Corría por un campo verde, mis pies andaban descalzos y sentía en rocío del césped entre mis dedos, pare de correr y escuchaba su risa infantil de fondo, todo estaba bien hasta que el miedo me paralizó, escuchaba su risilla por todas partes, volteaba a ver a todos lados buscándola, el terror y la desesperación me hicieron gritar su nombre, intenté correr pero tan solo avanzaba por pasos cortos y lentos, las lágrimas caían de mis ojos, escuche la puerta ser golpeada levemente y desperté agitada. Mire a todos lados de la habitación encontrándome sola en la oscuridad, el viento hacia un silbido al colarse por mi ventana, suspiré secándose las lágrimas.

Horas más tarde aún estaba despierta ya era de madrugada todos dormían mientras que yo miraba la ciudad y el bosque desde mi balcón, a lo lejos escuchaba los aullidos de algunos lobos amigos quienes ya pudieron olfatear mi olor, por otro lado estaba la ciudad, donde se escuchaban levemente los pocos autos ir de aquí para a haya, suspiré y bajé la mirada, el dolor de cabeza me hizo gemir, el dolor era agudo e intenso, las lágrimas cayeron mientras que ahogaba mis chillidos, me levanté de la silla y caí al suelo, estaba débil la marca está sangrando y la calentura no baja de los cuarenta grados.