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Jungkook se despertó a las cinco de la mañana como de costumbre. Entró a bañarse y después se puso su uniforme escolar. Peino su cabello y se puso su piercing en el labio. Acomodo los cuadernos que le tocaba el día de hoy, metió su teléfono en uno de los bolsillos de su pantalón y bajo a la cocina encontrando a su mamá terminando de hacer el desayuno.
-¿Qué es? -preguntó refiriéndose al desayuno.
-Arepa de huevo y café -respondió sin quitar la vista del sartén.
El adolescente tomo asiento en la mesa y le mando un mensaje a su novia.
Dani mi vida 🍄
Buenos días, amor. ¿Cómo amaneciste? ¿Quieres que pase por ti?
No tuvo que esperar más de un minuto para que le llegará la respuesta de su novia.
Buenos días mi vidaaa
Amanecí bien, ¿y tú mi vida?
Claro, yo te digo cuando vengas
Te amo ❤️
Sonrió inconscientemente y respondió al mensaje.
Claro, yo te digo cuando vengas
Esta bien, amor. Espero tu respuesta.
Yo también te amo mucho, mi vida ❤️
-¿Daniela? -preguntó la señora Jeon mientras dejaba el desayuno en la mesa.
Jungkook asintió con una sonrisa.
-Hacen una bonita pareja. Ojalá nunca terminen -comentó con una gran sonrisa mientras dejaba otro plato en la mesa que eran tostadas y chocolate para el señor Jeon-. Jungkook, hazme caso. No la vayas a cagar. No vas a conseguir así de fácil una mujer como ella -argumento mientras miraba fijamente a su hijo.
-Tranquila, mamá. Ni que estuviera loco como para perderla... Además, como el estudio no es lo mío puedo proponerle matrimonio, y así ella me mantiene -dijo con una sonrisa pícara en su rostro. La señora Jeon soltó un suspiro y se sentó en la mesa para comenzar a comer.
-Jungkook, te lo advierto. Llegas a perder el año y te vas de la casa.
Jungkook soltó un quejido y dijo:
-Ahg. Que sí, que sí.
La señora Jeon lo juzgo un rato con la mirada por su comportamiento.
Mientras Jungkook terminaba su desayuno el señor Jeon se sentaba en la mesa para comenzar el de él.
Al terminar dejo los platos en la cocina, murmuró un «gracias» a su mamá y salió de la casa, no sin antes de que su mamá le diera la bendición.
Agitó su mano al lado de la carretera esperando que algún taxi pare, pero ya casi todos estaban llenos. Espero unos segundos más hasta que por fin un taxi paro. Abrió la puerta trasera y entró.
-Buenos días -saludo.
-Buenos días, joven. ¿Dónde lo llevo? -preguntó el taxista mientras en todo el taxi resonaban alguna emisora que trasmitía canciones.
Jungkook le dió la dirección y cuando el taxi paró al frente de la casa de su novia, se bajo y le dijo al taxista:
-Espere un momento. Voy a recoger a alguien.
El taxita asintió sin mirarlo y Jungkook fue a tocar la puerta de la casa de su novia. Oyó unos pasos apresurados y después la puerta se abrió dejando ver la hermosura que es Daniela, su novia.
Jungkook sonrió y dejo un corto beso en los labios de su novia haciendo que ella se sonrojara. Ambos caminaron hacia el taxi, se subieron y Jungkook le dio la dirección del colegio al que ambos asistían.
-Jung -llamó su novia mientras jugaba con los dedos de él.
-Umm -contestó Jungkook mientras volvía a mirarla.
-¿Cómo me veo? -preguntó luciendo preocupada.
Jungkook sin entender arrugó su entrecejo y respondió, aun sin saber a qué se refería.
-Pues bien. Te ves linda, ¿por qué?
Ella lo miró no del todo convencida.
-¿Cómo se ve mi maquillaje? ¿Se ve natural o se ve muy exagerado? Sabes que no sé maquillarme, y es una de las primeras veces que lo hago. Estuve practicando todas las vacaciones -comentó desesperada. Jungkook pensó que de verdad estaba sufriendo por los gestos de estrés y sufrimiento que no dejaba de hacer cuando lo estaba diciendo.
