: —. Sabes que no estoy lista...
Jungkook se alejo y se puso a su lado.
—Lo sé, solo estaba jugando.
—Cuando este lista... —Jungkook la interrumpió.
—No quiero presionarte, no me hace falta si tú aun no estas segura. Sabes que mi mano siempre ha sido mi mejor amiga —Daniela ignoró ese comentario y siguió.
—Yo... Apreció mucho que me estes esperando y no me presiones. No es que no quiera, solo me da miedo y no me siento lista. Sabes que soy muy insegura.
—Daniela, sabes que te amo, por eso soy tú novio, no por fijarme en tu cuerpo, ni en tu cara, sino por ti. Comprende que me gustas tú, no tu cuerpo.
Daniela lo miró y lo abrazó sintiéndose arrullada y abrazaba por esas palabras. Definitivamente había tomada la decisión correcta al darle una oportunidad a aquel coreano rebelde.
El timbre del recreo sonó y volvieron a sus clases. Al salir del colegio Jungkook acompañó a su novia a su casa y se despidió con un beso en los labios. Después de eso caminó a ese lugar. Con cada paso que daba se arrepentía aún más de haber acompañado a su amigo el día anterior a ese lugar. ¿Qué putas estaba pensando al decirle que sí? Estaba tan sumergido en sus pensamientos que ni se dio cuenta cuando llegó y cuando sus pasos se detuvieron al frente de aquel lugar. Se obligó a parecer, aunque sea un poco valiente y entró a ese lugar. Las personas que estaban en la entrada lo dejaron pasar sin siquiera pensarlo y eso lo tranquilizó. Avanzó hasta quedar al frente de esa casa y no sabía si entrar como Pedro por su casa o decirles a los samuráis que ese señor que no sabía su nombre lo estaba esperando. Decidió que era mejor prevenir que lamentar y se acercó a uno de ellos. El hombre lo miró sin ninguna expresión mientras en su mano tenía un arma.
Pensó unos segundos que decir y después hablo:
—Ehh, el señor —dijo señor porque ese hombre no le había dicho su nombre ni su edad, ni nada de él—. El señor me está esperando adentro —dijo mientras intentaba mirar cualquier cosa menos la cara y arma de ese hombre.
—¿Jeon Jungkook? —preguntó con voz rasposa. Jungkook asintió y el hombre le hizo una seña a su compañero, él asintió.
—SÍgueme —le dijo y le dio la espalda para comenzar a caminar dentro de la casa, Jungkook lo siguió mientras obligaba a sus piernas a caminar. El hombre cruzó unos pasillos y finalmente paró al fente de una puerta, tocó dos veces.
—¿Quién? —reconoció esa voz, era él.
—El niño ya está aquí.
—Déjalo seguir.
—Si, señor.
Abrió la puerta y pudo ver a aquel hombre mirando por una ventana que tenía aquella pieza. El viento removía sus cabellos y sus facciones eran completamente hermosas e hipnotizadoras.
Jungkook entró a paso lento a la habitación y cerró la puerta. Se quedo parado mientras miraba el piso sin saber que decir o hacer.
—Te demoraste, ya te iba mandar a recoger —el menor tembló ante una imagen mental de una camioneta de negro apareciendo al frente de él y raptándolo.
—Pero ya estoy aquí —fue casi un susurró.
El hombre se dio la vuelta y lo miró.
—Tienes el uniforme. Pensé que por la demora te habías ido a cambiar a la casa.
—¿Quiere que la próxima vez venga con ropa? —preguntó con temor.
—Ven puesto con lo que quieras, no me importa.
Jungkook solo se dedicó a escuchar y no dijo nada.
—¿En qué año estás?
—En el once...
—¿Llegaste bien ayer a tu casa?
Jungkook se quedó impresionado por sus palabras, ¿por qué quería saber cómo llego?
—Mal —respondió sin dudarlo.
Taehyung volteó a verlo.
—¿Por qué?
—Como era tarde unos tipos de una moto me robaron el teléfono —se contuvo de decirle que era por su culpa.
—¿Y no te robaron nada más? Me sorprende.
—Casi me disparan, pero solo me robaron el teléfono.
—Que coincidencia —dijo mientras lo miraba con una sonrisa sin mostrar sus dientes.
—No creo que a usted también le hayan robado el teléfono.
Taehyung negó y de un cajón saco un teléfono que aún estaba en la caja, Jungkook lo miró sin comprender.
—Te lo doy —y sin avisar se lo tiró, Jungkook rápidamente lo atrapó y lo miró, rápidamente su cara cambió a una de sorpresa.
—Yo no puedo aceptar esto —murmuró en voz baja.
—¿Por qué? —Taehyung lo miró confundido.
—Es muy caro, no quiero estar en deuda con usted —dijo mientras le extendía el teléfono esperando que lo acepte.
