
A New Hope
El pelinaranja caminaba con total entusiasmo en dirección al departamento de su amada novia. Entre sus manos traía un ramo de rosas, y lo más importante, en el bolsillo de su chaqueta de cuero, se encontraba la caja en la que estaba guardado el anillo de compromiso.
Ese era un gran día para Park JiMin. Llevaba semanas planeando esa noche especial; nada podría salir mal. El chico estaba completamente nervioso; el sólo imaginar el rostro de su chica al mirar el anillo de oro con un pequeño diamante incrustado, le hizo sentir su corazón golpeando contra su pecho.
Al ir tan sumido en sus pensamientos no se percató de que ya estaba frente el edificio color azul en el que vivía YangMi; aquella chica de cabello negro y de hermosos ojos color grisáceos, la pequeña que se había adueñado de su corazón en los días en que tan sólo eran unos adolescentes inexpertos en el amor.
Suspiró. Con sus nudillos tocó la puerta del departamento número 10; revisó la hora en su costoso celular y se limpió el sudor de sus manos en el pantalón de mezclilla rasgado.
Tres minutos transcurrieron, y YangMi no aparecía. El chico optó por sacar la llave copia que le había entregado su futura prometida.
Al entrar al departamento se encontró con la sorpresa de que todas las luces estaban apagadas. Buscó el interruptor y prendió la luz del pasillo principal; se quitó sus tenis y fue directamente al comedor.
— ¡YangMi, cariño! — gritó.
Talvez la chica se encontraba tomando una ducha, y por eso no había atendido la puerta; sin embargo, JiMin no obtuvo respuesta alguna.
— Esto ya no es gracioso... — susurró el pelinaranja.
Se aproximó a las escaleras; sus nervioso estaban atormentando, y el hecho de que YangMi no respondiera ni un sólo "En un momento voy, amor", no lo ayudaba en nada.
El ruido de un cristal rompiéndose lo alarmó. Con rapidez subió las últimas escaleras y entró a la habitación de su chica.
Los muebles estaban tirados, todo fuera de su lugar... y allí estaba ella, con sangre brotando de su cuerpo.
— ¡No, YangMi! — se acercó a la joven.
— JiMin... — a pesar del estado en el que se encontraba, sonrió.
El chico sacó su celular y llamó a una ambulancia.
La ayuda estará ahí en cinco minutos, por favor mantenga la calma.
¿Mantener la calma? ¿Cómo demonios iba a mantener la calma si su novia estaba tirada en el centro de su habitación con un cuchillo encajado en su abdomen?
Su vestido color beige en ese momento era carmesí en la parte del abdomen y de la cintura.
— ¡No! Yang, cariño — tomó el rostro de la nombrada. — Tienes que luchar por tu vida, ¿Sí?
El rostro de JiMin estaba lleno de lágrimas. Tenía miedo de lo peor, de que su novia se diera por vencida y no luchara por ese futuro que tantas veces habían visualizado los dos. Tenía miedo de perderla.
— Te amo — susurró la pelinegra.
— Yo también te amo estrellita, pero no me dejes, ¿Sí?
La puerta del departamento fue derribada, los paramédicos hicieron presencia en la habitación de la joven y la llevaron al hospital lo más rápido posible.
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— Tranquilo joven Park — le susurró una de las enfermeras. —, su chica se encuentra bien... luchó para estar a tu lado. — hizo una pausa. — Llamó a tiempo, otros minutos más, y...
— ¿Hubiera muerto? — cuestionó el pelinaranja.
— Así es...
«Noticia de último momento:
La señorita Shin YangMi fue atacada en el interior de su hogar. Al parecer el asesino más buscado de Corea del Sur ingresó a su departamento y la atacó.
No se saben todos los detalles del caso, pero tenemos entendido de que el asesino acuchilló a la joven en la parte del abdomen; se llevó los ahorros de la chica y después saltó por la ventana.
Por suerte, el novio de YangMi-ssi llegó a tiempo y pudo contactar a una ambulancia.
La policía estará llevando el caso para poder localizar pronto al asesino.»
Park miró a su novia. Se encontraba dormida. Su rostro estaba tan pacífico y no parecía que algo malo hubiese sucedido. Era una chica muy fuerte.
La enferma salió de la habitación dejando a solas a la pareja.
— YangMi, rompí mi promesa. — dijo tomando su mano. — Te prometí que te cuidaría antes que a mí vida, y mírate... tienes una cicatriz en tu abdomen... y pudiste haber muerto...
De nuevo las lágrimas se hicieron presentes. El joven se sentía fatal; en su interior había un torbellino de emociones.
— Amor... — susurró la chica una vez que despertó por completo.
— Soy un idiota — susurró JiMin.
— No lo eres... Gracias a tí, estoy con vida.
Posó su mano en la mejilla de su novio. Con delicadeza limpió sus lágrimas y sonrió.
— Pero...
— Nada de peros, cariño. Por tí estoy en este hospital, y gracias a tí, puedo seguir respirando el mismo aire que tú.
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— Shin YangMi. ¿Aceptarías ser mi esposa?
Después de lo sucedido, JiMin obligó a la chica a que se fuera a vivir con él; de esa manera podría cuidarla la mayor parte del tiempo. Y así, el estaría un poco más en paz al saber que ella estaría en su hogar.
— Sí, Park JiMin, quiero ser tu esposa.
A veces la vida nos da una nueva esperanza, y una nueva oportunidad.
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Gracias por leer ❤️
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