-Tranquila, Dani. Te ves bien. Ni siquiera note que estabas maquillada.
Pero al parecer eso no la calmó, como él creía.
-¿Entonces no se nota que estoy maquillada? ¿No notaste que estaba maquillada? -preguntó con enojo.
Jungkook trató de encontrar algo correcto que decir.
-Pues... Es que no presté mucha atención...
-¿Entonces no me prestaste atención? -preguntó igual de enojada que antes.
-Yo nunca dije eso -trato de defenderse.
-Lo dijiste.
-Ahg, Daniela. ¿Vamos a discutir de nuevo? -preguntó molesto por la actitud de au novia.
Ella lo ignoró y miró por la ventana.
-Ignórame si quieres, ni que me importará -respondió como un niño chiquito.
Daniela se giró y volvió a unir sus manos. Cuando estaba a punto de decirle algo el taxi paró.
-Ya llegamos -informo mientras se giraba para ver los asientos de atrás. Abrió su boca sorprendido cuando miró a Jungkook.
-¿Cuánto es? -preguntó ignorando su reacción.
-Son... -pareció dudarlo por un momento, pero después respondió: -. Son veinte mil.
Jungkook lo miró ofendido. ¿Acaso creía que podía estafarlo por verse como un asiático?
-Vivo en Colombia desde que nací -dijo mientras sacaba dinero de su bolsillo-. Tome cinco mil. Viejo rata -tiró el billete al piso del auto y salió con su novia.
-¿Cuántas veces te ha pasado eso? -preguntó Daniela.
-Pocas, pero si me ha pasado algunas veces. Hasta han intentado robar a mis papás también.
Jungkook apretó la mano de su novia y entraron al colegio donde ya se podía ver a estudiantes corriendo, charlando, riendo en grupo o también estaban unos que preferían estar solos.
-¿Qué nos toca ahora? -preguntó mientras ingresaban a su salón de clases.
-Inglés -respondió automáticamente Daniela.
-Otra vez con ese viejo marica -murmuró de malhumor.
-No sé porque te cae mal. Es un buen profesor.
-Lo dices porque te sacas cinco en todas sus clases.
Jungkook se sentó en su pupitre y Natalia se hizo a su lado.
-Eso es porque yo si presto atención a su materia, mientras que usted se lleva hablando y burlándose de su calva.
Jungkook dejo escapar una carcajada al imaginar la calva del profesor. Su novia lo miró seriamente, pero después de unos minutos también se rio admitiendo que su calva si daba risa.
Las clases pasaron con normalida hasta que por fin llegó el recreó donde Jungkook se apresuró a salir del aula de clases y a dirigirse al patio donde encontró a su mejor amigo en un rincón donde un gran árbol hacia sombra.
-¿Qué más? -lo saludo mientras se hacía a su lado.
-Todo bien, ¿y vos? -preguntó Miguel.
-Bien.
-Yuguk, ¿me quieres acompañar a un lugar hoy?
-Que no soy Yuguk, soy Jungkook -dijo el castaño ya harto de repetirlo cada que veía a su amigo.
-La misma vaina.
Suspiró y lo encaro.
-¿Y a donde se supone que vamos a ir?
-¿Aceptas? -preguntó Miguel con una sonrisa.
-¿Cuándo te he dicho que no?
-La vez que te propuse un trío.
Jungkook hizo una mueca de desagrado.
-¿De verdad creías que me iba a acostar con esa guisa? Gas.
Miguel río.
-Con una bolsa en la cabeza aguantaba.
-Gas de verdad.
-Bueno, si estaba curiosita, pero que importa.
-Yo no estaba dispuesto a que se me pegué una enfermedad de transmisión sexual.
-Ahh claro, se me olvidaba que te gustan meras gomelitas -se burló Miguel.
-Es que me gustan mujeres que son aseadas, como Dani. Además, estoy en una relación con ella.
-Tampoco Yuguk.
-Tampoco vos. Ya ni siquiera te quiero dar la mano por cochino.
Miguel lo ignoro y dijo:
-¿Has oído del Bronx?
Jungkook lo miró confundido.
-Sí, ¿por?
Miguel le sonrió pícaramente. Y Jungkook entendió de inmediato.
-Estas loco. Allá vos si quieres que te corten en pedacitos. Yo no voy, ni que estuviera loco.