—En ningún momento dije que me lo tendrías que pagar —se acercó hasta acorralarlo contra la pared.
—Nada en esta vida es gratis, y usted lo sabe muy bien —respondió mientras tenía la cabeza agachada.
—¿Ah sí? ¿Y por qué?
—Por su trabajo, no sé exactamente en que trabaja, pero si esta en este lugar y los tipos armados siguen sus órdenes no es nada bueno.
—¿Estás insinuado que soy un narcotraficante? —tomó su mentón entre sus manos y elevó su cara.
—...
Taehyung sonrió y dejo un corto beso en los labios del menor.
—Tienes razón, lo soy. Pero no te voy a cobrar nada. Recibe ese teléfono —se separó de él y se sentó en una silla.
Jungkook también se sentó en una silla mientras veía el teléfono que le había comprado ese señor. Se veía muy caro, y estaba seguro de que lo era, lo había visto en su teléfono y en algunos dramas coreanos que solía ver con su mamá porque a ella le gustaban. El teléfono se podía doblar y era muy lindo. Le gustaba, pero no le gustaba la sensación de deberle a alguien como él.
—¿Qué día cumples años? —Taehyung preguntó mientras de su cajón sacaba una caja de cigarros y prendía uno para comenzar a fumarlo.
—Uno de septiembre.
Hace ratos que Jungkook quería preguntar cosas de él como su nombre, edad y más, pero no tenía la valentía para hacerlo.
—Cumpliste años hace un mes —susurró para sí mismo mientras le daba una calada al cigarrillo.
—Sí, señor.
—¿Señor? —Taehyung lo miró ofendido—. ¿Cuántos años crees que tengo?
Jungkook lo pensó por unos momentos. La verdad es que se veía muy joven, pero no tanto como para tener su misma edad o unos años más.
—Mmn... ¿Veintidós o Veinticinco? —lo miró sin estar tan seguro.
—Casi. Tengo veintisiete.
Jungkook lo miró un poco sorprendido, aunque intento disimular. Taehyung sonrió y se le acercó.
—¿Qué pasó? ¿Ya no quieres estar conmigo por mi edad? —Jungkook sabía que ese “estar conmigo” no se refería a estar juntos conviviendo, sino el estar juntos de una manera sexual.
—No —respondió rápidamente.
—¿Estás seguro? —su mirada recorrió todo su cuerpo.
—Sí, además usted es muy lindo —la última palabra la dijo en un susurró, que al parecer Taehyung alcanzó a escuchar.
Taehyung se acercó a él con una sonrisa y lo tomó por el mentón.
—¿Eso crees? —preguntó sobre sus labios. Jungkook asintió manteniendo contacto visual.
—¿Puedo preguntarle como se llama? —se alejó para evitar que sus labios sigan rozándose.
—Kim Taehyung.
—Bonito nombre... —se alejó aún más mientras miraba sus manos que sostenían el teléfono que Taehyung le había dado.
—Por ahora no te haré nada y no te voy a obligar a hacerlo, pero lo hago para que te vayas preparando. En cualquier momento mis ganas serán más fuertes —dijo al mismo tiempo que le daba la espalda.
Jungkook no sabía que responder. Odiaba toda esta situación y ya decía que lo bueno no iba a durar tanto. Era obvio que Taehyung no lo iba a citar todos los días solo para hablar. ¿Y cómo carajos se supone que uno se tiene que preparar para tener relaciones sexuales con alguien con quien no quiere? Taehyung era lindo, si, lo admitía. Taehyung es hermoso, pero no le gusta. A él le gustan las mujeres, a él le gusta su novia, solo ella. Taehyung era un hombre, a él no le gustaban los hombres, y menos un narcotraficante que en cualquier momento podría matarlo y echarlo al río en una bolsa negra. O peor aún, echarlo a los perros o al cocodrilo.
Taehyung cambió de tema al ver al menor tenso, y preguntó:
—¿Hablas coreano?
—Poco, no lo hablo muy fluido, pero si me se desenvolver —Taehyung murmuró un “mmn”.
—¿Has ido a Corea?
Jungkook negó con la cabeza.
Sus padres nunca lo habían llevado a visitar su país. Les había dicho en muchas ocasiones que le gustaría visitar Corea, pero ellos le decían que en algún momento será, y aun no había llegado ese momento.
—¿Te gustaría ir?
—Sí...
—¿Y por qué no has ido entonces? —preguntó confundido.
—No hay plata y mis papás no me dejarían ir solo.
Taehyung caminó hacia él y se posicionó detrás. Comenzó a acariciar sus brazos y hombros.
—¿Qué hace? —preguntó Jungkook con temor.
—Nada que pueda matarte ahora mismo —respondió con una voz ronca en su oído haciendo a Jungkook estremecerse.
