Vigésima primera
"Tócame."
Atribuyó su desespero a la preocupación latente de que Beka podría enfermarse, se engañó el mismo todavía queriendo preservar algo de cordura y pudor en su sistema antes que el pensamiento de arrodillarse frente a él para bajarle los pantalones invadiera más su mente.
Para su suerte, Otabek pensó que ese mismo desespero del chico se debía a su primer pensamiento al igual que él al preocuparse porque el ángel pescara un resfriado o peor, una pulmonía. Así que, reprimiendo otra risa -ya que le pareció graciosa esa orden- se deshizo de sus pantalones y solo quedó en bóxer.
Tanta era la prisa del rubio por salir que ni siquiera les dio tiempo de desempacar y fue buena idea no hacerlo y ahorrarse el trabajo de nuevo al no tener nada que hacer en ese lugar después de que su búsqueda resultara un fracaso.
-Ángel, podemos irnos mañana en la mañana o si quieres buscar una última vez no hay problema -si, todo se veía perdido pero no les hacia ningún mal tener un poco de esperanzas.
-No hay nada allí Otabek, mis alas se esfumaron -decirlo tan abiertamente le causó un hueco en el estómago y pudo jurar el sentir el escozor de una herida fresca en su espalda como aquella vez donde sus alas fueron arrancadas. Por lo menos su calentura se esfumó por el amargo recuerdo y no lo saboreó lo suficiente al ser envuelto en los brazos de Otabek.
Sabia que el kazajo no diría nada porque no había necesidad de hacerlo, en cambio, Yuri se ahogaba entre palabras por el sofocamiento de esos brazos protectores, su calidez y por el maldito pensamiento que revoloteaba en su mente gritando una y otra vez.
« Tocame. »
La necesidad nació tan rápido que no le dio el tiempo de ver su crecimiento, uno totalmente diferente a lo que siempre quería, lejos de los mimos que le daba como si fuese un gato casero.
"Tócalo"
Y esa nueva idea surgió, se vio tan tentadora que se escurrió sobre su control.
Sus labios fueron a parar sobre la piel morena de Otabek, paseó entre besos la clavícula del chico escuchando su leve suspiro y sin sentir una mezcla de temperaturas. ambos estaban igual de fríos a causa de la lluvia y en la búsqueda de más calor -ignorando el que propio se avecinaría- arrastró como pudo a su pareja cerca de la chimenea. El fuego estuvo encendido generando un agradable calor en la parte baja de sus cuerpos al seguir de pie.
-Eh, gracias Beka -esta vez pegó su frente sobre el pecho del nombrado y maldijo entre gesticulaciones lo revoltosa que se encontraba su mente ¿Que demonios estaba haciendo? Acababa de perder la oportunidad más segura de recuperar sus alas y salvar a Vitya de la estupidez que ese idiota calvo provocó.
Ya no hubo reglas, podía odiarlo si quisiera y así lo hizo. Lo odiaba por ser un completo idiota, por dejar al borde del abismo a su protegido, por darle la espalda a pesar de tenerlo en un pedestal y por... por estar tan frentón.
-Por estar aquí -continuó seguido de un suspiro-, y por todo... No hablo de que me acompañaras aquí de nuevo sino desde el principio ¿Sabes? Desde el comienzo pudiste dejarme en la nieve, no iba a morir, tal vez me desmayaría por el frío o la pérdida de sangre pero viviría, un demonio me encontraría y estaría vagando por algún lado haciendo lo que toda la vida impedía en mi otro cargo... Y esta bien, me lo merecía por lo que hice y no me arrepiento -ah, joder, estaba perdiendo el aliento entre tanta palabrería-. Pero entonces llegaste y... y me trajiste aquí y me diste tu calor y fue genial conocerte, me enamoré de ti y... maldición
¿A dónde quería llegar con tantos desvíos? a ningún lado realmente, pero sintió el impulso de sacarlo.
-Respira ángel -la voz dulce de Otabek le derritió.
-¡Estoy respirando joder! -vil mentira, solo en ese momento notó el ardor en sus pulmones después se utilizar todo el oxígeno al hablar-. Lo que quiero decir es que... -se atrevió a alzar la vista, intentó recuperar el temple de siempre y perdió patéticamente en cuanto sus ojos se conectaron con los de él. Era como ver a un tierno osito de felpa y a la vez, encontrarse con el verdadero animal, salvaje e imponente-. Con un demonio Beka, bésame
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