-Eres muy miedoso -Miguel río-. Todo eso que dicen son mitos.
-¿Mitos? La chimba. Yo no me arrimó por allá.
-No te va a pasar nada. Ya he ido como unas mil veces.
-Si ya has ido tantas veces no veo la necesidad de llevarme.
-O sea, si he ido, pero quiero que me acompañes.
-¿A qué?
-A... -trató de encontrar una excusa-. ¿Acaso no puedo llevar a mi mejor amigo a un lugar?
-No es cualquier lugar, y lo sabes.
Miguel bufo.
-Te doy diez lucas si vas conmigo.
Jungkook río con sarcasmo.
-¿Diez para ir a ese moridero? La pija.
-Veinte.
Jungkook negó.
-Veinticinco.
-Más -propuso.
-Que no soy rico Yuguk.
-Treinta y voy -hizo su última oferta.
-Bueno...
-¿De verdad? -Jungkook chillo de la emoción.
-Aja.
El recreó se acabó y Jungkook al igual que Miguel volvieron a las clases.
A la hora de la salida Jungkook fue a dejar a su novia a la casa, se fue a su casa y se cambió de ropa y después se reunió con su amigo en un parque donde sabían encontrarse.
Mentiría si dejara que no estaba nervioso. Había oído atrocidades que se cometían en ese lugar. Había oído que mataban a las personas y las ponían dentro de las paredes, que también las tiraban a un cocodrilo, a los perros pitbull o simplemente los torturaban. Antes Jungkook no creía en Dios, pero ahora, le estaba rezando internamente.
-¿Vamos en taxi, en buseta o caminando? -preguntó Jungkook mientras metía la mano dentro de su chaqueta para abrigarse.
-No creo que los taxis nos quieran dejar ahí -dijo Miguel.
-¿Entonces a pata?
Miguel asintió y comenzaron a caminar.
-¿Estas nervioso? -preguntó Miguel en un tono burlón.
-No... ¿Sabes si nos van a dejar entrar tan fácil? -preguntó Jungkook preocupado.
-Sí, y además ya te he dicho que he entrado miles de veces.
Después de caminar por unos minutos llegaron a la puerta del Bronx. Ya se podía ver gente fumando, trabada, prostitutas con sus faldas cortas y muchas personas que probablemente no tengan casa y vivan ahí.
Cada paso que avanzaban podía ver lo horrible que era el lugar. Se encontraba mugriento y en mal estado, incluso había niños pequeños viviendo allí, ancianos y jovenes como él y su amigo.
-Haz lo que ibas a hacer y vámonos -demando Jungkook sin despegarse de su amigo.
-Yongukuk, no des papaya o los samuráis van a venir por nosotros.
-Entonces vámonos ligero -chillo.
-Ya nos vamos, solo voy a comprar algo y ya vengo. Espérame aquí.
Jungkook lo miró desesperado.
¡¿Su mejor amigo lo iba a abandonar en el Bronx?!
-¡No, no! ¡Estas loco si piensas que me voy a quedar aquí!
-¡No armes un escándalo!
Jungkook trató de calmarse y lo miró más relajado.
-Bien... Te espero aquí, pero si no vienes te corto los huevos, Miguel -advirtió.
Miguel le dio unas palmadas en la espalda para tratar de tranquilizar a su amigo y desapareció de su vista.
Jungkook había esperado a Miguel por casi una hora y no había vuelto. La desesperación no tardo en invadirlo, y más aun cuando vio que un grupo de hombres se acercaron armados en su dirección, los llamados «samurais». La gente que había alrededor salió corriendo y gritando. Jungkook dio unos pasos atrás e intento salir corriendo, pero los samurais lo alcanzaron y lo arrastraron con ellos hacia una casa de tres pisos en un mal estado.
-¡Suéltenme! ¡Yo no hice nada! -gritaba el adolescente deseando que todo fuera una pesadilla.
En el forcejeo la chaqueta de Jungkook termino en el piso. Los samuráis lo hicieron entrar a la casa y lo llevaron por un pasillo en muy mal estado. «¿Cuántas bacterias no tendrá este lugar?» pensó Jungkook.