Jungkook miró por la ventana y pudo ver que ya era tarde, aproximadamente las cinco o seis de la noche, y se tendría que apurar si no quería que también le robaran el teléfono que Taehyung le acababa de dar.
—Hyung... —lo llamó con nerviosismo.
Taehyung se separó de él y lo encaro, se veía confundido.
—¿Hyung? —preguntó.
—Usted es coreano y según mis papás a ellos les molesta que las personas no usen los honoríficos con ellos —respondió con nerviosismo.
—Vivo en Colombia hace ocho años, no me molesta. Además, se te ve incómodo llamándome así.
Jungkook agradeció internamente, él no estaba acostumbrado a decirle hyung a sus mayores, y menos si era a un narco.
—¿Seguro?
—Seguro —respondió Taehyung rápidamente.
—... Taehyung, se me hace tarde y no quiero que se vuelva a repetir lo de ayer. Además, tengo que hacer tarea.
—No te preocupes por eso, mis hombres te van a llevar.
Jungkook se alarmó.
—¡No! ¿Qué pensarán mis papás si me ven bajar de una camioneta?
—Te pueden dejar una cuadra antes.
Jungkook lo pensó y finalmente aceptó.
Cuando estaba por salir Taehyung lo sujeto de la muñeca y lo atrajo hacia su cuerpo.
—¿No se te olvida algo? —le preguntó con una sonrisa divertida.
Jungkook lo pensó y después respondió.
—Gracias por el teléfono —estaba por darse la vuelta e irse, hasta que Taehyung lo sujeto de la cintura y lo acorralo contra la pared.
—Te falto el beso de despedida —sonrió y tomo su mentón entre sus dedos. Miró sus labios con deseo.
Jungkook tomó fuerzas y se paró de puntas para juntar sus labios, ladeo la cabeza y Taehyung metió su lengua en la boca del menor. Jungkook con un esfuerzo siguió el beso mientras sus lenguas jugaban. Al separarse Jungkook tenía la respiración agitada, cosa que se le hizo sumamente sexi a Taehyung, prácticamente se lo comió con la mirada.
Jungkook rápidamente se separó y se fue. A la salida del Bronx vio una camioneta negra con el vidrio polarizado y dos hombres afuera, cuando lo vieron uno se le acercó y estaba por tomarlo del brazo, pero Jungkook no se dejó.
—Puedo subirme solo —susurró y se subió en la parte trasera de la camioneta.
Estando ahí saco el teléfono de la caja y vio que ya traía la simcard puesta y ya tenía aplicaciones instaladas como WhatsApp, YouTube, Instagram y Telegram. Se preguntó si Taehyung le habría puesto alguna cosa con la pudiera ver todo lo que hacía en el teléfono. Entro a contactos y miró que había un numero agregado, su nombre era una T. «¿Será el número de Taehyung?» se preguntó, pero después negó, él no se arriesgaría así.
Como Taehyung se lo había dicho, la camioneta paro una cuadra antes. Miró si había algún conocido o las vecinas chismosas viendo, pero no había nadie. Así que se bajó y guardo bien el teléfono dentro de su pantalón y al llegar a casa metió la llave y abrió la puerta. Su mamá se encontraba viéndolo fijamente, y no se veía nada contenta.
—¿Dónde estabas? —le preguntó de inmediato. Jungkook pensó una excusa.
—Estaba... En la casa de María haciendo tarea —respondió tratando de sonar seguro. Su mamá aun no le creía.
—¿Haciendo tarea con los cuadernos y cartuchera en la casa? —lo miró furiosa.
—El profesor dijo que era tarea en grupo y que debíamos entregarla solo en un cuaderno, y como María tiene letra bonita al igual que el cuaderno la hicimos ahí —se apresuró a dar una buena excusa, como buen colombiano era experto en dar excusas.
Su mamá finalmente le creyó y fue a la cocina.
—¿Por qué no me contestabas el teléfono? —preguntó desde la cocina—. Se oía apagado.
—Ayer me robaron el teléfono —tan pronto como terminó de decirlo su mamá ya se encontraba al frente de él totalmente furiosa.
—Dios mío, Jungkook —jadeo con irritación—. Tendrá que trabajar para comparase uno usted —no fue una sugerencia, fue una orden. Jungkook asintió y se fue a comer.
Al terminar subió a su cuarto y agregó el número de su novia a su teléfono porque se lo sabía de memoria.
Comenzó a hacer la tarea de matemáticas e inglés con la ayuda del traductor y una app que hacía las operaciones matemáticas. Al terminar le mando un “Buenas noches, amor. Descansa, te amo” a su novia y se fue a dormir, no sin antes cepillarse los dientes.
En la próxima actualización explicaré todo sobre el Bronx, para que entiendan más o menos como es el lugar.
Aclaración: he cambiado el nombre de la novia de Jungkook a Daniela.
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