Prólogo
Myoui Mina nunca creyó posible que a sus treinta años iba a estar casada con un hombre y con una hija de tan solo cinco años de edad, desde pequeña se había metido en la cabeza la idea de que al ser mayor llegaría a estar en lo alto convirtiéndose en una famosa bailarina y que sería premiada por ello, se casaría con la mujer que más amaría en el transcurso de su vida y los hijos eran un tema secundario del cual casi nunca hablaba.
Cuando tenía quince años de edad ya tenía todo eso anotado en su diario porque creía fervientemente que lograría cada una de las metas que se había impuesto en esa vida ficticia por la cual luchaba todos los días, no había nadie que pudiera contradecirla ya que en su corazón y cerebro estaba más que decidido.
La fama.
El dinero.
El amor.
Eran las principales cosas por las que su vida dependía.
Transcurrieron los años y conoció a una persona, la relación fue un completo desastre al punto en el que varias veces llegó a existir cierta agresión física y verbal de ambas partes, muchos creían que se odiaban y que estaban juntas como especie de castigo para las dos, otros creían que se amaban y que por esa razón mantenían los ojos cerrados sin darse cuenta el daño mutuo que se estaban haciendo.
Gracias a esos años en los que pasó la mayoría del tiempo sufriendo por abusos, gritos, insultos e infidelidades, nunca comprendió lo que era realmente el amor hasta que se fue una noche, escapando del desastre de vida que estaba teniendo, intentando limpiar su alma y cuerpo de cada uno de los daños que trajo la relación.
Llegó a un pueblito en el que conocía a pocas personas y justo ahí se encontró a la mujer con la que pasaría los mejores seis meses de su vida que acabaron al poco tiempo al descubrir que esa hermosa chica que sonreía todos los días, en realidad vivía el mismísimo infierno en su casa y que por esa razón es que nunca llegaron a estar juntas sin que las luces estuvieran apagadas, así que Mina sin tocarse el corazón ni mirar hacia atrás se fue a Seul, esperando que la ciudad fuera algo bueno para ella, un cambio drástico de ambiente.
En ese lugar conoció a su actual esposo, Jeno, un chico apuesto que le brindó trabajar en el restaurante de la familia como mesera, su relación fue tan estrecha que pensó que la única posibilidad que tenía para poder lograr una buena vida era estar con él, al poco tiempo en el que ella acepto que la cortejara y luego de varios encuentros sexuales, incómodos para ella, salió embarazada de una hermosa niña a quien ama con todo su corazón porque es la única conexión que siente que es verdadera.
O tal vez porque es igual a su primer amor.
Puede que esa pequeña haya traído una momentánea alegría a sus días pero no quita que está rota por dentro, cada cosa que le ha pasado a su vida es para que se encuentre destrozada y más aun cuando se entera que Jeno le es infiel con una de las nuevas meseras, la que ella creía que era su mejor amiga y resultó ser nada más ni nada menos que Im Nayeon, la primera mujer con la que estuvo en su vida y la misma que la destrozó en mil pedazos.
Harta de su vida y de todo lo que tiene que ver con esta, llama a Son Chaeyoung, la chica que conoció en ese pequeño pueblo porque sabe muy bien que es la única que va a lograr sacarla de la miseria en la que se encuentra porque aunque ella no fue su salvación en un pasado sabe que ahora depende de alguien a quien le dió la espalda.
"¿Aló?". Una voz sale del otro lado de la línea, algo somnolienta y carrasposa.
"Chaeyoung, ¿Eres tú?". Pregunta, sus manos tiemblan y el vacío que tiene en el pecho se hace cada vez más grande. "So-soy Mina".
"¿Por qué llamas?". Como lo supone, está tan enojada con ella que esa chica con voz alegre ha desaparecido.
"Te tengo una propuesta". Suspira y mira delante suyo, un espejo en el que puede ver cada uno de los moretones en su cuerpo. "Tal vez estoy volviéndome loca o que la situación desesperada en la que me encuentro es la que está tomando la decisión". Lleva la mano al lavabo y lo aprieta al punto en el que sus nudillos se vuelven blancos, siente miedo de lo que dirá Chaeyoung.
"¿De qué propuesta estas hablando?". Myoui no entiende muy bien lo que está diciendo, sus palabras chocan entre si como sí fuera una competición de quién habla más rápido. "Habla más lento y pausado, no entiendo lo que dices".
"Quiero que vengas a Seul". Dice y lo primero que llega a su oído es la risa característica de Son, la misma que habia extrañado por tanto tiempo.
"Esto tiene que ser una maldita broma". Escupe con evidente enojo. "Te fuiste cuando más te necesite y ahora vienes a decirme semejante barrabasada".
"Te necesito más que nadie en el mundo". Sus labios se cierran automáticamente cuando siente que va a sollozar. "Mi vida es una mierda, yo soy una mierda...todo lo es". La primera lágrima sale y recorre sus lastimados pómulos.
Silencio en la otra línea al punto en el que se aleja el teléfono de la oreja comprobando que sigue en llamada, luego una respiración y algo que se cae.
"...¿Y eso a mí qué?". Conocía a Chaeyoung, sin importar que se conocieron en poco tiempo, sabía muy bien que no le daba igual.
"Te pagaré todo aquí en Seul". Dice en un acto de desesperación. "Solo vas a tener que estar conmigo".
"Mina...". El cambio de tono la desconcierta de estar enojada pasa a ser más suave y sutil. "¿Quieres que escuche cada una de las cosas que te pasan?". La japonesa se mordisquea el labio. "Porque si es así no voy a tener que estar allá, solo llama cuando sea necesario y yo me hago un curso de psicología para ayudarte". Mina sonríe un poco, no había perdido la costumbre de hacer bromas en momentos donde no debe hacerlas.
"Quiero que hagamos la única cosa que hacíamos bien en la relación que tuvimos". Otra vez silencio.
"¿Me estás diciendo que me vas a pagar para acostarme contigo?". Cada palabra salía como si le estuviera haciendo una broma pero no era así, todo lo contrario, lo decía con la mayor sinceridad del mundo.
"Si". Contesta con seguridad mucho más de la que creyó que iba a tener. "Te extraño de muchas maneras pero esa sé que es con la que voy a poder salvarme".
"¿No has pensado en mis sentimientos?". Esta vez el silencio fue de Mina.
"Pensé que tú ya no...".
"Sentía nada por tí". Completa la oración.
"¿Me equivoco?". Pregunta con algo de esperanza.
"No, no lo haces". Mina solo asiente aún sabiendo que nadie la veía.
"Chaeyoung...si no quieres yo lo entenderé tal vez se me está yendo la cabeza". Una vez más la risa y luego el silencio.
"¿Por qué ofreces dinero?". Tal parece que es lo único que le está importando.
"Pues...". Mira hacia la puerta. "Sana me contó...".
"Esa hija de puta". Lo dice con tanto enojo que Mina decide no reprenderla por el insulto. "Bueno, ¿me das tiempo para pensar?".
"Está bien".
"¿Algo más que quieras decir?". Myoui se lo replantea varias veces hasta que recuerda algo que siempre le decía a Chaeyoung.
"Quiero que te corras dentro y llenes cada una de las grietas de mi corazón". Murmura mientras se le hace un nudo en la garganta y justo después se escucha como la llamada es finalizada.
Y es así como Myoui Mina marca su sentencia de muerte o salvación, como ustedes quieran verlo.
Próximamente...
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