Después de cruzar unos pasillos más los samurais lo arrojaron a una habitación que los vidrios de la ventana eran verdes por lo que la luz que entraba era de ese color. Uno de ellos agarro unas esposas y se las puso, otro agarró unas cadenas y las sujeto con fuerza a sus pies. Jungkook miró que las cadenas estaban pegadas a la pared. Tenía ganas de llorar, pero se negaba a hacerlo. «Los hombres no lloran» se lo repetía una y otra vez. «Llorar es de maricas» se dijo a sí mismo.
Aun con las manos esposadas trató de sacar su teléfono y enviarle un mensaje pidiendo ayuda o diciendo sus últimas palabras a sus padres y a su novia. Intento, intento, pero fallo. Suspiró frustrado y se quedó quieto.
Cuando estaba por hacer otro intento la puerta se abrió y se quedó quieto mientras se encongía contra la pared intentado desaparecer, o hacerse tan diminuto para así poder irse.
Agachó la cabeza mientras sentía como las gotas de sudor comenzaban a bajar por su frente, a pesar del frío que hacía en la ciudad.
Con la cabeza agachada pudo ver dos piernas. Solo había una persona en la habitación, bueno si es que a este chiquero se le puede llamar habitación.
Vio como esa persona se sentaba en una silla que había contra la pared.
Se mantuvo en silencio queriendo y rogando que no le hiciera daño.
El tipo cruzo sus piernas y finalmente se ánimo a hablar con una voz ronca.
-¿Te comieron la lengua los ratones o qué?
Tembló inconscientemente.
«¿Que quiere que le diga?» se preguntó Jungkook mientras una lágrima se deslizaba silenciosamente en su rostro.
-Hay dos cosas que odio. ¿Quieres saber cuales son? -levantó el tono de su voz y se paró de la silla. Comenzó a caminar lentamente hasta quedar al frente del menor que se encontraba temblando.
-Hay dos cosas que odio -volvió a repetir-. Una, que me ignoren. Dos, que no me respondan. Y tú estás haciendo esas dos cosas.
Jungkook tembló sin saber que decir. Su garganta se sentía seca. Y aunque quería hablar, no pudo.
Finalmente tomo fuerzas y hablo:
-Lo... si-siento -tartamudeo.
-¡Puedes hablar! -exclamó como si de verdad se encontrará feliz-. Y yo que pensaba que no podías hablar -soltó una carcajada.
Jungkook se removió incómodo en su lugar.
-¿Cómo te llamas? -preguntó el desconocido.
Jungkook dudo en si decirlo o no. Igualmente, ya estaba en el infierno, ¿o no?
-Jeon Jungkook... -respondió en un susurró.
-¿Qué? -preguntó el desconocido.
-Je-Jeon Jun-Jungkook -dijo con un tono más alto.
-No eres de aquí, ¿verdad?
Jungkook negó con la cabeza.
-Alza la cara. Quiero ver tu rostro.
Jungkook se tomo unos segundos y después finalmente alzo la cara.
El desconocido se deleitó viendo el rostro pálido del menor que demostraba terror. Observó los labios carnudos y los ojos rasgados.
-¿Eres coreano? -preguntó.
Jungkook no respondió porque estaba muy concentrado viendo el rostro tan hermoso que tenía al frente de él. El desconocido tenía la piel canela, pelo negro, y una nariz hermosa. También pudo notar un pequeño lunar en la punta de su nariz.
-Te pregunté algo -el desconocido pateó suavemente los pies del menor.
Jungkook se sobresaltó y escondió su rostro porque pensó que le iba a pegar.
-¿Qué fue lo que preguntaste? -preguntó con el miedo palpado en su voz y en sus reacciones.
-Te pregunté si eras coreano.
El menor asintió.
-¿Hace cuánto vives en Colombia?
-Desde que nací...
El desconocido se quedo en silencio y se dedicó a observarlo. De imprevisto el pelinegro lo agarró de su brazo y lo levantó. Jungkook tembló y continuó mirando al piso.
El desconocido lo miró de arriba abajo, como si estuviera escaneándolo y de la nada alzó la camisa del menor. Jungkook pensó que le iba a quitar el teléfono, pero lo ignoro y paso su dedo por el abdomen del menor. Jungkook tembló de miedo ante su tacto. Después lo giró y lo puso contra la pared, haciendo que el pecho de Jungkook quedará contra la pared. Bajo su vista a la espalda baja del menor, a su trasero y piernas que se encontraban cubiertas por su pantalón. Después de analizarlo lo soltó.
-¿Cuántos años tienes? -preguntó mientras se devolvía y recostaba su cuerpo contra la ventana.
-Dieciséis -respondió mientras se daba la vuelta y acomodaba su camiseta.
¿Por qué putas lo había tocado así? Ahora se sentía más incómodo y asqueado que antes.
-¿Tienes novia?
¿Cuál era la necesidad de preguntar eso? ¿Le iba a hacer daño a Daniela?
Jungkook se quedo en silencio pensando en si responder o no.
-No te voy a hacer daño a ti y a todos tus seres queridos si me haces caso.
-Si tengo -era inevitable no responder, si no le decía de todas formas se iba a enterar y le iba a ir peor.
-¿Es bonita? -el desconocido siguió haciendo preguntas sin sentido.
-Sí, ¿por qué?
-Dame detalles. ¿Cómo es su rostro, su cuerpo, su actitud? -sonrió mientras hacia la pregunta.
-Umm... Su rostro es bonito y en forma de v, tiene el pelo negro hasta los hombros, algo rizado, pero se lo plancha. Su cuerpo es delgado con algunas curvas normales, cintura pequeña, caderas normales, abdomen plano y... -se cuestiono si lo que iba a decir estaba bien, pero lo dijo-. Tiene pechos grandes. Es muy cariñosa, dramática y es comprensiva.
-Vaya... -exclamó el desconocido-. Así que pechos grandes -a Jungkook le preocupo que la única parte que haya escuchado haya sido esa-. ¿Entonces te gustan las cosas grandes? -vio como una sonrisa pícara surco en su rostro y se preguntó si lo había dicho en doble sentido.
-...
El desconocido quitó su sonrisa y puso una expresión más seria.
-Me imaginó que quieres saber por qué estás aquí -Jungkook asintió de inmediato-. Bien, estás aquí porque tu amigo Samuel intento robarme. Algo muy estúpido, pero como se droga no es que tenga mucha inteligencia.
-¿Samuel? Yo no tengo ningún amigo que se llame así.
-Samuel, Nicolas, Emanuel. No me acuerdo, pero es amigo tuyo -hizo un ademán con las manos restándole importancia.
-¿Qué le hizo? -preguntó preocupado.
-Solo le di unos cuantos golpes, pero nada grave. Esta inconsciente por lo que no puedo negociar con él.
-¿Y yo que tengo que ver? -maldijo a Miguel por haberle convencido de ir.
-Eres su amigo y posiblemente también te drogas así que tenemos que hablar -hizo una pausa y después continuó: -. Hagamos un trató, si aceptas te dejaré a ti y a tu amigo libres. Recuerda que puedo torturarlos y matarlos de diferentes formas.
Jungkook maldijo el momento en el que aceptó acompañarlo a este moridero.
-¿Cuál es el trató?
-Es siemple. Solo tienes que hacerme caso en todo lo que te diga. Si te digo que después del colegio vengas aquí, lo haces o tú, tu amiguito, tu novia y tus papitos se mueren. También que seas mi compañero sexual...
Con eso último dicho, Jungkook juro que se quería morir ahí mismo.
-Yo... No puedo, no puedo -comenzó a negar reiteradas veces sintiendo la desesperación carcomerlo por dentro.
-Oh, si puedes, y si no puedes ya sabes lo que pasa -se acercó y tomó al menor del mentón-. Aceptas o aceptas, así de fácil. Con un beso sellamos el trató -y dicho eso acercó sus labios a los del menor y lo beso sin importarle que no correspondiera y que se encontrará temblando.
Jungkook cuando por fin reaccionó lo empujó y sobo sus labios con su mano como si tuviera en ellos la cosa más asquerosa del mundo. Taehyung al ver eso tenso su mandíbula y tomó al menor del cuello levantándolo unos centímetros del piso, lo estaba ahorcando.
-¿Tanto asco te doy? -en sus palabras se podía oír la furia-. Si es así más asco te va dar cuando mi pene este dentro de tu boca y de tu culo.
Viendo como el niño comenzaba a quedarse sin aire lo soltó y beso su cuello con suavidad.
-Dame un beso -ordenó.
Jungkook negó mientras sentía lágrimas correr por sus ojos.
-Si lo haces te dejo libre y a tu amigo también.
Caminó lentamente hacia él y estampó sus labios contra los del extraño. Taehyung lo tomó de la cintura y lo acercó a él. Obligó al menor a abrir su boca y a corresponder cuando su mano comenzó a hacer presión en su cuello nuevamente. Deslizó su lengua dentro de la boca del menor y disfrutó enredar su lengua con la de él. Cuando ya les falto el aire se separaron y Taehyung caminó a la puerta de esa pieza.
-Sal cuando quieras. Tú amigo está en la habitación que le sigue a esta. Y ven mañana después del colegio, ya sabes lo que pasará sino cumples.
Después de verlo salir esperó unos minutos y salió del cuarto notando que no tenía seguro. Camino a la habitación donde estaba su amigo y abrió la puerta. Efectivamente, ahí se encontraba su amigo con la cara morada e hinchada por los golpes, sus labios, nariz y cejas estaban sangrando. Se acercó a él y lo movió sin ser suave.
-Miguel -lo llamó, no obtuvo respuesta.
Su amigo lo mataría después de hacer esto, pero era necesario.
Elevó su mano en el aire y después en un rápido y fuerte movimiento la estampó contra la mejilla de Miguel dándole una cachetada. Su amigo abrió los ojos y se sentó exaltado. Al mirarlo sus ojos se iluminaron y lo abrazó.
-¡¿Qué pasó?! ¡¿Estás bien, Yuguk?!
-Paso que después de que abrieras tu boca me trajeron a este lugar. Un tipo hablo conmigo y dijo que si volvía a venir no nos dejaba libres -obviamente mintió. De ninguna manera le diría a su amigo que ese desconocido lo toco, beso a la fuerza, ahorcó, amenazó y se le insinuó.
Después de las explicaciones salieron del Bronx y su amigo le dijo que tenía que llegar a la casa temprano o su mamá requisaría su cuarto y le encontrarían las que te hacen soñar despierto.
Jungkook también se apresuró porque él nunca llegaba tan tarde a la casa. Y su mamá lo castigaría. Mientras caminaba esperó un taxi, pero todos estaban ocupados. Al final le tocó caminar, lo hacía muy de prisa porque era de noche y sería una presa fácil para los ladrones.
Sus pasos eran apresurados, pero se congeló cuando escuchó una moto ir muy de prisa hacia su dirección.
-Jueputa -murmuró y salió corriendo, pero freno en seco cuando alguien disparo cerca de él.
-Ay Dios mío -rogó en silencio. Se quedo quito esperando a que los ladrones lleguen a su lado.
-Hágale pues papito. Saqué todo lo que tenga. ¡Lo vi! -un hombre puso el arma en su espalda.
-Por favor no me haga nada. Miré que no tengo nada -suplicó con lágrimas en los ojos. Este día no podía ser peor. Primero lo del Bronx y ahora lo robaban.
-Ya veremos si eso es así. ¡Muñeco! Requísalo -le ordeno a un muchacho que estaba a su lado. Este murmuró algo y comenzó a pasar las manos por todo el cuerpo de Jungkook. Cuando llego a su abdomen toco el teléfono y lo sacó rápidamente.
-¿No que no tenía nada? -el tipo del arma lo empujó con esta.
-Por favor no me lo quite. Mi mamá tiene cáncer y mis hermanos tienen discapacidades -si tenía que dar lastima para que le devuelvan su bien más preciado, lo haría.
-¿Y eso que tiene que ver con el teléfono? -dijo el tipo que lo había requisado. Ya lo daba por perdido. «Adiós teléfono» dijo en su mente.
Después de la atracada que le dieron se fue a su casa a pie y su mamá lo regaño. Le puso por excusa que se había ido a la casa de su novia para que le expliqué unos temas que no entendía, y que cuando se estaba devolviendo lo atracaron unos tipos en moto. Había mentido, pero lo último había sido real.
Para evitar confusiones aclaró que he cambiado el nombre de la novia de Jungkook por Daniela.
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